El siguiente es el post número 200 de Ilcorvino:
Quizás Luis Alberto Spinetta sea la figura más emblemática del rock argentino. Es el artista más allá de las ventas: sus discos se venden indistintamente, no importa que sea 1981, 1996 o 2007, sus obras son objetos de culto y así es como hoy todavía nos podemos encontrar con un pibe de 18 años que va a comprar Durazno Sangrando. Sus letras se encuentran entre las más originales y sorprendentes del rock en castellano: y de la música en castellano, habría que agregar. Jugos de lúcuma, Sicocisnes, Moviolas. Frazadas de cactus sumados a una infinidad de palabras inventadas y frases inoxidables (“Aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor/ Mañana es mejor” o “¿Dónde habrá una ciudad donde alguien silbe tango?/ ¿Dónde están, donde están los camiones de basura, mi vieja y el café?”). Con altibajos y frases quizás desmesuradas -que el mismo Flaco dice ya no saber porque las escribió- las letras de Spinetta configuran un paradigma difícil de explicar pero identificable: ¿Quién no escucho luego de que alguien diga una frase complicada, rebuscada o simplemente cercana a aquello que llamemos “poético” un “No te hagas el Spinetta”? Finalmente –y sólo por ponerle un fin a esta introducción- el Flaco es reconocido explícitamente por los músicos del rock argentino como el más cabal ejemplo de honestidad artística y propulsor inimitable de influencias musicales, líricas y profesionales. Sin embargo hay tres personajes que han sabido criticarlo sin prestar mucha atención al creciente respeto de sus colegas: Andrés Calamaro, celoso de la indiferencia del Flaco a su obra; Charly García, simplemente celoso y el Indio Solari, quien ha criticado las composiciones de Spinetta cuando a través de una entrevista se declaró alejado de esa poesía que habla de “Pies de Atril” (un tema de Peluson hoy Milk, disco de Spinetta del año 1991). Sin embargo los tres también han admirado insistentemente la obra del Flaco, siempre resaltando las tres primeras bandas de Spinetta (el trío invalorable que conforman Almendra, Pescado Rabioso e Invisible). Incluso Solari, reacio a valorar obras de lo que vulgarmente se llama “Rock nacional” ha reconocido el primer disco de Almendra como un “disco maravilloso”. No es de extrañar que los 3 “contrincantes” del Flaco quizás sean los 3 artistas que le pueden pelear el puesto de “Músico que más ha influenciado el movimiento de Rock argentino”.
Sumado a este entramado perfecto de grandes discos (Artaud, Pescado 2, Almendra, Invisible, Los niños que escriben en el cielo, etc. y etc.) el Flaco se ha convertido en un artista alejado de toda exposición mediática. Esta situación comienza plenamente a partir de los años 90’, cuando su material sonoro es desdeñado por varias compañías en tanto asciende en el panorama del rock argentino un paradigma que comparado al del Flaco es comprobablemente chabacano y “facilista”: el plagio a los Stones y los ritmos subtropicales serán moneda corriente desde los años menemistas hasta hoy mismo. En ese contexto es entendible que la música de Spinetta pierda relieve en el oyente medio, sin embargo a en 1997 Spinetta vuelve al ruedo con un disco doble y exitoso (Spinetta y los Socios del desierto) y un romance con una modelo top. La ruptura con su pareja y el creciente morbo del periodismo de espectáculos sobre el tema aleja a Spinetta definitivamente de todo lo que signifique Exposición mediática. Este recogimiento lo lleva a pelearse con todo periodista que le recuerde el nombre de su ex amada y aún hoy a tener actitudes que menoscaban el ejercicio periodístico (por ejemplo en el último recital que dio en Mar del Plata, prohibió la entrada de fotógrafos). Por esta inaccesibilidad al artista en cuestión es casi increíble lo que ha logrado Juan Carlos Diez en su libro de entrevistas “Martropía”: hablar con Spinetta durante 5 años sobre formas de componer, realidad mundial, cosmos, universo, temas y personajes míticos, etc. A esto se suman extensas respuestas del Flaco que no pueden admitir otro nombre que Spinetteano, por su inusitado registro poético, por su incuestionable “inentendimiento” para el ser humano medio.
Para decirlo como lo diría Spinetta hablando de sí mismo: “Es increíble como Luis Alberto se sienta a hablar y le abre el bocho a la gente con una data de energía lumínica y nutritiva”. Es que el Flaco tiene un registro, no sólo para escribir letras, sino para responder preguntas: allí se mezclan las miradas urbano-cósmicas de la realidad cotidiana (que juntan, como diría el Flaco, “Al sol con la afeitadora eléctrica”, es decir, dos ordenes de la realidad totalmente inconcebibles), la problemática frente al ejercicio de componer y un humor absurdo y surrealista que lo lleva a decir, hablando del Capitán Beto: “Si, ahí el tipo se dijo “yo me voy no solamente de la línea para la que trabajo, sino que ahora mi periplo va a estar más allá de los márgenes de las tierra”. Evidentemente invocó sus poderes. Se ve que manejaba alta magia. Beto tenía la posta para mandarse”.
El libro es imperdible para cualquier fan de Spinetta. En primer lugar viene a ser una especie de actualización del inhallable “Crónica e iluminaciones” (1988) de Eduardo Berti. En segundo lugar el Flaco reflexiona ya no sobre “Muchacha ojos de papel” sino sobre temas de sus últimos discos (especialmente Silver Sorgo) y perlas que han quedado en el camino de una carrera inabordable. Es divertido, entonces, encontrarse con un Spinetta que no entiende exactamente porque escribió “La herida de París” pero que sin embargo la sigue tocando por que evidentemente hay algo interesante allí; también aclara que ya no conoce los acordes de “Las golondrinas de Plaza de Mayo” (“Aunque no entienda bien qué quise decir, ahí están esas cosas, no las puedo evitar y no suenan nada mal”). Personalmente me sorprendió el hecho de que el Flaco reconozca que el “molinete” de “Niño condenado” se refiere simplemente a “¿viste cuando (los perros) se hacen como un molinete al acostarse?”. Algunas respuestas son geniales, acerca de Naufrago, la película de Zemeckis, protagonizada por Tom Hanks dice: “En un momento dado él dibuja un rostro sobre una pelota. En realidad eran tres manchas pero representaban el ser (…) Podríamos verlo como notas que aparecen trascendentalmente una tras otra. Esto tendría que ver con un movimiento del alma. La cara en la pelota serían las notas” (¡!).
El fan cholulo –todo fan es cholulo- se enterará de disputas en el seno de la familia Spinetta como cuando su hijo Valentino le recrimina duramente creer que todo lo inventaron los Beatles. Jorge Cosco, un personaje que aparece en el libro como un habitué de las fraternidad del Flaco –amigos, músicos, hijos, etc.- se observa como un alter ego delirante –más delirante aún que el propio Flaco-, aunque sea su humor lo asemeja a ese absurdo-surrealista que Spinetta maneja en los shows: “En definitiva, lo que el Flaco quiere decir cuando te dice “luz” es que se traga una linterna encendida, ¿entede’? Una de esas chiquitas, de kiosco”. Imperdibles son sus recuerdos de una extraña y desconocida entrevista con Borges: el Flaco estaba tan nervioso que llegó tarde. La entrevista se suspendió pero el Flaco llegó al encuentro con el Ciego totalmente aterrado por su presencia: le pregunto por Artaud y Borges dijo desconocerlo. Según el Flaco “Me petrificó”. Finalmente el desenlace: “Yo le dije que era músico, que tenía dos hijos, y que no sabia demasiado bien por qué estaba con él, pero que para mí representaba una gran satisfacción porque lo admiraba mucho. Me despidió diciéndome “Permiso, me tengo que ir” (…) A veces pienso que fue un encuentro con Homero. Pero era Borges”. Sus recuerdos de los comienzos del rock argentino –enalteciendo las figuras de Javier Martínez, Litto Nebbia y Tanguito principalmente- son imprescindibles para reconfigurar la historia del género en Argentina. Lleno de falsa modestia pero con una admiración voraz, al referirse a las letras de Manal dice que las que él mismo hacía con Almendra por esa época, en comparación, pertenecen a un “imberbe” (¡!). No nos hagas reír Flaco. Sayonara.
Sumado a este entramado perfecto de grandes discos (Artaud, Pescado 2, Almendra, Invisible, Los niños que escriben en el cielo, etc. y etc.) el Flaco se ha convertido en un artista alejado de toda exposición mediática. Esta situación comienza plenamente a partir de los años 90’, cuando su material sonoro es desdeñado por varias compañías en tanto asciende en el panorama del rock argentino un paradigma que comparado al del Flaco es comprobablemente chabacano y “facilista”: el plagio a los Stones y los ritmos subtropicales serán moneda corriente desde los años menemistas hasta hoy mismo. En ese contexto es entendible que la música de Spinetta pierda relieve en el oyente medio, sin embargo a en 1997 Spinetta vuelve al ruedo con un disco doble y exitoso (Spinetta y los Socios del desierto) y un romance con una modelo top. La ruptura con su pareja y el creciente morbo del periodismo de espectáculos sobre el tema aleja a Spinetta definitivamente de todo lo que signifique Exposición mediática. Este recogimiento lo lleva a pelearse con todo periodista que le recuerde el nombre de su ex amada y aún hoy a tener actitudes que menoscaban el ejercicio periodístico (por ejemplo en el último recital que dio en Mar del Plata, prohibió la entrada de fotógrafos). Por esta inaccesibilidad al artista en cuestión es casi increíble lo que ha logrado Juan Carlos Diez en su libro de entrevistas “Martropía”: hablar con Spinetta durante 5 años sobre formas de componer, realidad mundial, cosmos, universo, temas y personajes míticos, etc. A esto se suman extensas respuestas del Flaco que no pueden admitir otro nombre que Spinetteano, por su inusitado registro poético, por su incuestionable “inentendimiento” para el ser humano medio.
Para decirlo como lo diría Spinetta hablando de sí mismo: “Es increíble como Luis Alberto se sienta a hablar y le abre el bocho a la gente con una data de energía lumínica y nutritiva”. Es que el Flaco tiene un registro, no sólo para escribir letras, sino para responder preguntas: allí se mezclan las miradas urbano-cósmicas de la realidad cotidiana (que juntan, como diría el Flaco, “Al sol con la afeitadora eléctrica”, es decir, dos ordenes de la realidad totalmente inconcebibles), la problemática frente al ejercicio de componer y un humor absurdo y surrealista que lo lleva a decir, hablando del Capitán Beto: “Si, ahí el tipo se dijo “yo me voy no solamente de la línea para la que trabajo, sino que ahora mi periplo va a estar más allá de los márgenes de las tierra”. Evidentemente invocó sus poderes. Se ve que manejaba alta magia. Beto tenía la posta para mandarse”.
El libro es imperdible para cualquier fan de Spinetta. En primer lugar viene a ser una especie de actualización del inhallable “Crónica e iluminaciones” (1988) de Eduardo Berti. En segundo lugar el Flaco reflexiona ya no sobre “Muchacha ojos de papel” sino sobre temas de sus últimos discos (especialmente Silver Sorgo) y perlas que han quedado en el camino de una carrera inabordable. Es divertido, entonces, encontrarse con un Spinetta que no entiende exactamente porque escribió “La herida de París” pero que sin embargo la sigue tocando por que evidentemente hay algo interesante allí; también aclara que ya no conoce los acordes de “Las golondrinas de Plaza de Mayo” (“Aunque no entienda bien qué quise decir, ahí están esas cosas, no las puedo evitar y no suenan nada mal”). Personalmente me sorprendió el hecho de que el Flaco reconozca que el “molinete” de “Niño condenado” se refiere simplemente a “¿viste cuando (los perros) se hacen como un molinete al acostarse?”. Algunas respuestas son geniales, acerca de Naufrago, la película de Zemeckis, protagonizada por Tom Hanks dice: “En un momento dado él dibuja un rostro sobre una pelota. En realidad eran tres manchas pero representaban el ser (…) Podríamos verlo como notas que aparecen trascendentalmente una tras otra. Esto tendría que ver con un movimiento del alma. La cara en la pelota serían las notas” (¡!).
El fan cholulo –todo fan es cholulo- se enterará de disputas en el seno de la familia Spinetta como cuando su hijo Valentino le recrimina duramente creer que todo lo inventaron los Beatles. Jorge Cosco, un personaje que aparece en el libro como un habitué de las fraternidad del Flaco –amigos, músicos, hijos, etc.- se observa como un alter ego delirante –más delirante aún que el propio Flaco-, aunque sea su humor lo asemeja a ese absurdo-surrealista que Spinetta maneja en los shows: “En definitiva, lo que el Flaco quiere decir cuando te dice “luz” es que se traga una linterna encendida, ¿entede’? Una de esas chiquitas, de kiosco”. Imperdibles son sus recuerdos de una extraña y desconocida entrevista con Borges: el Flaco estaba tan nervioso que llegó tarde. La entrevista se suspendió pero el Flaco llegó al encuentro con el Ciego totalmente aterrado por su presencia: le pregunto por Artaud y Borges dijo desconocerlo. Según el Flaco “Me petrificó”. Finalmente el desenlace: “Yo le dije que era músico, que tenía dos hijos, y que no sabia demasiado bien por qué estaba con él, pero que para mí representaba una gran satisfacción porque lo admiraba mucho. Me despidió diciéndome “Permiso, me tengo que ir” (…) A veces pienso que fue un encuentro con Homero. Pero era Borges”. Sus recuerdos de los comienzos del rock argentino –enalteciendo las figuras de Javier Martínez, Litto Nebbia y Tanguito principalmente- son imprescindibles para reconfigurar la historia del género en Argentina. Lleno de falsa modestia pero con una admiración voraz, al referirse a las letras de Manal dice que las que él mismo hacía con Almendra por esa época, en comparación, pertenecen a un “imberbe” (¡!). No nos hagas reír Flaco. Sayonara.
Sexo- Spinetta Jade: Sexo, amo tu sexo mujer no creo en nada si no hacemos el amor/ Sexo, como el de un niño al nacer/ te veo toda a través de las caricias/ Nada hara mi mundo cambiar mientras tu piel este rondndome/ Sexo, amo tu sexo mujer te veo toda a través del sol./ Sexo como poder abordar eso que a veces es amor?/ Sexo tu paso es confundir los besos con el dolor y es por eso... Sexo, amo tu sexo mujer ya no me importa si no hacemos el amor/ Nexo, entre tu piel y mi piel te veo toda a la luz del sol/ Sexo como poder ocultar eso que es tu canción?/ Sexo tu paso es confundir los besos con el dolor y es por eso.
8 comentarios:
Muy bueno (otra vez)
A modo de critica constructiva:
No me gustó mucho lo relacionado a Calamaro, Charly y Solari. (siento que ese parrafo está "de más")
Un grande el flaco.
Salud
PD: Al margen, el martes sacan el disco triple homenaje al flaco
Al Flaco dale gracias (quizás te interesa, participan varios artistas muy buenos)
campaña por la reaparición de richard wonderfull.
todos los que crean justa esta causa, peguen al comienzo de su comentario la siguiente frase:
"cierto, ahora este blog es serio..."
debemos luchar por nuestros ídolos, tenemos derecho ya que comentamos este blog desde sus comienzos.
luchad contra la tiranía de ilcorvino, hermanos...
Yo, de Spinetta me quedo con todo su comienzo, medio kilo de Spinetta y los socios del desierto, una pizca de Jade y Silver Sorgo y Pan, a gusto.
Perdón por mi ignorancia...pero
Richard Wonderfull tiene algo que ver con Ritchie Silver?
Campaña por la reaparición de Richard Wonderfull "con vida".
cierto, ahora este blog es serio...
j.r.j. revisá el archivo de este blog y vas a ver por qué los viejos lectores añoramos el regreso de RW
"cierto, ahora este blog es serio..."
Desmitifiquemos a Richard WonderfuL: hubo 2 aventuras o 3, no lo recuerdo: la primera tuvo un comentario, la segunda 6 o 7 (3 eran míos) y la última no me la comento nadie (era sobre su relación andy warhol). No sé si volvera, de seguro que si vuelve es cuando termine de trabajar. No me presionen, cuando menos lo esperen Richard estará entre ustedes.
Gon: Gracias por comentar, ya preparo mi pack para tener el triple!
JRJ: A mí Silver Sorgo no me gusto mucho pero Pan cada día que pasa me parece mejor.
Saludos a los comentantes. Un saludo para mi mamá.
Che recién acabo de releer las aventuras de Richard y creo que ya no soy capaz que de escribir algo así. Lo peor de todo es que me cagué de risa. Sinif, snif, chau. Un saludo para mi tía.
Muy bueno Martropía, me lo lleve de viaje pero no me duró ni tres dias.
Tambien leí el cuento de los 28 yates y me parecio genial. Me lo creí completamente al personaje y la historia.
Te agrego a mis links.
Salutes
Estoy súper alejado de Spinetta, loco. Debe ser que la luz me fue, no sé. Es como si un sinfín de recuerdos de la infancia me estuvieran amplificando como mosquitos el secreto de la siniestra verdad. La vida, ¡es la vida! Somos una cosita así chiquititititita en el cosmos total del mar, con sus sueños y sus entropías mínimas. Es así, loco. Somos esas cosas. Los hijos. Todo eso.
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