miércoles, 8 de diciembre de 2010

Here Today

"El legado de John". El relato mediático idealiza a Lennon como un Mesías de la paz. Ese paradigma es tranquilizador, pero termina por anquilosar su compleja esencia, ajena a los reduccionismos que propone la caja boba. Por otro lado, como lo demuestra la carrera de Ignacio Copani, bregar por las causas correctas, no es indicio de nada. No se trata del revisionismo histórico que busca la mosca en la sopa de la historia y profundiza en datos intrascendentes para espantar al burgués, sino de evitar pasteurizar un personaje inquietante para transformarlo en una especie de Flanders apto para todo público. Si seguimos con la metáfora cinematográfica, podemos calificar a Lennon como un tipo apto para mayores de 18 años. Y como sucede con las cosas prohibidas, es indispensable conocerlo antes de cumplir la mayoría de edad. Torturado, visceral, lapidario, resentido, cruel. Eso es evidente para cualquiera que haya escuchado mínimamente sus canciones y sepa algo sobre su biografía. ¡Las personas no se dividen entre buenas y malas, sólo hay aburridos y encantadores! En todo caso somos todo a la vez y decirlo justamente de Lennon no lo rebaja en absoluto, porque él mismo fue quien, explícitamente y a través de la música, se encargó de convertir los traumas y las miserias de su vida en una de las más extraordinarias fuentes de expresión humana del siglo XX.

And I lost someone who's near to me. Lennon es el propagador emblemático de una nueva sensibilidad. El concepto de descerrajarse la voz gritando las alegrías y tristezas de la vida adolescente no era moneda corriente a principios de los 60'. Lennon fue el perdedor mucho antes que Beck y un cantante de rock and roll sublime. A partir de Help (1965) comienza una etapa de evolución artística individual que llegaría a la cima en Plastic Ono Band (1970), su primer disco solista, que versa sobre los grandes temas universales (el amor, la religión, la muerte, los vínculos). Por otro lado, para quienes recortan sólo al activista político, hay que recordar que Lennon también fue una estrella del show business, atrapado en la disyuntiva posmoderna, como cualquiera que se opone al sistema y es parte fundamental del mismo. En fin, hay un Lennon para cada gusto. El mejor, sin dudas, es el que hace música.

Lennon suelto, McCartney atado. Una viñeta de Alberto Montt muestra a un tipo a punto de realizar una llamada telefónica. Al costado, sobre una mesa, hay un cerebro magullado y un corazón con un bate de béisbol que dice: "Listo, llamala". Por supuesto, no hay vencedores ni vencidos, pero creo que la causa por la cual Paul McCartney perdió el combate implícito con Lennon reside en que en el superclásico entre la racionalidad y el sentimiento siempre gana el segundo. Es claro que se trata de dos genios, pero en el imaginario social (puede fallar), uno aparece subordinado al intelecto y otro a la intuición. Como Cristina con Evita, nos identificamos con el Lennon del puño crispado. Incluso sus discos solistas ganan muchísimo cuando se los escucha despojados de cualquier artificialidad en los imprescindibles audios del box set Anthology. La Popular corea el nombre de Dionisos, el tipo que juega con el corazón en la mano y se tira al piso cuando la pelota ya se fue por el banderín del corner. Apolo es pecho frío. Los espectadores de Lost, por ejemplo, solían elegir a Locke antes que a Jack. Muchos creen que Arlt es mejor que Borges porque escribía mal, porque a pesar de todos sus defectos construyó un estilo y fue crack.

¿Adónde van los ex Beatles cuándo llega el invierno? Mark Chapman estaba obsesionado con El guardián entre el centeno, la novela de iniciación adolescente de la literatura norteamericana contemporánea. Como seguidor de Salinger (interesado y difusor a través de sus libros del budismo zen), tal vez haya considerado a Lennon su Buda. Y al cruzarlo en el camino, obnubilado, sin precauciones simbólicas, no le quedó otra opción que matarlo. Ustedes conocen el koan: "Si te cruzás a Buda en el camino, matalo". Igual decisión toman los seguidores de Glenda Garson en el cuento de Cortázar. No le permiten filmar películas malas. Un razonamiento similar tiene Holden Caulfield, ese Huckleberry existencialista: desea ser el cazador oculto que salva a los niños cuando están a punto de caer del precipicio. Es decir, cuando ingresan en la ruta de la madurez y las responsabilidades civiles, esa que transitaba Lennon en New York convertido en un "león herbívoro", cuando el chiflado se le acercó y le pidió un autógrafo: "¡Mr. Lennon!". Desde entonces la vida es eso que pasa mientras estamos preocupados en otro plan: preguntarnos qué haría Lennon si estuviese vivo.

Yo ya soy parte del Mar. La música de Lennon está siempre allí, como el inevitable soundtrack de nuestro papel en el teatro de La Comedia Humana. Y de tan omnipresente, a veces nos olvidamos que el mejor antídoto frente a ciertos dramas que acosan a la conciencia son sus canciones. Lo mismo sucede con el Mar. Uno se acuerda que existe en Mar del Plata recién cuando camina por Buenos Aires y no aparece nunca en el horizonte. Y cuando volvés a la ciudad lo primero que hacés es contemplarlo y advertir que sin esa escenografía de fondo, tu vida sería completamente distinta.


19 comentarios:

cacho dijo...

muy bueno el final con la reflexión sobre el mar, eh!

igual yo me quedo con McCartney, siempre tiene que haber alguien que se haga el distinto acá, che.

Anónimo dijo...

uau! tantas cosas q presiento y no entiendo...
Bagriel.
no Gabriel.

Anónimo dijo...

Gracias Lennon, y tambien gracias por dejar además del legado de tu música a tu hijo Sean que la rockea, Julian no la rockea(!)
Saludos Ilcorvino

Anónimo dijo...

Ves! Yo sabía que te importaba el mar.

Carlos G. dijo...

Inútil competencia Lennon vs. Mc Cartney; Paul no tiene oportunidad: está vivo.
Prefiero Lennon y McCartney.

La Momia dijo...

flora: cada dia mas genial,lee mi blog y tenes argumento para 10000 años del club de los hermanos mas depresivos del mundo.
corvi: lindo post.
para los demas pasen por un paisaje nublado en
www.lamomialoca.blogspot.com

Inmanente dijo...

El final del post me hizo acordar al final de "Gigante", la peli uruguaya que ganó en Berlín....Lennon es más en el terreno solista, Maca puede haber sido más en la banda creo

Billy dijo...

Je no había pensado en la diferencia Lennon-McCartney desde ese dale. yo me considero apolineo (?), pero soy lennonista (tanto que ya deje por acá alguna apreciación sobre paul)

uh mientras escribo veo a yoko tejer en el video... ay! lennon lennon lennon..!

David dijo...

Lennon, eres el puto amo.

Buen texto para leer en estos días. Me quedo con el Lennon que meaba peatones en Alemania.
Como bien decís, hay un Lennon para cada gusto, una especie de elige tu propia aventura.
Saludos.

Flor dijo...

Me gustó lo del superclásico racionalidad-sentimiento. Porque claramente pasa por ahí la diferencia entre John y Paul.
Yo lo voy a elegir a Lennon siempre, es el que más me idetifica. Creo que era una persona de esas que nunca encuentran cómo encajar en la vida y en el mundo. Era oscuro, retorcido y todo lo demás que vos ya escribiste. Un abandonado. Un tipo produndamente herido y frágil. Y que con todo eso haya hecho de lo mejor de la música es lo que más agradezco. Qué hubiera sido de muchos de mis días sin sus canciones, no sé.

Ricardo dijo...

Muy bueno, don Corvino.

Yo debo confesar que, en mi raking Beatle, Lennon iba segundo detrás de Harrison. Quizás por una cuestión musical (me gusta el La menor como a George) pero también debido a que odiamos en el otro lo que no queremos reconocer en nosotros mismos.
Siempre me chocó la grandilocuencia lennonista. Siempre me hizo ruido que, al ser un iconoclasta, él mismo buscara convertirse en un ícono, aunque no tan burdarmente como Paul quien, convengamos, desde que murió Lennon y perdió por goleada el lugar que en el podio podía disputarle a John, se la viene bancando bastante bien.

Decía que Lennon venía segundo y cómodo, pero ahora pasó al tercer puesto. Si quiere volver a ocupar ese lugar en mi corazón, que venga a tocar en River como Paul (pero que cobre más barato, loco). Así de injustos somos a veces.

Saludos.

pablo dijo...

poner a Harrison arriba de McCartney o Lennon es un chiste de mal gusto.

Martín Zariello dijo...

Yo también soy apolineo, pero me gustaría ser dionisíaco. Ahora bien, el dionisíaco no quiere ser apolíneo. Otra distinción más o menos pertinente, para la muchachada cortazariana (?): famas y cronopios.

Bueno, mmm, Independiente campeón, la vida es cualquier cosa.

santiago segura dijo...

"Arlt es mejor que Borges porque escribía mal".


¿Sí? (El "sí" pregunta las dos cosas, no sé si se entiende).

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Y una frase de Charly G. que puede tener que ver con lo que decís de JL y PMC y concluye con mi no participación comentarística (?):

"Cuesta reconocer que Paul es un genio. Odio cuando hablan de Lennon y no se dan cuenta de lo genio que es McCartney; es que uno siempre idolatra al rebelde. Quizás no es tan inteligente, pero Paul es mucho más músico que John. Los demás Beatles se entregaron completamente a la idea de Paul, y así él logró plasmar su visión, una visión influida por la experiencia con LSD. Se dio el gusto de cambiar a Los Beatles. Justo fue el momento en que George pudo plasmar su interés por lo hindú. Y, así, Sgt. Pepper fragmentó la conciencia de la gente".

Martín Zariello dijo...

Aclaro eh: para mí Arlt no es mejor que Borges ni por puta, hablo de otros seres.

Martín Zariello dijo...

Quiero decir: tampoco creo que sea productivo decir que en literatura alguien es mejor que otro eh, aclaro eh, yo aclaro.

El anacoreta dijo...

y que pito tocan aca los harrisonianos??

Cine Braille dijo...

Doy por sentado que hablamos de imágenes públicas de cada uno porque, al fin y al cabo, Helter Skelter es de Paul, y Beautiful boy es de John.
Igual, Paul y John formaban parte del mismo grupo, trabajaban las canciones juntos, demos gracias a La Fuerza o lo que sea por ese milagro que duró 15 discos: imposible reunir en una misma banda dos tipos de ese nivel otra vez. Y cuando escucho los discos solistas (hay varios que me encantan, de John, de Paul, de George) en algún momento me quedo lamentando que no haya más discos Beatle por escuchar. Cuando comienza The End me viene la misma sensación que cuando llegaba la tarde del domingo anterior al comienzo de las clases. Bah, ya lo dijo John mismo: the dream is over. Otra vez.

Martín Zariello dijo...

Si, me refiero a John y Paul en el imaginario social, es decir, las representaciones colectivas que hacemos de ellos dos, que no son instituciones como la familia y la iglesia, pero casi.