En Museo de la Novela de la
Eterna, Macedonio Fernández realiza una operación de vanguardia muy famosa:
interrumpe permanentemente el inicio de la novela con una serie interminable de
prólogos.
Como casi todos los experimentos literarios, es mejor contar o
escuchar esta anécdota a o de un amigo, que leer el libro en sí mismo.
En estos días se dio a conocer The
Endless River, lo último de Pink Floyd. El disco está armado en base a una
serie de pasajes instrumentales que quedaron descartados del que hasta ahora
era el último disco de la banda, The
Division Bell, de 1994. Gilmour y Nick Mason (el único miembro del grupo
que sobrevivió a todas las épocas) lo editan como homenaje a Rick Wright,
tecladista fallecido en 2008.
Los fans de Pink Floyd se dividen en distintas facciones: los fans de
Syd Barret, los de Waters, los de Gilmour y ahora los de Rick Wright, el
cerebro detrás de varias melodías inolvidables de The dark side of the moon. Es que el fan de Pink Floyd, de por sí,
se caracteriza por militar cierto elitismo dentro del mundillo del rock: no
sólo se trata de escuchar los discos, sino de saber detalladamente a través de
qué trucos de ingeniería técnica se grabaron, qué inenarrable verdad filosófica
y existencial viene a decirnos el arte de tapa, quién mierda es o qué mierda
era "Publius Enigma", cuán peleados estaban Waters y Gilmour a fines
de los 70, cuán peleados estaban Waters y Wright a principios de los 80, cuán
peleados y muertos están todos ahora.
Mientras escuchaba The Endless River no pude evitar recordar a
Macedonio. El disco cuenta con cuatro suites divididas en varias partes y
repletas de sonidos que recuerdan a viejos y legendarios temas de Pink Floyd.
Por momentos es emotivo pero en determinado punto nos damos cuenta que todo lo
que escuchamos ya pasó hace un montón de tiempo y fue mucho mejor: The Piper at the Gates of Dawn, Meddle, Obscured by clouds, Wish you are here, son sólo algunos de
los discos de la banda que contribuyeron a que el rock se transforme en una
cultura sólida e bella.
En The Endless River están
los solos de de Gilmour, las baterías tribales 2.0 (¿ahora 3.0?), los largos
pasajes climáticos de Wright, el ambient progresivo que hará las delicias de
los musicalizadores de programas de cable. Todo muy lindo y cuidado, pero
cuando parece que, ahora sí, está por empezar La Canción, la intro-prólogo
termina y empieza ¡otra intro-prólogo! Recién el último tema, llamado
"Louder than words", tiene letra y un desarrollo más coherente, pero
a esa altura ya parece una broma pesada.
Por internet circulan críticas despiadadas que describen a The Endless River como el gran fraude
del Siglo XXI. A mí el disco no me parece tan grave y verdaderamente había que
ser muy crédulo para esperar otra cosa. Es más, estoy empezando a pensar que
todos esos comienzos en falso son la última e involuntaria prueba de la faceta
más experimental y vanguardista de la banda.
6 comentarios:
El que inventó eso de la novela que nunca arranca parece haber sido Lawrence Sterne con el Tristram Shandy, siglo XVIII. El futuro llegó hace rato, dijo el Indio, el futuro es cosa del pasado, dijo Dylan, el futuro ya no es lo que era entonces, dijo Jim Morrison.
Saludos
por qué no escuchás factor burzaco, la banda de abel gilbert? me gustaría conocer tu opinión sobre ella
Faltaron una facción de fans de Pink Floyd, el pequeño pero revulsivo comando de Alan Parson.
PD, qué ganas de flagelarse con el disco que reseñaste. La esperanza, evidentemente, es lo último que se pierde.
escuché mucho pink floyd, hasta el Division bell me gustó pero este disco es infumable, vacío muy vacío
En realidad, este disco hecho con 'pasajes instrumentales que quedaron descartados', es el disco que originalmente debería haber salido junto con Division Bell. El plan original era editar un cd doble, cuya segunda entrega era un proyecto ambient-instrumental, por eso el disco básicamente se compone de 'intros-prólogos'.
Exactamente el mismo plan estaba en la gestación de Sueño Stereo, un disco doble con una segunda parte instrumental (notese que ambos discos se editan con un año de diferencia, con lo cual podría responder a cierta tendencia ambient que dominaba los 90').
Reconozco militar en las filas de la tan temida facción llamada 'fan de Pink Floyd', y como tal, no tolero que el nombre de Wright esté mal escrito, ni siquiera por error de tipeo.
Cordial abrazo!
Martín. Cap. Fed.
era obvio que ese disco iba a ser una garcha, No los juzgo si son cuatro viejos chotos
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