sábado, 18 de noviembre de 2006

HOY, EL NUEVO DISCO DE PEZ: EL WING DERECHO QUE NUNCA PERDIÓ LA ILUSIÓN

Como René. René Houseman era impredecible. Tan fantástico como su apellido (¿El hombre Casa?). Pegado a la raya y al margen de la maraña de cincos picapiedras, nueves de área tan implacables como troncos y marcadores de punta rústicos solía enarbolar jugadas de una categoría inaudita. Era un puntero derecho de excepción, un número 7. El Diccionario Olé de Fútbol Argentino lo define así: “El loco. Un genio, intuitivo, imprevisible, una especie de Corbatta que maravilló por su juego. Era un espectáculo verlo en acción: por su gambeta endiablada, por lo inesperado de la resolución que podía darle a la jugada, por sus goles, por el invento constante”. Su desborde creativo también lo hacia entrar borracho a la cancha y meterle dos goles a River, entre otras cosas. Gracias a él los hombres mayores repiten una frase: “Winnes eran los de antes”. Quizás esa sea la razón por la que no esta entre los 5 mejores jugadores de la historia del fútbol argentino, en el canon: su vida al margen, su ilegalidad, su independencia a todo credo, tanto en la cancha como en la vida lo convirtieron en un mito difícilmente aceptable para el mediocre mundo del fútbol que lo toma más como personaje que como futbolista. Pez, la banda de rock liderada por el hincha de Huracán Ariel Minimal, me recuerda a Houseman. O a lo que se dice de Houseman. Más que nada cuando se menciona eso del “invento constante” o “desborde creativo”. Pez es una banda fantástica e imprevisible, esta al margen de la industria comercial de la música y difícilmente sea nombrada entre las mejores bandas de la historia del rock argento en una hipotética encuesta a un hipotético escucha medio de rock argento. Sin embargo, quizás este ahí. Si, junto a Pescado, Invisible, Serú, Los Redondos, etc. Toda discusión se termina al escuchar sus discos. No en vano en su segundo disco Quemado (1996) grabaron un tema llamado “Siete” en el track siete que durante siete minutos dice: “Como René (Houseman) y Heber (Mastrangelo), yo, siempre fui, siete”. Toda una declaración de principios.
Especies que desaparecen. Refiriéndose al puesto de puntero derecho, el diccionario antes citado dice: “Pero los cambios tácticos tienden a la extinción de este puesto, que agranda la cancha y puede producir belleza y espectacularidad en el fútbol ofensivo”. Si los punteros derechos como Houseman o Garrincha producen esa nostalgia evidenciada en la frase “Winnes eran los de antes”, la escucha de cualquier banda de rock de ahora (Pier, Jóvenes Pordioseros, Callejeros, etc.) produce (por plagio deliberado, falta de originalidad, complicidad en tragedia masiva o los tres rasgos anteriores juntos) en la mente otra frase del mismo calibre “Bandas de rock eran las de antes”. Pez es una de las pocas bandas que no producen esa tan palpable nostalgia por lo que no hay sino por lo que evoca (y logra traducir a su música de excepción): el rock como concreción de un proyecto desestabilizador de las formas mediocres de vida, hermandad entre público, humor, respeto, paz, amor, la música como pasaje a otros mundos sin olvidar una temática centrada principalmente en la lucha del hombre enfrentado a un mundo que va para atrás, el fin de la demagogia de la música comercial, la puesta en marcha de una suma de rasgos y características musicales que pertenecen a una tradición (en este caso Piazzolla, Spinetta, Folk Rock, Rock Progresivo, etc.) sin olvidar la mirada propia, la transmutación de elementos anteriores con la perspectiva que da el tiempo presente. Hoy, el nuevo disco de Pez, es un eslabon más en la asombrosa carrera de la banda por editar, literalmente, un disco mejor que el otro.
Una casa con diez pinos... y sol y Fabián Casas. La primera impresión que recibe el fan de Pez al escuchar Hoy es que aquel individuo con “cabeza de departamento”, anclado en el microcentro porteño y “perdido tras Barracas” se mudó (desde hace un par de discos) a una casa un poco más amplia, alejada de la urbanidad claustrofóbica, con varias piezas, una mujer, un perro, amigos, mate, porro y Fabián Casas que cada tanto visita y les cuenta una historia en el camino. Y en esa casa escuchan a Neil Young, miran el librito de Pescado 2 (el que Spinetta y David Lebon dibujaron), recuerdan la infancia y se preguntan como avanzar, hacia donde y porque. Si decimos que el nuevo disco de Pez avanza hacia el género canción no estaríamos mintiendo. Claro que esa “canción” no tiene mucho que ver con la “canción” que se esta elaborando en el rock argentino de estos años, es decir, ese tipo de tema que se vislumbra en las composiciones radiables y pop que cultivan grupos tan disímiles como Estelares, Intoxicados o Los Tipitos con Andrés Calamaro como Dios todopoderoso, omnipotente y todobondadoso. Lo de Pez tiene más que ver con…Pez, con el cambio que se notó en El sol detrás del sol (2002) y un tratamiento más despojado (con menos distorsión) del rock que incluye violines, cellos y el aporte fundamental para crear climas y agregar matices del piano eléctrico y el órgano de Pepo Limares. Si recurriríamos a las siempre odiosas (pero inevitables) comparaciones Hoy cultiva una canción que se relaciona más con los 70’, con aquel segundo disco de Pescado Rabioso, con armonías vocales, guitarras acústicas y un baterista temperamental. En realidad la obra de Pez es tan basta (en calidad) que este disco es influenciado más que nada por su propia obra: un fan de Pez entenderá lo que digo cuando observo este disco entre “Para las almas sensibles” y “Caminar”. El que no entendió porque no escucha Pez ¿qué esta esperando?
De frente hoy. Es así como ya nos encontramos con Hoy de frente, con los temas, con la música de Pez, con esa mariposa marrón grabada en una madera que es la tapa, con 13 temas que recorren un camino que pone énfasis en las letras, esas letras contaminadas de una temática existencial que enfrentan a un individuo con un mundo atroz, que como diría Marx, ha dejado atrás los valores de uso por los de cambio. Con todos los problemas que eso trae. Como bien lo explico el guionista y director Alejandro Fadel en la revista La Mano: “Minimal se mueve en ese límite extraño entre la esperanza y el vacío, entre creer entender todo del todo y la prepotencia de saberse perdido”. Entre la ternura y la mala onda. A esta temática se le acopla (o viceversa) la poética suburbana de Fabián Casas. El autor de Tuca, criado, como otros poetas (Juan Desiderio por ejemplo), bajo la educación sentimental del rock de los 70’ se ensambla a la perfección con la lírica que quiere manejar Minimal. Tres letras pertenecen (una compartida) a Casas. La primera es el blues “Bettie al desierto” (que vienen tocando desde hace un tiempo), la historia en tercera persona (al estilo de muchas del rock argentino de los 70’) sobre una mujer que se aleja o se escapa para vivir en una casa vieja atrás de La Terminal, uno de esos seres especiales que pueblan el mundo del rock y que se verá también en otra de las letras de Casas: “Difícil de conseguir”. Este último tema acentúa una búsqueda más metafísica o filosófica encarnada en ese ser al que “no lo preocupa la tristeza de estos días/ camina sin rumbo y no es que no sepa donde ir” lo que sucede es que “quema un combustible difícil de conseguir”, es un ser luminoso que parece respirar los principios de Pez: paz, amor, libertad, respeto (como se explicitó en Para las almas sensibles). Es en los pasajes instrumentales que se observa una mayor conexión con Folklore, el último disco en estudio del 2004. Los discos solistas de Minimal y el proyecto junto a Flopa y Manza no parecen haberse realizado en vano: son dos links directos a la música de Hoy. El tercer tema con letra de Casas es uno de los mejores del disco, uno de los temas más hermosos de Pez, el que le da nombre al disco y lo cierra majestuosa pero sobriamente con sus 10 minutos y 29 segundos. Aquí se viene a reivindicar el valor de varios de los temas que sobrevuelan las canciones de Hoy. El siguiente fragmento describe con elocuencia esta temática: “Lo primero es lo sincero, yo me cagó en la moral/ Y si encuentro algún amigo lo voy a saber cuidar/ Y si nos alejan los caminos lo tendré que ir a buscar/ Pues necesito de ese ser que amo/ Y saber que no es necesario hablar hoy (…) Y sentir que no estoy solo/ Y saber que no estoy loco/ Porque pienso que lo que mueve al mundo es la bondad”. Si, como lo escucharon: lo que mueve al mundo es la bondad. Y como lo expresan no veo mayores objeciones para discutirlo: tanto Casas como Minimal a través de sus respectivas obras han sabido ganar eso que algunos llaman autoridad.
3 canciones deudoras del maravilloso mundo de Ariel Minimal, dos que seducen al jazz-blues (¿?) y una de Franco. “Toda la mañana”, “Melodías sanadoras” y “A buscar” parecen extender ese estilo luminoso, de mañana soleada y calma que Minimal edifico en su último trabajo solista donde cultivo un género propio: “el semicountry de Boedo”. En este caso se suma la batería siempre punzante de Franco Salvador y el bajo atento de Fósforo, ese animal que fuma en los temas tranquilas. Despertarse cerca del sol, acariciarlo, amar a pesar de la gente de mierda que no sabe (y encima odia), son algunos de los tópicos que siguen estas canciones diseminadas por el disco para apaciguar y bajar dos cambios. “Al espacio” y “Rompevientos” son dos canciones que coquetean con el jazz (y hasta quizás le hagan el amor) y llevan al oyente hacia los mundos de la instrumentación de excepción típica de los músicos de Pez. “Tiembla” es un tema acústico compuesto por Franco Salvador, que aparece justo antes de la sinuosidad (en la extensión) del tema “Hoy”.
Se distinguen del resto, como los winnes de antes. “La verdad” (con música de Pepo Limares) es un tema en el que Minimal parece ser continuador de otro compositor, en esto de hablar sobre la vida, el destino y la muerte: su compañero y compadre, Litto Nebbia. “No se aprende a vivir, sólo se vive y ya” canta, seguro, como en todo el disco. “Lados b” es un tema entrañable de evocación de la infancia en donde no faltan el payaso Pepino, la espera del 50 y lo feo que es ir al colegio (por suerte con el piyama bajo el pantalón), jugar a ser Kiss y una frase que resume a la perfección que es Pez, quienes son los que siguen a Pez y cual es el contexto que le dan a su música: “Jugué campeonatos/ nunca fui campeón/ Soy el wing derecho que nunca perdió la ilusión/ y corrió hasta que no hubo más cancha”. “El viaje” enfrenta al individuo problemático de las letras de Pez con el camino (eje temático de buena parte del disco). Ante el desconcierto del todo, la respuesta es entregarse al aprendizaje que supone el azar: “La historia es el viaje/ No hay ningún apuro por llegar/ No corro una carrera/ esto es más parecido a pasear”. Ante la dificultad de seguir se pregunta “¿Qué hubiera hecho mi padre si hubiera estado él en mi lugar?”. Federico Terranova en violín y Alfredo Zuccarelli en cello elevan el tema como uno de los mejores quizás seguido de cerca por “La sin nombre”. Hay aquí un comienzo pseudo folklórico que luego se desvincula del género convirtiéndose en una típica melodía Pezera. “No existe la gloria si no te rendís ante el amor/ Todopodero y cruel casi, casi como un dios” canta Minimal (autor de los mejores momentos del disco, tanto en letra como en música), sabio. “Soledad de aquel que parte/ Sabiendo que ya no vuelve/ La iglesia, la escuela, el banco y el cementerio al final” se escucha nítido para hacernos saber que la sin nombre es nada más y nada menos que la muerte, que esta ahí, esperándonos, sin alternativa alguna de escape. “Yo no le temo a la muerte pero no me gustaría estar ahí cuando ella llegué” suele decir Woody Allen. “Yo no sé si le temo a la muerte pero voy a reflexionar sobre ella hasta el día que llegue” parece contestar Pez en otro disco consagratorio, pero no uno más. En Hoy Pez parece haber llegado al punto culmine de libertad interpretativa, ese estado en el que una banda puede plasmar en un disco, cabal y certeramente, lo que es. Eso es Hoy: simplemente, todo lo que hay de bueno en el genuino rock argentino.

TODA LA MAÑANA- Pez: Si este agua está viva la quiero probar y antes de la salida del sol te quiero explicar que el tiempo deberíamos usarlo mejor y así potenciar el amor que alimenta la vida y ese mundo mejor inventarlo cada día y esos que destilan su odio y no saben amar siempre hay gente de mierda pero no por ellos yo voy a parar así que vamos, hoy quedan horas por andar antes de volver a empezar y ya veo toda la mañana acá.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

tremenda banda, todavia no tuve la oportunidad de escuchar este disco nuevo, pero ya vendra ;)

pd: lo posteaste primero en el club? je


Bye

nolugareña dijo...

Muy buen post! Te merecés una condecoración al mejor fan de Pez!

Me tomé el atrevimiento de mandarle un mail a fósforo para que lo lea. Espero que no te moleste.

Saludos

Martín Zariello dijo...

Gracias por comentar, che. No me molesta, che. O este post era muy largo o muy malo o mis comentadores son todos extranjeros que no conocen a pez. Saludos.

Martín Zariello dijo...

Si, Molly, aguante Pez y gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Che, está muy buena la relación "wines-bandas de rock (denserio)" que hiciste.
El disco me gustó como todo lo que viene haciendo la banda desde el 94 hasta la actualidad. Aunque hay algun temita o 2 que todavía no me bajaron pero que no me disgustan ni nada por el estilo. No hay ningún tema de los Pez que desagrade al punto de saltearmelo. Igaul, creo que esto va más allá y termina en mi poca objetividad para hablar de ellos. Llegará el día en que Pez haga cumbia y yo me compre el disco y lo escuché maravillado todo el día...

Martín Zariello dijo...

"Igual, creo que esto va más allá y termina en mi poca objetividad para hablar de ellos. Llegará el día en que Pez haga cumbia y yo me compre el disco y lo escuché maravillado todo el día...". Lo mismo opino yo, che. Saludos-

Anónimo dijo...

La letra de bettie es sobre Betty Page, una actriz sadomasoquista que desapareció. Creo que Casas y Minimal conjeturan sobre dónde está. Gran tema.

Martín Zariello dijo...

Buen dato, che, saludos. Yo tendría que dejar de decir "che", che.

Anónimo dijo...

A mí me parece que desde Toda la Mañana hasta El Viaje el disco es un tremendo bodrio. No pasa por el formato "canción" (El Sol Detrás del Sol, disco de canciones, es un gran disco, aunque tiene a Cuero que, a mi entender, es la peor canción de Pez, lejos), especialmente siendo yo un gran fanático del "género". Desde Crosby, Stills & Nash hasta lo más cancionero de Bob Mould, y Dylan, Mitchell, Adrian Belew, Donovan y miles de etcéteras, yo amo a la canción. A mi entender, el problemón está en que las canciones de este Hoy son, por lo general,entre flojas y horrendas.

Toda la Mañana me parece espantosa, la letra de Los Lados B ídem, Bettie al Desierto no me comunica nada. Para peor, parece que hubieran dicho "dejemos de tocar", como si esa fuera una forma de "desnudar" la canción, y no es así la cosa. Tocar de forma más sencilla no hace a la canción más linda. Lo de Franco me parece aburrido por primera vez en más de diez años; las guitarras suenan idénticas en todas las canciones (esa conjunción de acústica + eléctrica que se repite durante todo el disco), Fósforo, como siempre, medio pelo; y apenas Pepo zafa un poco.

Así y todo, Hoy tiene tres grandes canciones: Rompevientos, La Verdad y La Sin Nombre. Tres canciones muy buenas que sin embargo no sirven para darle brillo a un disco muuuuy opaco, casi muerto, tanto en composición, como en sonido, como en ideas, como en todo.


Un gran saludo

Anónimo dijo...

A mí me parece que desde Toda la Mañana hasta El Viaje el disco es un tremendo bodrio. No pasa por el formato "canción" (El Sol Detrás del Sol, disco de canciones, es un gran disco, aunque tiene a Cuero que, a mi entender, es la peor canción de Pez, lejos), especialmente siendo yo un gran fanático del "género". Desde Crosby, Stills & Nash hasta lo más cancionero de Bob Mould, y Dylan, Mitchell, Adrian Belew, Donovan y miles de etcéteras, yo amo a la canción. A mi entender, el problemón está en que las canciones de este Hoy son, por lo general,entre flojas y horrendas.

Toda la Mañana me parece espantosa, la letra de Los Lados B ídem, Bettie al Desierto no me comunica nada. Para peor, parece que hubieran dicho "dejemos de tocar", como si esa fuera una forma de "desnudar" la canción, y no es así la cosa. Tocar de forma más sencilla no hace a la canción más linda. Lo de Franco me parece aburrido por primera vez en más de diez años; las guitarras suenan idénticas en todas las canciones (esa conjunción de acústica + eléctrica que se repite durante todo el disco), Fósforo, como siempre, medio pelo; y apenas Pepo zafa un poco.

Así y todo, Hoy tiene tres grandes canciones: Rompevientos, La Verdad y La Sin Nombre. Tres canciones muy buenas que sin embargo no sirven para darle brillo a un disco muuuuy opaco, casi muerto, tanto en composición, como en sonido, como en ideas, como en todo.


Un gran saludo

Martín Zariello dijo...

Que bueno: alguien que no esta de acuerdo conmigo y no me caga a puteadas. Mira Josef: Puede que el disco no te haya gustado mucho porque me parece-creo que tiene algunos temas que habrían sido más propios de un disco solista de Minimal que uno de Pez (Toda la mañana, Los lados b). O quizás no te gusto y listo. El tema de Franco también me pareció un poco aburrido. Creo que Pez esta en una etapa en la que los tipos hacen lo que se les canta. Coincido con vos en cuanto a los mejores temas del disco. Saludos, che.

Anónimo dijo...

amo esta banda, ninguna otra es capaz de transportarme a la infinidad de universos que proponen con su musica y sus letras. Gracias PEZ por existir y acompañar los momentos mas solitarios de esta existencia.

Anónimo dijo...

si, otra vez. es que acabo de leer el comentario de que quizas todos los que leian eran extranjeros. Es un poco largo el posteo, y justamente por eso se agradece! siempre es gratificante saber que existe mucha gente capaz de dedicarle su energia a comentar esta gran Banda. Amo todos los discos de pez aunque despues de El Sol detras del Sol ninguno otro volvio a sacudirme como antes. Pero es mi gusto personal, y mi preferencia es FAGILINVENSIBLE no solo por las canciones sino tambien por el momento que vivi mientras lo escuchaba. Es como si el disco se hubiera metido en lo mas profundo de mis entrañas hasta expandirse por todas mis venas reclamando soberania sobre mis sentidos. No volvi a ser el mismo despues de escuchar ese disco y probablemente nunca vuelva a escuchar un disco que logre eso en mi. Pero todos los discos de Pez son hermosos, irradian espiritu. Un saludo papa! y aguante PEZ!