domingo, 25 de julio de 2010

Una película mejor que la otra

Nowhere Boy: Peor. ¿Puede ser que pasados 40 años de la separación de los Beatles, 30 de la muerte de Lennon, 25 de la de Paul McCartney y 9 de la de Harrison todavía no haya una sola y puta película buena sobre los fab four o, en su defecto, sobre la vida de alguno de sus integrantes? A decir verdad, nadie quiere una película sobre los Beatles, lo que queremos saber (es decir, absolutamente todo) ya lo conocemos y la historia es tan perfecta que interpretarla, sólo es una apología del ridículo, pero si van a hacer una película sobre la adolescencia de John Lennon por favor tengan la deferencia de llamar a Spielberg y no a “El Señor Spielbergo”. Y ya que se gastan fortunas en efectos especiales para el goce de personas insensibles, pongan sus 200, 300, 400 millones de dólares para que el cadáver de Jacko libere las canciones originales, así no tenemos que escuchar horribles versiones que dañan nuestros beatlemaníacos oídos. Y contraten buenos actores, no me importa que Morgan Freeman haga de Ringo Starr, quiero que el actor sea bueno y que en la ficción esté a la altura de los 4 seres más maravillosos de la maldita historia del maldito mundo en el que malditamente me toco nacer. Hecho el descargo, debemos apurarnos a señalar (porque es domingo de invierno lluvioso y la opción del suicidio nos acosa) que Nowhere Boy cuenta el itinerario que recorrió Lennon justo antes de irse a Hamburgo y darle forma a la leyenda. El actor elegido para interpretarlo es Aaron Johnson, un carilindo que podría ser el cuarto Jonas Brothers pero “jamás, jamás” (como le dijo Pocavida a Charly García en el camarín de los New York Dolls) al genio de Liverpool. Nobleza obliga, podría ser peor: no le sale tan mal ese famoso carácter ambivalente, entre arrogante y retraído. El problema de la película es su pobre argumento, centrado principalmente en explotar el devaneo amoroso (¿o incestuoso?) de John entre su tía Mimi (que lo crió) y su alocada madre Julia. No hay un solo indicio en toda la película de que ese muchacho que imita a Elvis y viaja en los techos de los autobuses se convierta en una versión moderna de Jesús. Ni siquiera, en un manotazo de ahogado (que igualmente no hubiésemos dudado en rechazar), el director se atreve a escenificar anécdotas graciosas o levemente conmovedoras para enganchar al fan por el lado del golpe bajo. Se trata simplemente de un melodrama familiar con bastante morbo y un guión que, por momentos, es una elegía al didactismo (especialmente cuando la tía le explica, paso por paso, cómo fue que él tuvo que vivir con ella y no con Julia, la criatura del océano). Lennon era un año y medio mayor que Paul, pero que yo sepa éste nunca pareció su hijo menor como sucede en Nowhere Boy.



Alle Anderen (Entre nosotros): Mejor. Los alemanes son unos atorrantes, se exhiben sin pudor, beben a morro, se pasan las consignas por el forro, se mofan de cuestiones importantes y cada cuatro años nos dejan afuera del Mundial. Ah no, esos son los amigos de Serrat, pero todos estamos de acuerdo en que lo mismo podría decirse de los alemanes. Alle Anderen fue catalogada de “drama romántico” o “película de pareja”, pero si somos de los que pensamos que la cotidianeidad a veces puede ser más tenebrosa que una de Carpenter, también puede ser vista como una de terror. Gitti y Chris son una pareja que se encuentra tan cerca de la boda como del acabose total. La virilidad parece estar más del lado de la mujer que del hombre. Ella es temeraria, inmadura y loca. Chris, bueno, Chris es un pelmazo, inseguro y timorato. La primera media hora del film avanza entre silencios, escenas íntimas, imágenes algo desconcertantes, bromas entre los dos. Están pasando unas vacaciones en una ciudad balnearia de Italia. Nos damos cuenta de que algo no funciona entre ellos pero no sabemos qué. Probablemente todo. Poco a poco, como sucede en la vida real, las cosas comienzan a “malir sal”. Él está leyendo, ella le habla, él le dice que por favor se calle, que no sea tan insoportable. Él dice que tienen que hablar, ella, intempestivamente, le canta las cuarenta, él le dice que no quería hablar de eso y se levanta enojado. Comen con una pareja insoportablemente perfecta que está esperando un hijo, discuten, se avergüenzan uno del otro. Cada pareja es un ecosistema cerrado constituido por una mitología privada, en la interactuación con las demás se juegan más cartas que las de la exposición social. ¿Qué es lo que hace que un día una relación funcione y, al otro, ya no exista? ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestra personalidad por la persona que amamos? ¿Eso es posible? ¿Conocemos alguna vez a la persona que amamos o son simplemente extraños que pasan por nuestra vida? ¿Amamos a la persona que creemos amar? ¿Amamos? Y así. De eso trata Alle Anderen. Especial para ver antes de irse a convivir.



Kynodontas (Colmillos): Más mejor. En el debate por la ley del Matrimonio Gay (“¡se dice “igualitario”, puto!”), la Senadora Negre de Alonso se escandalizó, entre otras cosas, porque a partir de ahora deberemos explicarles a los niños qué es una lesbiana, qué es un homosexual y qué es un Marilyn Manson. “¿Alguien por favor quiere pensar en los niños?”. El método del padre de familia de la película griega Kynodontas le parecerá adecuado a la puntana. En su afán porque sus tres hijos (un hombre y dos mujeres ya adolescentes) no tengan contacto con la sociedad, construye una mansión en las afueras donde los mantiene encerrados, completamente ajenos al ruido del mundo moderno. Allí se “entretienen” compitiendo (“tengo un nuevo anestésico: ¡el que se despierta primero gana!”), haciendo coreografías trastornadas para sus padres, viendo pasar aviones convencidos de que son de juguete y… lamiéndose entre sí la entrepierna a cambio de objetos (una diadema, un lápiz con goma en la punta). La cárcel simbólica es tal que los términos que aluden a la libertad o la violencia son resignificados: “escopeta” es un hermoso pájaro blanco, un “zombie” es una florcita amarilla. ¿Pero qué pasa cuando entra un gato en el jardín? ¿Qué sucede cuando la muchacha contratada que inicia sexualmente al joven, hace lo propio con la mayor de las hermanas y, encima, le da un video de Rocky? Bueno, lo obvio: los velos de la perversión se descorren fatalmente, la familia (esa institución sacralizada compuesta en base a prejuicios y omisiones) explota en mil pedazos y ¡las lamidas se multiplican! Kynodontas es una película agresiva, pornográfica y también hilarante. Especial para verla todos juntos en el cumpleaños de la abuela.

7 comentarios:

Laura dijo...

Envuélvame Kynodontas para llevar, por favor.
Muy bueno el post: coincido con que no hay ninguna película buena sobre Los Beatles, siempre caen en el estereotipo simplista.
Yo preferiría a Morgan Freeman haciendo de Harrison, Al Pacino de Lennon, mmm no, mejor Anthony Hopkins de Lennon, Pacino de Mc Cartney y Jack Nicholson de Ringo.

Fender dijo...

He leído bastante sobre el asunto (sin ser Badía) y no hay demasiadas diferencias entre lo que han dicho quienes estuvieron ahí y lo que la película cuenta. Por lo menos, era lo que todos pensaban. Si tengo algo que criticarle es que ya se hizo, no sé si ésta es una remake, pero en los 90 vi una similar con un flaco que era la viva imagen de Lennon, y era igual casi fotograma por fotograma, salvo que había mucho más alusiones a ciertos lugares de Liverpool, algo bastante molesto que no tenemos que criticar a esta última.

Mechi dijo...
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Mechi dijo...

Dogtooth es una de las mejores peliculas que vi ultimamente, una joyita. Lástima que no este en el videoclub-amigo.

Anónimo dijo...

Gracias no voy a ver ninguna.

Geraldo dijo...

Ajajaj, qué es un Marilyn Manson!

Geraldo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.