domingo, 8 de abril de 2012

Películas Para Todos

The future. Al principio, todo sucede como en una vieja película de Martín Rejtman: los diálogos sobre la nada, el humor lacónico que obedece a una fórmula mil veces probada, los personajes inaccesibles que viven una realidad paralela sin ruido ni furia. "Es sólo otra película indie". Incluso por momentos parece una parodia del género (ya que hace mucho lo "indie" dejó de ser una elección ideológica y se convirtió en un estilo y una moda). En este caso, se centra en la relación de Sophie (Miranda July, también directora) y Jason. Viven juntos en un pequeño departamento y, mientras esperan la llegada de un gato (que elabora un extraño monólogo en distintas escenas que sirven como intervalos de la historia principal), deciden renunciar a sus trabajos y vivir sin timón y en el delirio. Todo marcha sobre los consabidos rieles indies y el espectador se contiene: para no insultar la voz del gato, para no maldecir el clásico tono de complicidad cool, para no asesinar a Miranda July y toda esa parva de personas disfuncionales que, subidos al carro del "cualquierismo" imperante, decidió hacerse "artista", como Carlitos en Soñar, Soñar, pero sin carisma ni talento, sólo anteojos negros y tics freaks. Sin embargo, promediando el film, sucede la vuelta de tuerca. Sophie deja a Jason por un comerciante cualquiera y comienzan a pasar cosas raras. Una remera amarilla cobra vida y se arrastra por las calles. Jason habla con la luna y detiene el tiempo. La hijita del comerciante cava un pozo y se mete adentro a pasar la noche. Unas amigas de Sophie la visitan en su trabajo y de un segundo a otro quedan embarazadas, tienen a sus hijos y mueren. Los sucesos ocurren sin estridencias, discretamente. Sophie realiza una coreografía heterodoxa con la remera viva. The Future parece una canción de Spinetta.

The Iron Lady. ¿Son necesarias estas películas que pretenden dar cuenta de la personalidad de un sujeto octogenario y complejísimo en dos horas? ¿Qué se puede aportar en base a simplificaciones, relatos sinópticos y estereotipos? ¿Qué puede quedar en claro que no sabíamos? ¿No sería mejor hacer una mini serie? ¿No sería mejor no hacer nada? Algo interesante de La caída es que realiza un recorte inteligente y muestra a Hitler en un momento determinado. The Iron Lady corre el riesgo de la superficialidad dedicándole 5 minutos a las reuniones de Gabinete, 7 a la Guerra de Malvinas, 9 a los ajustes económicos, 10 a la represión contra los mineros en huelga, etc. Como Museo de la novela de la eterna, el libro de Macedonio Fernández con prólogos interminables (1), el resultado de The Iron Lady no es otra cosa que un gran trailer sobre la vida de MT. Termina y uno se queda con ganas de que empiece. Por otro lado, me resisto a creer que MT se mantuvo 11 años en el poder porque sabía el precio de la manteca y era cabeza dura. La película nos regala información histórica y alguna que otra anécdota: cosas que podemos repasar en Wikipedia. Finalmente, carece de sustancia y, en su ambición por representarlo todo, pierde énfasis. Lo interesante es que el arquetipo indudable de la mujer líder contemporánea responde a una serie de características absolutamente contradictorias: de derecha, pacata, machista. Y hasta Cristina, con sus carteras, sus trajecitos y su mito de origen clase media, involuntariamente, sigue su modelo. La actuación de Meryl Streep (extraño híbrido entre Mamá Cora y una paciente esquizofrénica) es maravillosa: ¿y qué otra cosa puede hacer una persona a la que le pagan millones de dólares por su trabajo?

Cumbres borrascosas. Acostumbrados a las adaptaciones de rigor, si nos dicen que hay una nueva versión de Cumbres borrascosas (clásico del romanticismo tardío de Emily Bronte), no la vemos ni aunque nos apunten con un revólver en la sien. O, inmediatamente, nos preparamos para bostezar y ver un culebrón de época, con música de violines, protagonistas con rostros angelicales y boludeces por el estilo. Sin embargo, Andrea Arnold hace todo para evitar los lugares comunes. En primer lugar, reina el silencio: los diálogos son los del viento y la lluvia y la desolación metafísica de la naturaleza. Además, los planos, en su mayoría, están hechos cámara en mano, lo que otorga una suciedad estética evidente y premeditada. No hay música (a excepción de la canción del final) y las locaciones están exentas de todo glamour. Si, amigos, es lo que sospechábamos desde un principio. Ah, la estética decimonónica con los anteojos de carey de la posmodernidad. Ah, los personajes del 1800 vestidos como los skaters de la esquina de mi casa. Ah, Heathcliff (el criado que se enamora de Cathy) acá es negro y los bronteanos ortodoxos se enojaron. Ah, se supone que la originalidad debería ser mejor que una telenovela de las cinco de la tarde. Ah, se suponen tantas cosas. Ah, y si te digo que no sé qué es peor: si la básica peli de amor prohibido o la relectura intelectualoide para hipsters. Ah, qué mierda importa.

The Grey/ Take Shelter/ Other Earth. A mitad de camino entre el terror y la aventura, por demasiadas o previsibles o pochocleras, las películas de catástrofe suelen tener menos prestigio que los libros de Marcos Aguinis. The Grey, Take Shelter y Other Earth son tres recientes ejemplos del género. Las dos últimas indican una notable variación. The Grey (Infierno Blanco) plantea la catástrofe área. Un avión lleva a un grupo de trabajadores del petróleo y cae en el desierto polar de Alaska. Automáticamente, la situación remite a Viven, tanto es así que los guionistas se ven obligados a que uno de los personajes de la película mencione el accidente de los Andes, como para dejar en claro que esto se parece mucho a un afano pero aunque sea el director lo sabe. Liam Neeson es el macho alfa impasible que protege al grupo de forajidos, incluso cuando lo verduguean y lo tratan de gil. En un momento dice que él también tiene miedo, pero no se nota. En esa falsa fragilidad del héroe (que quiere pasar por anti) reside uno de los factores que empeoran todo. Sin armas, deben arreglárselas como pueden para sobrevivir y, encima, enfrentarse a una horda de lobos salvajes. Al principio, el acecho inminente de los animales puede causar sugestión, pero The Grey, en vez de ahorrar, malgasta lobos y los hace aparecer como si fueran Droopy: demasiada frecuencia como para que causen algún tipo de sorpresa. Finalmente, sucede lo obvio: a determinada altura del camino de regreso a casa lo único que queremos es que los lobos se morfen a todos los tipos y se termine el fiasco. Take Shelter, en cambio, no sigue el ABC del género. James Ballard ejerció la práctica de la ciencia ficción del "espacio interior", una forma de novela o relato que en vez de explorar las maravillas y los horrores del espacio (viajes interplanetarios, extraterrestres), se dedicaba a analizar los laberintos de nuestras cabezas (esquizofrenia, paranoia, mensajes subliminales, psicosis). Desde ese punto de vista, Take Shelter es una película de catástrofe, sí, pero de catástrofe mental. Un trabajador común y corriente de un pueblito norteamericano comienza a tener pesadillas aterradoras. En ellas, su vida cotidiana aparece bifurcada: su esposa lo quiere asesinar, el perro lo muerde, unas figuras indiscernibles se quieren llevar a su hija. Mientras tanto, en el cielo, observa la imagen de una tormenta apocalíptica. Con esos elementos, Jeff Nichols arma un rompecabezas psicológico genial y perturbador. Por último, Other Earth plantea la posibilidad de la existencia de un planeta igual a la Tierra, no sólo en su forma, sino en su contenido: allí también aparecen repetidos los individuos y los países y las familias y las relaciones. Pero en realidad ése es el poético telón de fondo para una historia dramática demoledora. En Textos Cautivos, Borges describe el argumento de L'homme qui s'est retrouvé, una novela de un tal Henri Duvernois sobre "Portereau, caballero apacible y voluptuoso" que llega a un planeta que es "un facsímil de la Tierra, pero con un retraso de cuarenta años". Claramente, la idea no es original, pero triunfa por su punto de vista: en ningún momento genera expectativas con respecto al posible encuentro entre los habitantes de los dos mundos, eso es lo de menos, lo importante es el encuentro entre los personajes solitarios y tristes que protagonizan la película.

(1): Por supuesto nunca leí algo entero de Macedonio Fernández, se supone que esa novela nunca empieza y está compuesta por prólogos, pero vaya uno a saber si es verdad o no.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

no habías hecho el review de The Future ya??

Pito Chico dijo...

take shelter es una pelicula excelente, y lo que la hace excelente es la soberbia actuacion de Shannon. Y voy a quemarla, la escena de la kermese con los compañeros de trabajo es soberbia.

Manila Gorila dijo...

que tiene que ver que Maryl Streep gane millones de dolares por su trabajo. Amado Boudou y La presidenta roban y robaron millones de dolares y hacen su trabajo para el orto...

Anónimo dijo...

Corvino, estás en una fase decadente, toca Charly y vos te encerras a ver peliculitas!! ni siquiera lo viste por TN??? qué te pasa, viejjoo???? mirá que lindo día, salí, salí a dar una vuelta, la falta de luz solar se traduce en falta de vitamina d lo cual se traduce en depresión, bobo!

vitamínico

juanK dijo...

Es la primera vez que no pude terminar de leer un texto suyo.
Por lo menos ilustra el post. Ponele onda, loco, que por algo te seguimos (?)

Anónimo dijo...

Esto tal vez te interese Corvino:

http://www.perfil.com/ediciones/2012/4/edicion_666/contenidos/noticia_0020.html

Anónimo dijo...

Take Shelter es una de las mejores pelis del 2011 sin duda ( un oscar para Shannon urgente).

lucia dijo...

corvi, escribite una reseña de extraños en la noche

spider_pc dijo...

No vi ninguna de las películas que comentas pero ayer vi en el cine El Ultimo Elvis y se me ocurrió que en una de esas la podrías ver y contarnos tu opinión Ilcorvino.