Las repercusiones que ha tenido el enfrentamiento entre Luis D’Elía y Miguel Pichetto con parte del espectro mediático argentino son varias, en su mayoría lamentables. En primer lugar, es inadmisible que el gobierno (a través de las declaraciones del mencionado senador y algunas alusiones elípticas de la presidenta) responda desde áreas institucionales a estos formidables símbolos de la imbecilidad cultural que son Mirtha, Marcelo y Susana. No porque sea un acto contrario a los consejos de cualquier asesor de imagen (argumento deplorable enarbolado en los últimos días y coherente con el espíritu de los tiempos) sino porque es lo mismo que ponerse al nivel de ese condominio ideológico basado en el desprecio por los derechos humanos, el temor al “zurdaje” y el pedido de “represión”. Como estrategia política de confrontación (si es que existió) hubiese bastado con la verba inflamada de D’Elía (actualmente y con todos sus desatinos, el hecho maldito del país burgués; da gusto observar el pánico que causa en el medio pelo argentino). Por otro lado, se hace visible la inexistencia de la oposición: el gobierno ya ni la tiene en cuenta para apuntar sus dardos. “Creo que lo que ellos opinan es la expresión del ciudadano común”, declaró Gerardo Morales, quien extrañamente todavía no fue asesinado por Milagro Sala. Esta muestra de reverencia al ideario derechista más ramplón (ni siquiera apoya los dichos de Marcos Aguinis o Juan José Sebreli, ¡reivindica a Mirtha Legrand!) no debería pasarse por alto. Desde el conflicto con el campo, terminada la alianza implícita entre los K y Clarín, la verdadera oposición está en las pantallas. Así, los dirigentes que quieran congraciarse con el electorado deben rendir pleitesía a la fauna mediática. El mejor ejemplo es la escena ominosa del espejo, en la que Francisco De Narváez emuló a su imitador, mimetizando cada uno de sus movimientos con los del actor que lo personificaba. No es casualidad entonces que las tres figuras más emblemáticas de la farándula de los últimos 30 años, en bloque (arrastrando así a todo el lumpenaje de actores y conductores clase B que los sigue), sean las encargadas de llevar adelante la batalla por la “inseguridad” y se hagan eco de la “pobreza” poco tiempo después de la sanción de la ley de medios audiovisuales. El rostro sufriente y compasivo de Marcelo Tinelli mirando a cámara, intentando minimizar con diminutivos y apodos cariñosos (“Luisito”, “mi amor”) la estupefacción cargada de odio que le provocan las medidas de un gobierno heterodoxo (en todos los sentidos positivos y negativos de tal término), armado con una carga repulsiva de lugares comunes y prejuicios, es casi una violación al ser humano. La respuesta del establishment del periodismo gráfico tampoco se hizo esperar. El título de la columna dominical de Julio Blank en el diario Clarín merece un apartado especial:
“Si te peleás a la vez con Mirtha, Susana y Tinelli, algo te falla”
Say No More. A confesión de partes, relevo de pruebas.
La contratapa de Sylvina Walger en Crítica también es imperdible en su tendencia casi enternecedora a la tilinguería. “Pinceladas de un país vulgar” se titula. Tal vez para no contradecirse, el contenido del texto no desentona con el país. “Será que les gusta vivir así (a los presidentes Fernández-Kirchner), con el corazón en la boca, o que realmente estamos orillando el borde del abismo”, comienza, demostrando un manejo preciso del manual de “obviedades antikirchneristas”: la alusión al doble comando (“Jano bifronte”, diría Beatriz Sarlo, para que no se la confunda con la chusma) con su automática denigración de la investidura presidencial y la referencia a un supuesto estado caótico (“orillando el borde del abismo”) que superaría con creces al habitual estado caótico del país de 1810 a la fecha.
Walger continúa, escandalizada ya en el primer párrafo: “Me refiero a los dos temas que nos han tenido en vilo estos últimos días (…) Por un lado la inseguridad –a esta altura endémica–, por otro el bendito “clima destituyente” y sus marchas y contramarchas”. Las comillas marcan el compás de lo que pertenece a la realidad (la “inseguridad endémica” como hecho fáctico) y lo que sólo forma parte del cerebro atribulado de los locos que nos gobiernan (el “clima destituyente” como construcción ficticia). No hay prueba alguna que la periodista elabore para explicar sus consideraciones, se descarta que el lector mira la realidad a través del lente de TN o América 24.
“Respecto de la inseguridad”, prosigue Walger, casi a los gritos, “lo increíble es que en vez de acabar en un debate serio que genere políticas a largo plazo, el tema se ha diluido en un enfrentamiento entre las máximas figuras de la farándula argentina y Luis Chirola D’Elía”. ¡Qué barbaridad! “¿Alguien quiere pensar en los niños?”. D’Elía es bautizado “Chirola” por responder a las directivas del abominable Señor K (es muy interesante esta dinámica de endilgarle dichos a alguien por una suposición nunca constatada), pero Marcelo, Susana y Mirtha, tantas veces entreverados al gobierno de turno, no son vislumbrados siquiera como inconscientes predigitados de un poder que excede la política.
“Hay que amar la derrota para embestir contra Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand, tres ídolos indiscutibles de los argentinos, pero también tres trabajadores incansables”, esclarece Walger. ¿Estará la ponderada analista utilizando un tipo especial de ironía que se me escapa? Porque eso de “ídolos”, lamentablemente no se discute, pero, valga la redundancia, lo de “indiscutidos” adosado a una señora reconocida por su pensamiento reaccionario, un presentador que hizo de la chabacanería su bandera y una “diva” especialmente reconocida por su idiotez supina para comentar cualquier cosa (por no hablar de casos de autos contrabandeados)... Para no ser menos que nadie en lugares comunes nunca demostrados (en este terreno advierto una competencia secreta y por momentos perversa con la columna de Nelson Castro) se asocia el trabajo a la honestidad (“trabajadores incansables”). Paréntesis: es hora de ponerse de pie, levantar la voz y afirmar que en este país cuando alguien denomina o se autodenomina “trabajador” (o en su defecto, contribuyente a través de la frase: “yo pago mis impuestos”) en determinado contexto de debate político, lo que se quiere decir exactamente es “No soy piquetero, no cobro 180 pesos por hijo, no soy un negro que come choripán y corta la 9 de Julio”. Muchas gracias. Pero Sylvina no tiene límites y sigue: “Quiero aclarar que salvo el programa de Mirtha Legrand (con la que me une un afecto sincero), muy ocasionalmente miro a Tinelli o a Susana. Y a la pregunta sobre “qué mierda han hecho por la Argentina” le contesto “entretener”, no robar”. Ok, no estaba siendo irónica, incluso es amiga de la señora. Es conmovedora la visión que tiene Walger sobre el trabajo de Tinelli y Cía., tanto que podemos repetirlo en letra de molde:
“Y a la pregunta sobre “qué mierda han hecho por la Argentina” le contesto “entretener”, no robar”
Dejando de lado el hecho de que hay mapuches que no opinan lo mismo: ¿a quién carajo entretienen Mirtha, Susana y Marcelo? A mí personalmente me entristecen. Otra vez Walger creyendo que el lector sintoniza su mismo canal. Y para profundizar: ¿a través de qué maniobras entretienen?, ¿descollando de creatividad desde sus respectivos espacios o apelando al golpe bajo, la demagogia, el lujo, la exaltación de un estatus de vida inalcanzable para sus adeptos? Ya sabemos que un fan de Ricardo Arjona dijo que sobre gustos no había nada escrito, pero ¿es indiscutiblemente admirable entretener de esa forma? “Para pensar, ¿no?”, diría Leuco. Las pinceladas de Walger no se detienen: luego de arremeter con furia sobre el enriquecimiento de los K y allegados (algo apreciable, mas no en tal alarde de frivolidad), se dedica a producir frases asertivas sin mucho sustento:
“A “los presidentes” lo que les ocurre es que en ellos puede más el resentimiento, la venganza y el odio que el pragmatismo que acompaña a los grandes estadistas. Y es lo que les pasó con Cobos, de tanto humillarlo en vez de borrarlo lo convirtieron en un temible candidato”.
En algo tiene razón: Cobos es “temible” y no por los números de su imagen positiva, sino por la maldad manifiesta de un ser que formando parte de un gobierno se opone a todo lo que éste propulsa en defensa de una postura de aparente “diálogo y consenso”. Más adelante, profetiza: “Es de esperar que estos tres Quijotes no sólo tengan sus cuentas en orden (porque el batallón de la AFIP que les va a caer va a superar con creces al de Clarín), sino sus vidas privadas. Nunca hay que olvidar que éste es un gobierno adicto al prontuario, como otros son adictos al chocolate”. Si la AFIP no les cae, ¿qué problema hay? El periodismo anti K está acostumbrado a predecir desastres y calamidades que nunca se concretan. Lo gracioso es que luego de desdeñar la recurrencia al prontuario de sus enemigos por parte del gobierno, cae en la misma trampa: “Personaje emblemático de la CTA, a D’Elía no le importa sentarse en el cuarto piso de la CGT y abrazarse con Juan Belén, el ladero de Moyano” (las cursivas son mías).
Las consideraciones sobre la inseguridad también brillan por su carácter antojadizo. Para Walger la conducción K no resolvió tal problema por estar “ocupado (…) en aumentar su clientela y en odiar a los medios”. La perspectiva sesgada, tendiente a vincular dos temas que no necesariamente se relacionan entre sí (Inseguridad = Odio a los medios y Clientelismo) perdura: “La Argentina tuvo una oportunidad única de revertir esta situación de abandono que viven los menores, pero la dejó pasar. Había cosas más interesantes, el tren bala por sólo nombrar una”. Ahora la fórmula de Walger es: (proyecto de) Tren Bala = Inseguridad.
“El otro tema, que oscila entre lo desopilante y lo angustiante”, manifiesta Walger, haciendo gala de una prosa “desopilante y angustiante”, “es la amenaza destituyente”. Yo creía que se hablaba de un “ánimo destituyente” fundado en las cartas de Elisa Carrió a las embajadas del mundo, declaraciones de Barrionuevo y Duhalde y una andanada de conflictos gremiales y cortes de calle que estallaron al mismo tiempo. Ahora bien, si lo que se teme es un “golpe”, según Walger, es imposible porque el gobierno “tiene el apoyo de las principales empresas del país”. Y con ese apoyo de convicciones monumentales, como todos sabemos, se garantiza la estabilidad democrática…
Pero lo peor para la ya desesperada y al borde de un ataque de nervios Walger, no es nada de esto, sino que “la Argentina como país ha dejado de interesar”. He aquí un curso intensivo de tilinguería automática. En cinco párrafos imperdibles, se menciona a:
-el ex diplomático, filósofo del derecho y politólogo Ernesto Garzón Valdés.
-Luisa Corradini, corresponsal de La Nación.
-el ex primer ministro francés, Edouard Balladur.
- Gregorio Morán, periodista de La Vanguardia.
Todos tienen en común (además de una impecabilidad en sus afirmaciones tan excelsa que Walger ni siquiera se esfuerza en demostrar) la clara impresión de que Argentina ya no importa, no existe, se terminó el 25 de mayo del año 2003. Y cortémosla acá, puesto que no tiene sentido hablar, escribir, debatir sobre los sucesos de un país del que no se habla en los diarios de Europa...
“Si te peleás a la vez con Mirtha, Susana y Tinelli, algo te falla”
Say No More. A confesión de partes, relevo de pruebas.
La contratapa de Sylvina Walger en Crítica también es imperdible en su tendencia casi enternecedora a la tilinguería. “Pinceladas de un país vulgar” se titula. Tal vez para no contradecirse, el contenido del texto no desentona con el país. “Será que les gusta vivir así (a los presidentes Fernández-Kirchner), con el corazón en la boca, o que realmente estamos orillando el borde del abismo”, comienza, demostrando un manejo preciso del manual de “obviedades antikirchneristas”: la alusión al doble comando (“Jano bifronte”, diría Beatriz Sarlo, para que no se la confunda con la chusma) con su automática denigración de la investidura presidencial y la referencia a un supuesto estado caótico (“orillando el borde del abismo”) que superaría con creces al habitual estado caótico del país de 1810 a la fecha.
Walger continúa, escandalizada ya en el primer párrafo: “Me refiero a los dos temas que nos han tenido en vilo estos últimos días (…) Por un lado la inseguridad –a esta altura endémica–, por otro el bendito “clima destituyente” y sus marchas y contramarchas”. Las comillas marcan el compás de lo que pertenece a la realidad (la “inseguridad endémica” como hecho fáctico) y lo que sólo forma parte del cerebro atribulado de los locos que nos gobiernan (el “clima destituyente” como construcción ficticia). No hay prueba alguna que la periodista elabore para explicar sus consideraciones, se descarta que el lector mira la realidad a través del lente de TN o América 24.
“Respecto de la inseguridad”, prosigue Walger, casi a los gritos, “lo increíble es que en vez de acabar en un debate serio que genere políticas a largo plazo, el tema se ha diluido en un enfrentamiento entre las máximas figuras de la farándula argentina y Luis Chirola D’Elía”. ¡Qué barbaridad! “¿Alguien quiere pensar en los niños?”. D’Elía es bautizado “Chirola” por responder a las directivas del abominable Señor K (es muy interesante esta dinámica de endilgarle dichos a alguien por una suposición nunca constatada), pero Marcelo, Susana y Mirtha, tantas veces entreverados al gobierno de turno, no son vislumbrados siquiera como inconscientes predigitados de un poder que excede la política.
“Hay que amar la derrota para embestir contra Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand, tres ídolos indiscutibles de los argentinos, pero también tres trabajadores incansables”, esclarece Walger. ¿Estará la ponderada analista utilizando un tipo especial de ironía que se me escapa? Porque eso de “ídolos”, lamentablemente no se discute, pero, valga la redundancia, lo de “indiscutidos” adosado a una señora reconocida por su pensamiento reaccionario, un presentador que hizo de la chabacanería su bandera y una “diva” especialmente reconocida por su idiotez supina para comentar cualquier cosa (por no hablar de casos de autos contrabandeados)... Para no ser menos que nadie en lugares comunes nunca demostrados (en este terreno advierto una competencia secreta y por momentos perversa con la columna de Nelson Castro) se asocia el trabajo a la honestidad (“trabajadores incansables”). Paréntesis: es hora de ponerse de pie, levantar la voz y afirmar que en este país cuando alguien denomina o se autodenomina “trabajador” (o en su defecto, contribuyente a través de la frase: “yo pago mis impuestos”) en determinado contexto de debate político, lo que se quiere decir exactamente es “No soy piquetero, no cobro 180 pesos por hijo, no soy un negro que come choripán y corta la 9 de Julio”. Muchas gracias. Pero Sylvina no tiene límites y sigue: “Quiero aclarar que salvo el programa de Mirtha Legrand (con la que me une un afecto sincero), muy ocasionalmente miro a Tinelli o a Susana. Y a la pregunta sobre “qué mierda han hecho por la Argentina” le contesto “entretener”, no robar”. Ok, no estaba siendo irónica, incluso es amiga de la señora. Es conmovedora la visión que tiene Walger sobre el trabajo de Tinelli y Cía., tanto que podemos repetirlo en letra de molde:
“Y a la pregunta sobre “qué mierda han hecho por la Argentina” le contesto “entretener”, no robar”
Dejando de lado el hecho de que hay mapuches que no opinan lo mismo: ¿a quién carajo entretienen Mirtha, Susana y Marcelo? A mí personalmente me entristecen. Otra vez Walger creyendo que el lector sintoniza su mismo canal. Y para profundizar: ¿a través de qué maniobras entretienen?, ¿descollando de creatividad desde sus respectivos espacios o apelando al golpe bajo, la demagogia, el lujo, la exaltación de un estatus de vida inalcanzable para sus adeptos? Ya sabemos que un fan de Ricardo Arjona dijo que sobre gustos no había nada escrito, pero ¿es indiscutiblemente admirable entretener de esa forma? “Para pensar, ¿no?”, diría Leuco. Las pinceladas de Walger no se detienen: luego de arremeter con furia sobre el enriquecimiento de los K y allegados (algo apreciable, mas no en tal alarde de frivolidad), se dedica a producir frases asertivas sin mucho sustento:
“A “los presidentes” lo que les ocurre es que en ellos puede más el resentimiento, la venganza y el odio que el pragmatismo que acompaña a los grandes estadistas. Y es lo que les pasó con Cobos, de tanto humillarlo en vez de borrarlo lo convirtieron en un temible candidato”.
En algo tiene razón: Cobos es “temible” y no por los números de su imagen positiva, sino por la maldad manifiesta de un ser que formando parte de un gobierno se opone a todo lo que éste propulsa en defensa de una postura de aparente “diálogo y consenso”. Más adelante, profetiza: “Es de esperar que estos tres Quijotes no sólo tengan sus cuentas en orden (porque el batallón de la AFIP que les va a caer va a superar con creces al de Clarín), sino sus vidas privadas. Nunca hay que olvidar que éste es un gobierno adicto al prontuario, como otros son adictos al chocolate”. Si la AFIP no les cae, ¿qué problema hay? El periodismo anti K está acostumbrado a predecir desastres y calamidades que nunca se concretan. Lo gracioso es que luego de desdeñar la recurrencia al prontuario de sus enemigos por parte del gobierno, cae en la misma trampa: “Personaje emblemático de la CTA, a D’Elía no le importa sentarse en el cuarto piso de la CGT y abrazarse con Juan Belén, el ladero de Moyano” (las cursivas son mías).
Las consideraciones sobre la inseguridad también brillan por su carácter antojadizo. Para Walger la conducción K no resolvió tal problema por estar “ocupado (…) en aumentar su clientela y en odiar a los medios”. La perspectiva sesgada, tendiente a vincular dos temas que no necesariamente se relacionan entre sí (Inseguridad = Odio a los medios y Clientelismo) perdura: “La Argentina tuvo una oportunidad única de revertir esta situación de abandono que viven los menores, pero la dejó pasar. Había cosas más interesantes, el tren bala por sólo nombrar una”. Ahora la fórmula de Walger es: (proyecto de) Tren Bala = Inseguridad.
“El otro tema, que oscila entre lo desopilante y lo angustiante”, manifiesta Walger, haciendo gala de una prosa “desopilante y angustiante”, “es la amenaza destituyente”. Yo creía que se hablaba de un “ánimo destituyente” fundado en las cartas de Elisa Carrió a las embajadas del mundo, declaraciones de Barrionuevo y Duhalde y una andanada de conflictos gremiales y cortes de calle que estallaron al mismo tiempo. Ahora bien, si lo que se teme es un “golpe”, según Walger, es imposible porque el gobierno “tiene el apoyo de las principales empresas del país”. Y con ese apoyo de convicciones monumentales, como todos sabemos, se garantiza la estabilidad democrática…
Pero lo peor para la ya desesperada y al borde de un ataque de nervios Walger, no es nada de esto, sino que “la Argentina como país ha dejado de interesar”. He aquí un curso intensivo de tilinguería automática. En cinco párrafos imperdibles, se menciona a:
-el ex diplomático, filósofo del derecho y politólogo Ernesto Garzón Valdés.
-Luisa Corradini, corresponsal de La Nación.
-el ex primer ministro francés, Edouard Balladur.
- Gregorio Morán, periodista de La Vanguardia.
Todos tienen en común (además de una impecabilidad en sus afirmaciones tan excelsa que Walger ni siquiera se esfuerza en demostrar) la clara impresión de que Argentina ya no importa, no existe, se terminó el 25 de mayo del año 2003. Y cortémosla acá, puesto que no tiene sentido hablar, escribir, debatir sobre los sucesos de un país del que no se habla en los diarios de Europa...
15 comentarios:
Me gusta como metés en una sola frase a JW Cooke y a Jauretche. Casi un pase de magia del pensamiento nac&pop...
Saludos. Se extrañaban los posts de política (y se extrañan los de literatura)
Me encanta su lucidez, corvino.
Pido permiso, tal vez vaya un quote.
Calcanhotto es tremenda, el disco Publico, es hipnotizante. Si le agregamos a Marisa Monte, bueno, es demasiado.
En cuanto al post, lamntablemente no podemos negar quién es la mayoría en este país, (o quizás en el mundo), y gran parte de lo bueno que podrían hacer los k, es inviable en este universo. NAdie podrá hacerlo. Los K se equivocan porque creen que pueden cambiar algo con su métodos, la sociedad no los banca, y ya fue. Ojo, hya mucha mierda y política rancia alrededor d elos K, y lamentablemente caen en vicios deplorables, pero está claro que comulgo con muchas de sus iniciativas, y si este país los apoyara un poquito, estoy seguro de que las cosas mejorarían.
Yo sería más demagógico, y les duplicaría el sueldo a los médicos, a los maestros, pero los intendentes del conurbanos necesitan esa guita para otra cosa, ya se pudrió todo.
En cuanto a D`Elía, a ver, el tema del rebelde rentado me jode un poco, parecen un poco la Carrió. Ahora, Susana Giménez debería ser defenestrada por todos los medios, es inadmisible que esa mina emita un comentario normal o serio. LEgrand, bueno, sin comentarios. Y Tinelli, qué se le puede pedir, un nuevo rico que teniendo el alcance que tiene, lo usa para vender alfaojers y helados a cambio de mostrar culos, reírse de minusválidos y vivir de los chicos. Ayuda, ok, pero mostrando la pobreza, hace rating, y eso es guita. Hace guita con los necesitados, y eso es intolerable.
La violencia es el hambre, la pobreza y la mentira. Ser rico obscenamente como lo son esos tres, en este país, es violento, Y acá, debo decirlo también, los K son ricos de la peor manera, son rentistas, por qué no montan fábricas o vuelcan sus millones a la producción en vez de vivir de alquileres e intereses? Está todo dañado. Pero sé de qué lado estoy.
Saludos!
Excelente la observación sobre el sentido de "trabajador"! Otro sentido semejante en el que se utiliza es el 'argumento feinménico': "yo soy laburante, no como vos intelectualoide de mierda que va gratis a la UBA con los impuestos que pagamos los laburantes como yo"
(Bue, y a ese habría que agregarle los símiles que aparecen en discusiones entre estudiantes)
Lo mejor que he leído sobre el tema
¡Brillante!
"Las comillas marcan el compás de lo que pertenece a la realidad (la “inseguridad endémica” como hecho fáctico) y lo que sólo forma parte del cerebro atribulado de los locos que nos gobiernan (el “clima destituyente” como construcción ficticia)."
¡Duríssssimo!
Brillante Corvino, me gustó la lectura que hiciste de las reacciones mediáticas al Tele-gate.
Saludos.
En ese yo laburo, yo pago mis impuestos está el ponerse por encima del otro, yo soy más bueno, mi mamá y mi papá me educaron para ser así de mejor... uy, me suena a Micky Vainilla.
Miren, pa ser honesta, la Walger no hace más que repetirse a si misma.. Es una tilinga que coqueteó alguna vez con la progresía y que volvió a ser lo que era (ya qe los vientos vienen por ahí..)una tilinga antiperonista que reniega de su pasado..
Asi que no la lean, ni la interpreten... de verdad que no vale la pena!
Sil
Le atribuyen al ex-vice jefe de gabinete, Jorge Rivas, haber respondido a la pregunta sobre qué es lo que más lo atrae del kirchnerismo: "sus enemigos".
Puedo (y pude) sumarme sin esfuerzos a tal afirmación, pero ya no me alcanza, y no me quedan "lados" donde estar, sólo me queda, una vez más, la desilusión.
Muy bueno el post.
Excelente el post,
lo que más me llama la atención de todo el
tilinguerio y la no opinión del mass media,
es que se habla del supuesto que nosotros
hasta que llegaron los K vivíamos en Noruega,
y desde que llegaron estos pibes, comenzó la
inseguridad, los negociados, los cortes de calle,
bla bla bla.
Hay algunos que realmente creyeron que durante
el menemato esto era Miami, y casualemente son
los más tilingos de todos y son claramente
estos ejemplos de conductores de medios.
Pero en general se olvida de donde veníamos y
se niegan a ver donde estamos parados hoy.
Con el tema inseguridad cuando sale el tema suelo preguntarle al que menciona tal flagelo cuantas veces lo han asaltado y/o fué víctima de algún caso,
hasta ahora no encontré ninguno que me dijera que en los últimos tiempos les pasó algo, cuando a ellos no les pasó nada amplío a su familia, y así hasta que saltan con algún logicazo de la tv.
Por supuesto que no estoy negando las cosas que pasan, pero pongan en práctica lo mismo y van a ver que la gente vive la vida de otra gente y no la de ellos ni la de sus vecinos.
Es horrible lo que están haciendo.
Abrazo,
Ale z
nada, hablando de inseguridad, hoy se murio mi perra, la mas guardiana, respetuosa, cariñosa, alegre, calentona del mundo. La voy a extrañar, y hoy duermo con miedo porque no va a estar ella para proteger mi casa.
Dana QUE EN PAZ DESCANSES y gracias por todo lo que me diste.
m.-
Buen blog no lo tenía, salu2.
misterzeta: yo hice lo mismo que ud. propone con el tema de la gripe A (con la que supuestamente íbamos a morir todos) y no encontré una sola respuesta afirmativa.
Todos viven la vida a través de TN.
hay que estar al pedo para escribir tanta huevada...anda a laburar tarado
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