domingo, 24 de agosto de 2008

¡VIVA LARRY DAVID!

Luego del hito que significó Seinfeld, Larry David (uno de sus dos cerebros) se abocó a delinear las pautas de Curb Your Enthusiasm. Aunque sea en esta parte del mundo, la nueva serie (que arrancó en el año 2000) tuvo mucha menos difusión. Tal vez por eso, se convirtió en una pieza de culto: nadie que la haya visto duda en glorificarla rabiosamente. Incluso no son pocos los que afirman que David logró superarse, lo que equivaldría a decir, por ejemplo, que un maratonista marcó, en un mismo día, dos records mundiales sin precedentes y con una distancia abismal entre ellos. En fin, gracias a mi hermana (que durante un año estuvo instándome a acceder al mundo de Larry) tuve la oportunidad de ver la segunda y tercera temporada de la serie.

Más allá de que supere o no a Seinfeld, lo que sí se puede aseverar de Curb Your Enthusiasm es que representa una vuelta de tuerca. En primer lugar, podemos hallar una correspondencia: como sucedía con Jerry Seinfeld, la serie es protagonizada por una persona (Larry David) que hace de sí misma, es decir, que el material oscila entre los límites de lo privado y lo público, la ficción y la “realidad”. Por otro lado, el argumento recorre el mismo sendero: una serie de malentendidos o casualidades que se detonan al terminar los episodios. La trama también se mueve en esa línea en la cual se tensionan los grandes temas y la nada absoluta. Larry David (de increíble parecido con Carlos Bianchi) se posiciona así como un observador sofisticado de la sociedad moderna, pero si en Seinfeld el móvil del hilo narrativo era, en gran parte, la repercusión de las actitudes excéntricas en las relaciones humanas (concentradas en el delirio freak de Kramer, la neurosis de George y el egocentrismo de Jerry), aquí, aun con éstas presentes, se le adosan, con gran predominio, una serie de conductos convencionales que, bajo el lente ácido de David, pierden todo su sentido. La mayor virtud de Curb Your Enthusiasm reside en reflejar la múltiple gama de gestos vacíos de significado que un individuo debe realizar para pertenecer a la sociedad. De no hacerlos, éste será expulsado o tachado de misántropo. Así, el núcleo del disturbio reside en la personalidad de Jerry, un antisocial millonario incapaz de comprender los mecanismos que hacen posible una conversación espontánea en la vía pública (o, como dice él, un “paro y charlo”). O la necesidad de tomar un trago en un lugar distinto del que se cenó. O la obligación de observar los distintos ambientes de una casa nueva y asentir sonriendo. O la convención social que exige saludar constantemente. A pesar de que los personajes (Larry, su esposa Cheryl, su apoderado Jeff, entre otros) se mueven en una círculo selecto (el de los barrios residenciales de L.A), la serie siempre termina excediendo su ámbito. La visión minimalista de David permite la identificación empática y traza una línea que une personaje y espectador, cualquiera sea la cuenta bancaria de este último. Y anoto este detalle irrelevante porque se debe tener en cuenta, como ya se ha dicho, que David hace de sí mismo (se reúne con ex integrantes de Seinfeld para proyectar una serie, compra una mansión, participa en una película de Martin Scorsese, se encuentra con funcionarios de las grandes cadenas televisivas, es uno de los inversores de un restaurante) y la serie expresa, con gran franqueza, ese nivel de vida. Sin embargo, el objetivo está lejos de los ricos y famosos. El montaje y la puesta en escena acrecientan el efecto de verosimilitud: a excepción de algunos recursos básicos y primitivos (la cámara lenta, la evocación a través de una imagen brumosa), Curb Your Enthusiasm tiene la eficacia de un video casero protagonizado por excelentes actores. Como es de suponer, entonces, las risas grabadas (obligatorias en cualquier sitcom) brillan por su ausencia y la serie se permite silencios incómodos, miradas estrafalarias, situaciones de ambigüedad (como sucede en el episodio en el que la esposa de David tiene un amigo o cuando el escritor ingresa al cuarto de una niña para usar el baño) y hasta secuencias aburridas. En una sola palabra: más libertad. La misma que se aprecia en los guiones, que también dependen de la improvisación de los actores. En ese sentido, David deslumbra haciendo gala de un sinnúmero de voces, tics, manías insoportables, canciones recurrentes, preguntas sin respuestas, repeticiones redundantes, sonidos guturales. Otro aspecto que diferencia la serie de Seinfeld es la incorrección política, aquí subida al máximo. El sexo es tratado en forma directa (en un capítulo, David, luego de practicar sexo oral, se atraganta con el vello púbico de su mujer). La tercera temporada termina con una orgía de insultos inédita para la televisión de aire. Al mismo tiempo, David juega con algunos temas tabú: judío, silba una pieza de Wagner para reflejar (en la respuesta exaltada de un personaje secundario) la ortodoxia de su religión; cuestiona algunos aspectos hiperbólicos de la lucha contra la discriminación cuando quien le arregla el control remoto interpreta su despido, no por su mal trabajo, sino por su color de piel; a poco del atentando a las Torres Gemelas, plasma la paranoia masiva del norteamericano medio a través del efecto que tiene la inminencia de un nuevo ataque; afirma que de ser Hitler mataría a todos aquellos que tienen peluca. Además (a excepción de Seinfeld), por primera vez en la pantalla chica y con una gracia genial, se observan situaciones problemáticas pertenecientes al mundillo íntimo: por ejemplo, el problema que causa entrar a un baño en el que ¡la puerta no tiene cerradura y el inodoro está a considerable distancia! En el 2007, después de mucho tiempo, hubo otra temporada de la serie y se especula sobre la existencia de la misma en este año. Por lo pronto, aconsejo ver las primeras temporadas. Aunque, claro, les pido que no se entusiasmen tanto. ¡Viva Larry David! Sayonara.


PD 1: Si alguien cree que los bebés son gente puede explicarlo aquí. Muchas gracias.

12 comentarios:

La Momia dijo...

una de las mejores series que vi en mi vida, nunca me rei tanto. los bebes parece que no son gente, ya que si la definicion de gente implica razonamiento y toma de decisiones, no lo son.

Tomás dijo...

Yo voy recién por la segunda temporada, pero le que me reí con el capitulo final de la primera temporada, en ese capitulo Larry David va a una reunión de víctimas del incesto acompañando a una amiga, el momento en que empieza a inventar un supuesto abuso su infancia es genial.

Eduardo Varas C dijo...

Larry David llegó a mis oídos en uno de esos special features de las temporadas de Seinfield, cuando Jason Alexander hablaba sobre George, su personaje, de la dificultad de interpretarlo, porque no creía que eran posible las cosas que le pasaban. Un día le reclamó a David y él le dijo: "A mí me han pasado". Si no me equivoco, desde ahí el personaje de George adquiere otro matiz y es más desadaptado.

Por cierto que mi amor por Curb llegó en la primera temprada, en el capítulo que se muere la tía de la esposa y él, en un gesto amable, se compromete a gestionar el obituario en el diario. Y escribe "Beloved aunt", pero por la letra, en el diario escriben "Beloved cunt"...
Algo tan absurdo y tan divertido...

Saludos

Martín Zariello dijo...

Otra muy genial es cuando se muere la madre y no le avisan y utiliza ese pretexto para salir de cualquier situación. Saludos.

Anónimo dijo...

para los que no lo sabían larry david es !Judio!

AB dijo...

Ya la estoy consiguiendo.
Buena reseña.
Saludos Sr.

Anónimo dijo...

"Creo que todavía me siento un comediante; si tuviera que elegir una cosa que creo que puedo hacer bien, sería esa. Lo que no significa que me guste, pero siento que es lo que soy. De pronto descubrí que era alérgico al caviar. Esa es la metáfora perfecta de mi vida". (Larry).

Martín Zariello dijo...

Cine Braille: si escribiste algo sobre la serie en tu sitio pasá la dirección.

Anónimo dijo...

No, increíblemente no la vi nunca. Digo increíblemente porque soy fan enfermo de Seinfeld. La frase estaba en una compilación de frases que armé una vez
http://www.cinefania.com/cinebraille/seinfrases.shtml
Auf Wiedersehn.

Witold Gombrowicz dijo...

gran serie

Anónimo dijo...

Llegue aca buscando en google sobre la serie. Tengo una gran duda sobre si me gusta mas que Seinfeld, lo cual nunca crei que afirmaria. Pero es puro placer esta serie, no puedo parar de verla. Me gusto mucho lo que escribiste y voy a seguir leyendo el blog ya que estoy. Chau!
MARTIN

Hernan dijo...

buenísimo todo lo de este blog

voy a poner este comment en un posteo más nuevo

saludos