sábado, 17 de octubre de 2009

(M)AMANDO A MARADONA (*)

Este post contiene escenas sexualmente explícitas

1- Se ha afirmado hasta el cansancio sobre el contenido misógino de los dichos de Maradona. En realidad sólo fueron groseros o, si se quiere, inadecuados. La misoginia, si existió, estuvo en la frase preliminar: “Con perdón de las damas”. Tal muestra de cortesía implica un dato a todas luces erróneo: que sólo los hombres somos/pedimos ser succionados. Me llama la atención que ninguna mujer haya salido a reivindicar su derecho a ser estimulada sexualmente con una buena “chupada” (en cualquiera de sus sentidos). El problema es que aún hoy (en esta sociedad de avanzada que hasta ha agregado la opción “no me gusta” en Facebook) se infiere que el sexo oral es: 1) Sólo efectuado por la mujer (y en contra de su voluntad) y 2) Sólo disfrutado por el hombre.

2- Desde la rama de la sociología berreta, se suele decir que Maradona sintetiza nuestras características esenciales como pueblo, nuestro ADN: la genialidad, la desmesura, la soberbia, la ternura, la irracionalidad, etc. Ahora también significa nuestro mayor anhelo como seres humanos: que nos las chupen. Y más todavía: que la sigan chupando.

3- Me pregunto hasta qué punto Maradona sabe si lo filman o no. Es un hombre al que, (por ahora) salvo sus necesidades fisiológicas, hemos observado hacer de todo. Intuyo que el riesgo de vivir con una cámara apuntando a tu cabeza (además de cierto desfase neuronal) es no saber distinguir el límite entre lo privado y lo público. De ahí la gama de actos que deberían pertenecer a la intimidad (llantos, desahogos, enojos) que Maradona realiza a la vista de todos. Salvo excepciones de renombre mundial (se me ocurre Michael Jackson, como un ejemplo de su generación) hay pocos sujetos en el Planeta que hayan vivido con la certeza de que todo lo que hacen, de algún modo u otro, se terminará conociendo. Todos tenemos nuestro lado oscuro de la luna, nuestro Mr. Hyde acechando en las tinieblas de nuestro ser, pero sólo Maradona expresa tan brutalmente esos dos polos de la personalidad, tan necesarios como irreconciliables.

4- Casi al mismo tiempo que las declaraciones de Maradona se inmiscuían hasta en la sopa, la viuda de un empleado bancario asesinado en un intento de asalto dijo: “Tengo 29 años, un hijo de 2 años y voy a tener una hija el martes, ¿qué te puedo decir?, nada. Sólo sé que doblamos en la esquina, se cruzaron tres o cuatro negros de mierda, que es todo lo que tenemos en este país, negros de mierda, y nos pegaron un tiro (…) Lo único que hacen acá es hablar de los derechos humanos, de toda esta mierda... destruyeron una familia, me destruyeron a mi”. No corresponde juzgar con severidad los dichos de alguien que ha perdido recientemente a un ser querido (de todos modos, quien manifiesta algo así, lo piensa desde antes que ocurra la tragedia), lo interesante es analizar qué hacen los medios de comunicación con estas declaraciones fascistas: ¿las condenan duramente, como al pedido de felación del DT (hablando de “vergüenza internacional” o transitando la obviedad más soez: “Maradona es Kirchner”), o las propagan minuto a minuto como paradigma de un sentir colectivo?

5- Nótese como los eslóganes maradonianos han declinado con el tiempo: de hallazgos idiomáticos como “La pelota no se mancha”, “Se le escapó la tortuga” o “Le toma la leche al gato” al ramplón “Que la sigan chupando”. El inconveniente tiene su origen en el momento en que Maradona comienza a hacer de Maradona. “La noche del 10”, el ridículo “Showbol” (del que sólo Almeyda puede volver), son todos intentos para que Maradona se perpetúe a través del tiempo. Exagera aspectos de su personalidad, grita en vez de hablar, busca cualquier suceso masivo para conectarse con el pueblo y cumplir el papel de representarlo (ya sea el voto no positivo de Cobos como la anti Cumbre de Chávez). Pero nada consigue abastecer la adrenalina requerida: ni la suya ni la de sus fans. Situado en esta encrucijada, quedan dos caminos (o tres, contando el suicido): aceptar que ya nunca se volverá a ser el que fue (vivir del recuerdo) o redoblar la apuesta (a todo o nada). Maradona, está claro, elige la segunda opción. Hace fuerza (llámese lobby) hasta que consigue obtener al puesto que soñó: la dirección técnica del Seleccionado Nacional. Una vez allí y luego de un breve romance con el público, se desencadena la debacle: parece que Maradona no sabe nada de fútbol. El mejor jugador de la historia no tiene puta idea. Recibe una goleada inédita, no encuentra una alineación titular, se pelea con el mejor jugador del fútbol argentino, no entrena, exige cambiar de Estadio, pierde con el clásico rival de local, hace cambios inexplicables. La prensa lo castiga ferozmente. Poco a poco, su esforzada calma (sobreactuada por momentos) comienza a resquebrajarse: “No me van a quebrar”, afirma, épico, luego de la derrota ante Paraguay. El agónico gol de Palermo lo encuentra chapoteando en el verde césped del Monumental. La postal es patética, pero como “la bola en la ingle”, funciona a muchos niveles. La sufrida clasificación a Sudáfrica lo encuentra, finalmente, en todo su esplendor: “Que la chupen y que la sigan chupando, viejo”. Hoy la frase está en todas las remeras. ¡Es Maradona, el viejo y querido Diego Armando rebelándose contra algo, no sé sabe muy bien qué (al día siguiente ya está ofreciendo notas a representantes de la misma basura que dice desdeñar), pero peor es nada, ¿no es cierto?! En las últimas horas, informan escandalizados los medios, que la FIFA piensa castigarlo, suspenderlo, maltratarlo. ¡Como tantas veces! Nada mejor que una pelea, nada mejor que el juicio de Joseph Blatter para volver a ser, definitivamente, Maradona.
(*): Con perdón de las damas.

6 comentarios:

Tomás dijo...

“Tengo 29 años, un hijo de 2 años y voy a tener una hija el martes, ¿qué te puedo decir?, nada. Sólo sé que doblamos en la esquina, se cruzaron tres o cuatro negros de mierda, que es todo lo que tenemos en este país, negros de mierda, y nos pegaron un tiro (…) Lo único que hacen acá es hablar de los derechos humanos, de toda esta mierda... destruyeron una familia, me destruyeron a mi”
Horrible, no quisiera tener que pelearme con una persona que perdió a un ser querido, porque no tengo nada que decirle, no me puedo poner a hablar de conciencia social, pero no hay que dejar pasar algo, este es un país racista, y no hay vuelta que darle.
Sino no hubiese habido tanto quilombo con los dichos de Maradona. Suponiendo que los periodistas no fuesen peseteros, malaleche, desagradecidos (porque muchos son lo que son gracias a Maradona), brutos ni soldaditos de sus patrones, el que queda mal ante el mundo es Maradona, no la Argentina. No es una vergüenza internacional. Vergüenza internacional es un rey que no lo eligió nadie y le dice a un presidente electo que se calle. Que un país invada a otro es una vergüenza internacional
Pero enseguida salta el componente racial, "es un negro de mierda", "es un ignorante" y todas esas cosas que seguro escucharan en otros ámbitos referido a otros temas.

Anónimo dijo...

Ojo porque también los kirchneristas del subtipo mongui han apoyado el esquema : Barbarie - populismo- peronismo- Chávez - Maradona VS. civilización- liberalismo-republicanismo y FIFA .

Conclusión: festejarle las monerías al gordo es luchar contra el imperialismo cipayo.

Hernán Galli dijo...

Bien! No es inocente la cita de esa madre y el post sobre Maradona. ¿POdemos inferir que Maradona es un negro de mierda con guita? O mejor puesto para la high class: El negro con guita que no tuvo educación. Quien sostiene que lo que dijo Maradona merece una condena ejemplar por la vergüenza mundial que significa, bueno, no hace más que hablar de quien lo propone...

En el otro post pregunté retóricamente qué era un periodista deportivo. Lanzo una respuesta: es aquel hombre/mujer que quiere entrar gratis a la cancha.

En cuanto a lo de la madre. La muerte de un esposo frente a la cara de la mujer a punto de parir, es tremendo. Claramente es imposible pedirle racionalidad. Ahora, los que oímos esa frase, ¿no podríamos preguntarnos quién jala realmente el gatillo de la muerte? Si al morochito de gorrita le espeto negro de mierda, por qué él no debe matarme. O su hijo. El hijo de sus hijo. Cartel de exit, ya!

La podredumbre dorada dijo...

Tiene razón la señora, en este país ya no hay rubios de ojos celestes que puedan ejercer de verdugos! Menos mal que todavía hay chicos de clase media que corren picadas con el auto de papá para que uno cada tanto uno pueda ser asesinado de una manera socialmente digna!

Ezequiel M. dijo...

"Tiene razón la señora, en este país ya no hay rubios de ojos celestes que puedan ejercer de verdugos! Menos mal que todavía hay chicos de clase media que corren picadas con el auto de papá para que uno cada tanto uno pueda ser asesinado de una manera socialmente digna!"

Jajajaja... Amén. Eso es morir, eso es matar.

towa dijo...

A proposito de maradona, ayer estuvo en el programa 6,7,8.
Me dio un poco de verguenza como todos el "panel" ponian cara de interesantes y le hacian unas preguntas intrasendentes, al estilo de los mejores periodistas deportivos.
Cuando estan enfrente de El DIEGO, les es imposible separar la imagen que tienen de el y terminan chupandole las medias de manera asquerosa.