jueves, 6 de octubre de 2011

Vive y muere pero no huevees


Ser fanático de un escritor es bastante similar a ser el débil de una relación. Lectores como novios pollerudos que deben aceptar los caprichos y los desplantes de sus parejas. Las acompañan al cumpleaños de una tía lejana. Comen hamburguesas de soja. Se pierden los partidos de sus equipos porque entró en crisis un corte de pelo. Hasta que llega determinado momento en el que cierran el libro del amor en el medio de un capítulo cualquiera. Y se dicen que nunca más volverán a leerlo después de ese fiasco de volumen de cuentos, el plomo de aquella novela tan ambiciosa o esa colección de poemas escritos a media máquina. Pero, tarde o temprano, vuelven.


Hay libros que son como llegar a casa: y que te encuentres a Jack El Destripador en el baño/ y que te hayan cambiado la cerradura/ y que en la puerta te espere un familiar insoportable.


Nuestros escritores favoritos nos llaman y regresar cada tanto a sus libros es como llegar a casa después de un viaje, uno de esos al Norte que acostumbran hacer los jóvenes de clase media-alta para contar a sus padres ¡que un día vieron a un pobre y se ensuciaron las uñas con tierra! De la cama al living, es verdad, no hay travesías ni excursiones ni aventuras, pero estamos cómodos, relajados y es imposible perderse. Algo de eso sucede con los libros póstumos de Bolaño. Aunque aquí el romance sería un triangulo amoroso: con el autor y sus editores, tendientes a publicar incluso aquella vieja y perdida lista del supermercado del año 1994. La verdad es que después de 2666, obra maestra de la literatura del siglo XXI, zeitgeist soberbio de la alienación del mundo actual, no es mucho más lo que se le puede pedir al Bolaño Post-Mortem. Sin embargo siempre estamos ahí, atentos a las novedades de nuestro Cortázar para armar. Ustedes saben: Los Detectives Salvajes es La Rayuela que nos tocó en suerte. El libro que nos dio ganas de escribir y de coger y de amar y de viajar y de vivir a quienes nacimos en los 80'. Y como se miran cada tanto los nuevos y malos capítulos de Los Simpsons, como se sigue el derrotero de River en la B Nacional, seguimos leyendo las viejas nuevas novelas de Bolaño.


El Tercer Reich (2009) estaba demasiado bien. Empezaba como una novelita cualquiera para leer en el verano, pero promediando era como llegar a tu casa y descubrir un pasadizo atrás del armario de tu pieza. Creo que es una obra maestra y que ya se entendió la analogía entre libros y casas. Los sinsabores del verdadero policía no es mala pero parece un pastiche de todos los libros de Bolaño. Ahí está la gracia pero no a todos nos causa risa. Hay fragmentos de Los detectives salvajes y algún cuento de Llamadas telefónicas. Amalfitano, el personaje principal, aparece en 2666 con otro "prontuario" (aquí es un profesor de literatura que tiene sexo con un alumno y debe mudarse de Barcelona a Santa Teresa). Lo mismo con el escritor enigmático, J. M. G Arcimboldi, que en 266 se llama Benno von Archimboldi. Se trata de un collage del imaginario bolañesco que luego tomaría forma en sus obras más logradas. Los editores lo hacen pasar como un ejemplo vanguardista de work in progress. Cosa que es, claro, pero de la misma forma que Goyeneche es rockero, El día de la marmota una película sofisticada sobre el paso del tiempo y yo un pelotudo: involuntariamente. Allí están los poetas homosexuales. Los crímenes. Las historias de la Segunda Guerra Mundial. Los pasajes oníricos. Las putas. La pulsión romántica de la escritura. Y esa alusión a escritores y libros que si se pasa de rosca se convierte en un alarde innecesario: de Bioy Casares a Reynaldo Arenas, pasando por Herralde (¡!) y Georges Perec. Esto (que alguna vez advirtió Fogwill sobre un chat entre el mismo Bolaño y Piglia) merece un párrafo aparte.


Amalfitano dio un curso sobre Mario Bunge al que asistió sólo una persona, preparó otro de Rodolfo Wilcock y ofreció un seminario sobre Felisberto Hernández. En la noche parisina, su hija duerme en una chambre de bonne de la calle Marcel Proust. El diccionario de autores (como el adjetivo, la rima, la comparación, las citas, los sinónimos, la lectura de Bolaño, la enumeración y los paréntesis) cuando no da vida, mata. De un hombre culto a uno idiota hay un solo paso. Cuando la narrativa (o la poesía) tiene "cameos" o menciones permanentes de escritores y exige que el lector conozca su obra y su trayectoria y su vida para hallar sentido, cae en el sectarismo. Una literatura para pocos, para gente cool. Para mi mejor amigo o la mina que me quiero levantar. Todos los libros de Bolaño (o por lo menos los mejores) deberían llevar índice onomástico, pero a pesar de ello pueden provocar el goce de cualquier lector "amateur" (me refiero, ingenua o pedantemente, a alguien que: no tiene biblioteca, no lee suplementos literarios ni tuvo la desgracia de estudiar Letras). En Los sinsabores... hasta parece que gran peso de la apuesta narrativa está en ese desfile incesante de autores. De la página 258 a la 259, por abrir una al azar, cuento 25 (entre filósofos, escritores y Arcimboldi). En realidad, la máquina bolañesca todavía no estaba del todo aceitada. Algunos fragmentos (el de las violaciones de las distintas María Expósito) parecen propios de García Márquez. Otros, en cambio, están a la altura del mejor Bolaño. Cuando el comisario Pedro Negrete narra su encuentro con el General Sepúlveda sentimos la presencia inapelable del maestro de la literatura latinoamericana contemporánea:


"Y cuando íbamos por la quinta o sexta taza de whisky el viejo dijo que en el cuarto de los empleados había un muerto. Y yo le dije: no bromee, mi general, y él me miró a los ojos y me dijo compruébalo tú mismo".


Digresión referida no sólo a Los sinsabores, sino a la mayoría de las novelas que leemos (nos agraden o no): llega determinado punto en el que ya no sabemos muy bien qué sucede. Ni quién es el narrador, ni de quién está hablando, ni si el personaje principal fue asesinado, ni en qué ciudad se lleva a cabo la acción (si es que hay acción). Lo único urgente es terminarla. Como sea. Y ahí sí pasar sin remordimientos a una nueva novela. La gente moderna acostumbra a decir que no importa si se termina o no un libro. Lo que vale es la experiencia. Sospecho que entienden que los tiempos cambiaron y eso de terminar libros es algo antiguo. Bueno, yo creo todo lo contrario. Incluso que el tiempo no existe ni cambia. Existen y cambian las personas. Personalmente quiero terminar los libros que empiezo y advierto con horror que cada vez empiezo más y termino menos. Ya en 1990 Levrero intuía que no le dedicaba el mismo tiempo que antes a la literatura porque su subconsciente había sido reemplazado por la computadora. Ahora mismo vivimos la distopía virtual de reemplazar la vida por facebook y twitter. En la Antigua Grecia consideraban que la esclavitud era algo natural. Tal vez dentro de algunos siglos se considere a las redes sociales como enfermedades patológicas masivas que afectaron profundamente a la especie humana.


La digresión anterior actualiza el problema ético de decir o no que se leyó un libro si no lo terminamos. Se impone, de esa forma, otra división del mundo: de un lado los que no terminan un libro y de todos modos dicen que lo leyeron; del otro, los que no terminan un libro y no lo mencionan entre los libros leídos. También una regla sobre la desconfianza del tipo: "desconfío de quienes no terminan un libro e igual dicen que lo leyeron". Al mismo tiempo, esa frase podría ser el título de un grupo de facebook.


Digresión al apéndice de la primera: una buena digresión no debería ser explícita en el cuerpo del texto, es algo que el lector debe desentrañar.


En fin, todas esas características que hicieron de Bolaño un escritor reconocible, con un estilo propio y una obra sólida, acá aparecen como ingredientes de una receta a medio terminar. Una cosa es lo inconcluso, muchachxs (¡!), otra lo incompleto. El esfuerzo del prologuista (J. A Masoliver Ródenas) por justificar la publicación es elocuente: un libro genuino no necesita justificación alguna. Claro que sí, el verdadero policía es el lector que intenta en vano ordenar la novela endemoniada, pero un libro, como el ser, es o no es. Los sinsabores del verdadero policía se asemeja mucho a una de esas series yanquis que cancelan por falta de audiencia. Se dirá que a libros de Kafka como El Castillo o El Proceso también les faltaba una mano de pintura. La diferencia es que sin El Castillo o El Proceso, la literatura de Kafka no sería lo que es. Sin Los sinsabores... en la biblioteca bolañesca, no pasa nada. Es más, gana en promedio.


Los libros de más son como esos parciales difíciles en los que las respuestas equivocadas te quitan puntos.


Por último, con este compendio de clichés, la novela le da la razón a quienes dicen que Bolaño es un escritor globalizado, a la medida de las multinacionales. Nació en Chile, creció en México, murió en España. Sus relatos suceden en cualquier lugar del mundo. Está de moda. Sus narradores manejan el registro de lengua de estos tres países y a veces caen en el neutro (en un campo semántico, término cercano a "light"). Pero aún así la máquina narrativa de Bolaño funciona ya que los aspectos esenciales de su producción literaria no obedecen a un estudio de mercadotecnia para hacer best sellers: ¡son fruto de la fatalidad del destino que lo llevó sin timón y en el delirio por la Ruta! Y esto lo nota cualquier lector con un poco de intuición. Por otro lado, Nabokov nació en Rusia, escribió en inglés y sus novelas están ambientadas en Berlín (Risa en la oscuridad) o Estados Unidos (Lolita). A excepción de Aira, nadie lo considera un lector para señoras que toman el té.


Bolaño, como solían decir los defensores de Cortázar en los 70', era un ciudadano del mundo. O un extraterrestre.

33 comentarios:

Ana Sol dijo...

¡plas, plas!
Grosso Corvino.

Matías dijo...

Ah, qué gusto.

José, pero no Bruno dijo...

HDP ¿qué haces escribiendo en un blog?
#UnLibroDeEnsayosDeIlcorvinoYa

Desocupado mental en la era del blog dijo...

¡Qué agrande tenés pibe, 7 a 1 con tres de Cavegol!
2666 es hermosísima, aunque no la terminé. Ya la cita de Baudelaire al comienzo: "un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento" me cae bien. Me gusta leer primero "Literatura + enfermedad = enfermedad" y luego sí emprender de lleno 2666.
Pregunta off topic para quien quiera responder: ¿Quién escribe mejor, Leonard Cohen o Bob Dylan? Justifique respuesta, en lo posible, con una cita.
Abrazo de gol de Boca campeón!

Cine Braille dijo...

Me impuse terminar todos los libros que empiezo, no vaya a ser que sobre el final haya una vuelta de tuerca que mejora todo. Consecuentemente, cada vez empiezo menos libros.

Andrea dijo...

No sé Desocupado, no leí a ninguno de los dos en profundidad.Cohen me deslumbró con Hermosos Perdedores.
Mi pregunta es: ¿Qué tal escribe ese Tomas Tranströmer?
Excelente post don corvino. Ya nos diste en pocos días a: Casas, Levrero, Bolaño. Mándate una del gran Maestro y no jodemos más.

Anónimo dijo...

"Tal vez dentro de algunos siglos se considere a las redes sociales como enfermedades patológicas masivas que afectaron profundamente a la especie humana."

Maestro. Nada más.

Anónimo dijo...

"A excepción de Aira, nadie lo considera un lector para señoras que toman el té." ¿?...

vientos de cambio dijo...

me adhiero al "qué gusto". siempre muy claro y llevadero. el don.

siempre que te leo me quedo con cosas para decir. muchas a favor y otras no. estas últimas supongo que aparecen por una proyección espejoreflejo de tus patologías sociales con las mías.

punto por punto.


marco de la opinión: de bolaño sólo leí putas asesinas. no tengo constancia ni tiempo para estudiar más de una materia de letras por año, osea que soy un amante de la lectura pero bastante ignorante en en comparación intelectual con un letrado. no me gustan las mayúsculas.

arranco: el hecho de bancar los puntos flojos de los escritores es aceptar que son humanos. seres humanos que no pueden evitar (indirectamente) mostrarnos su cara más vaga y vulnerable. cortázar escribe el libro de manuel pero se lo quiere igual. nunca terminé ese libro pero no me gustó. no me gustó sin haberlo terminado y lo menciono entre los no terminados. acá está el punto de terminar o no los libros. creo que si se pierde el hilo o el amor, no tiene sentido seguir. después que la gente mienta que los terminó, es cosa de los problemas psicosociales de integración y reconocimiento de la gente.
de todas maneras rescato que sin terminarse un libro puede conocerse la esencia. por ejemplo, a la mitad de el proceso de kafka se entiende el punto (sin punto) de la cuestión. especie de bola de palabras sobre un paréntesis que encierra un espacio vacío. no hace falta llegar al fin para entenderlo, sí para disfrutarlo.

la justificación de que da igual terminar un libro o no, es una moda new age de piernas cruzadas y poca profundidad. frases hechas que parecen sofisticadas a pesar de ser superficiales. es el pozo contemporáneo, que no por triste y decadente deja de ser interesante. era de la velocidad y la literatura plástico.

referente a esto último, tus comentarios críticos a la clase media hippie con blackberry dejan en evidencia una suerte de rencor con la época pero en algún punto con vos mismo. te propongo algún día una jornada de vino y aceptación, de experimento y desverguenza.

con respecto a la cantidad de autores que cita bolaño, me parece claramente tan sectarista como inevitable. en el fondo no creo que se trate de un acto de soberbia.
es inherente al ser humano, la erudición no conoce de modestia.
en algún punto hasta tus entradas pueden ser sectaristas, habrá cosas que me pierdo y si lo las lee mi tía-revista-paparazzi no entendería absolutamente nada aunque alguna vez haya leído literatura y le haya gustado.


en fin. tengo que cerrar urgentemente.
te recalco lo del vino, de paso me podés prestar un libro de casas.

te felicito, siga así.
un saludo

sebastián.-

pollorekords dijo...

Corvino
A mi tercer reich, sobre todo una ves que se consuma la vida del protagonista en la playa, piere mucho interés. El quemado otro personaje bastante "intrincado" surge como un Arturo Belano de forma inmediata, y el final es una crónica necrológica prácticamente
Fue una decepción ese libro, pero queremos tanto a Bolaño, q es un atrevimiento poder criticarlo y terminas justificando el libro frente a extraños, que este era el comienzo del gran bolaño!

Belen dijo...

Cada vez que hablas de Bolaño me aflora profundas ganas de leerlo. Pero por una u otra cosa leí muy poco de él. Ahora estoy leyendo a Borges, esa una buena excusa.

Y el tiempo SI existe, dicen que es la cuarta dimensión. Pero sí, el tiempo no cambia, o nos cambia. Nosotros trascurrimos y cambiamos en el tiempo, creo.

Ah, no era Roger Waters el que protagonizó Nights in Rodanthe?

cuqui dijo...

a mi me pasa algo con bolaño, no le puedo entrar. intente con el tercer reich y la literatura nazi en américa. mira que fui insistente y nada. alguna recomendación para largar?

Martín Zariello dijo...

Cuqui: Empezá con el libro de cuentos, Llamadas telefónicas y después seguí con Los detectives salvajes.

Vientos de cambio: aclaro, como digo en el post de arriba, que el odio y el resentimiento son los motores de mi impulso por escribir. Suena feo, pero es la verdad. Podría escribir sobre la sonrisa de la mujer que amo, sobre el cuarto de helado de chocolate que me comí ayer, sobre la goleada histórica 7 a 1, sobre el libro de Leonard Cohen que estoy leyendo, pero no me interesa. Por otro lado, estoy muy alejado del prototipo del hippie con blackberry aunque no reniego de ese tipo de persona, de último soy un hippie con blog o algo así. Por supuesto que me odio a mí mismo, claro que sí, escribiendo acá boludeces como si a alguien le importara. Estoy al tanto de todos los odios posibles. Por otro lado II: con tal de que funcione un texto, soy capaz de escribir cualquier cosa. No me gusta el vino.

Saludos (no a vos, José Bruno).

Anónimo dijo...

como te pego ese José Bruno. Mandalo a cagar

Martín Zariello dijo...

Es un chiste.

Anónimo dijo...

Recomendacion:Los detectives salvajes.NO puedo creer que a alguien no le guste.

Pero a cualquiera que dude le recomiendo lea el primer capitulo de Estrella Distante. Cuando se recupera, lo sigue leyendo. Estremecedor.

Anónimo dijo...

"escribiendo acá boludeces como si a alguien le importara"

¿por qué ese desprecio a tus más fieles lectores?

Desocupado mental en la era del blog dijo...

Yo no lo interpreto para nada como "un desprecio". Lo interpreto como "memento mori": saber que te vas a morir, y no tomarte demasiado en serio.
"Es mejor escribir antes que ser escrito por la demanda del lector" (Fabián Casas dixit)

el gato con botas dijo...

porque corvino prefiere no tener lectores a tener de lectores a ustedes manga de bobos, ninguno está a la altura de su intelectualidad

Anónimo dijo...

lectores de corvino: vayan a leer la nación, ustedes están más para leer un diario que algo culturoso y artístico juajuajuajua

Desocupado mental en la era del blog dijo...

Ese último comentario expresa casi lo contrario de lo que quise decir.
En literatura no necesariamente es central la "altura intelectual" -que no sé qué es- del autor, porque se basa en la "técnica".

No sé -ni me importa- lo que el pibe piensa de "los lectores". Supongo que nada concreto, porque el concepto de "los lectores" es tan general que no es ni verdadero ni falso, ni justo ni injusto.. es un concepto vacío, un pedo escrito.
Messi no es experto en ciencias sociales ni un intelecto brillante, pero es un jugador inteligente en lo suyo y tiene TÉCNICA.
Abrazo de gol de Boca campeón!!

July dijo...

Escribir bien y ser culto es algo que todos si no los proponemos lo logramos. Trasmitir y excitar y conmover desde la escritura mas fluir y trascender es un don de pocos, y corvino cuenta con el

Martín Zariello dijo...

El desprecio era hacia mí, idiotas (?).

Yo dijo...

A mi no me importa no estar a altura de su "intelectualidad", me alcanza y sobra con disfrutar de sus textos.

Anónimo dijo...

qué fuman todos acá? conviden...

falladito dijo...

Efectivamente el tiempo no existe no es más que un engaño de la conciencia. Nuestros limitados 5 sentidos no pueden hablar de una 4ta dimensión puesto que no somos capaces de percibirla. Todo eso es producto de un viejo loco llamado Einstein y alentado actualmente por delirantes físicos cuántico
Todo acá muy lindo... muy cálido, y yo me fui al crajo

Anónimo dijo...

El Corvino no define si quiere ser Charles Bukowsk o Jorge Luis Borges.
Decidite pibe, mira que es muy triste el destino de quien tiene que terminar dando clases en la carrera de letras en MdP,demasiado loser, alta frustración
Y se nota que no manejas el concepto de tiempo. Afloja un rato con los post, loco

David Lebón dijo...

El tiempo existe, y es es veloz...

ema dijo...

el tiempo es tan relativo como el pensamiento humano... Lo pudo haber dicho Einstein pero lo dije yo

es fascinante como los comentarios se van despegando del post

cordiales saludos

Anónimo dijo...

El tiempo pasa nos vamos poniendo tecnos.

Anónimo dijo...

Crítica constructiva: a los titulos de los libros conviene ponerlos entre comillas o en negrita, de lo contrario podemos confundir los titulos con intenciones declarativas o digresiones en las oraciones.
Puteame y agradeceme.

Martín Zariello dijo...

En un post corto lo hago, acá ni en pedo. Saludos.

Bubulina dijo...

Capaz me sacás por un tubo, pero La Universidad Desconocida es una cosa de locos, o seré yo que siempre me fanatizo más por la poesía que por la narrativa. El resto de los libros bolañescos vienen siempre bien (excesivamente) y la charla entre Piglia y Bolaño es muy entretenida (tratando de no usar el término intelectualoide "interesante", siempre acompañado con un entrecerrar de ojos y mirada lejana), sobre todo la parte que hablan de Erik Satie.
Y el chiste de qué fuman acá es viejo, muchachos!