
Especialistas en el amor (¿quiénes son esos tipos?) afirman (¡¿cuándo?!) que toda pareja (¡¡¿está científicamente comprobado?!!) debe atravesar (¡¡¡¿de qué forma?!!!) "la comezón del séptimo año". Evidentemente se trata de una teoría importada que ha venido a colonizar nuestra subjetividad periférica ya que un término de la tesitura de "comezón" no puede ser pronunciado por un rioplatense sin que éste sufra una soberbia patada o puñalada o tiro en el culo, la espalda o la cabeza respectivamente. Es casi como decir "chévere" ante un acontecimiento que nos agrada, como decir "chinga a tu madre" cuando odiamos a un tipo, como decir "lavabo" en lugar de "pileta". Así podría seguir durante años: la enumeración innecesaria es el opio de mi mente. De todos modos (¡y qué modos, señores!), si uno se interesa e investiga, es decir, si uno googlea, acaba por comprender que ahora la comezón es al cuarto año, lo que denota una adecuación espacio temporal acorde a la duración (por demás finita) de las parejas actuales. Si me guío por mis últimas experiencias podría asegurar que la comezón empieza a las tres semanas y, por qué no, a la tercera cerveza (de 750 ml). Sin embargo, como bien dice el dicho, siempre es mejor dejarse llevar por la empírica de David Hume que por la de Martín Zariello, personaje que se ha entrometido demasiado en este texto y, por lo tanto, vamos a proceder a asesinar.
Bang, bang, bang, hojas muertas que caen.
Ya muerto el autor (gracias Roland) se sabe que la comezón del séptimo año de una banda de rock sucede en el tercer disco. Es en ese trabajo que los rockers deben confirmar (o no) lo que han prometido en sus dos primeros albums. Es la mayoría de edad del rock. Y no todos pueden superar el escollo. Es que los rockstar también tienen problemas. Los vemos siempre en el póster sacralizado del imaginario social, rodeados de modelos, aspirando cantidades industriales de cocaína, tirando televisores por la ventana, pero sin embargo ¿alguna vez pensamos en Juanse como un padre de familia que debe llevar a sus hijos a la escuela y luego ir a buscarlos? No. Tampoco sé si Juanse tiene hijos, pero ¿qué importa?... En fin. Podríamos ofrecer miles de ejemplos de bandas que desaparecieron atrozmente luego del tercer disco, bandas que sucumbieron a la terrible comezón, bandas con integrantes que se suicidaron ¡o directamente se mataron entre sí por no poder soportar la prueba de fuego! Pero
No hace falta aclarar, después de esta clara y concisa introducción, que nos referimos al tercer trabajo de
PD: De existir Dios, temas como “Guadalú” y “Sólo jugar” serían hits masivos.
PD 2: No estoy tan seguro de que la originalidad sea “sólo un invento de los Egos de algunos tipos trastornados del Siglo XIX Occidental”, pero la frase queda bien.