Tal vez el mejor libro sobre Sumo sea Luces Calientes (Con Sumo por Buenos Aires). Ahí, Damián Damore,
su autor, cuenta la experiencia de ver a Sumo desde la subjetividad de un
adolescente que junto a un grupo de amigos sigue a la banda desde 1985 a su
disolución. El resultado es un libro inclasificable, mezcla de novela de iniciación,
crónica periodística y diario íntimo. Bueno, un cóctel zarpado (como Sumo) y
muy ameno de leer que también incluye notas de la época para los que no la
vivimos minuto a minuto. El mismo Damián Damore es uno de los que aporta su
testimonio a Luca Prodan (Libertad divino
tesoro), de Oscar Jalil, el nuevo y probablemente definitivo libro sobre el
primer rapado del rock argentino (supongo que los primeros pelados fueron
Héctor Starc o Emilio Del Guercio).
El libro articula un montón de testimonios de personas que conocieron
a Luca y está armado como una gran conversación coral. Por ahí pasan varias
novias y noviecitas, músicos de la banda (Arnedo, Superman Troglio y Daffunchio),
músicos de la época (Melero, Pil Trafa, Calamaro, Palo Pandolfo, Sergio
Rotman), amigos, periodistas y fans que se cruzaron con Luca y accedieron a la
intimidad del ídolo.
Al igual que el libro de Patricio Zunini sobre Fogwill, el de Jalil me
dejó una sensación ambivalente: a mí Luca y Fogwill me gustan, pero no soy un
súper fanático de ninguno de los dos entonces después de leer tanta información
sobre ellos (en algunos casos los datos son muy íntimos) ahora siento un poco
de incertidumbre en cuanto a cosas que yo creía totalmente obvias. Me refiero a
que siempre la obra de un artista debe estar por encima de su vida, pero estos
libros (con su interminable ristra de anécdotas), involuntariamente, ubican la
personalidad a la altura de la obra y es muy difícil no sentir cierta distancia
y hasta cierto rechazo hacia estas personas tan geniales que a veces eran tan
hijas de puta. Supongo que para todo vínculo (incluso el vínculo con un artista
muerto) la distancia es muy necesaria. Esto tal vez ya es muy personal pero me
parece que no quiero saber demasiado de nadie: escarbar (en la historia de tus
padres, en el botiquín de tu pareja, en el muro de facebook de no sé quién) siempre
es peligroso y poco productivo.
Más allá de esto (o tal vez por eso mismo) el libro es adictivo (500
páginas que se leen en un par de días) e incomoda al lector todo el tiempo. Tanto al fan cuadrado de Sumo (allí está Daniel Melero para desmitificarlo todo)
como al que sigue la línea del rock argentino más canónico. Esto es típico
en los seguidores de Sumo: criticar todo aquello que Luca criticaba. Esa
actitud más papista que el Papa, a veces se acerca demasiado a la tilinguería. La arrogancia y la violencia gratuita que se le festeja a Luca es
completamente infantil. Tal vez el tema es generacional: los ex hippies que se
hicieron punks y empezaron a escupir a Charly tenían la ortodoxia de los conversos.
Los que nacimos cuando todos estaban muertos (o más o menos muertos) ya no tenemos
esos problemas: escuchamos a Spinetta y a Los Violadores, a Charly y a Sumo, a
Los Fabulosos Cadillacs y a Fito. Las declaraciones de Luca son divertidas pero
creo que son el germen de ciertos enfrentamientos y rivalidades que, cuando no
sirven para escribir o discutir sobre música, generalmente se parecen bastante al
fascismo. Hay personas que están en contra de la policía pero que actúan como
una especie de policía cultural que determina lo que está bien y lo que está
mal escuchar. Es muy raro eso.
Los ex músicos de Sumo siempre se muestran reticentes a hablar sobre
Luca pero al final terminan hablando porque no les queda otra. Pero siempre
falta el testimonio de alguno. En este caso faltan Mollo y Pettinato. Era y
sigue siendo rarísima la dinámica de Sumo como grupo, todas esas internas y
amistadas aparentemente irrompibles y al mismo tiempo vulnerables seguramente
son una de las causas de la mitología. El libro echa bastante luz sobre estos temas.
Mientras leía el libro me di cuenta por qué Alfredo Rosso es Alfredo
Rosso. Sus testimonios son lo más cercano a la verdad que puede existir. Valora
a Luca como músico y como letrista, también como oyente y lector, pero tampoco
lo endiosa, simplemente lo pone en su preciso lugar y no da a entender (como
muchos creen) que Luca inventó todo en el rock argentino. Y además dice algo
genial: que Luca y Charly (sin dudas el personaje más denostado en todo el libro)
tenían más cosas en común que las que se cree (que las que ellos mismos creían
tener).
A esta altura intentar desmitificar a Luca es imposible porque su mito
está basado en la desmitificación de la estrella de rock entendida como tal.
Luca era el que se tomaba una ginebra con un linyera, el que vivía como un
pordiosero en una casa abandonada, el que se cruzaba con un fan y lo invitaba a
la casa. Cualquier cosa que se diga de él es mítica sin necesidad de ninguna
interpretación, de todos modos algunos testimonios, más que eslabones del
mito me parecieron bolazos: un encuentro improbable con Spinetta, que no lo
quería ver ni en figuritas; la historia de que antes de venir a Argentina una
vidente le dijo que era la ¡encarnación de Evita! También toda esa supuesta
relación de Luca con la creme de la creme postpunk (a través de la que
justificó el evidente plagio de “Divididos por la felicidad” a New Order) es un
poco incierta a esta altura aunque no me deja de parecer simpática. En el libro está explicita esa tensión entre lo que pudo ser real y lo que puede ser cualquiera cosa.
Sin dudas una de las cosas más interesantes que trajo Luca al panorama
del rock argentino es data. Incluso hoy sus artistas favoritos (Nick Drake, Lou
Reed, Joy Division, John Martyn, Peter Hammill) siguen siendo referentes de
vanguardia en la historia del rock. El libro hace muy bien en repasar todos
estos nombres y en reconocer la habilidad de Luca para incorporarse en un
sistema ajeno y formar parte de él sin estar del todo del lado de adentro. Creo
que lo mejor es cuando los protagonistas de la historia
hablan de cómo se grabaron los discos, de la manera en que se generaron las
canciones. Creo que los que leemos libros de rock buscamos eso: ¿cómo mierda lo
hicieron? Qué sé yo, yo les diría que lo lean y saquen sus propias conclusiones. A mí no me fascina el Luca de la ginebra y las venas reventadas, eso me resulta deprimente y me causa tristeza, está muy por debajo de la sensibilidad exquisita del que cantaba “Lament” o “Mañana en el Abasto”. Jalil lo sabe por eso empieza el
libro con esta frase genial: “Juro que nunca tomé una ginebra con Luca Prodan”.
13 comentarios:
Acuerdo plenamente con esto de "Los más papistas que el papa" que señalás. Los que llevan como una bandera algún bardeo que su músico favorito hizo un día en una entrevista (o en todas las entrevistas de una cierta época) mientras el artista en cuestión quizás ya ni se acuerde.
"Hay personas que están en contra de la policía pero que actúan como una especie de policía cultural que determina lo que está bien y lo que está mal escuchar. Es muy raro eso."
Se, rarísimo. Tan raro como que lo digas vos, que vivís bastardeando y denigrando casi todo lo nacional post spinetta-charly-sumo-redondos...sacando alguna que otra banda que rescatás para ponerte en la misma línea ácida del característico criti-rock argento de siglo XXI. Ese que le chupa las medias (y algo más)a pez, babasónicos y un par más pero le agarran ataques de histeria cada vez que la renga llena un estadio.
Digo, seguramente estarás en tu derecho... y hasta probablemente tengas razón en varios casos, lo llamativo/increíble/caradura/hipócrita es que hables de policías de lo que está bien y lo que está mal escuchar, cuando publicaste hasta libros contándonos, por ejemplo, que...
los piojos es música para gente que no sabe absolutamente nada de música, o que callejeros es musica para gente que no entiende un carajo de la vida, ah y también que silvio rodríguez es música para kirchneristas enceguecidos. Por ejemplo.
Quizás te justifiques con que son elucubraciones para no tomarse tan en serio. Sea como sea, lo escribiste vos, el que dice que "Hay personas que están en contra de la policía pero que actúan como una especie de policía cultural que determina lo que está bien y lo que está mal escuchar. Es muy raro eso."
una aclaración nada importante y capaz errónea: luca se rapó porque se estaba quedando pelado. Esto lo demuestra portador de una dignidad que no tienen ni el polaco bastía ni el pepi zapata, por ejemplo.
Por momentos todos somos un poco policías culturales, pero al rato se nos pasa porque es una boludez. Sólo sirve para discutir un rato
Parecés Massa hablando de narcos: cuánta furia, chabón, ok, perdón, pero la verdad es que es obvio que ese texto sobre los distintos fans de las bandas es en tono de comedia. Ojo, tal vez hoy no lo escribiría, pero de ahí al "llamativo/increíble/caradura/hipócrita", de verdad me estás confundiendo con Massa.
Entiendo a qué te referís en cuanto al crítico que endiosa a Babasónicos y ningunea a La Renga pero si leés el blog te vas a dar cuenta que ese no es mi caso: ni endioso a Babasónicos y, bueno, sí, un poco ninguneo a La Renga pero tampoco puedo hablar de todas las bandas, tampoco tengo una opinión sobre todas las bandas. Pez me gusta desde que tengo 15 años ¿qué querés que le haga? ¿Me tiene que dejar de gustar porque otros le chupan las medias y algo más?
Hay bandas relativamente nuevas que me gustan del Siglo XXI para acá (si leés el blog te vas a dar cuenta; no es que te quiera obligar pero ya que salís con los tapones de punta...): El mató, La Perla Irregular, Valentín y los volcanes, Los reyes del falsete, Miro y su fabulosa orquesta de juguete, Pérez y tantas otras de las que no escribí nada pero igual las escucho. Seguro vas a decir: "ah, esas bandas son una mierda para críticos de rock anti no sé qué", son las que me gustan, ¿qué querés que cambie mi subjetividad para que vos estés contento?
En cuanto a que también soy un policía cultural, en eso tenés razón pero de un tiempo a esta parte soy consciente e intento ir puliéndolo.
Saludos.
Che, "parecés Massa...", vos parecés Aníbal hablando de narcos.
Creo que es muy de aquel tiempo esa división. Es más, no creo que unas declaraciones de Luca sean el germen de esas antinomias (que se muera Cerati, la puta que lo parió), sino una manifestación.
Es que el tiempo pasa, nos vamos volviendo relativistas. Sandro era un desastre, el paradigma de lo comercial en los 70, y Charly lo reivindica en Tango 4.
Lo de facho es más probable, está la historia esa de que bardeó a Virus diciéndoles putos. Pero en eso también juega el tiempo y su paso. Estamos hablando de ¡30 años atrás!
Anyway, todos somos un poco policías, aun cuando denostamos a los policías, y en ese mero hecho.
Ah, si te gustan El Mató y Los Reyes, sale directo el link a Sué Mon Mont.
Luca toma el taxi como ninguna.
El policía que se sintió tocado arriba, tiene razón en su cita Corvinesca de lo de Silvio Rodrigues.
El de acá arriba tiene razón cuando dice que el policía de más arriba tiene razón.
Lo de las antinomias rockeras lo liquidó Miguel Abuelo en una sola frase, hace más de 30 años: siempre tiene que haber más, y no menos. Después nadie te obliga a que te guste todo, cada uno elige... o cree que elige. Porque raramente somos conscientes de cómo nuestros gustos se organizan a partir de condicionamientos como la gente con quien nos juntamos, la gente con quien no nos juntaríamos nunca, la gente con quien nos gustaría juntarnos, etc. Todo lo cual no tiene un carajo que ver con la música, la poesía o lo que fuere.
Después siempre está el negocio del que pretende sentar doctrina a partir de la música y los músicos. (Negocio entre comillas, a veces sin comillas. Y no lo señalo desde afuera porque todos lo hicimos muchas veces, así sea en un par de comentarios en un blog de otro). El que quiere sentar doctrina enseguida traza líneas divisorias; la gente común, hasta donde se puede hablar de gente común, es bastante promiscua en sus gustos musicales, y puede mezclar Sergio Denis con Muse y Kiss con Ricky Martin sin alardear ni pedir disculpas. Tampoco está mal sentar doctrina, obvio, el problema es cuando eso te lleva a perderte obras interesantes sólo porque no encajan en tus estructuras, o cuando entrás en esas guerras tribales onda Soda-Redondos que nunca llevan a nada. Nuestros abuelos se enzarzaron en una parecida, hace 50-60 años, sobre Piazzolla y D'Arienzo, y cuando se avivaron, sus hijos se habían ido y escuchaban otra cosa. En el rock está pasando eso, me temo.
Además las doctrinas mutan cíclicamente, a veces por culpa de esa costumbre de morirse que tiene la gente. Spinetta, Pappo y Cerati fueron revalorizados en parte por eso: en vida, a Luis jamás lo fueron a ver multitudes, a Pappo se le reían por sus letras que ahora se valoran, y a Cerati no se lo respetaba tanto y se le discutía el corte de pelo o si le robaba a medio mundo, como si los Beatles no hubieran sido los campeones mundiales en eso. Nebbia no estaba en los radares del rock en lo 80 ni en los 90, era como un apóstata del género, hasta que hace poco se acordaron de reintroducirlo en el canon. Charly tenía sus detractores en los 80 pero era la referencia en el rock argentino. Hará unos años se volvió con la idea de que era la fuente de todos los males, pero el día que se muera empezará seguramente el tachín tachín de que fue Gardel, Maradona y San Martín juntos. Quién sabe quién será el próximo rescatado tras años de ninguneo. ¿Miguel Cantilo, Vox Dei, Billy Bond, Miguel Mateos, Marciano Cantero, Palo Pandolfo?
Saludos, se me fue un poco largo el comentario.
Corviño, sé de su afición a Bolaño y youtube, sí, usted es un youtuber, reconozcaló, asique le acerco esto que amí me sorprendió, pues creía que ya no había más entrevistas, pero sí, hay una más, eureka, disfrute, salut, https://www.youtube.com/watch?v=BFFfrNJOkMU .
¿Estás bien Corvi?
Digo, después del paso de las chicas del Encuentro de Mujeres por MardelP pidiendo muerte al macho y demás cosas similares....
Soy tan youtuber y tan bolañesco que ya la había visto cuando se subió (justo ese día busqué "bolaño" en youtube, así de miserable es mi vida, posta). Está muy buena.
La muerte del macho a mí no me perjudicaría en nada, además casi cumplen la fantasía imposible de todo marplatense de bien: tirar abajo la Catedral.
Saludos!
La muerte del macho no te perjudicaría si la mirada de estas personas que andan pidiendo muerte coincidiese con la tuya.
No contaría con eso, no confiaría en la razonabilidad o la precisión de objetivos de quienes andan pidiendo muerte...
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