Si algún distraído todavía no sabe cual es el ADN de la música argentina debería darse una vuelta por El palacio de las flores. Allí hay demasiadas pistas para que yo les explique que es lo que hace argentina a una canción. Podría decir que no se trata sólo de tocar tangos y hablar de la Plaza San Martín (también de eso hay y enhorabuena) sino de tener autoridad para decir, inteligencia para componer y voz para cantar. Y cuando hablamos de “voz” no aludimos a Freddy Mercury sino a la voz que tuvo Goyeneche para seguir cantando cuando le quedaba esa “garganta de arena” tan magistralmente captada por el lente bizarro de Cacho Castaña. (Cuando digo “canción argentina” traigo a colación a Borges que cuando tuvo que discutir sobre cual era la tradición de la literatura argenta fue más que certero: la de toda la cultura Occidental. Y si hablamos de música tenemos que tener en cuenta tanto el rock como la milonga, el tango como el bolero, el jazz como el funk, la bossa como el blues). Es ese bandoneón que pone la piel de gallina cuando esta promediando “Corazón en venta”, el primer corte del nuevo disco de Andrés Calamaro, producido por (de pie, por favor) Litto Nebbia e interpretado por La Luz, la banda del ex Gatos que cuenta entre sus filas a Ariel Minimal. Me es imposible no declarar a El palacio de las flores como el mejor disco del año, quizás el mejor de la década. Es que se trata de un hito importante: por primera vez dos figuras respetadas (hasta el hartazgo, es verdad), provenientes del rock, se juntan para dejar de lado la egolatría y la pose de estrella que había arruinado aquella otra y nunca efectuada reunión de próceres (me refiero a la unión de García y Spinetta, en el 85’). La la la (Spinetta-Páez) no es un disco malo pero creo que todos estaríamos de acuerdo que allí no están ni las mejores canciones de Fito ni las mejores gemas de Luis Alberto, no es casualidad que el mejor tema sea la versión de “Grisel”, el tango clásico de Mariano Mores. Los dos Tango de Charly y Aznar contienen hits como “Tu amor” o “Hablando a tu corazón” pero en nada se compara con la reunión de la que hoy nos toca hacer mención. Incluso Litto Nebbia evidenció su temor a la disputa en cuanta entrevista le hayan hecho en los últimos meses: “La verdad es que cuando se reúnen dos figuras conocidas, las cosas suelen terminar mal, Charly-Spinetta, Sabina- Páez, Cortez-Cabral, todos terminaron mal. Es como si los dúos siempre tuvieran que terminar peleados. Si no, mirá el ejemplo de Tom y Jerry” (le faltó Tuzzio-Ameli). Pero la verdad es que este Calamaro (sin bate de béisbol a la vista) parece imposible de discutirle algo a su Maestro del momento. Como el mismo Salmón lo explicito el disco se hizo entre mates y amistad. Si, si dan ganas de escucharlo comiendo tortas fritas (aunque no me gusten), con amigos, una novia, un partido en la tele. Y hasta te diría que en casette.
(Aclaración: El palacio de las flores no es un disco de rock, toma el rock como lo hace con el funk, el tango, el folklore, el bolero y más que nada ese tipo de canción que antes se había definido como “argentina” y para no caer en ambigüedades llamaremos “Música popular y Suburbana del Río de la Plata”. “Rockero de potrero, ricotero-ríoplatense”, bah. Esta unión de vocablos puede provenir sólo de un ser).
Al escuchar el disco salta al oído (que fea imagen, che) una impresión: estamos ante un rejunte de canciones. Y es verdad: ¡pero que rejunte! Estamos hablando de un cover de Manzanero, otro de Nebbia, canciones que sobraron de El Salmón que conocíamos de Internet (si, a Calamaro le sobraron más de 200 temas de un disco de 103…), un par de temitas compuestos en conjunto por la ilustre compañía y algunos que Nebbia le regalo a Calamaro.
El problema mayor del disco -esta de más decir que para mí es inexistente- es la cara que va a poner el fan de Calamaro al escuchar a Litto. Parece que el encargado de hacer el video de “Corazón en venta” también tuvo este problema y justo cuando empezaban los coros de Nebbia corto el tema abrupta y absurdamente. “Corazón en venta” es otro de los temas de Deep Camboya, el estudio marginal en donde Calamaro se refugio del mundo en los primeros dos años de los 2000 hasta que un día salió y dijo, verdoso y flaco, en un aniversario del Golpe Militar: “Situación de estupefacientes. Fútbol, sala de ensayo”. Así había quedado nuestro ídolo al comenzar el nuevo milenio y “Corazón en venta” parece ser el fiel retrato de aquellos tiempos idos: “Se dice de mí que nunca vuelvo/ Y siempre me estoy yendo a ningún lugar” canta Calamaro, como haciendo un popurrí temático de sus últimos 3 discos solistas (de estudio), como así también de su etapa Rodríguez. Si les asusta la rima consonante y asfixiante (“Corazón en venta, dicen que se revienta, que versión violenta”, le falto decir algo de la polenta) acuérdense cómo estucharon Honestidad Brutal al principio y como consideran ese disco ahora. Entre aquellos viejos temas -ahora nuevos- no hay desperdicio (lástima que quedo afuera “Brian Bachicha”: “No escucho una palabra verdadera desde el día de la primavera de 1972 en los juegos Olímpicos de Munich” decía aquella extraña letra sobre un antihéroe calamaresco y border): el mejor es el que le da título al disco, una hermosa y emotiva milonga que evoca la infancia de un chico que no tenía televisión y todavía no había compuesto una canción. Hace pensar en un futuro disco con tangos de composición propia en desmedro de la solemnización que se evidenció en Tinta Roja, de este mismo año. El cinismo del Salmón (el disco) se ve representado en la recuperación de una frase tristemente celebre: “Ojalá que estén vivos y bien en el país del “Sígname, síganme no los voy a defraudar” ¿Adonde? A donde se cagó un conde”. Cierta frase del tema provocará un lagrimón en un fanático de Independiente (“Eran los tiempos de Pastoriza, Santoro y el Chivo Pavoni”). El eje temático del argentino al que le dan “Boquita y ritmo tropical” y se debe “conformar con los olores” (¡!) se repite en “El punto argentino”, según Calamaro explico “un aire sutilmente dominicano”, un derroche de frases que se pegan al cerebro (aunque ya las teníamos pegadas de hace unos años): “No hay peor argentino, que su propio asesino”, “Somos los argentinos en tercera persona ¿Será que estamos en la lona que nos quieren boxear?”, “En la capital combatiendo al capital, el orgullo nacional es ganar un mundial en la Monumental”, “¿Viste cuantos países que ya no existen?”. El funk “Corte de Huracán”, una visión desde la marginalidad donde el sujeto cantante advierte que lo que empeora todo debe ser “Ese corte careta, debe ser la anfeta”. “Somos resultado de la suma de sangre y espuma. De las ganas contenidas de garchar de nuestros anteriores”. Honestidad brutal que le dicen. “El tilín del corazón”, a diferencia de la anterior no ha ganado ese aire de producción a la Litto Nebbia aunque su letra no tiene desperdicio. “Patas de rana” es un blues porteño sobre las adicciones de un hombre al que no se le abrió el paracaídas y tampoco encuentra sus alitas de ángel caído. “Mi bandera”, otro gran tema, recupera a la hermana más linda del mundo (la libertad) y la dirección del Salmón (que, si por no lo saben, va en contra de la corriente), una especie de folk al estilo “No tengo tiempo” (¿se acuerdan de Nadie sale vivo de aquí?).
(Aclaración: El palacio de las flores no es un disco de rock, toma el rock como lo hace con el funk, el tango, el folklore, el bolero y más que nada ese tipo de canción que antes se había definido como “argentina” y para no caer en ambigüedades llamaremos “Música popular y Suburbana del Río de la Plata”. “Rockero de potrero, ricotero-ríoplatense”, bah. Esta unión de vocablos puede provenir sólo de un ser).
Al escuchar el disco salta al oído (que fea imagen, che) una impresión: estamos ante un rejunte de canciones. Y es verdad: ¡pero que rejunte! Estamos hablando de un cover de Manzanero, otro de Nebbia, canciones que sobraron de El Salmón que conocíamos de Internet (si, a Calamaro le sobraron más de 200 temas de un disco de 103…), un par de temitas compuestos en conjunto por la ilustre compañía y algunos que Nebbia le regalo a Calamaro.
El problema mayor del disco -esta de más decir que para mí es inexistente- es la cara que va a poner el fan de Calamaro al escuchar a Litto. Parece que el encargado de hacer el video de “Corazón en venta” también tuvo este problema y justo cuando empezaban los coros de Nebbia corto el tema abrupta y absurdamente. “Corazón en venta” es otro de los temas de Deep Camboya, el estudio marginal en donde Calamaro se refugio del mundo en los primeros dos años de los 2000 hasta que un día salió y dijo, verdoso y flaco, en un aniversario del Golpe Militar: “Situación de estupefacientes. Fútbol, sala de ensayo”. Así había quedado nuestro ídolo al comenzar el nuevo milenio y “Corazón en venta” parece ser el fiel retrato de aquellos tiempos idos: “Se dice de mí que nunca vuelvo/ Y siempre me estoy yendo a ningún lugar” canta Calamaro, como haciendo un popurrí temático de sus últimos 3 discos solistas (de estudio), como así también de su etapa Rodríguez. Si les asusta la rima consonante y asfixiante (“Corazón en venta, dicen que se revienta, que versión violenta”, le falto decir algo de la polenta) acuérdense cómo estucharon Honestidad Brutal al principio y como consideran ese disco ahora. Entre aquellos viejos temas -ahora nuevos- no hay desperdicio (lástima que quedo afuera “Brian Bachicha”: “No escucho una palabra verdadera desde el día de la primavera de 1972 en los juegos Olímpicos de Munich” decía aquella extraña letra sobre un antihéroe calamaresco y border): el mejor es el que le da título al disco, una hermosa y emotiva milonga que evoca la infancia de un chico que no tenía televisión y todavía no había compuesto una canción. Hace pensar en un futuro disco con tangos de composición propia en desmedro de la solemnización que se evidenció en Tinta Roja, de este mismo año. El cinismo del Salmón (el disco) se ve representado en la recuperación de una frase tristemente celebre: “Ojalá que estén vivos y bien en el país del “Sígname, síganme no los voy a defraudar” ¿Adonde? A donde se cagó un conde”. Cierta frase del tema provocará un lagrimón en un fanático de Independiente (“Eran los tiempos de Pastoriza, Santoro y el Chivo Pavoni”). El eje temático del argentino al que le dan “Boquita y ritmo tropical” y se debe “conformar con los olores” (¡!) se repite en “El punto argentino”, según Calamaro explico “un aire sutilmente dominicano”, un derroche de frases que se pegan al cerebro (aunque ya las teníamos pegadas de hace unos años): “No hay peor argentino, que su propio asesino”, “Somos los argentinos en tercera persona ¿Será que estamos en la lona que nos quieren boxear?”, “En la capital combatiendo al capital, el orgullo nacional es ganar un mundial en la Monumental”, “¿Viste cuantos países que ya no existen?”. El funk “Corte de Huracán”, una visión desde la marginalidad donde el sujeto cantante advierte que lo que empeora todo debe ser “Ese corte careta, debe ser la anfeta”. “Somos resultado de la suma de sangre y espuma. De las ganas contenidas de garchar de nuestros anteriores”. Honestidad brutal que le dicen. “El tilín del corazón”, a diferencia de la anterior no ha ganado ese aire de producción a la Litto Nebbia aunque su letra no tiene desperdicio. “Patas de rana” es un blues porteño sobre las adicciones de un hombre al que no se le abrió el paracaídas y tampoco encuentra sus alitas de ángel caído. “Mi bandera”, otro gran tema, recupera a la hermana más linda del mundo (la libertad) y la dirección del Salmón (que, si por no lo saben, va en contra de la corriente), una especie de folk al estilo “No tengo tiempo” (¿se acuerdan de Nadie sale vivo de aquí?).
“Contigo aprendí” (Manzanero) no sólo remite a las versiones de bolero de El cantante (2004) sino a la propia carrera de Nebbia que fue el primer compositor originario del rock en desarrollar el formato de canción romántica, en algunos casos con joyas como la genial “No importa la razón”. La versión de “Rosemery” el viejo clásico del primer disco solista de Nebbia (1969, entre la disolución de Los Gatos y la vuelta de estos últimos con Pappo en guitarras) quizás supere a la original gracias al punteo en guitarra que maneja la melodía del tema. Entre los temas de Nebbia se destaca “El compositor no se detiene”, con una temática meta-cancionera (típica en Litto), es decir, sobre el hecho de hacer canciones, que se ve acentuada en “Una voz que sea de todos” en un trío con Vicentico que ahora si, aunque no lo crean, cada día canta mejor. Estos dos temas se observan y escuchan como continuadores ejemplares de aquel clásico “puro Nebbia” que tanto gusta a Calamaro y se llama “Yo no permito”. “Lo que nunca se olvida” es otro lugar donde la reflexión sobre el tiempo y la vida advierte que el compositor es Nebbia. “Miami” es un tema de amor que dice “Que el mundo se entere que quererse sirve”, totalmente alejado del rock, inaugurando la canción Nebbia-Calamaro: una canción, hay que decirlo, rara y gaucha. “Tengo una orquídea” y “La apuesta” son dos temas compuestos a dúo: la primera recuerda a “Comida china” (de Alta suciedad), la segunda es otra canción de amor, pero esta vez la rareza se acentúa con unos coros y una instrumentación que hace imaginar a Litto y Andrés bailando música disco con anteojos negros, la letra no hace más que producir una leve sonrisa: “Antes era Kafka/ Cucaracha/ Ahora tengo un amor en el hojal”. Es uno de los temas más pegadizos.
El palacio de las flores es un disco gaucho. No en vano Calamaro, en su vuelta a los escenarios porteños, allá por abril del 2005 citó el arranque de la segunda parte de Martín Fierro: “Atención pido al silencio y silencio a la atención/ Que voy en esta ocasión/ Si me ayuda la memoria/ A mostrarles que a mi historia/ Le faltaba lo mejor”. El palacio de las flores no hace más que constatar esa afirmación que muchos creyeron irrisoria luego de El Salmón, Honestidad Brutal, Alta Suciedad y demás etcéteras brillantes. Sayonara.
11 comentarios:
El disco está bien. Es un soplo de aire fresco en nuestra asfixiante escena rocker local…Aunque medio empalagoso, me parece que a Litto se le fue un poquito la mano con las cuerdas y a veces pienso que habría que secuestrarle los sintetizadores a los que le saca esos sonidos tan INORGANICOS.
Así ya me estoy metiendo con esta faceta de Nebbia que está latente desde hace mucho tiempo en su carrera solista que no me gusta y que me cuesta creer que el cerebro de Melopea o Despertemos en América (por citar discos grosso de él que, por fortuna, poseo) les de ese enfoque tan “Lito Vitale” a sus canciones.
Pero con Minimal como compañero de banda creo que se nota mucho más gloria y guitarras(cuac!) en sus performances (lo pude comprobar hace una semana).
Me estoy yendo por las ramas, todo esto se trata del nuevo disco del Salmón.
A decir verdad, esperaba un disco bien up con guitarras limpias. 17 corazones en venta más o menos. No tantos saxos “Kenny G”, sintes y cuerdas por casi todos los temas(evidentemente la versión del archiconocido bolero me dejo traumatizado).
Igual me gustó, creo que no estoy siendo un muy justo. Será un problema mío que soy demasiado exigente con lo que se que me va a gustar pero que no le dedico una palabra a lo que se que DEFINITIVAMENTE no me va a gustar!!
Saludos
Hola. No escuché todavía estas nuevas versiones de tangos que comentás, pero escuché Tinta Roja y (con el respeto que le tengo a Calamaro) te digo que me pareció una bazofia total. La voz no llega nunca (y está a años luz de ser un Goyeneche)
Larry: no es un disco de versiones de tangos, hay uno que a mí me hizo pensar en un disco de tangos compuestos por el propio Calamaro en desmedro de agarrar temas ajenos como hizo con el malogrado (a mi entender y parece que el tuyo también) Tinta Roja.
Augusto: Como dijiste en el comentario del disco de Pez sobre que te cuesta ser objetivo a mí me sucede lo mismo con Litto y si encima esta Minimal en guitarras y el disco es de Calamaro la objetividad se me fue a dormir la siesta. Es díficil querer al Nebbia de los útltimos 25 años pero demosle una oportunidad. Saludos.
porrrrrrrrr diosssssssssssss
ameeeeee
este disco!!!!!!!!!!!!!!
calamaro minimal lito!!!
y esta rosemary!!!
y me encanta el corte difusión
y amo a calamaro!!!
!!!!
!!!
!!
!
ahí tienen la objetividad...
ah, corvino me olvidaba... con la euforia...
gracias por la devolución librera.
y tenes razón en el video cortaron los coros... que putos son ...
adeus
Si, son unos putos.
De nada por los libros, de última eran tuyos, je- Saludos-
Hola primero que nada muy buena opinion/POST/Entrada (no se muy bien que es) :-)
Y Paso a hacer mi comentario no-corvino ^__^
Yo escuche este disco apenas salió y no sabia nada de nada sobre su producción, es mas ni siquiera había visto el video completo (sigo sin verlo).
Así que mi opinión es pura de oído. ;-)
Tal como dijo uno arriba, yo también esperaba 17 "Corazones en venta"
Pero eso no paso. :_(
Ojo no está descontento y me parece un MUY buen disco pero DESPAREJO.
Tiene algunas buenas canciones, y otras excelentes y otra que tal vez sea la canción del año, justamente la que le da nombre al disco.
Pero también tiene canciones que para mi no dan nada nuevo, o nada que me caiga bien, o directamente no dan nada.
Y Ahora que leo lo que escribió Il corvino, ya se la razón, esta Litto Nebia y sobre todo este ultimo Litto que cada vez me gusta menos y me es mas que indiferente.
Pero eso no van en desmedro de las canciones, sino del disco en general.
"De la imagen vista a lo lejos"
Y con todo esto en su contra tal vez sea el mejor disco del año. -___-
Y lo que más SORPRENDE y ASUSTA es como Andrés pude escribir esas letras que ya impusieron un estilo, una moda en la Canción ArgentA.
Que hoy ya mas que letras son SLOGANS y se te quedan en la cabeza como si de un mensaje SUBLIMINAL se tratase.
Bueno podría explayarme mas, pero creo que con eso quedo clara mi opinión. ^______^
"VAMOS A OLVIDAR LOS MALOS AMORES"
Saludos Gente!
Es el mejor disco del año, coincido, pero el de la década, lo pensamos mejor...
Es un disco muy emotivo, muy bello musicalmente, muy bien tocado; imprescindible.
Lo de mejor disco de la década fue una exaltación. Que es el mejor del año creo que no quedan dudas. Saludes.
Este es un gran disco, la colaboración Litto Nebbia-Calamaro fue muy fructífera. Muy sabio el maestro en decidir que este fuera el nuevo disco de Calamaro y no un dueto. Con respecto al "ultimo Litto Nebbia" deberían escuchar Danza del Corazón, un disco un tanto desparejo pqro que no deja de ser brillante. Además recomiendo ver en vivo a Litto Nebbia y La Luz, con la vuelta a la guitarra de Litto. Saludos
'Lástima que quedo afuera “Brian Bachicha'!!! Muy cierto. Las canciones están bárbaras; los arreglos tienen muchos aciertos y también algunos pifies, y la producción no es de lo mejor, que igual es lo de menos. La canción por sobre todas las cosas, la canción que tanto nos hace falta por estos tiempos. Saludos.
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