No sé si me sucederá sólo a mí, pero me parece que antes de ayer era el 2005. Sin embargo, falta poco para que comiencen los radiantes años 10’ (nota para un hipotético lector del 2084: usted también pasará de moda). Ahora bien, cuando suenen las doce campanadas del 31 de diciembre y la innombrable década de los ceros se termine de consumir entre tíos que se pelean por abrir la sidra y cañitas voladoras, en las mentes de los seres más inquietos sobrevolará una pregunta de ineludible profundidad: ¿qué pasó en el rock argentino en los últimos 10 años? Además de homenajes, conciertos en la Casa Rosada, Charly tirándose del noveno piso, bromas pesadas como Miranda, Cristina cantando con Árbol (otra broma pesada), versiones, Charly lobotomizado y estruendosos regresos, ¿hubo alguna banda, alguna canción que valiera la pena? Si la respuesta es afirmativa, la dirección de nuestros oídos deberá posarse indefectiblemente en un grupo de teens con pinta de colegio privado. Imaginen que los Jonas Brothers además de ser lindos, hubiesen pasado la infancia escuchando a Love y Television. La música de Banda de Turistas significa una propuesta heterodoxa: niños con un equipaje sónico lo bastante abundante como para llevar a cabo el viejo truco de mezclar todo y sonar como nadie. La crítica de rock (esa máquina de buscar filiaciones insospechadas) se concentra en elucubrar un híbrido entre Los Gatos y Babasónicos, pero estos muchachos que se atreven a escandalizar(me) diciendo que no tienen ideología no remiten a algo en especial. Sí, de acuerdo, se oyen ecos de la banda de Dárgelos, el beat de los años 60’, el murmullo psicodélico de algún trip en ácido, la voces adolescentes del primer rock nacional, pero nada los coloca en un paradigma claro. En lo que casi todos estamos de acuerdo es en tres cosas:
1-se visten muy bien;
2-poseen un swing sensacional;
3-y (lo más importante) hacen unas canciones fabulosas, que a poco de oírse se convierten en chicles pegados a nuestro inconsciente colectivo (quiera esto último decir o no algo).
Mágico corazón radiofónico fue una sofisticada muestra de arrojo y creatividad que puso en ridículo no sólo al anquilosado espectro del rock barrial (*), sino al del pop vernáculo, que (con la posible excepción de gente seria como Adicta) se regocija en una actitud frívola de aparente procacidad que además de no asustar a nadie, aburre más que Pergolini y Pettinato juntos. Desde los laboratorios de Abbey Road, Banda de Turistas acaba de editar un nuevo álbum: El Retorno. Pero mientras Charly, los Cadillacs, Calamaro, Viejas Locas, el Indio y Soda volvieron del pasado, los efebos de Barrio Norte, como Marty McFly, retornan del futuro, de otro modo no se puede entender la amplitud estilística de estas pulidas piezas pop aptas tanto para mover el pie en la pista de baile como para dejarse llevar en un viaje urbano acompañado por un reproductor de mp3. Desde el corte con destino de hit de culto “Lo comandas” pasando por las armonías vocales de “El rogadero” y la temática de película clase B en “La traición de Helena”, El Retorno encuentra a Banda de Turistas en notable ascenso, capaz de retomar el espíritu sixty sin la necesidad obvia de escudarse en una supuesta estética kitsch. Mientras el mainstreim nos regala otro disco de interpretaciones de Fabiana Cantilo (uf), junto a otras agrupaciones de nombres extravagantes como El robot bajo el agua y Él mató a un policía motorizado, Banda de Turistas logra incomodar nuestras fuentes de recepción auditiva, acostumbradas a la demagogia de las fórmulas probadas. Estos nombres, sumados a los aportes de los vigentes guerreros del under Ariel Minimal (en sus diferentes proyectos), Rosario Bléfari (hace un disco mejor que el otro) y Francisco Bochatón (que ya superó largamente el nivel de Los peligrosos gorriones) son lo mejor de una década demasiada afecta a las monótonos cauces del reggae, el sacrificio, el rock and roll y un pop que le debe más a Las Primas que a Federico Moura (**).
(*): Tampoco es muy difícil ponerlo en ridículo.
(**): Próximamente (es decir, antes de que se acabe el año) arremeteré con los mejores diez discos de la década.
1-se visten muy bien;
2-poseen un swing sensacional;
3-y (lo más importante) hacen unas canciones fabulosas, que a poco de oírse se convierten en chicles pegados a nuestro inconsciente colectivo (quiera esto último decir o no algo).
Mágico corazón radiofónico fue una sofisticada muestra de arrojo y creatividad que puso en ridículo no sólo al anquilosado espectro del rock barrial (*), sino al del pop vernáculo, que (con la posible excepción de gente seria como Adicta) se regocija en una actitud frívola de aparente procacidad que además de no asustar a nadie, aburre más que Pergolini y Pettinato juntos. Desde los laboratorios de Abbey Road, Banda de Turistas acaba de editar un nuevo álbum: El Retorno. Pero mientras Charly, los Cadillacs, Calamaro, Viejas Locas, el Indio y Soda volvieron del pasado, los efebos de Barrio Norte, como Marty McFly, retornan del futuro, de otro modo no se puede entender la amplitud estilística de estas pulidas piezas pop aptas tanto para mover el pie en la pista de baile como para dejarse llevar en un viaje urbano acompañado por un reproductor de mp3. Desde el corte con destino de hit de culto “Lo comandas” pasando por las armonías vocales de “El rogadero” y la temática de película clase B en “La traición de Helena”, El Retorno encuentra a Banda de Turistas en notable ascenso, capaz de retomar el espíritu sixty sin la necesidad obvia de escudarse en una supuesta estética kitsch. Mientras el mainstreim nos regala otro disco de interpretaciones de Fabiana Cantilo (uf), junto a otras agrupaciones de nombres extravagantes como El robot bajo el agua y Él mató a un policía motorizado, Banda de Turistas logra incomodar nuestras fuentes de recepción auditiva, acostumbradas a la demagogia de las fórmulas probadas. Estos nombres, sumados a los aportes de los vigentes guerreros del under Ariel Minimal (en sus diferentes proyectos), Rosario Bléfari (hace un disco mejor que el otro) y Francisco Bochatón (que ya superó largamente el nivel de Los peligrosos gorriones) son lo mejor de una década demasiada afecta a las monótonos cauces del reggae, el sacrificio, el rock and roll y un pop que le debe más a Las Primas que a Federico Moura (**).
(*): Tampoco es muy difícil ponerlo en ridículo.
(**): Próximamente (es decir, antes de que se acabe el año) arremeteré con los mejores diez discos de la década.
7 comentarios:
Che te olvidaste de Gabo Ferro, que en 5 años saco 5 discos (no necesariamente cantidad significa calidad, aunque en este caso van de la mano).
te dejo un link a un tema nuevo.
http://espiriturock.blogspot.com/2009/10/porco-rex.html
sí, esta banda simboliza lo que fueron los 00´s como aporte al acervo del rock nacional, nulidad absoluta, una década absolutamente intrascendente (los 90´s habrán sido refrito, pero si te ponés a parangonar banda por banda las actuales pierden por escándalo: La Renga, Los Piojos, Bersuit, Las Pelotas, Divididos, Catupecu, Caballeros de la quema, Babasónicos, A77aque, Pez, etc...al lado de Banda de Turista, Intoxicados, Bicicletas....y eso que los 90´s ya eran poco al lado de las décadas anteriores!!
la renga, los piojos, bersuit, las pelotas, divididos, caballeros....desastres, causa los 90, efecto los 00.
Coincido con Blefari y Bochaton, que tiene 5 discos, uno mejor que el otro. Hace poco descubrí una banda que suena muy bien: "mi pequeña muerte".
banda de turistas
pibes con guita que graban discos.
que vuelvan los natas del corsario negro!
si no trataran de demostrar minuto a minuto que escuchan la misma música que te autorizan a escuchar en palermogólico serían mejores.
tener plata hace que hagan mala musica?
no, no hace eu hagan mala musica... y por otro lado, "no son pibes con guita"al menos, no todos.
me parece que son una propuesta super interesante y con mucho camino por hacer.
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