viernes, 7 de septiembre de 2007

PELÍCULA MALA

Esta película es mala en serio. Desde que comienza está en decadencia y eso que la empecé a ver bastante después de su inicio. Todo allí se mueve en el terreno de lo anacrónico: su mensaje, sus actores, su director, su montaje, la concepción del mundo, la postura ideológica al realizar el trabajo de fotografía. La película es un gran decline. Si me permiten la analogía de letrado barato: la película tiene más declinaciones que el latín. Trata sobre una bailarina francesa que quiere triunfar en Egipto. Nunca supe de un argumento tan estúpido. Ya es hora de que todos los individuos del mundo nos miremos seriamente cara a cara y nos preguntemos porqué las películas sobre bailarines tienen que ser tan malas y tan cursis y tan sentimentales y, por sobre todo, ser un canto a la vida, una lección de compromiso con el arte. Esto último suponiendo que bailar es un arte.

Cosas que nos dicen las películas sobre bailarines: los bailarines sufren, los bailarines deben soportar improperios y escarnios varios de parte de la Comunidad a la que pertenecen, los bailarines pasan momentos difíciles que los enfrentan a problemáticas y disyuntivas que los exceden, los bailarines, tarde o temprano, tienen éxito.

¿Cuándo vi la película de la bailarina? En los 40 minutos que quedaron entre que mi novia se fue a la Universidad hasta que yo me dirigí al mismo recinto. De 7:40 de la mañana a 8:40. En el medio me dormí dos minutos –soñé que volaba a una gran velocidad, primero rebotando contra el piso de una aldea africana, luego en las inmensidades de un gráfico computarizado mientras me preguntaba cómo iba a hacer para bajar a tierra, mientras me decía lo solitario que es volar en un gráfico computarizado- y cuando abrí los ojos no pude comprender como una película tan mala seguía allí, entre los límites precisos y curvados de mi pequeño televisor de pieza. Algo concreto sobre esta película: los objetivos que se pone por delante el director al realizarla fracasan estrepitosamente. No llegan a buen puerto, se hunden en el Océano, eso es lo que sucede con la película para televisión de este director. No entiendo cómo nadie se lo dijo, no entiendo porqué tengo que hacerlo yo, provocándole una humillación delante de todos.

La película podría ser de un Eliseo Subiela calmado, sin tanta afectación pero con el mismo nivel de distancia entre lo que se piensa sobre la película y lo que, fatalmente, termina siendo. Todo en la película es redundante. Para explicitar que la bailarina francesa es acosada por magnates egipcios, directamente, sufre un acoso tras otro, sin solución de continuidad. De este modo la bailarina se verá obligada a elegir en repetidas situaciones entre el éxito –y la consiguiente humillación- y el abandono de su sueño –y el consiguiente fracaso-. El sueño no es bailar en Egipto, en general, sino en El Cairo. Para dejar aún más en claro que la bailarina es hermosa, varias veces, otros personajes del film le dicen que está seduciendo hombres paso a paso, que su insustancial baile provoca sensación. También se la quedan mirando: en algunas oportunidades, con una mirada lasciva de egipcio despótico y viejo que quiere vaginas de francesas bailarinas; en otras, con una mirada de egipcio moderno y joven que quiere vaginas de francesas bailarinas pero que las quiere bien.

Y todos la acosan. Parece un personaje del Marqués de Sade atenuado, un personaje del Marqués sin la parte interesante, es decir, sin sexo anal desenfrenado, sin exposiciones a perros salvajes, sin coseduras de vagina. Por ejemplo, su padre la acosa preguntándole insistentemente qué es lo que hace una joven francesa en El Cairo –lo mismo que preguntaría yo, a decir verdad-. También la acosa el dueño de la compañía que la contrata, un tipo vil llamado Zeyade o Zayade, que parece el representante de un jugador de fútbol ingenuo. Y hasta la acosa el novio de la boda a la que va a bailar, ya que, parece, nadie de la alta sociedad egipcia quiere perderse a la francesa bailando. A esta altura es pertinente decir que una de las fallas de la película es el baile errático de la bailarina francesa, ese baile desastroso, carente de swing y con una frialdad en los ojos que hace pensar en frigidez sexual, estrechez conceptual y hasta constipación intestinal. Dada la carencia en el baile, el director quiere remarcar la simpatía y la extraordinaria belleza de la francesa a través de insistentes primeros planos que no hacen más que profundizar el escarnio al que la mala bailarina está siendo sometida. Semisonrisas, parpadeos, nada le alcanza a la pobre francesa para ganarse el amor del público.

No quiero hacer demasiado extenso un texto que sólo apuntaba a manifestar el atraco de cine maligno al que fui sometido. Tal vez lo más cómico de la película sea la insistencia en el baile. La respuesta a todo, por parte del a bailarina, es el baile. Ante la duda, baila. Ante la tristeza, baila. Ante el sexo, baila. Cuando se va llorando porque su magnate egipcio la ha querido poseer, se le aparece la cara de una mujer en el espejo de atrás del taxi en el que viaja –la escena es imperdible, uno de los peores trucos que he visto- e imagina que baila. Cuando muere una señora a la que ella –no se sabe muy bien porqué- quería, cierra los ojos y se imagina bailando frente al ataúd de la muerta con un fondo inverosímil donde se pueden ver unas pirámides de cartón. En determinado momento llega llorando o triste o apenada a una terraza donde amigas egipcias cuelgan la ropa y todas comienzan a bailar –lo mismo sucede en una escena de sauna-. El baile que realiza es el conocido baile del vientre, ese en el que la mujer mueve la cadera en tanto sus manos emulan olas o vientos o pelos al viento. El momento hilarante es cuando subida arriba del joven egipcio, en tanto ejecuta el acto sexual, comienza a practicar el baile del vientre. El joven egipcio se lo festeja.

En determinado momento vuelve a París o alguna ciudad de Francia con su familia. Hay silencios, miradas con sus padres, más silencios. Quizás como Wittgenstein, el director de este gran bodrio opine que lo que las grandes palabras enuncian se ha vuelto indecible. Tal vez no. De todos modos, vuelve otra vez a Egipto a ponerse a disposición de una Maestra de bailarinas que es como todos los maestros de película: algo autoritarios, al principio taciturnos, luego bondadosos y más tarde llenos de sabiduría para compartir. Todos los parlamentos de la maestra son enseñanzas. Cuando la francesa vuelve –parece que una vez había rebotado- la maestra le dice: 1- El alma de los poetas vuela en los corazones; 2- El alma de los filósofos vuela en el cerebro; 3- El alma de los cantantes vuela en la garganta y 4- El alma de los bailarines vuela en todo el cuerpo. El punto 1 inhabilita la existencia de poetas cerebrales y fríos. El punto 2 suprime la existencia de filósofos pasionales. El punto 3 es horrible de enunciar. El 4, demasiado fácil de deducir. De allí al final de la película hay unos 20 minutos. Con los títulos nos enteramos que la historia es verdadera, que la bailarina francesa triunfa en El Cairo desde hace 5 años y que sueña con realizar una comedia musical propia. Si el objetivo del director fue decir que los egipcios son una tundra de rapaces acosadores, las bailarinas francesas nunca jamás bailaran bien y que él mismo, como director es un absoluto fracaso, no sólo es algo fascista sino que triunfó. Si lo que quiso hacer, en cambio, es una pequeña y gran película, es decir, una película con una historia minimalista que profundice en temas ontológicos o algo moralistas, no sólo es un fracasado sino también un inútil. Pero eso no importa, justo ahí, en el final, fue cuando me levanté y me fui a la Universidad.

8 comentarios:

Mariana dijo...

Contesto acá sobre el post anterior... últimamente llego tarde a todos los post... creo, como dijeron algunos, que a veces hay que analizar menos las cosas y ver que onda... por hacer una nota en el diario no van a cambiar tus ideas.
El corvino se nos va para arriba!!! En el diario... en la radio...

En unos años voy a decir, yo iba a la facultad con Zariello.

Salute!

V dijo...

Oye, es la mejor película, que argumento más original. A quien se le habría ocurrido, a quien?.
Lo mejor de todo es que no nombraste ni el título ni el director, algo así como: crítica a una película cualquiera, en donde corvino hace que lo más importante pasea ser la crítica más que la peli en cuestión. Me dio mucha risa este post.

Anónimo dijo...

Basta también de biografías donde el famoso se falopea y faja a la mujer!!!
Hay que ponerles una calificación especial:

"Biografía: detrás de cada gran hombre hay una cornuda que cobra"

Esta otra leyenda es más útil que "beber con moderación":

"Este film no tiene final"
(Imprescindible cuando cada parte dura tres horas y ya sabemos que el libro es un bodrio)

y en el caso del cine argentino:

"Filmado para patinar guita de un crédito que nadie pagará"

La Momia dijo...

no pusiste la cancion de nuestra autoria "pelicula, mala-mala-mala" con melodia de violines por detras!!!

Martín Zariello dijo...

Me re olvide de esa cánción, Ro. Jaja, qué buena. Es difícil de explicar en un blog.
Puta Asesina: post notablemente inspirado en El hijo del coronel o general, no me acuerdo, un cuento de Bolaño.
Marian: Iba a ir (creo) pero posta que no pude por la facu. (Cambio de opinión todo el tiempo sobre algo que no ocurrirá, qué extraño)
Cachetazo: Hay muchos estereotipos de películas malísimas que, extrañamente, me gusta ver para cagarme de risa.
Saludos, creía que este post era inleíble o algo así. Saludos.

juan dijo...

Señor,
acabo de leer todo su post en CLAP. Muy bueno, enserio.

hasta me dio una idea para un cuento que voy a puntear en mi documento " ideas que nunca van a llegar a nada.doc"

saludos,

Enrique Rossi dijo...

Quede medio colgado con la nota sobre Borges, la cual lei recien hoy. Realmente no comprendo porque juzgamos a personajes que han sido excelentes en su actividad por su vida personal. ¿A quien le importa si el tipo se tiraba pedos en la cama y los olia? ¿A quien le interesa si el tipo leia comics, revistas pornograficas o folletos de privados?. Tampoco deberiamos juzgarlos por su manera de pensar porque en realidad lo importante es su legado, su obra. Si fuera por la vida privada y por como pensaban algunos tipos capos en lo suyo deberiamos aterrorizarnos. Pero creo que no vale la pena, nadie es un ejemplo como persona, ni tiene todo tan claro para juzgar a nadie. Me gusto que de alguna manera reivindicaras a Borges. Lo importante es que el tipo era un genio escribiendo, lo demas es pura anecdota.

Ah... la pelicula la viste en The Film Zone o en Hallmark? Que tristes esos canales... por favor.

Anónimo dijo...

como se llama la pelicula para verla haver si es tan aburrida como comenta.......