El electricista contó que se fue a Córdoba a participar de una carrera
de bicicletas y paseó por una reserva de monos.
Los monos de la reserva son recuperados del oscuro mundo del tráfico
ilegal de monos. Estos monos han pasado por situaciones graves y en la reserva
pueden andar libremente entre las personas.
Los traficantes de monos drogan o emborrachan a los animales y se los
ofrecen a sujetos desprevenidos propensos a comprar monos.
Para anestesiar a los monos, los traficantes utilizan vino tinto Carcassonne y porro paraguayo.
Para anestesiar a los monos, los traficantes utilizan vino tinto Carcassonne y porro paraguayo.
Los sujetos desprevenidos compran el mono creyendo que es un animal
cariñoso, diligente y educado. Sueñan con que el mono les haga las tareas del
hogar durante la semana y los divierta con piruetas aprendidas en el circo los
domingos aburridos y lluviosos.
Cuando el mono sale del letargo narcótico y entiende que se encuentra
en cautiverio empieza a cometer diversas atrocidades: escupe a los invitados,
se masturba frente a las vecinas más distinguidas del barrio, hace sus
necesidades sobre manteles y sábanas de seda, agrede a los niños, rompe platos,
vasos y tazas, se toma el whisky más añejo, mete al gato en el lavarropas, se
prueba los trajes del padre de familia, cambia la página de inicio de Google
Chrome y rompe la cortina de la ducha.
Los dueños, desesperados, intentan deshacerse del mono rabioso, pero
nadie se quiere hacer cargo, por lo tanto intentan devolverlo a quien se los
vendió. El traficante de monos lo acepta sólo si, además del mono, le dan la
misma suma de dinero por la que se lo compraron.
Con solo tener un mono, un traficante puede vivir toda la vida, ya que
el mono le retribuye dinero ida y vuelta infinitamente. Hay traficantes de monos
que han llegado a vender tres veces en una semana al mismo mono. Quienes han
querido denunciar la práctica se han encontrado con una gran red que encubre y
promueve secretamente el tráfico ilegal de monos.
Un mono puede llegar a costar entre 6000 y 10000 pesos. Aunque los hay
también más caros o más baratos (en algunos casos los venden moribundos o con
enfermedades terminales), en dólares o reales (el mono brasilero es más
prestigioso que el argentino).
Además de los sujetos desprevenidos propensos a comprar monos, los
traficantes de monos se aprovechan especialmente de las personas: a)
solitarias; b) inservibles; c) que durante los 80 gustaron de ver películas
con monos inteligentes o simplemente pícaros, que viajaban al espacio o jugaban al básquetbol; d) que son de Boca y tuvieron un póster
en el que un mono acompañaba o sustituía a Navarro Montoya; e) que desean abrir un
pequeño zoológico; f) que no distinguen mascotas de animales salvajes; g) que se encuentran aburridas, no saben qué hacer y de repente dicen "me
voy a comprar un mono"; h) que fantasean con comerse un mono a la parrilla o al horno.
El electricista contó que en la reserva prohíben que los visitantes se
acerquen demasiado a los monos, ya que estos se encuentran resentidos y
decepcionados con los seres humanos. Una turista desoyó la orden y comenzó a
sacarle fotos con el celular a un mono diminuto y simpático. El mono soportó
los flashes un rato hasta que tomó el celular y se lo llevó a la cima de un
árbol. Una vez arriba, sentado en una rama, empezó a golpear el celular contra
el tronco hasta romperlo en mil pedazos. La turista empezó a llorar y a pedir
auxilio. Para recuperar el chip los reservistas tuvieron que darle al mono
media docena de bananas de alta calidad.
7 comentarios:
Ya fue, el post perfecto.
jaajaj
monos, no falla.
vlt.
odiosos, babosos, ya no queremos monos. ah, no..
si este blog siguiera siendo oficialista (?) se llenaría de comentarios referidos a los gorilas.
que temazo ese de los visitantes, vivo en mi cueva encendí una hoguera contamina mi corazón, y mi deseo es la oscuridad...
Malditos gorilas. Esto ya no se soporta, compañeros. Esta lucha es hasta el final. ¡A los blogs, compañeros! EVITA CAPITANA (?) Tranquilos, kumpas, no nos volvamos locos. Estos gorilas van a caer solitos y por las suyas. Y van a venir hasta nosotros a pedirnos disculpas y a ofrecerse como militantes de La Campora. Seguro. Posta. Joya. Chorizo. Y. Ferné. Abrazo maravilloso para todos y recuerden que esta lucha es nuestra (y es eterna).
Conozco un amigo que tiene un primo desprevenido propenso a comprar monos. En Puerto Maldonado, Perú, visitando la selva con amigos, un grupo de lugareños les ofreció comprar un mono. Para ser educados, aceptaron. El mono era bastante nervioso y gritón, pero los viajeros lo querían. Gracias al mono, dos de los cuatro amigos garcharon con unas alemanas gemelas en una fiesta. Al poco tiempo el animal murió de una infexión (lo había mordido un perro) en una de sus piernas. Creo que lo enterraron en Ecuador, pero no estoy seguro del todo.
José
qué triste una lucha eterna, parece un castigo mitológico de un dios perverso.
Qué diosa Sade
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