Introducción
No sé exactamente cómo empecé a leer a Fabián Casas, en qué orden, sólo recuerdo que de un momento a otro su nombre comenzó a estar ligado a muchas de las cosas que más me interesaban. Quizás a otros les sucedió lo mismo. Por eso mismo pasaré a contarlo. Firmaba algunas de las letras del primer disco solista de Ariel Minimal, Un hombre solo no puede hacer nada. También de Folklore, un disco de Pez del mismo año. Escribía pequeños y lúcidos ensayos en el blog de Mal Elemento, mi programa de radio favorito. Aparecía en el primer número de la revista La Mano con su iniciático relato "El bosque pulenta", donde uno de los personajes escuchaba Spinetta hasta morir y comentaba Zeppelin 2 en la vereda. Tengo que leer más a este tipo, pensé en ese momento. Tengo que parar con Rodrigo Fresán y prestarle más atención a Casas. No, mentira, es una broma. Simplemente su forma de escribir me caló en los huesos, como el frío que siente el tipo que se acuesta con la muchacha punk en el relato de Fogwill. Todo eso fue en el 2004, el año en que ingresé a la Facultad de Letras. Para cerrar el círculo, en el segundo cuatrimestre de ese mismo año cursé un Taller de Oralidad y Escritura sobre poesía argentina contemporánea. Dicen que los pocos que vieron a Velvet Underground en vivo formaron una banda. Bueno, yo creo que los que fuimos a esa materia, de algún modo, modificamos nuestra manera de escribir para siempre. Y también el modo de leer. Entre Cucurto, Rubio, Gambarotta, Durand y tantos otros poetas que, literalmente, nos partieron la cabeza para evidenciar que la literatura no terminaba en la esquina Alejandra Pizarnik y Julio Cortázar, apareció, nuevamente y esta vez en forma definitiva, Fabián Casas. Primero leí El Salmón. Después Matías Moscardi me prestó Tuca y El Spleen de Boedo. Como corolario de la cursada debíamos hacerle una pequeña entrevista a alguno de los poetas, menos, creo, a Durand, que parecía que no contestaba mails y vivía alejado del mundo como un ermitaño. No sé, hay muchas leyendas alrededor de Durand. También nos contaron que el año anterior una de las estudiantes le había hecho una entrevista a Cucurto y éste la había llevado a unas bailantas. Me acuerdo que en el 2003 yo había leído una entrevista a Cucurto creyendo que él se llamaba de verdad así, que no era Santiago Vega. En definitiva, elegí a Casas para hacer la entrevista. Porrúa –profesora and poeta- me corrigió los acentos del mail en el que le mandaba las preguntas. Al año siguiente, en el 2005, cuando leí el volumen de relatos Los lemmings y otros, Casas terminó de asomarse como uno de mis autores favoritos, dueño de una escritura despojada y con un imaginario barrial pre-chabón, inmiscuido en la segunda mitad de la década del 70’. Allí cabían las postales adolescentes de la dictadura y algunos implícitos mensajes filosóficos que, como en su emblemático poema "Paso a nivel en Chacarita", intentaban observar en los pequeños detalles, en la cotidianeidad, una profundidad ontológica. También otros relatos precisos -"Asterix, el encargado" o "Casa con diez pinos"-, ambientados en un tiempo más cercano, parecían explicitar una veta autobiográfica. El combo terminaba por dar resultado: como se decía en la contratapa del libro, los relatos de Casas funcionan como "antropología política y estética de una generación". Bueno, desde aquellos lejanos tiempos tengo su mail. Hoy, dos años y medio después, Casas sigue escribiendo, participando en los discos de Pez y aportando lo suyo en los blogs Mal Elemento y El señor de abajo. Ahora se me ocurrió hacerle algunas preguntas relacionadas con la literatura, Roberto Bolaño, su forma de escribir. A continuación, entonces, el resultado de una entrevista vía mail que le hice en estos días. Es para Ñ que lo mira por PC.
No sé exactamente cómo empecé a leer a Fabián Casas, en qué orden, sólo recuerdo que de un momento a otro su nombre comenzó a estar ligado a muchas de las cosas que más me interesaban. Quizás a otros les sucedió lo mismo. Por eso mismo pasaré a contarlo. Firmaba algunas de las letras del primer disco solista de Ariel Minimal, Un hombre solo no puede hacer nada. También de Folklore, un disco de Pez del mismo año. Escribía pequeños y lúcidos ensayos en el blog de Mal Elemento, mi programa de radio favorito. Aparecía en el primer número de la revista La Mano con su iniciático relato "El bosque pulenta", donde uno de los personajes escuchaba Spinetta hasta morir y comentaba Zeppelin 2 en la vereda. Tengo que leer más a este tipo, pensé en ese momento. Tengo que parar con Rodrigo Fresán y prestarle más atención a Casas. No, mentira, es una broma. Simplemente su forma de escribir me caló en los huesos, como el frío que siente el tipo que se acuesta con la muchacha punk en el relato de Fogwill. Todo eso fue en el 2004, el año en que ingresé a la Facultad de Letras. Para cerrar el círculo, en el segundo cuatrimestre de ese mismo año cursé un Taller de Oralidad y Escritura sobre poesía argentina contemporánea. Dicen que los pocos que vieron a Velvet Underground en vivo formaron una banda. Bueno, yo creo que los que fuimos a esa materia, de algún modo, modificamos nuestra manera de escribir para siempre. Y también el modo de leer. Entre Cucurto, Rubio, Gambarotta, Durand y tantos otros poetas que, literalmente, nos partieron la cabeza para evidenciar que la literatura no terminaba en la esquina Alejandra Pizarnik y Julio Cortázar, apareció, nuevamente y esta vez en forma definitiva, Fabián Casas. Primero leí El Salmón. Después Matías Moscardi me prestó Tuca y El Spleen de Boedo. Como corolario de la cursada debíamos hacerle una pequeña entrevista a alguno de los poetas, menos, creo, a Durand, que parecía que no contestaba mails y vivía alejado del mundo como un ermitaño. No sé, hay muchas leyendas alrededor de Durand. También nos contaron que el año anterior una de las estudiantes le había hecho una entrevista a Cucurto y éste la había llevado a unas bailantas. Me acuerdo que en el 2003 yo había leído una entrevista a Cucurto creyendo que él se llamaba de verdad así, que no era Santiago Vega. En definitiva, elegí a Casas para hacer la entrevista. Porrúa –profesora and poeta- me corrigió los acentos del mail en el que le mandaba las preguntas. Al año siguiente, en el 2005, cuando leí el volumen de relatos Los lemmings y otros, Casas terminó de asomarse como uno de mis autores favoritos, dueño de una escritura despojada y con un imaginario barrial pre-chabón, inmiscuido en la segunda mitad de la década del 70’. Allí cabían las postales adolescentes de la dictadura y algunos implícitos mensajes filosóficos que, como en su emblemático poema "Paso a nivel en Chacarita", intentaban observar en los pequeños detalles, en la cotidianeidad, una profundidad ontológica. También otros relatos precisos -"Asterix, el encargado" o "Casa con diez pinos"-, ambientados en un tiempo más cercano, parecían explicitar una veta autobiográfica. El combo terminaba por dar resultado: como se decía en la contratapa del libro, los relatos de Casas funcionan como "antropología política y estética de una generación". Bueno, desde aquellos lejanos tiempos tengo su mail. Hoy, dos años y medio después, Casas sigue escribiendo, participando en los discos de Pez y aportando lo suyo en los blogs Mal Elemento y El señor de abajo. Ahora se me ocurrió hacerle algunas preguntas relacionadas con la literatura, Roberto Bolaño, su forma de escribir. A continuación, entonces, el resultado de una entrevista vía mail que le hice en estos días. Es para Ñ que lo mira por PC.
Declaración (es)
I
La otra vez estaba guardando unos diarios viejos en el ropero de mi pieza y vi un ejemplar de la revista Ñ donde estaba Saramago ensayando un gesto típicamente solemne –el ceño fruncido, el cabello despeinado a los costados del cráneo, quizás denotando acción existencial- en tanto el titular decía, certero, LITERATURA COMPROMETIDA. Creo que todos sabemos el tipo de escritor que representa Saramago. Y no estoy juzgando su escritura. Una pista puede ser que en lugar de él podría haber muchos otros más. Escritores que encarnan el papel del Intelectual, el Luchador, el Hombre Moral e Intachable. El escritor funcionario. Bueno, olvídense de eso.
II
Difícil encontrar a Casas enarbolando esas banderas tan afectas al escritor con mayúsculas: para él, cualquier definición de Literatura implica el riesgo de lo inmóvil, de la solemnidad. Casas prefiere pensar en la literatura como un terreno donde se pueda respirar, un cielo estrellado. Sabe que la mención de grandes nombres o entelequias rimbombantes –EL ESCRITOR COMPROMETIDO- termina por paralizar al escritor. Cuando le pregunto por la configuración que Bolaño ofrece en su ensayo Derivas de la pesado sobre la literatura argentina post-Borges, colocando a Osvaldo Soriano, Osvaldo Lamborghini y Roberto Arlt como ejes, responde: “Querido Corvino: No pienso a la literatura como en una oposición constante de autores. Si no que la imagino como un gran cielo estrellado donde los autores forman una constelación, en un inigualable momento de simetría. Depende quién sea el que los mire desde la tierra, tendrá su Osa Mayor, Las Tres Marías o lo que sea con los autores que se le canten. En mi caso, Borges, Leónidas Lamborghini (no Osvaldo), para nombrarte los dos que me interesan de los tres que vos nombraste forman un vector poderoso, que se potencian junto con otros autores. En eso soy Spinoziano: me interesa que un ser potencie a otro. La literatura argentina, la literatura, es una idea que te impide escribir. El canon es algo que le importa a la gente que hace canones, como los que votan el Martín Fierro o el Oscar”. Esta forma de entender la literatura se ve complementada cuando le nombro, entre otros poetas que lo pueden haber influenciado, Octavio Paz: “Me influyeron todos los autores que hay en el mundo y que pude leer. De los que nombrás acá arriba, Paz como ensayista y no como Poeta. También me influenció por negatividad, representa un tipo de escritor que ocupa un lugar social que no me interesa”.
III
Hay algunas pistas que Casas ofrece en cualquiera de sus textos, ya sean ensayos, poemas o relatos, a través de las cuales se puede reflejar un universo propio, particular, repleto de referencias sociales –San Lorenzo, Boedo- como así también de artistas u objetos culturales que lo marcaron de algún modo. Una pista puede ser la película de Francis Ford Coppola- extraordinario poema, según Casas en el ensayo La Reacción-, Rumble fish. Otra, la obra de Zelarayán. Incluso cuando le pregunto por un escritor perfecto, que contenga en sí las mejores características de otros, dice: “El único escritor argentino con genio es Ricardo Zelarayán, leanlo”. Pero si hay un párrafo de su obra que ejemplifique en forma implacable cierto universo propio como así también su modo de observar la literatura, es el siguiente, ambientado en una librería de la calle Corrientes, en el relato “Asterix, el encargado”: “La mayoría de las mesas estaban infectadas con esas novelas de mierda del boom latinoamericano, pero rescaté Las Sirenas de Titán, de Vonnegut, una obra maestra”. A pesar de que se trata de un cuento que, haya sucedido en la realidad o no, forma parte de una ficción, esas breves líneas pueden seguirse a través de otros escritos de Casas. Por ejemplo en un pequeño ensayo publicado en El señor de abajo a raíz de la muerte del autor –no la de Barthes sino la real, la que le ocurrió a Kurt al caerse en su depto-. Sobre él y el género de ciencia ficción, dice: “Vonnegut para mí no es un autor de ciencia ficción, sino que toma elementos de esta y los subvierte”. Para finalizar, cierra con una definición asombrosa: “Me gusta la mezcla que se da en él: la visión de Celine, relatada por el cómico argentino Juan Verdaguer”. Más adelante, cuando le pregunto si alguna vez lloró con un libro, vuelve a la carga con el autor de Matadero 5: “Ahora me acuerdo de estar llorando con el final de Las Sirenas de Titán, de Vonnegut, yendo a la casa de mi viejo en el 160”.
IV
“-¿Beatrice?- dijo Unk, entrando en la nave espacial.
Stony cerró las troneras, apretó el botón de marcha.
-¿Vamos…vamos al Paraíso ahora?- dijo Constant-. ¿Voy…estoy yendo al Paraíso?
-No me preguntes por qué, viejo –dijo Stony-, pero hay alguien allí arriba a quien le gustas”. –Las Sirenas de Titán, Kurt Vonnegut.
Me había olvidado. Efectivamente es para llorar.
V
-Si es que la hay: ¿cuál es tu relación con la carrera de Letras? Apunto a discernir qué pensás sobre los contenidos que se dan, las expectativas con las que entran los estudiantes, etc.
-La única relación que tengo con la carrera de letras es que en mis años mozos tuve alguna novia ahí.
VI
Tenía una duda acerca de la relación de Casas con la literatura latinoamericana, esa que todos conocemos (García Márquez –Marketing a partir del apodo que, dicen, inventó Fogwill-, Vargas Llosa, Fuentes) y se centra principalmente en la de los autores pertenecientes al boom latinoamericano de los 60’, fenómeno que Casas, como advertimos a través del elocuente fragmento de "Asterix…", no dudó en calificar de “garcha. La pregunta que le hice podría sintetizarse en estas dos: ¿Cuál es la garcha del boom latinoamericano? y ¿Qué autores rescatás de entre la garcha?: “Vargas Llosa me parece un escritor extraordinario. Creo que sin Conversaciones en la Catedral no tendríamos a Bolaño tal cual es. En realidad, yo hablaba, cuando lo trato de garcha, de esa cosa mercantilista y jeitera que me rompe las bolas. Armar generaciones, etiquetarlas en antologías, es algo más necesario para las editoriales que para los lectores (ahora por ejemplo está La Joven Guardia, en celo, todas esa cosas). Por el contrario, creo que el boom tiene autores monumentales en términos de escritura. Incluso un autor que me parece insufrible como "escritor comprometido", García Marketing, me parece un autor notable. Una muestra de esto es que después de 100 years, escribe un libro complejísimo y mortal como El otoño del patriarca”.
VII
Las preguntas que le mandé a Casas podrían calificarse de mamotretos o preguntas mal formuladas, así que desde aquí le agradezco haber sabido decodificarlas, no porque impliquen retorcimiento intelectual alguno sino por el modo en que las construí. Un lindo ejemplo es el siguiente:
-¿Alguna vez mentiste diciendo que leíste a un autor que en tu vida leíste para parecer importante o no perder una discusión? Recuerdo el caso de Zelig, el personaje de Woody Allen, que decía haber empezado a mutar en otras personas cuando dijo que leyó Moby Dick sin haberlo hecho.
-No.
VIII
Bolaño x Casas. Quizás por no ser un gran lector de poesía, a la hora de leer a Bolaño, nunca tuve en cuenta su producción poética. En los últimos meses encontré un pequeño artículo donde Casas recomendaba 2666. Para el autor de El salmón, la condición de poeta es esencial para comprender la escritura del chileno: “Bolaño es un gran escritor. Y 2666 me parece su obra maestra. Me gusta su desmesura y ese tono de estar narrando para poder detener a la muerte, como en las Mil y una Noches. Bolaño es un poeta y por lo tanto es lector de poesía, eso marca la diferencia con otros autores. Estrella Distante también es un gran libro. Lo leí porque me lo recomendó Pauls y fue mi entrada a Bolaño”.
IX
En un ensayo titualado Soriasis, aparecido en El señor de abajo –blog a cargo de Pedro Mairal, Adriana Battu y Miguel U.-, Casas se refería a un cúmulo de autores argentinos que aparecían en un limbo impreciso y entre los que él podía contar a Osvaldo Soriano (debido a la polémica de Bayer y Sarlo sobre el autor “maltratado”, escribió el post), Vicente Batista, Geno Diaz, Dal Masetto, Rabanal y Poldi Bird. La verdad es que de los que nombró aquella vez no leí a ninguno pero me quedé pensando en uno que ni siquiera mencionó: Abelardo Castillo. Cuestionado acerca de esta omisión –omisión que sólo yo advertí, omisión arbitraria que reside en mi cerebro y no en el de Casas, quizás porque nombró a Batista que, creo, es amigo de Castillo- y sobre el papel que el autor de El que tiene sed tendría para él en la literatura argentina, se defiende con gracia: “Castillo debe ocupar algún lugar. A mí con él me pasa lo del agrimensor de Kafka: nunca pude entrar al castillo”.
X
Casas x Casas:
Escribir. “Escribo a mano y en computadora, cuando empiezo a sentir la musiquita en el oído. Cuando se apaga, dejo todo patas para arriba hasta que vuelva. Empecé escribiendo relatos largos, pero no me gustaban. Así que empecé a escribir microrrelatos, los poemas de Tuca. Ocio fue escrito a lo largo de 4 años a la par de El salmón”.
Trabajar. “Nunca tuve empleos ligados a la literatura. Prefiero no trabajar con la literatura”.
Publicar. “Juan Gelman me presentó a su editor José Luis Mangieri que, a partir de ahí pasó a ser mi editor, padre, amigo y pastor”.
XI
El último ensayo que Casas publicó en El señor de abajo –quizás propulsor de esta entrevista- trató, de alguna manera, sobre cierta antinomia que los escritores argentinos han observado en las figuras de Julio Cortázar y César Aira. El cronopio representaría la pose snob del intelectual comprometido, el NO cronopio…todo lo contrario: el escritor que no corrige, el parricida, etc. Todo finalizaba en una escena paradigmática, en la que Casas llamaba a un amigo diciendo: “Che, Aira nos cagó, la literatura argentina cayó en la trampa de Aira! ¡Es un agente de la Cía!" Respecto a este tema, Casas agrega: “Aira es un gran escritor. Y Cortázar también. Lo que escribí estaba teñido de cierta emoción: Cortázar tiene que ver con mi pubertad, con el amor y los ideales juveniles. Aira con el escepticismo, la pasión por la indiferencia y el cinismo. Creo que a partir de sus tesis, muchos escritores cayeron en la trampa de primero publicar y dopo escribir. Una estupidez. Tratar de ser Aira sin tener su talento, es very danger. De ahí toda una ristra de novelas y novelitas aburridísimas”.
XII
Si hay una música que puede servir como banda de sonido en la obra de Casas es el rock argentino. Incluso en “Casa con diez pinos”, el tema homónimo de Manal se termina intercalando en las últimas líneas del relato. Además de eso, como ya se ha mencionado, Casas mantiene una relación de amistad con Ariel Minimal por la cual realizó varias letras, tanto de la carrera solista del músico como de su banda, Pez.
-¿Cómo ves hoy al rock argentino?, ¿Además de Pez hay alguna banda que te interese?
-El mató a un policía motorizado, Flopa, Gabo, Florencia Ruiz, Juan Ravioli, me gustan los autores que complejizan la realidad, que trabajan con riesgo y no son estereotipados, como, por ejemplo, Los Piojos, que, para mí, son la peor banda de rock del mundo.
Otro lazo que Casas tendió con el rock vernáculo se dio a través del ya mencionado ensayo La reacción, publicado en La Mano –antes en Mal Elemento- en el famoso especial sobre Spinetta, especial que The Flaco salió a quemar por los medios, entre otras cosas porque Casas, lucidamente, analizaba algunas declaraciones desafortunadas que el autor de "Sicocisne" (si, me hice el spinetteano nombrando un tema desconocido) había hecho a Sergio Marchi para su libro Mi rock perdido. Cuando le pregunto a Casas si lo afectó en algo que el amigo de Rozitchner (ahora me hice el anti-spinetteano) haya salido con los tapones de punta, se muestra súper relajado: “No. Ayer estuve toda la mañana escuchando Artaud. Una obra maestra”.
XIII
En su libro de memorias Descanso de caminantes, Bioy Casares decía que le divertían los epigramas de escritores contra escritores ¿Y a quién no? Sin embargo a mí me interesan más los de escritores a favor de escritores, quizás porque a través de las preferencias de otros siempre se encuentran notables hallazgos, libros o autores que de no ser por la mención de otros nunca hubiésemos conocido. A continuación, entonces, epigramas de un escritor a favor de otros escritores:
El libro imprescindible: “Los años salvajes de la filosofía, de Rudiguer Safransky. Es la biografía de Schopenhauer y la de toda una época gloriosa”.
Los personajes literarios preferidos: “Supongo que son esos personajes a los que uno le da una existencia real. Bardamu, de Celine, el Jugador, de Dostoievsky, Silvio Astier, Remo Erdosain, Benji, de The Sound and the Fury, el Atravesado, de Andrés Caicedo, la mujer que narra El año del desierto, de Peter Mairal, etc.”
Los libros de autores argentinos que le partieron la cabeza: “Señales de una causa personal, de J.O.Giannuzzi. La Piel de Caballo, de Ricardo Zelarayán, Paisaje con autor, de Jorge Aulicino, Rayuela, de Cortázar, Cicatrices, de Saer, Todos los veranos, de Conti, La obra completa de Borges, Daniel García Helder, etc.”
XIV
A la hora de imaginar una antología que contenga a los autores argentinos que representen la literatura argentina contemporánea, enumera: “Llach, Gambarotta, Mairal, Incardona, Cucurto, Roberta Iannamico, Laura Wirtner, Martín Rodríguez, Paula Peiceré, Violeta Kesselman. Como dice Charles Simic en un poema sobre la guerra: la lista es larga, todos nuestros nombres están ahí”.
XV
Consultado acerca de cuáles son sus preferencias a la hora de leer ensayistas que se hayan referido a la literatura argentina –le nombro a Piglia, Sarlo, Viñas, etc.-, señala un modo de agrupación teórica a tener en cuenta y además agrega un estudio de los últimos años: “Piglia, Viñas y Sarlo son escritores notables y no excluyentes, habría que leerlos de manera conjunta, como si fuéramos un soldador trabajando tarde en la noche. Y le agregaría a esta lista a Martín Prieto y su breve Historia de la Literatura Argentina, quien poniendo el eje en la poesía, cambia el paradigma”.
XI
-¿Qué estás escribiendo ahora?, ¿Hay algún libro tuyo que vaya a salir este año?
-En octubre o noviembre por Emecé sale Ensayos Bonsai, una recopilación de ensayitos al tuntun que fui publicando en blogs y revistas sobre cualquier cosa. Y estoy escribiendo boludeces.
Adivinanza
No sé si Casas sabrá el impacto que su escritura tuvo en varios de los autores posteriores a su generación. Poetas, Narradores y hasta bloggers parecen estar pendientes de sus pasos a seguir. Intuyo que si se creyera de verdad el papel que en él han depositado, su musiquita, la médula principal de su obra, se esfumaría. Es que creerse dentro de la LITERATURA, autonominarse Comprometido o marcar caminos solemnes e insoslayables no parece importarle demasiado a Fabián Casas. Eso no aparece en su horizonte, en su programa, que, justamente, reside en no tener programa alguno. Más bien me recuerda a un tipo sin rumbo que sabe perfectamente donde ir, buscando en los detalles cotidianos un brillo especial, una respuesta que lo aleje de ese infierno en que se convierte la vida cuando un individuo llega a la adultez, como cuando el hermano de Rusty-James, el motociclista de Rumble fish, se queda observando los peces y decide regresarlos al río. Su literatura va de eso: cada uno de sus escritos es un intento más por llevar los peces al río. Lo logra con frecuencia.
La foto que acompaña este post ha sido ultrajada de una nota de Página 12.
Escribir. “Escribo a mano y en computadora, cuando empiezo a sentir la musiquita en el oído. Cuando se apaga, dejo todo patas para arriba hasta que vuelva. Empecé escribiendo relatos largos, pero no me gustaban. Así que empecé a escribir microrrelatos, los poemas de Tuca. Ocio fue escrito a lo largo de 4 años a la par de El salmón”.
Trabajar. “Nunca tuve empleos ligados a la literatura. Prefiero no trabajar con la literatura”.
Publicar. “Juan Gelman me presentó a su editor José Luis Mangieri que, a partir de ahí pasó a ser mi editor, padre, amigo y pastor”.
XI
El último ensayo que Casas publicó en El señor de abajo –quizás propulsor de esta entrevista- trató, de alguna manera, sobre cierta antinomia que los escritores argentinos han observado en las figuras de Julio Cortázar y César Aira. El cronopio representaría la pose snob del intelectual comprometido, el NO cronopio…todo lo contrario: el escritor que no corrige, el parricida, etc. Todo finalizaba en una escena paradigmática, en la que Casas llamaba a un amigo diciendo: “Che, Aira nos cagó, la literatura argentina cayó en la trampa de Aira! ¡Es un agente de la Cía!" Respecto a este tema, Casas agrega: “Aira es un gran escritor. Y Cortázar también. Lo que escribí estaba teñido de cierta emoción: Cortázar tiene que ver con mi pubertad, con el amor y los ideales juveniles. Aira con el escepticismo, la pasión por la indiferencia y el cinismo. Creo que a partir de sus tesis, muchos escritores cayeron en la trampa de primero publicar y dopo escribir. Una estupidez. Tratar de ser Aira sin tener su talento, es very danger. De ahí toda una ristra de novelas y novelitas aburridísimas”.
XII
Si hay una música que puede servir como banda de sonido en la obra de Casas es el rock argentino. Incluso en “Casa con diez pinos”, el tema homónimo de Manal se termina intercalando en las últimas líneas del relato. Además de eso, como ya se ha mencionado, Casas mantiene una relación de amistad con Ariel Minimal por la cual realizó varias letras, tanto de la carrera solista del músico como de su banda, Pez.
-¿Cómo ves hoy al rock argentino?, ¿Además de Pez hay alguna banda que te interese?
-El mató a un policía motorizado, Flopa, Gabo, Florencia Ruiz, Juan Ravioli, me gustan los autores que complejizan la realidad, que trabajan con riesgo y no son estereotipados, como, por ejemplo, Los Piojos, que, para mí, son la peor banda de rock del mundo.
Otro lazo que Casas tendió con el rock vernáculo se dio a través del ya mencionado ensayo La reacción, publicado en La Mano –antes en Mal Elemento- en el famoso especial sobre Spinetta, especial que The Flaco salió a quemar por los medios, entre otras cosas porque Casas, lucidamente, analizaba algunas declaraciones desafortunadas que el autor de "Sicocisne" (si, me hice el spinetteano nombrando un tema desconocido) había hecho a Sergio Marchi para su libro Mi rock perdido. Cuando le pregunto a Casas si lo afectó en algo que el amigo de Rozitchner (ahora me hice el anti-spinetteano) haya salido con los tapones de punta, se muestra súper relajado: “No. Ayer estuve toda la mañana escuchando Artaud. Una obra maestra”.
XIII
En su libro de memorias Descanso de caminantes, Bioy Casares decía que le divertían los epigramas de escritores contra escritores ¿Y a quién no? Sin embargo a mí me interesan más los de escritores a favor de escritores, quizás porque a través de las preferencias de otros siempre se encuentran notables hallazgos, libros o autores que de no ser por la mención de otros nunca hubiésemos conocido. A continuación, entonces, epigramas de un escritor a favor de otros escritores:
El libro imprescindible: “Los años salvajes de la filosofía, de Rudiguer Safransky. Es la biografía de Schopenhauer y la de toda una época gloriosa”.
Los personajes literarios preferidos: “Supongo que son esos personajes a los que uno le da una existencia real. Bardamu, de Celine, el Jugador, de Dostoievsky, Silvio Astier, Remo Erdosain, Benji, de The Sound and the Fury, el Atravesado, de Andrés Caicedo, la mujer que narra El año del desierto, de Peter Mairal, etc.”
Los libros de autores argentinos que le partieron la cabeza: “Señales de una causa personal, de J.O.Giannuzzi. La Piel de Caballo, de Ricardo Zelarayán, Paisaje con autor, de Jorge Aulicino, Rayuela, de Cortázar, Cicatrices, de Saer, Todos los veranos, de Conti, La obra completa de Borges, Daniel García Helder, etc.”
XIV
A la hora de imaginar una antología que contenga a los autores argentinos que representen la literatura argentina contemporánea, enumera: “Llach, Gambarotta, Mairal, Incardona, Cucurto, Roberta Iannamico, Laura Wirtner, Martín Rodríguez, Paula Peiceré, Violeta Kesselman. Como dice Charles Simic en un poema sobre la guerra: la lista es larga, todos nuestros nombres están ahí”.
XV
Consultado acerca de cuáles son sus preferencias a la hora de leer ensayistas que se hayan referido a la literatura argentina –le nombro a Piglia, Sarlo, Viñas, etc.-, señala un modo de agrupación teórica a tener en cuenta y además agrega un estudio de los últimos años: “Piglia, Viñas y Sarlo son escritores notables y no excluyentes, habría que leerlos de manera conjunta, como si fuéramos un soldador trabajando tarde en la noche. Y le agregaría a esta lista a Martín Prieto y su breve Historia de la Literatura Argentina, quien poniendo el eje en la poesía, cambia el paradigma”.
XI
-¿Qué estás escribiendo ahora?, ¿Hay algún libro tuyo que vaya a salir este año?
-En octubre o noviembre por Emecé sale Ensayos Bonsai, una recopilación de ensayitos al tuntun que fui publicando en blogs y revistas sobre cualquier cosa. Y estoy escribiendo boludeces.
Adivinanza
No sé si Casas sabrá el impacto que su escritura tuvo en varios de los autores posteriores a su generación. Poetas, Narradores y hasta bloggers parecen estar pendientes de sus pasos a seguir. Intuyo que si se creyera de verdad el papel que en él han depositado, su musiquita, la médula principal de su obra, se esfumaría. Es que creerse dentro de la LITERATURA, autonominarse Comprometido o marcar caminos solemnes e insoslayables no parece importarle demasiado a Fabián Casas. Eso no aparece en su horizonte, en su programa, que, justamente, reside en no tener programa alguno. Más bien me recuerda a un tipo sin rumbo que sabe perfectamente donde ir, buscando en los detalles cotidianos un brillo especial, una respuesta que lo aleje de ese infierno en que se convierte la vida cuando un individuo llega a la adultez, como cuando el hermano de Rusty-James, el motociclista de Rumble fish, se queda observando los peces y decide regresarlos al río. Su literatura va de eso: cada uno de sus escritos es un intento más por llevar los peces al río. Lo logra con frecuencia.
La foto que acompaña este post ha sido ultrajada de una nota de Página 12.
18 comentarios:
la entrevista está a la altura de las circunstancias Sr. Corvino lo felicito y siempre es un gusto leer sus afortunados y reflexivos post.
saludos desde el circo.-
PD: la TIPOLOGÍA DE INTELECTUALES MEDIÁTICOS ARGENTINOS es memorable
Muy buena la entrevista. Saludos
No sé si realmente pasó ni recuerdo si fueron ellos; menos si ya te lo conté.
Un sábado a la mañana de hace unos años fui a pagar las expensas a dos cuadras del departamento que alquilo. Era uno de esos días que están fresquitos pero que el sol de la mañana, en los lugares donde se queda quieto, entre los edificios, árboles y postes de luz, da una linda sensación y te pide quedarte quieto ahí. Por esos días la Plaza Almagro esperaba las fechas de elecciones como para jubilarse de las cercas. Estaba sentadito al calor de un mármol con forma de ventana en Perón al 3700, fumando, cuando vi –o eso creí aún- a Cucurto y a Casas tecleando como niños una máquina de escribir que habrían comprado barata, o encontrado tirada. Esa imagen de dos escritores más o menos consagrados jugando como chicos con una máquina de escribir es lo que un poco contás en la entrevista: esa forma de acercarse a la literatura que tienen ambos, un poco afirmada en el pasado, pero escrita desde el presente; un poco desacralizada y un poco sacra.
Me quedé con ganas de saber más de su relación con Gelman, como hizo para que El Gran Juan le ofrezca su agente.
Para nosotros, el mejor escritor del mundo.
No me llamo José, JRJ, Natanael, Casista: qué bueno que les gustó la nota. El agradecimiento es a Casas que se prendió y respondió. Saludos!!
A mí también me gustó Corvino. Pero una preocupación ronda mi mente: A partir de leer su blog me encuentro con ganas de leer cada vez a más autores. Primero Bolaño, Bolaño me recomienda Alan Pauls, luego Casas, luego todos los que nombra Casas etc... Algún día terminaré algún libro.
Pd: Aunque la semana pasada leí un tomo de El Quijote, fué toda una hazaña para un lector que en vez de libros lee fragmentos.
Saludos!!
es una agachada haber dicho que le gustan llach, prieto, helder, link etc. porque no los valora como autores, pero, por si las moscas, se va posicionando cerca. a ver si en un futuro no tan remoto llegan a ocupar algun lugar de poder. un asquete.
Matías: objetivo de este blog: que los que lo lean se interesen por la obra de Bolaño y Casas, entre otros, así que si a vos te sucedió, objetivo cumplido.
Anónimo: Ni idea sobre lo que decís. Lo que sí estoy seguro es que no nombra a Link. Otra cosa: descreo que Casas utilice un blog ignoto como Ilcorvino para posicionarse u ocupar lugares de poder en la literatura argentina!!! Ja, ja. etc.
Saludos. Viva Enzo Francescoli!
muy buena entrevista. ¿quién será el próximo? una curiosidad, anoche dieron la película de los pececitos y me acordé de "el bosque pulenta" ; ahora leo a casas hablando bien de la película.
cuando te decidas a darle una oportunidad a vargas llosa, yo te presto conversación en la catedral. hasta la vista.
fabián, ¿no te gustan los piojitos?
esperá que me aclare la garganta que no cualquier tenor puede dar esta nota:
"...pero hay tanta belleza tirada en la mesa, desnuda toda rebalsada"...
Martín, the other: no sé quién será el próximo. me gustaría hacerle una entrevista a paco gerlo pero no sabría que preguntarle. me olvidé de poner en el post que en estos días están dando rumble fish en retro a troche y moche. ya le daré la oportunidad a vargas llosa.
Saludos Martín and Germán.
tal cual, eso de los escritores comprometidos me tiene las bolas llenas. ¿¿Comprometidos con que?? Leí que Neruda le leía sus poemas a los mineros de bolivia. (Hay que ser hijo de puta)
Por eso los grandes artistas somos de derecha, como dice Casas.
Que los piojos son los peores no es cierto. Es un prejuicio de derecha. Yo creo.
saludos!
Es curioso que Casas odie tanto a Los Piojos porque él es algo así como el Andrés Ciro de la Literatura Argentina. Al menos, así es como desde adentro lo ven Beatriz Sarlo y Alan Pauls en diversas entrevistas y hasta ensayos. Lo encuadran bajo el mote de "populismo" o "neopopulismo". De hecho, él mismo hizo alusión a esto en una entrevista en Pag12 (busquen y encontrarán).
Esto no es un bardeo a Casas. Sólo alguien muy prejuicioso (o muy errado intelectualmente) puede pensar que el populismo es malo. ¿O no fue el populismo quien le ha dado en america latina las mejores condiciones MATERIALES de vida a las clases bajas??
A si que Casas, gracias por los cuentos y los ensayos. Nosotros, el pueblo (o populacho, para los que les saltan los pelos) te lo agradecemos.
Eso sí, sé más condeciente con Los Piojos. Después de todo, están en la misma.
!!!Nada que ver pipistrilo!! Casas es un vanguardista refinado que naciò en un barrio, Pauls, loa admira y lo detesta, esos sì, porque no puede escribir como èl. Y sarlo, bueno, simpre llega tarde a todo. Como le pasò con Saer.
Che, a Casas le acabn de dar un premio re grosso en alemania!
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QUÉ BIEN, QUÉ BIEN, QUÉ BIEN!!
Hace poco descubrí a Casas (y también a tu blog) y no para de sorprenderme.
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