El 30 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario de Cromañón. Para la magnitud de lo que la tragedia significa, la fecha pasó sin pena ni gloria. Creo que los medios les dan más importancia a los infradotados de Memoria Completa que a los padres de Cromañón en su día. Quizás den más rating. Esto es peligroso: podemos estar en desacuerdo con las cosas que dicen los familiares de los 196 muertos, pero más allá de todo, comprender que el dolor es genuino y viene de un corazón herido.
El 31 de diciembre del 2004 a los dos de la mañana me fui a dormir sabiendo de la noticia. Crónica decía que ya había varios muertos. Lo que se vivió después del 30/12/04 en el campo del rock argentino y cierta parte de la sociedad, es algo que todavía nadie sabe explicar. Al otro día fui al trabajo y recuerdo que los locutores de la radio no tenían ni la más puta idea sobre lo que había pasado: si, tocaba una banda y se prendió fuego el techo, si, la banda se llama Callejeros y hacen rock barrial, si, los chicos acostumbran a tirar bengalas en los conciertos, pero no sabían qué decir y si alguien decía algo sonaba a mentira, a impostura. Hay cosas tan graves que exceden hasta el marco de la vida. Y la verdad: ¿qué se puede decir de Cromañón? Absolutamente nada. Yo detestaba a Callejeros. Me acuerdo de una noche, poco antes de la tragedia, sentado en la Peatonal con una amiga y, mientras sonaba Una nueva noche fría en el barrio, hablar en contra de esa música. Para nosotros, Callejeros representaba todo lo malo que un ser humano podía hacer con instrumentos musicales: plagio descarado de los Redondos, obviedad en las letras, la más que transitada épica del consumo de la cocaína, etc. Después de Cromañón, me di cuenta de que era preciso dejar de detestar, que era mejor estar a favor. Si no te gusta la música que escuchan otros, ¿cuál es el problema? Claro que en ese momento uno era un fundamentalista del rock, de los que todavía abundan.
Hace unos días estaba viendo un especial sobre las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto iba a un Universidad a explicar cómo era buscar una persona entre millones y un tarado saltaba diciendo lo que dicen los tarados: la dictadura estuvo bien, deberían haber blanqueado los nombres y no había ningún problema. ¡El maestro de tarados estaba frente a una Abuela de Plaza de Mayo y lo único que se le ocurría decir era eso! Sin dudas, la historia de Argentina –e intuyo que la historia de todo el mundo- es una historia de desencuentros –a pesar del nombre del canal que pasaba este documental. Con la tragedia de Cromañón sucede lo mismo y quizás lo más paradójico sea la diferencia abismal que hay entre los 30000 desaparecidos y los 196 muertos: los primeros murieron por un ideal y los segundos, si dejamos de lado todas las implicancias sociales del caso, ¿por un recital de una banda de rock? Eso es lo que aleja mi generación de la del 70’ y lo que hace irrisoria la postura de muchos chicos jóvenes, como yo, que creen ser los herederos de los ideales de los desaparecidos sin tener en cuenta la época triste en que nos toca vivir: la de los mensajes de texto, la de las fiestas electrónicas descerebradas, la de los discursos vacíos. La verdad, éste no es el contexto para hacer la revolución –de hacerse, la revolución estaría promocionada por Coca Cola-, la única revolución posible, con este decorado, es la de los celulares. Tirar una bengala en un espacio cerrado, por cruel que parezca, es más propio de mi generación ya que, como dijera James Ballard, ésta es la era de los eventos sin sentido.
Se suele hablar de la solidaridad de algunos pibes que, en pleno incendio, volvieron adentro y sacaron un amigo o desconocido arriesgando su propia vida. Eso es verdad, pero también deberíamos reparar en la cantidad de comentarios malogrados de cierto público y ciertos músicos del rock. Para muchos, Cromañón sucedió en otro país y escuchar a Babasónicos los salvaguarda de cualquier responsabilidad. Ataque 77 hizo un disco y en la tapa puso un bebé con una granada: ¿en qué mierda ayuda eso?, ¿es rock o periodismo amarillo? Si hubiese perdido un familiar el 30/12/04 me daría mucha tristeza y bronca algo así: además de perder a alguien querido, nos vienen a aleccionar sobre cómo deberíamos haber hecho para que nada sucediera. Nadie llevó un niño a ver a Callejeros para que se muera pero sí, murieron niños. El auto fantástico de Volver al futuro no se inventó, así que, por favor, basta de decir cómo se deberían haber hechos las cosas para que no suceda Cromañón. Las cosas ya están hechas, fueron horribles y, si tenías algo para decir, lo habrías dicho antes de lo sucedido. Con lo que pasó, ya entendimos todos. Hay veces que la gente parece Homero Simpson después de que Moe pierda una fortuna al querer cambiar la estética de su bar: “¿Estás triste porque perdiste todo, eh Moe?, ¿Cuánto fue, Moe?, ¿10000?, ¿20000 dólares? ¿No quieres hablar porque estás triste, no?”…Muchas bandas –líderes de bandas- se vanagloriaron de no haber permitido las bengalas en sus recitales como si fueran los grandes profetas del rock. En primer lugar: para ser un grande del rock, primero hay que hacer buena música, no importa la onda que tengas. Y segundo: que Gustavo Cordera o Andrés Ciro se hayan dado cuenta “antes que todos” de lo malo de las bengalas, habla más del cuidado a su público –algo muy rescatable- que de su música: también los Piojos y la Bersuit, como Callejeros, le daban más importancia a la gente que los iba a ver que al hecho artístico en sí. Los Piojos estuvieron 4 años para sacar un disco en tanto sus recitales fueron creciendo en espectacularidad y mermando en cantidad de canciones nuevas. La Bersuit hace subir chicas en tetas en un tema, chicas petisas en otro, etc. En la vereda opuesta y, denunciando esta relativización del hecho artístico, tenemos a Gustavo Cerati que, de tan frío y esquemático, debe reunir a Soda Stereo para lograr contacto con el público. Lo pertinente sería un equilibrio entre las dos posturas –todo está fríamente calculado-, algo difícil en un mundo eternamente partido en dos.
El 31 de diciembre del 2004 a los dos de la mañana me fui a dormir sabiendo de la noticia. Crónica decía que ya había varios muertos. Lo que se vivió después del 30/12/04 en el campo del rock argentino y cierta parte de la sociedad, es algo que todavía nadie sabe explicar. Al otro día fui al trabajo y recuerdo que los locutores de la radio no tenían ni la más puta idea sobre lo que había pasado: si, tocaba una banda y se prendió fuego el techo, si, la banda se llama Callejeros y hacen rock barrial, si, los chicos acostumbran a tirar bengalas en los conciertos, pero no sabían qué decir y si alguien decía algo sonaba a mentira, a impostura. Hay cosas tan graves que exceden hasta el marco de la vida. Y la verdad: ¿qué se puede decir de Cromañón? Absolutamente nada. Yo detestaba a Callejeros. Me acuerdo de una noche, poco antes de la tragedia, sentado en la Peatonal con una amiga y, mientras sonaba Una nueva noche fría en el barrio, hablar en contra de esa música. Para nosotros, Callejeros representaba todo lo malo que un ser humano podía hacer con instrumentos musicales: plagio descarado de los Redondos, obviedad en las letras, la más que transitada épica del consumo de la cocaína, etc. Después de Cromañón, me di cuenta de que era preciso dejar de detestar, que era mejor estar a favor. Si no te gusta la música que escuchan otros, ¿cuál es el problema? Claro que en ese momento uno era un fundamentalista del rock, de los que todavía abundan.
Hace unos días estaba viendo un especial sobre las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto iba a un Universidad a explicar cómo era buscar una persona entre millones y un tarado saltaba diciendo lo que dicen los tarados: la dictadura estuvo bien, deberían haber blanqueado los nombres y no había ningún problema. ¡El maestro de tarados estaba frente a una Abuela de Plaza de Mayo y lo único que se le ocurría decir era eso! Sin dudas, la historia de Argentina –e intuyo que la historia de todo el mundo- es una historia de desencuentros –a pesar del nombre del canal que pasaba este documental. Con la tragedia de Cromañón sucede lo mismo y quizás lo más paradójico sea la diferencia abismal que hay entre los 30000 desaparecidos y los 196 muertos: los primeros murieron por un ideal y los segundos, si dejamos de lado todas las implicancias sociales del caso, ¿por un recital de una banda de rock? Eso es lo que aleja mi generación de la del 70’ y lo que hace irrisoria la postura de muchos chicos jóvenes, como yo, que creen ser los herederos de los ideales de los desaparecidos sin tener en cuenta la época triste en que nos toca vivir: la de los mensajes de texto, la de las fiestas electrónicas descerebradas, la de los discursos vacíos. La verdad, éste no es el contexto para hacer la revolución –de hacerse, la revolución estaría promocionada por Coca Cola-, la única revolución posible, con este decorado, es la de los celulares. Tirar una bengala en un espacio cerrado, por cruel que parezca, es más propio de mi generación ya que, como dijera James Ballard, ésta es la era de los eventos sin sentido.
Se suele hablar de la solidaridad de algunos pibes que, en pleno incendio, volvieron adentro y sacaron un amigo o desconocido arriesgando su propia vida. Eso es verdad, pero también deberíamos reparar en la cantidad de comentarios malogrados de cierto público y ciertos músicos del rock. Para muchos, Cromañón sucedió en otro país y escuchar a Babasónicos los salvaguarda de cualquier responsabilidad. Ataque 77 hizo un disco y en la tapa puso un bebé con una granada: ¿en qué mierda ayuda eso?, ¿es rock o periodismo amarillo? Si hubiese perdido un familiar el 30/12/04 me daría mucha tristeza y bronca algo así: además de perder a alguien querido, nos vienen a aleccionar sobre cómo deberíamos haber hecho para que nada sucediera. Nadie llevó un niño a ver a Callejeros para que se muera pero sí, murieron niños. El auto fantástico de Volver al futuro no se inventó, así que, por favor, basta de decir cómo se deberían haber hechos las cosas para que no suceda Cromañón. Las cosas ya están hechas, fueron horribles y, si tenías algo para decir, lo habrías dicho antes de lo sucedido. Con lo que pasó, ya entendimos todos. Hay veces que la gente parece Homero Simpson después de que Moe pierda una fortuna al querer cambiar la estética de su bar: “¿Estás triste porque perdiste todo, eh Moe?, ¿Cuánto fue, Moe?, ¿10000?, ¿20000 dólares? ¿No quieres hablar porque estás triste, no?”…Muchas bandas –líderes de bandas- se vanagloriaron de no haber permitido las bengalas en sus recitales como si fueran los grandes profetas del rock. En primer lugar: para ser un grande del rock, primero hay que hacer buena música, no importa la onda que tengas. Y segundo: que Gustavo Cordera o Andrés Ciro se hayan dado cuenta “antes que todos” de lo malo de las bengalas, habla más del cuidado a su público –algo muy rescatable- que de su música: también los Piojos y la Bersuit, como Callejeros, le daban más importancia a la gente que los iba a ver que al hecho artístico en sí. Los Piojos estuvieron 4 años para sacar un disco en tanto sus recitales fueron creciendo en espectacularidad y mermando en cantidad de canciones nuevas. La Bersuit hace subir chicas en tetas en un tema, chicas petisas en otro, etc. En la vereda opuesta y, denunciando esta relativización del hecho artístico, tenemos a Gustavo Cerati que, de tan frío y esquemático, debe reunir a Soda Stereo para lograr contacto con el público. Lo pertinente sería un equilibrio entre las dos posturas –todo está fríamente calculado-, algo difícil en un mundo eternamente partido en dos.
En estos días estoy escuchando muchísimo un disco pirata de diciembre de 1982, cuando García presentó Yendo de la cama al living en Ferro. La mayor parte del tiempo, se escucha muy bien, exceptuando los problemas técnicos propios de la época. Bueno, todo lo que sucede allí es hermoso. Argentina estaba saliendo de una época pesada y Charly parece el Jesús que nos tocó en suerte: canta bien, compone maravillosamente, cuando habla se lo nota honesto, rescata perlas como Antes de Gira de Porsuigieco, invita a David Lebón y Pedro Aznar. Cada tanto se oyen los coros de Andrés Calamaro. Charly estrena Los dinosaurios. Junto a Mercedes Sosa hace Inconsciente colectivo y Cuando ya me empiece a quedar solo. Parece llevar a cabo el recital en base a descargas eléctricas de Arte: es un tipo joven, idealista, algo cínico, lúcido. Está en su mejor momento y no le interesa el escándalo ni ser la representación cabal del Rock. Hace música de alto vuelo y parece estar feliz con eso. Nada hace pensar que va a terminar abrazado con Menem. Hacia el final, invita a Nito Mestre y canta Superhéroes, el segundo tema del disco que presentaba. Yo creo que el inicio de esa letra describe cómo quedamos luego de la tragedia: en un paso en falso eterno. Todos: músicos, políticos, seres anónimos, rockeros, opinólogos. En Capital, luego del 30/12/04, se abrió un panorama político espeso y Macri terminó siendo el Jefe de Gobierno de la ciudad. Aunque recién empieza y –potencialmente- puede hacer una gestión extraordinaria –por como empezó echa por tierra cualquier esperanza- tampoco se puede ser cínico: que un tipo de la calaña de Macri gobierne una ciudad con tantas y diversas vibraciones artísticas –quizás los que viven allí no se den cuenta pero es así para el visitante- es horrible, es una muestra más de lo errados que estuvimos todos ante el cataclismo de Cromañón. Para finalizar, el fragmento aludido de la canción de Charly: Estás buscando direcciones en libros para cocinar/ Estás mezclando el dulce con la sal/ Vas procurando informaciones en unas cajas de metal/ Estás comprando al mundo en un bazar…
5 comentarios:
me gustó mucho el post... es difícil hablar de estas cosas, como ya te comenté en algún otro post al respecto, cuando uno dice algo de cromañón siente que está siendo inevitablemente injusto con algún sector.
En fin...
Un muy buen post, sobre un tema muy dificil de poner en palabras. Supongo que dificil de escribir este post.
Muy bueno, muy bien escrito. Felicitaciones Corvino. Realmente un texto lúcido, muy lúcido.
No tengo nada para decir, no puedo...
un abrazo
nene son las cuatro de la mañana y terminaste de desvelarme ,entre aca via Natanael....vos sabes que desde tu edad lei las mismas cosas que suelo decir sobre el tema con una prosa mas completa y mucho mejor que lo que suelo garabatear...?..la verdad te felicito..y prometo postearte y escribir algo sobre el tema para compartirlo con vos
UN GUSTO CONOCERTE
gracias por el link!
muy buen texto.
no queda mucho más que decir.
pd.
si en la música que escuchas ya no hay vida, si la letra ya no tiene inspiración, si aunque aumentes el volumen ya no hay fuerza, son los tiempos que están huecos de emoción.
Marian, Avenida, Agn, Walter: Muchas gracias por comentar en estos días vacacionales. Abrazos.
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