Un par de semanas atrás Kaspar Houses me contó que hace un tiempo, deambulando por Paraná se encontró con un “nenito” (un músico del que no recuerdo el nombre pero que tocará en Bs. As dentro de poco) que le pasó unas grabaciones de un tal Daniel Johnston. Por la precariedad del sonido o del arte de tapa o de las dos cosas juntas, Houses creyó que el verdadero compositor era el “nenito”, pero luego de escucharlo y maravillarse, cayó en la cuenta de que el tal Daniel era una especie de mito del under norteamericano que había llegado al público masivo (luego de un largo derrotero repleto de anécdotas inefables y grabaciones caseras) a principios de los 90’ cuando el finado Kurt Cobain se paseó por cuanto lugar hallara con una remera con el dibujo de tapa de “Hi, How Are You”, cassette legendario fechado en el año 1983. La recomendación de Houses con el asentimiento de Moscardi me pareció suficiente para adentrarme en el mundo de Johnston, de quien había escuchado hablar demasiado con la seguridad de que no me agradaría y el aplomo de los que ignoran la duda. Justamente a la semana siguiente el canal de cable I-Sat pasó un documental titulado The devil and the Daniel Johnston (2005), donde con un pulso narrativo excelente se cuenta la asombrosa vida de este maníaco depresivo/fanático religioso capaz de estrellar helicópteros creyendo que es Casper, incitar a ancianas a tirarse de la ventana, pasar temporadas en hospitales psiquiátricos, no firmar con Elektra Records convencido de que Metallica ha hecho un pacto con el diablo y (lo único importante) componer las más hermosas canciones de amor de las últimas décadas inspiradas en una tal Laurie que nunca lo quiso. Como me sucedió con el libro Espacios Libres de Mario Levrero, me convertí en un predicador evangelista de Daniel Johnston y me di cuenta de que soy algo peor que un esnob: un esnob que llega tarde.
Descubrir la música de Daniel Johnston sin saber nada de él es casi como ir por la vida tranquilo y, de pronto, enterarte de que existe la obra de Charly García o Lennon o Dylan o Spinetta (1). Es decir que mientras vos dormías y pensabas que no había nada nuevo bajo el sol, allí afuera había alguien ferozmente egocéntrico con decenas de discos sofisticados (en el caso de Johnston, más bien ferpectos, porque varias de sus virtudes residen en defectos insalvables de su fisiología musical: la voz, el modo de tocar los instrumentos, su personalidad), “genuinos” en el sentido más radical del término y, por momentos, con el tinte inhallable de la genialidad. Como es usual en una persona tan desagradable como quien escribe (que bajo su aparente desenvolvimiento impasible esconde una obstinación crónica por no perderse nada y estar al tanto de todo lo que sucede en el globo terráqueo) a los dos días me había bajado toda la discografía de Johnston, una treintena de discos, cassettes y ep’s apta para melómanos anónimos. A decir verdad, por la calamitosa forma de grabación, varias de sus obras me parecieron inadudibles (incluso algunas de las más conocidas como la mencionada Hi, How Are You o Yip/Jump Music). En cambio aquellas que cuentan con un mínimo cuidado o fueron grabadas en estudio contienen gemas inolvidables.
La música de Johnston posee una doble dimensión: por un lado varias de sus melodías (imprecisamente ejecutadas con una guitarra criolla desafinada o solo con su piano) son simples y evocan, desde su estilo lineal, un cancionero infantil; por otro, las letras, aunque no en todos los casos, suelen ser terribles y profundizar poéticamente sobre temáticas complejas como el amor no correspondido, la muerte, la locura, la soledad o el paso del tiempo. La identificación del oyente con la música de Johnston reside en que éste expresa sus emociones sin filtro alguno, como habitualmente nacen los sentimientos en la mente de quienes sufren. Para comprobar esta oscura argumentación hace falta escucharlo. Desde el punto de vista musical, Johnston es un espíritu típicamente punk, pero sus mejores momentos son cuando toca country y baladas para piano. Se hace inevitable mencionar a los Beatles (incluso uno de sus temas se llama “The Beatles”), en especial a Lennon. Mucho de Plastic Ono Band y la caja Anthology se huele en estas grabaciones desnudas, en esos gritos primales y ese vacío existencial. Pero donde Lennon exudaba ira, Johnston exuda el hastío de una vida sin novedades ni perspectivas de futuro: “Oh, Señor, que aburrido estoy”, se oye al principio de esa joya de la brevedad titulada “Held the Hand”, tercer tema de 1990, a mi entender la obra maestra del maníaco. Allí también se encuentra la clásica “The Devil Town” cantada a capella, el optimismo de “True Love Will Find You in the End” y “Some Things Last a Long Time”. Este último tema puede ubicarse fácilmente en el top ten de los más maravillosos temas tristes de la historia. Elaborado sobre un acorde de piano monótono que linda con el minimalismo, Johnston canta:
Your picture is still on my wall
(Tu fotografía todavía está en mi pared)
The colors are bright, bright as ever
(Los colores son brillantes, tan brillantes como siempre)
Red is strong and blue is pure
(El rojo es fuerte y el azul es puro)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
Your picture is still on my wall, on my wall
(Tu fotografía todavía está en mi pared, en mi pared)
I think about you often, often
(Yo pienso en ti a menudo, a menudo)
I won't forget all the things we did
(No olvidaré las cosas que hicimos)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
It's funny, but it's true
(Es divertido, pero es cierto)
And it's true, but it's not funny
(Y es cierto, pero no es divertido)
Time comes and goes
(El tiempo viene y va)
All of the while, I still think about you
(Durante todo el rato, todavía pienso en ti)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran mucho tiempo)
Your picture is still on my wall
(Tu fotografía todavía está en mi pared)
The colors are bright, bright as ever
(Los colores son brillantes, tan brillantes como siempre)
The things we did, I can’t forget
(No puedo olvidar las cosas que hicimos)
Some things last a lifetime
(Algunas cosas duran toda la vida)
Este es el tema que cierra el documental dejando una sensación de angustia bastante inquietante. Otros discos recomendables son Artistic Vice (que cuenta con los hits instantáneos “Honey I Sure Miss You” y “Tell Me Now” y la psicodélica “I feel So High”), Fun (primer disco grabado para un sello de 1994, del que sólo vendió 6000 copias), Berlin 1999 (disco en vivo mayormente al piano con bellezas oníricas que recuerdan a Spinetta (¿?) como “I had a dream”), el excepcional Fear Yourself (con una producción, por fin, acorde a la calidad de Johnston), el ep Laurie (“The Monster inside of me” justifica la existencia de su autor) y Lost and Found (2006), con grandes temas propios reversionados al estilo “fabs fours” circa 1967, como sucede con “History of our love”. Sayonara.
(1): Tal comparación no debe entenderse literalmente, aunque de leerse literalmente el curso de la Humanidad no cambiará su rumbo, claro está.
Descubrir la música de Daniel Johnston sin saber nada de él es casi como ir por la vida tranquilo y, de pronto, enterarte de que existe la obra de Charly García o Lennon o Dylan o Spinetta (1). Es decir que mientras vos dormías y pensabas que no había nada nuevo bajo el sol, allí afuera había alguien ferozmente egocéntrico con decenas de discos sofisticados (en el caso de Johnston, más bien ferpectos, porque varias de sus virtudes residen en defectos insalvables de su fisiología musical: la voz, el modo de tocar los instrumentos, su personalidad), “genuinos” en el sentido más radical del término y, por momentos, con el tinte inhallable de la genialidad. Como es usual en una persona tan desagradable como quien escribe (que bajo su aparente desenvolvimiento impasible esconde una obstinación crónica por no perderse nada y estar al tanto de todo lo que sucede en el globo terráqueo) a los dos días me había bajado toda la discografía de Johnston, una treintena de discos, cassettes y ep’s apta para melómanos anónimos. A decir verdad, por la calamitosa forma de grabación, varias de sus obras me parecieron inadudibles (incluso algunas de las más conocidas como la mencionada Hi, How Are You o Yip/Jump Music). En cambio aquellas que cuentan con un mínimo cuidado o fueron grabadas en estudio contienen gemas inolvidables.
La música de Johnston posee una doble dimensión: por un lado varias de sus melodías (imprecisamente ejecutadas con una guitarra criolla desafinada o solo con su piano) son simples y evocan, desde su estilo lineal, un cancionero infantil; por otro, las letras, aunque no en todos los casos, suelen ser terribles y profundizar poéticamente sobre temáticas complejas como el amor no correspondido, la muerte, la locura, la soledad o el paso del tiempo. La identificación del oyente con la música de Johnston reside en que éste expresa sus emociones sin filtro alguno, como habitualmente nacen los sentimientos en la mente de quienes sufren. Para comprobar esta oscura argumentación hace falta escucharlo. Desde el punto de vista musical, Johnston es un espíritu típicamente punk, pero sus mejores momentos son cuando toca country y baladas para piano. Se hace inevitable mencionar a los Beatles (incluso uno de sus temas se llama “The Beatles”), en especial a Lennon. Mucho de Plastic Ono Band y la caja Anthology se huele en estas grabaciones desnudas, en esos gritos primales y ese vacío existencial. Pero donde Lennon exudaba ira, Johnston exuda el hastío de una vida sin novedades ni perspectivas de futuro: “Oh, Señor, que aburrido estoy”, se oye al principio de esa joya de la brevedad titulada “Held the Hand”, tercer tema de 1990, a mi entender la obra maestra del maníaco. Allí también se encuentra la clásica “The Devil Town” cantada a capella, el optimismo de “True Love Will Find You in the End” y “Some Things Last a Long Time”. Este último tema puede ubicarse fácilmente en el top ten de los más maravillosos temas tristes de la historia. Elaborado sobre un acorde de piano monótono que linda con el minimalismo, Johnston canta:
Your picture is still on my wall
(Tu fotografía todavía está en mi pared)
The colors are bright, bright as ever
(Los colores son brillantes, tan brillantes como siempre)
Red is strong and blue is pure
(El rojo es fuerte y el azul es puro)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
Your picture is still on my wall, on my wall
(Tu fotografía todavía está en mi pared, en mi pared)
I think about you often, often
(Yo pienso en ti a menudo, a menudo)
I won't forget all the things we did
(No olvidaré las cosas que hicimos)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran largo tiempo)
It's funny, but it's true
(Es divertido, pero es cierto)
And it's true, but it's not funny
(Y es cierto, pero no es divertido)
Time comes and goes
(El tiempo viene y va)
All of the while, I still think about you
(Durante todo el rato, todavía pienso en ti)
Some things last a long time
(Algunas cosas duran mucho tiempo)
Your picture is still on my wall
(Tu fotografía todavía está en mi pared)
The colors are bright, bright as ever
(Los colores son brillantes, tan brillantes como siempre)
The things we did, I can’t forget
(No puedo olvidar las cosas que hicimos)
Some things last a lifetime
(Algunas cosas duran toda la vida)
Este es el tema que cierra el documental dejando una sensación de angustia bastante inquietante. Otros discos recomendables son Artistic Vice (que cuenta con los hits instantáneos “Honey I Sure Miss You” y “Tell Me Now” y la psicodélica “I feel So High”), Fun (primer disco grabado para un sello de 1994, del que sólo vendió 6000 copias), Berlin 1999 (disco en vivo mayormente al piano con bellezas oníricas que recuerdan a Spinetta (¿?) como “I had a dream”), el excepcional Fear Yourself (con una producción, por fin, acorde a la calidad de Johnston), el ep Laurie (“The Monster inside of me” justifica la existencia de su autor) y Lost and Found (2006), con grandes temas propios reversionados al estilo “fabs fours” circa 1967, como sucede con “History of our love”. Sayonara.
(1): Tal comparación no debe entenderse literalmente, aunque de leerse literalmente el curso de la Humanidad no cambiará su rumbo, claro está.
7 comentarios:
Creo que no soportaría encontrarme con una nueva obra de Spinetta.
Me quedo con un tema de él que Eddie Vedder interpretó en varias ocasiones, tanto estando de gira con Pearl Jam como en sus conciertos solitarios, el tema se llama "walking the cow" y es hermoso.
Esta canción que te digo encaja posiblemente bajo esta definición "por un lado varias de sus melodías (imprecisamente ejecutadas con una guitarra criolla desafinada o solo con su piano) son simples y evocan, desde su estilo lineal, un cancionero infantil"
Saludos.
True Love Will Find You In The End es un clásico, aunque no conozco la obra de Johnston en profundidad; me diste ganas de retomar. Si te interesa la conjunción almas perdidas + música primitiva te recomiendo un disco de 1970 que se llama "Oar", es de Alexander "Skip" Spence (ex Moby Grape) y lo grabó totalmente solo en un manicomio tocando todos los intstrumentos. Con eso de digo todo. Una experiencia diferente. Tal vez te guste.
aguante spinetta!!!! el 5/4 todos a abbey road!!!!! corvi y todos sus lectores!!!!
Descubrir a Johnston es exactamente eso que dices, sin duda. A mñi me voló el cerebro. Escucha "King Kong", la versión de Johnston y el cover de Tom Waits... eso es canción...
Un abrazo, Corvino
Agendo a Johnson: lo "vendiste" muy bien.
PS: ¡Spinetta me vuela la cabeza! ¡Su música es un tiro para el lado de la justicia!
Me pasó algo similar en el descubrimiento de Johnston, aunque en mi caso fue como una intuición y una atracción inevitable, algo así como "acá hay algo imperdible", al ver el trailer de "El diablo y D J"... Y esa canción "SOme things last a long time", realmente una joya.
Me gusta tu blog, tenés cosas interesantes. Saludos.
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