René Depestre denomina "zombificación" al proceso a través del cual el esclavo negro (o afroamericano, según cual sea el grado de corrección política del lector) esquematiza sus paradigmas mentales a partir de la subjetividad del Otro. De esta forma, el esclavo padece un vaciamiento de su imaginario cultural. Esto se expresa, por ejemplo, cuando adopta el universo semántico de su amo, en el que "blanco" y "negro" equivalen a "superior" e "inferior".
Nosotros, los esclavos inconscientes, también sufrimos una zombificación de nuestra subjetividad: la globalización, concepto demodé por haberse instaurado como un lugar común de cierto discurso berreta de los movimientos tercermundistas. Por ejemplo, se reconoce a un ser profundamente globalizado cuando, de buenas a primeras, cree que el término "Steve Jobs" equivale a "Genio". El ser globalizado cree que fue él, por sí mismo, quien compartió con sus amigos el discurso de Steve Jobs en Standford. Pero no: fue el Otro. El Otro es el que te dice qué tenés que pensar para ser inteligente. El Otro es el que lo homogeniza todo en pos de una engañosa tolerancia capaz de justificar la mayor de las injusticias. El Otro, también, es el que te hace sentir que algo anda mal si no seguís determinada serie norteamericana de moda. Hay algún tipo de colonización en la forma en que nuestra sensibilidad sintonizó con la dinámica adictiva de las series.
Cortázar se preguntaría: ¿nos apropiamos de las series o las series se apropiaron de nosotros?
The Walking Dead es un eslabón más de la cadena. Quiero apuntar algunas observaciones rápidas.
En primer lugar, el influjo de Lost. La serie de J.J Abrams es, por mucho que bufen los eunucos, el modelo a seguir por todo director que quiera alojarse en el corazón de sus espectadores. Desconozco las particularidades del comic en que está basado The Walking Dead. Sin embargo allí está el personaje principal que no es Jack sólo porque acá se llama Rick y en vez de doctor es comisario. Shane o Daryil, antihéroes violentos al estilo Sawyer. También el padre negro que lucha por la supervivencia de su hijo (como Michael y Walt). El oriental simpático (Miles, aquí Glenn). Lori, que como Kate, es disputada por dos muchachos antagónicos (Rick y Shane). A diferencia de Flashforward, que tomaba elementos losteanos y fracasó estrepitosamente, cada uno de los capítulos de The Walking Dead fue un éxito abrumador. Tal vez una clave de la efectividad es la brevedad de la primera temporada: fueron sólo 6 capítulos, sin lugar para rellenos ni repetición de tópicos.
Un amigo se fue del país la semana anterior a la muerte de Néstor. Al volver, a principios de noviembre, no podía entender cómo hasta su mamá gorila se había hecho kirchnerista. Algo así le sucede a Rick, el comisario que recibe un tiro en el pecho, queda en coma y cuando despierta se encuentra con una plaga de zombies que dejó el mundo patas para arriba. Como Martín Fierro, vuelve a su rancho y no hay nadie. Pero se da cuenta que su mujer y su hijo escaparon porque no hay portarretratos familiares. Si Terra Nova es la mezcla de Los Supersónicos y Los Picapiedras, The Walking Dead es un híbrido que tiene mucho de western, videojuego sangriento, melodrama y épica americana. No saber cómo se produce la peste es otro acierto: ¿a quién le gusta enterarse que el amor es consecuencia de una reacción química? William Burroughs decía que el lenguaje es un virus del espacio exterior. Tal vez el amor sea una peste de la misma procedencia. Pensemos en esto y cambiemos de párrafo.
Una película que envejeció mal, Las alas del deseo, provoca algo hermoso en el espectador: ganas de frotarse las manos cuando hace frío, de tomarse un café expreso en la calle. Eso es lo que añora el ángel que se quiere sacar las alas para compartir la poesía oculta de la vida cotidiana. Esta nostalgia de lo habitual puede compararse con la que produce la mejor ciencia ficción. En varios libros de Ballard (tan bien analizados por Pablo Capanna en El tiempo Desolado) la escenificación del mundo actual arrasado provoca nostalgias del presente. The Walking Dead también. Por último, nos hace formular la pregunta que este tipo de productos debe propiciar: ¿y si los zombies realmente somos nosotros? Sayonara.
11 comentarios:
Existe la misma distancia entre THD y Lost como la distancia entre el messi de barcelona y el messi de al selección. MUCHA.
La zombificación es muy perceptible cuando se habla de política: estoy harto de discutir con González Oro, Lanata o Magdalena vía zombie.
Está muy bien el primer párrafo, me remite a la famosa teoría hegeliana, con un tamiz a lo Fabián Casas, si se quiere. Perdón el autobombo, pero replica un poco en este post http://hernangalli.blogspot.com/2010/11/juegan-que-si-y-no.html
En cuanto a lo de Cortázar, con permiso, creo que más diría: Seguimos una serie, o la serie nos sigue a nosotros. Quizás se traté de una "sombrificación", y así nos pegan otra proyección oscura que nos sigue indómita a todas partes.
También celebro lo que decís de la globalización como algo demodè. Se paso de un concepto de lo moderno a otro ya pasteurizado, libre de todo daño o revelación. Es la vieja sentencia: "Si no fue nadie, fueron todos", que puesta al revés, altera sorprendentemente su significado: "Si fueron todos, no fue nadie", y de ahí una anmistía bestial de culpas.
Sí, no hay dudas, es muy probable que seamos nosotros los que fuimos regalados para el cumpleaños del reloj...!!!!
Saludos!
Malditos gorilas, siempre poniendo palos en la rueda peronista. Deberían aprender de nuestro amor peronista por los radicales y por los socialistas (fundamentalmente por la izquierda, “los troskos”). Bueno, kumpa, abrazos y siga así.
El cómic de The Walking Dead se comenzó a publicar en 2003 y ya estaban todos esos elementos que aquí identificas con Lost (bueno, Daryl no).
Para Hernán:
basta de Hegel, no te das cuenta que es re simplista dualizar así?. Obviamente siempre fue conveniente para el poder y la implantación de realidades alguien que dice: "el sujeto es absorbido por el objeto". no está claro que cada uno percibe de manera diferente?
"Deberían aprender de nuestro amor peronista por los radicales y por los socialistas (fundamentalmente por la izquierda, “los troskos”)" Sí, sobre todo el que predicaba el mano derecha de perón: lopez rega
Eolederno. La realidad puede ser multifacética, pero la elección siempre es dual. O salís o te quedás, una de dos. Lo que implique esa salida o ese "quedarte", es otra cosa. Y hay patrones y hay empleados, esa sí. Y hay amos y hay esclavos. Qué se haga con esa esclavitud o ese dominio, es algo más complejo.
Sldos!
Los tiempos verbales del rata miserable de majul: http://www.cronista.com/opinion/Ella-hace-historiagracias-a-El-20111017-0003.html
Corvi
que haces viendo esas cosas.
te aconsejo:
1º y lejos The Wire (la gran novela americana por fin)
luego y sin orden de importancia
Mad Men, Breaking Bad, Treme
Et tout le reste est littérature,
decia Borges que decia Verlaine
hernán: pero ese dualizar es continuo en cada momento. en algunas somos amos y en otros esclavos. No somos uno o lo otro, es sólo la estructura de una dialéctica (y esa dialéctica es una construcción de la razón humana) y que si no los cubrimos con el manto de algún valor son vació, o forma sin contenido. Y son los valores los que que otorgan el titulo de amo o esclavo según la ocasión.
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