miércoles, 3 de diciembre de 2008

Antológico Lennon

Como a la mayoría de los fanáticos insufribles de los Beatles, durante algún tiempo, la carrera solista de John Lennon me incomodó. Mi admiración desmedida por su personalidad (en contradicción permanente con su lema “No sigan líderes ni ídolos”) se resentía al oír placas endebles. Plastic Ono Band (1970) es un disco ciertamente extraordinario, basado en la terapia del “grito primal” (de allí los aullidos que ponen la piel de gallina al final de “Mother”, uno de los temas más dolorosos jamás grabados: “Mamá, no te vayas/ Papá, volvé a casa”), un duro revés al imaginario beatle, plagado de canciones catárticas (“God”, “Well, Well, Well”) o tristes (“Isolation”) o incisivas (“Working Class Hero”) o que poseen el resplandor de una mañana soleada (“Hold on”) que, sin más, anunciaban lo que todos ya sabían y nadie se animaba a expresar: “The dream is over” (“El sueño terminó”). Si se hubiese incluido el single “Instant Karma” desde el principio sería todavía mejor. En Imagine (1971) comienza a asomar la inconsistencia de los años siguiente en tracks desechables (“It’s So Hard”, “Crippled Incide”, “I Don’t Wanna Be A Soldier Mama”) y cierta tendencia a edulcorar en exceso cada melodía; sin embargo, el resto es talento en estado puro: el clásico homónimo, la bellísima balada “Jealous Guy”, ese himno a la vacilación llamado “How”, la prédica rabiosa de “Gimme Some Truth” (“Dame alguna verdad”), el alegato anti Paul McCartney de “¿How Do You Sleep” (“Aquellos freaks tenían razón cuando dijeron que habías muerto (…) Lo único que hiciste fue “Yesterdey”). Después se hace difícil hallarlo ofreciendo aquellas obras maestras a las que nos tenía acostumbrado. A pesar de que hay discos irregulares como Rock’ N’ Roll (1975) y decididamente aburridos como Some in New York (1972), en Mind Games (1973) y Walls & Bridges (1974) la calidad de algunos temas se bifurca por la pasteurización a la que son sometidos (cuerdas, coros apacibles, teclados, arreglos de más). Aunque tengo algunas reservas contra el pop inofensivo de “Dear Yoko”, los 7 temas que Lennon (harto pop y apto para todo público, lo sé) compuso para Double Fantasy (1980) me parecen acertados, pero los quejidos avant-garde del repertorio de Yoko, además de producirme primero una sonrisa y luego un ligero malestar auditivo, enturbian el resultado del material. Todo esto me sucedió hasta que escuché Anthology, la caja de 4 discos editada hace exactos 10 años, a fines de 1998. Allí se puede recorrer cada periodo solista del ex beatle (su etapa de honestidad brutal post beatle, su acercamiento a la nueva izquierda norteamericana, su “lost weekend” alejado de Yoko Ono y su final como “león herbívoro”, maduro padre de familia “mirando las ruedas” de un tren que ya ha dejado pasar) accediendo a grabaciones descartadas, diálogos de estudio, maquetas de temas y versiones diametralmente distintas a las que luego se hicieron conocidas (o no, porque tampoco tuvo tantos hits). Al ser tomas de considerable crudeza, se puede advertir en toda su inmensidad el maravilloso caudal de la voz de Lennon, un instrumento en sí, capaz de entonar estridentes rock and rolles de los 50’, baladas tiernas y sofisticadas composiciones al piano sin perder esa expresividad inaudita por la que terminó siendo un cantante fenomenal a pesar de que, sin dudas, no era lo que la doxa usualmente juzga como “Un Gran Cantante” (preguntar por Mercury, Freddie). Hasta los temas buenos parecen mejores. En la interpretación de “God” deja el piano por la guitarra acústica y, con un poco más de prolijidad, hasta se podría asegurar que supera a la original. “Jealous Guy” se revela en toda su belleza despojada de las cuerdas, aunque sin el silbido del medio pierde algo de su emotividad. En “Remember” desafina, se olvida la letra y termina haciendo bromas. En “Mother” asoma una guitarra eléctrica. Lo desconocido empieza a escucharse en “New York City” (CD 2), cronológicamente (1973- 1975) el momento en que John vaga “sin timón y en el delirio”, alejado de Yoko, con su secretaría May Pang y de exceso en exceso. El canto desganado de “One Day At A Time”, que en Mind Games poseía la patética suavidad del peor McCartney, susurrada y con una instrumentación mínima, gana en intimidad y se convierte en un tema precioso. “Real Love” (que saldría a mediados de los 90’ en el Anthology de los fabs four) aparece en una versión de piano y voz que justifica el nombre de la caja. En “The Lost Weekend” (CD 3) tal vez sea donde más sorpresas agradables se encuentran. Los temas de Walls & Bridges pasan a tener un nivel de tensión y densidad artística que pocos deben encontrar en el material publicado: la deslumbrante “Scared”, la rabia que destila “Still and Glass” y “Nobody Loves You When You’re Down And Out” (“Nadie te ama cuando estás mal”; otra vez Lennon implorándole a Yoko que le de una nueva oportunidad), son tres temas que justifican la edición del box-set. Covers como “Be Bop A Lula” o “Peggy Sue” o “Rit It Up/ Ready Teddy” son enlaces directos al periodo desenfrenado de Lennon, pero mantienen una frescura impensada. Los diálogos con Phil Spector reflejan el estado mental (y etílico) de las grabaciones de Rock and Roll. Según la leyenda (en este caso obtengo la información de una vieja nota de Paul Du Noyer en la revista Los inrockuptible de diciembre 2005, pero está contada de mil formas diferentes en otros mil espacios distintos), el productor llegó a efectuar un disparo con su revólver en pleno estudio, a lo que Lennon respondió: “¡Phil, si querés matarme, hacelo ahora! ¡Pero no me revientes los oídos!”. Este tipo de relación enfermiza puede hallarse también entre otros dos grandes personajes de la época: Klauss Kinski y Werner Herzog. En el fabuloso documental “Mi mejor enemigo”, el director alemán cuenta cómo llegó a amenazar al trastornado actor con volarle los sesos si se iba del rodaje de “Fitzcarraldo”. “Stranger’s Room” es un anticipo casero de “I’m Losing You” (sin el estribillo) con Lennon desgranando su desesperación solo al piano. “Dakota” abre con una versión punk de ese mismo tema. Sería tan buena como la original si tuviera el amargo “So long ago” del final y los recurrentes “well, well, well” a los que Lennon era tan afecto cuando se hartaba de algo. Debe haber pocas canciones que plasmen en modo más perfecto la serie de remordimientos y incertidumbres que supone el fin de una pareja: “De algún modo los cables se cruzaron/ La comunicación se perdió/ Ni siquiera puedo tenerte en el teléfono/ Sólo tengo que gritar sobre esto/ Te estoy perdiendo/ Bueno, aquí en el valle de la indecisión/ No se que hacer/ Siento que huyes/ Siento que huyes/ Te estoy perdiendo”. Nadie mejor que Lennon para describir la ira, el desconsuelo y el arrepentimiento. Se incluye una trilogía (“Satire I, II y III”) de burlas sobre Bob Dylan en las que Lennon imita la voz gastada del cantante como lo hiciera uno de los músicos de Frank Zappa en la corrosiva “Flakes”, de Sheik Yerbouti. Otros chascarrillos son una parodia de “Yesterday”, canturreada con gran impostación, la desopilante “Ain’t She Sweet” y el pequeño Sean cantando algunos clásicos de Sgt. Peppers. La toma de “Beautiful Boy” (con su frase especial para señaladores de libros: “La vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otro plan”) pierde liviandad al poner al frente las guitarras acústicas y el bajo. Lo mismo sucede en la delicada oda al amor eterno de “Woman” y la declaración de principios de “Watching The Wheels”, pero con resultados dispares. Siempre escucho a Lennon, pero especialmente lo hago cuando afronto una situación problemática. No creo ser el único. Sus temas tienen la particularidad de expresar conceptos claros y universales, capaces de arrojar un haz de luz en espacios donde sólo hay oscuridad. Parafraseando su reflexión sobre Dios: La música de Lennon es un concepto a través del cual mido mi dolor. Oídos con atención, los discos que conforman Anthology poseen la proeza de construir una nueva configuración musical sobre la figura John Lennon. Una ajena a las idealizaciones y el marketing iconográfico (recordemos el escalofrío que nos causó el año pasado escuchar “Power To The People” en la publicidad de una empresa multinacional), superior a la que ya teníamos. Y eso es demasiado. Sayonara.
Bonus track:

10 frases de Lennon en la entrevista histórica publicada el 8 de diciembre de 1970 en la revista Rolling Stone:

Sobre Dylan. Dylan es un invento. El se llama Zimmerman. Sabés, en ese sentido, yo no creo en Dylan, y no creo en Tom Jones. El nombre de Bob es Zimmerman. Yo no me llamo John Beatle. Soy John Lennon. Así nomás.
Sobre All Things Must Pass, el disco de Harrison. No sé… Creo que está bien. Personalmente, en casa, no pondría ese tipo de música. No quiero ofender a George; no sé qué decir del álbum. Creo que es mejor que el de Paul.
Sobre McCartney, el disco de Paul. Pensé que era basura. Creo que hará uno mejor cuando le agarré el miedo y se vea obligado. Pero pensé que ese primero era un montón de… ¿Te acordás de lo que dije cuando salió? “Liviano y fácil”.
Sobre New Morning, el disco de Dylan. No me pareció gran cosa, porque esperaba más. Quizás espero demasiado de la gente, pero siempre espero más. No lo sigo a Dylan desde que dejó de hacer rock. Me gustó “Rolling Stone” y alguna cosas que hizo entonces; me gustan algunas cosas que hizo en las primeras épocas. El resto es como Lennon/McCartney, o algo asó. No hay diferencia, es un mito.
Sobre su forma de tocar la guitarra. No soy malo. Tampoco soy bueno, técnicamente, pero la puedo hacer aullar y moverse. Yo era guitarrista rítmico. Es una tarea importante. Puedo hacer andar una banda. (George) es bastante bueno. Me prefiero a mí mismo, para ser honesto. En realidad, me da vergüenza, por un lado, por lo mal que toco la guitarra.
Sobre su solo de guitarra slide en “Get Back”. Ahí toqué la parte solista. ¡Cuando Paul se sentía generoso me daba un solo! Quizás si se sentía culpable -porque tenía casi todo el lado A o algo así-me concedía un solo.
Sobre la creación de los Beatles. Mirá, un montón de gente, como los Dick James, los Derek Taylor, los Peter Brown, y Neil (Espinal) y todos ellos, piensan que son los Beatles. Bueno, yo les digo: que se vayan a cagar, porque después de trabajar con genios durante diez, quince años, ellos empiezan a pensar que son genios. No lo son.
Sobre su genialidad. Si existe tal cosa, yo soy un genio (…) Yo pensaba que debía ser un genio pero que nadie se había dado cuenta.
Sobre la reacción de los Beatles ante Yoko. (Paul) Al principio odiaba a Yoko y después le empezó a gustar. Pero es demasiado tarde para mí. Yo estoy al lado de Yoko. ¿Por qué tiene que recibir toda esa mierda de esa gente? Escribieron lo infeliz que se la veía en la película Let It Be, pero vos aguantate sesenta ensayos de los tipos más agrandados y engreídos de la Tierra y vas a ver cómo te sentís (…) Ringo estuvo bien, también Maureen, pero los otros dos nos dieron con todo. Nunca los voy a perdonar, me importan un carajo Hare Krishna y Dios y Paul y su “Bueno, cambié de opinión”. No los puedo perdonar por eso, realmente. Aunque tampoco puedo evitar seguir queriéndolos.
Sobre Mick Jagger y los Rolling Stone. Me gusta “Honky Tonk Women”, pero creo que Mick hace el ridículo con todo ese bailoteo de marica. Siempre lo pensé (…) Nos veíamos un poco por ahí cuando empezó a venir Allen. Me parece que entonces que Mick se puso celoso. Yo siempre fui muy respetuoso con Mick y los Stones, pero él dijo muchas cosas desagradables sobre los Beatles, cosas que me lastimaron, porque yo puedo criticar a los Beatles, pero que no los critique Mick Jagger. Me gustaría hacer una lista de lo que hicimos nosotros y de los hicieron los Stones dos meses después de cada uno de nuestros putos álbumes. Mick imitaba cada cosa que hacíamos, hacía exactamente lo mismo. Y me gustaría que alguno de ustedes, maldita gente del underground, se lo señalaran: Satanic Majesties es Pepper; “We Love You” es un bolazo total: lo copiaron de “All You Need Is Love” (…) Es obvio que Mick está muy caliente por lo grandes que son los Beatles en comparación con él; nunca lo pudo superar. Ahora ya está entrando en la vejez, y empieza criticarnos. A mí me da bronca porque, incluso su segundo maldito disco, se lo compusimos nosotros. Mick dijo: “Con la paz se gana dinero”. Nosotros no ganamos ningún dinero con la paz.

6 comentarios:

Hernán Galli dijo...

El pack de Anthology es espeluznante, abrumador, soberbio. Escuchar esa versión "unplugged" de God es estremecedor.
Hsata el día dela fecha, como solista, ninguno de los fab four le pisó el poncho a Lennon. Mind Games o Instant Karma son alucinantes.
Altibajos? Sí, sí, pero no sé si es que las canciones son flojas o uno evita aceptarlas dentro del repertorio de Lennon.
Podés escribir "Dios es un concepto por el cual medimos nuestro dolor", que entre bien en una canción, y encima seguir la letra? Apabullante.

En cuanto a las declaraciones, en desacuerdo con la mitad, más o menos. Quizás es una cuestión de tiempo o edades. Con decorosa ignorancia, uno tiende a obnubilarse con ciertos ídolos en la adolescencia. Si alguien escribe bien, por un misterioso carácter transitivo, debe "hablar" bien. Hasta que las deidades caen por su peso humano, y uno alcanza la satisfacción de poder decir: este tipo está diciendo una sarta de estupideces alucinantes.

Yo me acuerdo de Saer, un escritor que yo encuentro soberbio, impecable, ominoso, inevitable. Y sin embargo, sus ensayos o sus conferencias, son muy flojas.

En LEnnon sucede algo parecido. Muchas veces, sus declaraciones no están a la altura de su genio compositor. Lo que dice de Dylan parece una forrado al estilo Charly García 2008. Lo de Harrison, inaceptable. All things must pass es un diamante. El primer disco de McCartney es más que aceptable, con Maybe I´m amazed, una canción enorme.

No obstante, con su famoso "somos más populares que Jesus", la rompió.

Sweet bird of paradox, es una de los mejores temas de Lennon.

Yoko Ono?


Saludos!

Quinientos Once dijo...

Anthology es brillante. Es como el salmón, un salpicón de todo lo que daba el pop de los 70. Además del trabajo con el sonido: la voz sin efectos, los instrumentos crudos. La versión de How do you sleep? realmente hace sembrar una duda, es tan desnuda y franca que uno termina pensando que es cierto, que paul no hizo nada más que Yesterday. Aunque todos sepamos que no es así, igual queda la incertidumbre.

De todas formas, anthology, por su cantidad y calidad, es como los mundiales, para escuchar una vez cada cuatro años.

saludos

fedefer dijo...

Ahora que leo esto pienso que el Anthology puede ser una alternativa, aunque nunca la consideré. Como vos otrora, siento muy poco entusiasmo por Lennon en solitario. Me cabe Plastic Ono Band, pero incluso aquel - con todas sus confesiones desgarradoras - queda opacado, a mi entender, por All Things Must Pass - lógico - y RAM (sí, RAM, ey, el primer gran disco indie de la historia).

Las declaraciones de Lennon sobre Dylan son para tomárselas en chiste; la diferencia de talento entre uno y otro es demasiado evidente.

Saludos!

Anónimo dijo...

1) All Things Must Pass es buenísimo. Y John tiene un ego enorme, al igual que Paul. Debe haber sido difícil hacer congeniar a esos tipos, por eso a George Martin lo mandaría de mediador a Medio Oriente.
2) La versión de God de Anthology es inferior a la que salió originalmente: cuando dice I dont believe in Beatles, en Anthology sigue igual; en la versión de Plastic Ono Band la banda para, con lo que el efecto de lo que dice se multiplica. Son pequeñas cosas, pero esas pequeñas cosas hicieron lo que los Beatles son.

Anónimo dijo...

es una lástima que para destacar la genialidad de Lennon haya que decir lo choto que es McCartney. Los dos creían que eran increíbles, y lo eran, y por eso chocaron, pero antes nos dejaron toda esa música.

¿nadie puede decir que fueron los dos geniales? no es uno o el otro, son los dos y cuando estuvieron juntos, los beatles eran un avión, tanto que un tipo tan talentoso com harrison era tercero en discordia. Imagínense eso hoy en día.

Martín Zariello dijo...

Aviso que no tengo acentos. Las declaraciones las puse justamente por eso que decis, Galli y ademas me parecen muy divertidas. De todos modos, Lennon cambiaba de opinion bastante seguido con respecto a sus gustos y preferencias. Es probable que la bravuconeria se deba a su periodo HONESTO. Lo de la diferencia de talento entre Dylan y Lennon es muy muy muy dudoso, una cuestion de enfoque, que pasa si comparamos al Lennon de los 60 con el Dylan de los 80 por ejemplo? Paul me parece un genio, ojo al piojo. Y la version de How do you sleep de Anthology es alucinante, la voz gastada de Lennon le da un tono mucho mas acido a la cancion. Saludos, gracias por comentar.