Como dice Horacio González hoy en Página 12: “El fútbol resiste bien su conversión en mercancía. Su planetarización compulsiva no asfixia su enigmática sustancia lúdica”. Tal afirmación no deja lugar a dudas ni admite replicas, una explicación sería innecesaria ante la desmesurada claridad de su significado. Y como si ese derroche de empatía con el sentir popular fuese poco, el sociólogo desarrolla su idea de la siguiente forma: “Restando del fútbol todo lo que no tiene que ver con su esquema libidinal-capitalista, queda indemne su último recurso a lo irreductible del juego”. A esta altura, como nunca antes en más de 100 años de historia, hemos entendido qué es el fútbol. Hay quienes dirán que González utiliza un lenguaje rebuscado para decir que tal deporte, a pesar de ser un negocio en el que seres descerebrados depositan sus frustraciones cotidianas, todavía mantiene su esencia amateur. Allá ellos, nosotros damos la bienvenida a los intelectuales que bajan de su Torre (o su Costa) de Marfil y le ofrecen al pueblo frases para memorizar y lanzar en medio de una discusión futbolera. Por ejemplo, cuando se nos pregunta qué es el hincha podemos decir: “Estos sí son microetnólogos que encarnan el prestigio invertido de una fusión con la plebe que pasa por nostálgicas idolatrías”. Y si se nos pide una elucidación más pormenorizada no dudaremos en indicar (a los gritos si lo requiere el caso) que “el hincha es el coreuta exánime capaz de una emboscada o de las últimas manifestaciones de tribalismo lírico que pueden ofrecer las violentas metrópolis contemporáneas”.
Después del texto de Horacio González es probable que escribir sobre fútbol se torne una labor redundante: ya está todo dicho. Sin embargo, hoy han sucedido dos cosas: Brasil quedó afuera del Mundial (otra vez) y Uruguay (después de 40 años) pasó a semifinales. Niembro todavía investiga si el primer gol fue de Felipe Melo. Auto-nobleza obliga, desde este espacio habíase dicho que el juego del equipo de Dunga se introducía en el campo de un “pragmatismo deliberado y aburrido”. Lo extraño es que generalmente pensamos que Brasil, aun jugando a media máquina y sobrando a sus rivales, ganará de todas formas cuando ya en el 2006 habían tropezado con el mismo error: la confianza desmedida en la contundencia. Los brasileros parecen haber comprado lo que ellos mismos venden al mundo: creían que llegando tres veces iban a meter tres goles. Y esta vez llegaron tres veces, pero metieron uno solo. Es verdad que la historia los asiste en la arrogancia, son individual y colectivamente el mejor equipo del mundo, pero es hora de que revean este concepto de triunfo innato por el cual salen a la cancha como si estuvieran ganando desde antes de comenzar el partido. El resultado suele ser oprobioso a los ojos del espectador. Dos consecutivas eliminaciones en cuartos de final obligan a una reflexión. A Holanda le alcanzó con ponerse las pilas en el S.T para estar en semifinales, pero todavía no me convencen, más que jugadores de fútbol parecen oficinistas o actores de una serie de Euro Channel.
El rival de los países bajos será un país pequeño, Uruguay, ése que los argentinos están convencidos de que es una “provincia del interior”. Su clásico delantero dientón en la senda de Recoba, Suárez, mutó de héroe a villano, luego de confundir su rol con el del arquero. A Ghana le falta “fibra” (Passarella dixit) sino sería un equipazo verdaderamente temible: por la manera en que manejan el balón parecen oriundos de Río de Janeiro, pero en las instancias decisivas poseen el profesionalismo de un equipo de papi. Mientras tanto, el insoportable paternalismo nacional por la tierra de Francescoli (como comentarista, un grandísimo jugador) justifica el odio que muchos de ellos guardan hacia nosotros. ¿Qué pasa con Uruguay? ¿Sus habitantes nacen mutilados? ¿Sufren grandes penurias económicas? ¿Hay terremotos todo el año? Por una cuestión de cercanía me alegra que Uruguay o Paraguay o quien sea pasen de fase, pero no nos engañemos con la hermandad latinoamericana, esa simpatía afectada que exhalamos a cada paso (me incluyo: "vamo’ arriba la celeste") es eufemismo de una gran subestimación histórica: Uruguay, la tierra de la gente inofensiva, que toma mate y escucha a Jorge Drexler.
Sí, este post sólo fue un pretexto para sublimar la adrenalina del partido de mañana. Que la sigan vuvuzeleando.
16 comentarios:
Bien ahí Uruguay, aguantó y tuvo la suerte que siempre hace falta.
Lo que me pregunto, es si todo el mundo menos los de Ghana sabían que Abreu la iba a picar...
No comparto mucho eso del paternalismo. Hoy cuando volvía de trabajar (me quedé en mi laburo a ver el partido de Uruguay) volvía contento. Contento de verdad, por Uruguay, por el maestro Tabarez, por el culo grande como una casa que tuvieron, por el grosso de Abreu que 'la pica' en el 5to penal.
También me puse mal cuando Brasil perdió. Aunque exista esa rivalidad histórica que nos enseñaron nuestros viejos, uno quería que ganaran. Por lula, por Leonardo Boff.. no sé. Por ahí soy un boludo pero creo en la hermandad latinoamericana. Para mi es ese cambio de época del que habla Correa. Queremos que nos vaya bien como conjunto, como Patria Grande. Dejame creer eso. Mañana que gane Argentina y que gane Paraguay. Y vamos Unasur.
a mí gonzales me cae simpático cuando hace política y muy molesto cuando escribe esos mamotretos ilegibles portadores de una supuesta oscura revelación inexistente (Igual que carta abierta), la primera frase está muy buena igual hay que reconocer pero es un fastuoso ropaje borgeano para decir una obviedad sobre la esencia del fútbol como juego. Tu estilo Corvino por ej, es todo lo opuesto y es más verdadero....sobre el post, Uruguay y Paraguay son equipos mediocres, soporíferos (muy divertida la condescendencia que señalás para con los orientales y cierta).....ehhh, mañana no hace cambios???! De Michelis y Di María Titulares??? vamos diegote!!??, ya te está comiendo el personaje! (Pastore será el Messi del 2006?), no me gusta cierto aire triunfalista con el que llegamos al partido con los alemanes, si fuéramos inteligentes declararíamos que los Alemanes son favoritos por que tienen más finales y copas que nosotros, le tiramos la presión y le hacemos 3, así como vamos no sé....
El triunfalismo brasilero puede ser cierto, pero es el mismo triunfalismo que se respira cada cuatro años en este dulce tierra, con la modesta diferencia de que los brasileros tienen cinco copas del mundo y Argentina tiene dos, la último de los cuales fue hace veinte y cuatro años y gracias al (hasta hoy) jugador más grande de la historia universal. Por cierto además, si Brasil quedó en cuartos en las dos últimas copas, Argentina no pasa de cuartos desde 1990. En fin, mañana gana Alemania y espero que los chicos que fueron a festejar al obelisco reflexionen siquiera sea cinco minutos. Vamos, vamos, Alemania...!
Señalar el triunfalismo brasilero no significa invalidar el triunfalismo argentino. Aunque esta vez, creo, inutyo, advierto que todos estamos medios, ¿cómo decirlo?, ¿cagados? por el partido de mañana.
Ah y no digo que no exista la hermnadad latinoamericana (ni idea) o que uno no pueda estar genuinamente alegre por la victoria oriental, digo que esa visión de Uruguay país tranquilito (que tan bien acaba de exponer Jean Pierre Noher o como se escriba en 6 7 8) es altamente paternalista e insoportable.
respecto a lo de Brasil, comparto plenamente, y creo que es eso lo que nos hace detestarlos, esa subestimación, consecuente de creerse que tienen el partido ganado antes de empezarlo, hacia el resto del mundo.
Lo de la idea que tienen algunos respecto a Uruguay es cierto, aunque basta con estar en Uruguay con uruguayos para saber que ninguna de esas construcciones tienen algún correlato con la realidad. Más allá de eso sí creo que es genuino el hinchar por Uruguay, como hinchamos por Paraguay o Chile, creo que tiene que ver más bien con un orgullo latinoaméricano (que encuentra un límite respecto a Brasil) que con otra cosa.
Asi que sin cola de paja, grité todos los penales de Uruguay y escribo:
Vamo' arriba la celeste!
A mi me parece que eso que se señala como triunfalismo brasileño es más parecido a la confianza y es fundamental para ganar partidos y luego levantar la Copa.
Si algo le falta a Argentina desde que Maradona se queda de la raya para afuera es esa confianza en las propias habilidades y posibilidades.
Y algo de esa confianza creo ver ahora en el equipo; excepto en Di María, quien, como Dumbo, todavía no sabe que puede volar. (¡Fah! No seré González pero me las traigo... :P)
Ahora lo tenemos a Messi. Si, porque aunque no haya marcado todavía, es el mejor jugador del mundo y son pocos los equipos campeones en la historia que no cuentan con el mejor jugador de su época. Italia en 2006 y no recuerdo otro.
Bueno, que seamos los más mejores mañana.
Creo que yo no hablé de triunfalismo en el post, sino de algo parecido a estar agrandado. Digo "creo" porque no tengo ganas de leerlo otra vez. Si comenta otro que se fije (?). Di María explota mañana... literalmente, explota, sus visceras estallaran en vivo y en directo ante el horror de los alemanes (?).
Hermandad latinoamericana, afuera de la cancha, toda la que quieran. El señor González, ¿siempre se expresa de esa manera?, porque la utilización impune de complejas formaciones lingüisticas, provoca en mi impulsos sinapticos, que le darian el empuje necesario para alcanzar el regazo de su progenitora.
Saludos!
1) Ahora que se quedó afuera Brasil, no salir campeones es fracaso, o casi. Hoy creo que quedó claro que el triunfo es posible y está a la vista. Depende de Argentina... y de Alemania mañana.
2) No sé si notaron que, con el tema de que se corrió el límite para borrar tarjetas amarillas a después de cuartos de final, los árbitros se pusieron demasiado permisivos con las faltas para no dejar a los equipos sin jugadores importantes. En octavos de final, y hoy en Brasil - Holanda, hubo un montón de patadas no sancionadas con tarjeta, a diferencia de en primera ronda. No sé para qué hicieron el cambio reglamentario, vistos estos resultados.
3) Abreu es el Palermo del Uruguay.
Cine Braille: bien terminado el partido puse una foto en mi blog con su punto nro. 3.
Saludos.
Y bueno, como lo anticipé Alemania nos cogió de parados. Lástima que Brasil perdió 2-1 y a nosotros nos encajaron cuatro. O sea, para triunfalismo, el argentino, sin duda, porque se derrumaba con más estruendo. Bueno, habrá que esperar otros cuatro años para encontrarle sentido a haber nacido en el territorio de la República Argentina. Saludos!
jajaja, hablan de paternalismo, y los uruguayos llegan más lejos que argentina.
Por alguna sombría intuición no me subí al "festejo" de la derrota de Brasil.
Más allá de que no festejo derrotas ajenas (me parece muy chiquitito), no sé si presentí algo, pero pensé en otros festejando nuestra derrota.
Hubiera preferido ganar, hubiera preferido jugar bien, hubiera preferido que no nos hicieran cuatro.
Sin embargo en una triste situación como esta, me parece una actitud más hidalga reconocer sobriamente la derrota, felicitar parcamente al triunfador, y reconocer la distancia que nos separó de una victoria.
Decir que jugamos bien, sin decir que los otros jugaron mucho mejor, es medio ratón.
Reconocer la derrota, los errores y los méritos del contrincante es difícil, requiere una actitud dolorosa, construida, actuada si se quiere, pero es mucho más elegante. O más de varoncito, digamos.
Los llantos, las caras de drama, las letanías, las palinodias....
aaaahhhhh
si hay algo que me jode de la fama de arrogantes y patoteros y todo eso que tenemos los argentinos es que esconde toda la arrogancia de otros países...empezando por brasil, que sí, son lo más triunfalistas y exitistas del mundo.
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jerjes, a uruguay le tocó el cuadro de octavos y cuartos más accesible de la historia...y casi se quedan afuera. no jodan...vamo´arriba igual!
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