En determinadas ocasiones la entelequia denominada “opinión pública” o “sociedad” queda en estruendoso off-side. En la última semana han coincidido dos reclamos contra el gobierno que se contradicen en forma tajante. La medida gubernamental de pasar la jubilaciones privadas a manos del Estado fue recibida con desprecio por considerársela un “saqueo” (así lo definió Joaquín Morales Solá el 21 de octubre en la tapa de La Nación; lo mismo expresaron los irrisorios carteles de los empleados de las AFJP (pero con “K”), en competencia directa con las pancartas más desorbitadas del “campo”). Tal disposición habría sido efectuada en busca de “caja” para pagar todo lo que el Estado prometió y no puede (ése es el fabuloso planteo apto para todo público que elabora la oposición). El asesinato de un ingeniero en San Isidro motivó, nuevamente, encendidos reclamos de “seguridad”; el clímax de este estado de ánimo llegó con el pedido de Scioli para que se baje la imputabilidad a 12 años y la carta de una manifestante (musicalizada con excelente tino por parte de los noticieros), quien declaró que “nos están matando como moscas” y era necesario dejar de “putear” a la presidenta porque ella (sólo ella, nadie más) era la única que podía hacer algo para acabar con los delincuentes. No se puede generalizar en forma tan brutal, pero es muy probable que gran parte de la gente que pide seguridad (es decir, que no haya robos ni asaltos ni asesinatos ni secuestros nunca más en la historia porque así dicen los abuelos que eran los barrios en 1977) es la misma que considera el traspaso de las jubilaciones una medida de neto corte estalinista (no importa que el Estado aporte 4000 millones de pesos al año para que el 77 por ciento de los jubilados llegué a cobrar el mínimo y que 3472 millones de pesos de los ahorros estén invertidos en los mercados del mundo: no sólo no hay dudas de que el Estado es ineficiente, sino también de que roba peor que los extranjeros; nadie se pregunta, a lo Brecht, ¿qué es robar una AFJP comparado con fundarla?). Puestos en correlación, los dos reclamos explicitan un sistema argumentativo con más declinaciones que el latín. Por un lado, el argentino medio considera que el político (en este caso cualquiera de los K) es el eslabón más bajo de la especie humana: cuando establece una ley (por ejemplo, la 125), lo hace siempre a través de coimas y nunca por convencimiento; cuando decide una medida de economía estructural, lo hace para quedarse, directamente, con todo el dinero de la gente. De ahí a considerar prescindibles a los políticos hay un solo paso que la sociedad argentina ha dado en repetidas oportunidades y no a favor de una anarquía radical, precisamente, sino de gobiernos militares o empresas extranjeras que roban tanto o más que el Estado pero, ¡claro!, “siempre me han atendido como es debido, sin hacerme esperar más de lo necesario” (carta de una lectora de La Nación, 25/10/08). A su vez, ante el avance de una delincuencia exenta de “códigos” (porque antes, dicen los mismos abuelos a sus nietos recordando las calles vacías de 1977, no había violaciones ni asesinatos ni gente mala, sólo un robo cada tanto), el ciudadano común reflexiona y considera que el único que puede salvarlo de ser asesinado por un menor, es, justamente, quien “le roba” la magra renta al campo, le “saquea” sus ahorros a los jubilados e intercambia pesadas valijas con gobiernos socialistas de la región. Cuando se trata de los ahorros que las empresas extranjeras están robando, es mejor que el Estado corrupto se mantenga a un lado porque las AFJP tienen oficinas con aire acondicionado; cuando son los “negritos” de La Cava es imperativo que vengan y ejecuten leyes severas. La solución para tal problema es bajar la edad de imputabilidad (porque todos sabemos que si hay una ley dura, nadie se anima a objetarla ¿no?) y meter en la prisión a todos esos asesinos de 13 o 14 años que, según dicen los abuelos (ahora con la vista perdida evocando algún partido del Mundial 78’), “ya no son niños”. Si en Europa se condena a niños de 7 años, ¿por qué acá no podemos “evolucionar” y hacer lo mismo? Es significativo que en ningún momento se postule cómo se llegó a esta situación, quiénes son los verdaderos culpables y qué dinámica social (basada en el éxito y la riqueza) estamos llevando a cabo para que haya tal nivel de marginación (y, por consecuencia, de resentimiento). Estas preguntas, por supuesto, provocarían algún tipo de incertidumbre y eso no es lo que se busca en una marcha en contra de la inseguridad o a favor de las AFJP, allí lo esencial es que alguien tome un micrófono y exprese consignas a los gritos y de mala forma. Porque los argentinos siempre fuimos hijos del rigor, agregan los abuelos, ante de irse a dormir la siesta. Sayonara.
6 comentarios:
Matan a los delincuentes, pero nunca matan a la delincuencia. Si se invirtiera el objetivo, los muertos serían menos y el porcentaje de "villeros" que caerían en tal matanza, no alcanzaría ni a la mitad de los cuerpos.
¿Seguridad? Las decisiones que toman las cúpulas empresariales mientras juegan al bridge, digamos, unos 1000 despidos por acá, descuento de haberes por allá, no hacen otra cosa que crear la inseguridad. Es decir, hostigan y explotan, y después le piden a la policía que los defienda de sus explotados.
Dicen los abuelos: "Antes podíamos jugar en la calle, no había esta droga que hay ahora ni tanta gente sin trabajar. Antes se respetaba a los padres y ni se te ocurría robarle a un viejo."
Digo yo: "Esos educandos, tan sanos y respetuosos, trabajadores y limpios, se madnaron dos guerras mundiales, dos holocaustos (armenio y judío), campos de concentración para niños y mujeres y dos bombitas atómicas a todo trapo. Y por estos lares, se pasaban el poder de general en general, secuestraban, mataban y torturaban a mujeres embarazadas, niños y jóvenes".
El abuelo dice: "Pero se vivía mejor"
Le digo yo: "Viejo hijo de puta, andate a la puta que te parió, morite rápido, loco"
El abuelo dice: "Esta juventud está perdida".
Ahora resulta que la gente bien defiende a empresas privadas a las que les confía sus ahorros previsionales. Yo no sé si el Estado es ladrón, pero que o sepa, por más ue robe, siempre está en el msimo lugar. ¿Consolidar dónde está?
La gente que pide milicos debería ser reprimida sin asco. Si asco.
"Cuando se trata de los ahorros que las empresas extranjeras están robando, es mejor que el Estado corrupto se mantenga a un lado porque las AFJP tienen oficinas con aire acondicionado; cuando son los “negritos” de La Cava es imperativo que vengan y ejecuten leyes severas."
Impecable! salut y buona fortuna estimado Corvino.
Yo entiendo a los abuelos: la municipalidad está repavimentando los históricos cráteres de Dorrego desde Vieytes hasta Matheu. ¿Semejante milagro no es un síntoma claro de que El Fin Está Cerca?
Un comentario nada mas: El estado paga parte de las jubilaciones de las personas que estan en afjp, pq parte de los aportes de esas personas estan en el de reparto. Esto es: si uno tiene 65 años, aporto durante la mayor parte de su vida en el sistema de reparto, no en el de afjp. Y cuando se crearon las afjp, el estado (obviamente) no traspaso esa plata que habia recibido a las afjp, sino q se la quedo, por eso ahora paga un gran porcentaje de las jubilaciones.
¡que bueno martín!
la verdad que es un honor que me tengas en los links
XCE
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