jueves, 22 de diciembre de 2011

Before Chabon

Seamos realistas, pidamos lo imposible: ser objetivos. Lo que viene a continuación no es un juicio de valor ni reivindica el eslogan tanguero llorón de que "todo tiempo pasado fue mejor": en todo caso los tiempos cambian y no hay tu tía. Se trata de datos más o menos comprobables dentro de la rockología argentina contemporánea. Antes de mediados de la década del 90', el rock and roll no era "rocanrol". Tampoco aludía, directamente, al "aguante" ni al estereotipo musical más básico de Los Rolling Stones ni a letras con temáticas barriales o "contestatarias" a un sistema político determinado. La explosión del "rock chabón" (por manejar un concepto discutible pero que todos podemos reconocer automáticamente) reformuló, entonces, profundamente la idea que se tenía del rock en la Argentina. Por lo tanto hacer un disco de rock and roll antes y después de este tsunami genérico, no fue lo mismo. Canción Animal (1990), el quinto disco de estudio de Soda Stereo, podría ser calificado, al revés que el After Chabon de Sumo, como un ejemplo de lo que se entendía por "rock" antes del "rock chabón". Pero lejos de ser un material antropológico (como sucede con algunas obras que con los años resultan anacrónicas) se mantiene, a más de 20 años de su edición, como una bisagra, tanto para el rock local, como para la banda en particular.


Soda Stereo fue una banda que cambió sucesivamente, de un disco a otro. Soda Stereo fue muchas bandas. Y siempre de gran calidad. Gustavo Cerati (al igual que Charly García) muchas veces fue acusado de copiar tendencias extranjeras y adaptarlas a su grupo haciéndolas pasar por originales. En realidad se trata de una crítica bastante absurda. Es como reprocharle a los Beatles que Sgt. Peppers fue compuesto para superar Pet Sounds, de los Beach Boys. El tráfico de influencias y sonidos en el rock es propio del concepto básico del mismo, del arte pop en general. Soda Stereo fue una banda new wave en 1984, con su disco debut aparecido en pleno regreso de la democracia. Más tarde bailaron el carnavalito dark de "Cuando pase el temblor" y hasta se animaron a los ritmos del funk latino en Doble Vida (1988), de la mano del productor Carlos Alomar. Cada cambio de sonido, además, era acompañado por una revolución estética: maquillaje, nuevos cortes de pelo, ropa. Hoy, que se acostumbra a que muchas bandas hagan el mismo disco durante años, cual si fuera la película El día de la marmota, sería sorprendente observar cómo cambió Soda Stereo de 1988 a 1990. Si uno observa una fotografía del trío perteneciente a cada uno de esos años, hasta llegaría a pensar que se trata de dos bandas diferentes. En la primera se los ve "europeos", prolijos, apolíneos. En la segunda son pibes que pertenecen al garage de un barrio porteño, con apariencia de sucios, dionisiacos. La cuestión es que en 1990, Soda realizó el cambio más arriesgado de su carrera. Cómodamente instalados bajo los reflectores espectaculares del pop de habla hispana, se propusieron convertirse en una banda de rock and roll. Y, como con Dynamo, dos años después, lograron ser under, con Canción Animal fueron eminentemente rockeros. A diferencia de otras bandas con gran éxito en los 80' que no pudieron surfear las olas de los tiempos modernos (Miguel Mateos Zas, Enanitos Verdes), Soda Stereo mutó hasta convertirse en ejemplo de avant garde.


1990 es el año en el que Cerati comienza a planear (tal vez inconscientemente) el final de la banda, ocurrido recién 7 años después. Canción Animal le da la espalda a toda una época. La de las canciones divertidas y bailables. La de las giras permanentes. La de los discos sucesivos. Luego sólo vendrían dos discos de estudio: Dynamo (1992) y Sueño Stereo (1995). The Dream Is Over. El nivel de popularidad de la banda los instaló en un lugar de exposición total: en el living de Susana, en el estadio de Vélez, en el centro del rock argentino (hasta allí monopolizado por la figura de Charly García). Esa desmesurada estética mainstream es la que aprehende el imaginario colectivo hasta convertirlos en enemigos de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, quienes consolidaron una carrera artística al margen del “sistema”.


La presencia de Daniel Melero como colaborador en la letra y el concepto de algunos temas se adivina a la distancia como el tercero (aquí el cuarto) en discordia de una pareja. Poco después Cerati editaría un disco a dúo con el Brian Eno argentino (Colores Santos, 1992) y su primer disco solista (Amor amarillo, 1993). También por esa época, el cantante planeaba un disco junto a García y Aznar, que finalmente nunca salió. El bajista de Serú Girán aparece en "1990", un tema de inconfundible tinte beatle. Canción Animal, a pesar de no ser el último disco de la banda, podría ser interpretado como el canto del cisne, el último instante en el que Soda se hizo cargo de lo que significaba: un grupo. Lo que vino después, a decir verdad, se pareció más a Cerati acompañado por dos viejos conocidos. Es que rápidamente sobrevendría el hastío de ser cooptados por un público devoto que, de cierta forma, llevó a la otra banda en cuestión, Los Redondos, a la separación. Pero ésa es otra historia.


"Ahora los aparatos electrónicos hacen que cualquier boludo venga y haga un tema. Pero músicos de verdad... Por ejemplo, si vos sentas acá a Gustavo Cerati y al de Virus, Federico Moura... Les das una guitarra y les decis `bueno, pelate un blues, pelá algo que me llene...`. Y no sale nada". La frase, como no podría ser de otra manera, pertenece a Luca Prodan, quien acostumbraba a criticar a los rockeros argentinos por poner demasiado énfasis en las formas y no en el contenido. "Té para tres" demuele la chicana del compositor de "Mañana en el Abasto". Es el primer tema totalmente acústico de Soda Stereo y, por primera vez, se advierte la herencia de Spinetta en la lírica de Cerati. Podría tratarse de un outtake de Artaud. Tanto es así que actualmente, Spinetta rinde homenaje en sus conciertos tocando el tema de Cerati, quien en el show unplugged de la banda (1996) explicitó el guiño y lo mezcló con "Cementario Club". "Té para tres" actúa, entonces, como un retorno a los orígenes del rock argentino (inesperado, ya que hasta allí Soda había elegido influencias extranjeras). También como un remanso en medio de una serie de canciones agresivas, sostenidas especialmente por un Cerati en estado de gracia. Por primera vez se calza el traje de guitar hero y aporta riffs inolvidables como los de "(En) El séptimo día", "Un millón de años luz" o "Sueles dejarme solo". "Música Ligera", por su parte, automáticamente se coloca entre las canciones más emblemáticas del rock argentino.


El de Canción Animal es un rock duro, un hard rock, valga la redundancia, con reminiscencias de los 70', cierto aire psicodélico en las letras y una intensa conexión entre los tres integrantes de la banda. Es el disco que abre la década pero no sólo por haber sido editado en 1990, sino porque inobjetablemente marca la tendencia del rock crudo, ése que poco después se convertiría en moda con la explosión del grunge y volvió a principios de los 2000 con grupos como The Strokes o White Stripes.


Soda Stereo regresó en el año 2007. Tuvo que aparecer Roger Waters con su remake de The Wall para superar el record de fechas. La lista incluyó 27 temas. No hace falta decir que el disco más revisitado fue Canción Animal, que con seis temas le “ganó” a Nada Personal y Signos. La banda se había despedido diez años atrás. Al final de “Música Ligera”, Cerati lanzó una frase legendaria, un saludo que a la distancia podemos retribuírselo a él mismo: “Gracias Totales”.


(Publicado en la Revista Power Music diciembre/enero 2011/12)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sos lindo, Corvino.

Cine Braille dijo...

Disiento levemente en que no sé si "crudo" es un buen adjetivo para el sonido del disco. Es muy rockero pero sigue siendo Soda Stereo producido por Melero: las canciones tienen melodía, no hay desafinaciones groseras, Cerati canta en vez de gritar, las letras son bastante abstractas, el disco suena muy bien en un buen equipo, el descontrol está encauzado donde tiene que ir... Que quede claro que todo esto es un elogio de Soda.

Anónimo dijo...

Hola Corvino, intuyo que estás refiriendote al rock mainstream en general, ya que antes de 1990 sí existían bandas que criticaban al sistema, la sociedad, y tocaban tematicas barriales, pero eran under; lo que no había era la masividad del rock berretón que mezcla: faso, fútbol y Che Ghevara.

saludos

Mr Gabi

David dijo...

Lo mismo que pongo cada vez que aparece algo de Soda: EN REMOLINOS, sòlo eso, me alcanza y me sobra.

Buen año y buena vida!

baabr dijo...

El pasado golpea este mundo de hoy
donde todo es paredóoon, falopa, fulbo y rocanrrol.. el presente desnuda el futuro de ayer, el mañana que se fue muriéndose antes de nacer..!

Anónimo dijo...

Corvino, alguna vez caíste en la cuenta de la cantidad de insomnes que leen tus posts?

Marcos

Ricardo dijo...

Excelente visita a Soda Stereo. Creo que le hace honor, y esto dicho por un fana enfermo durante su adolescencia, al punto de renegar de los Redondos.

Lo que sí, creo que ese quiebre del que hablás, respecto al rock chabón, era algo que estaba antes, pero formaba parte del under, con los Redondos a la cabeza. Pasa que luego se convirtió en algo masivo por una necesidad de consumo. Vieron la veta comercial y explotaron las bandas chabón. Para mí tuvo mucho que ver con lo que pasaba política, económica y socialmente en el país, pero es largo.

Abrazo y felicidades!

roberto dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=Jx3sp9VZiow

vamos flaco

Desocupado mental en la era del blog dijo...

A mí me pasó lo contrario que a Ricardinho. De pequeño purrete no valoré a Soda y a Ceratti gracias a la absurda dicotomía con los Redondos.
Ahora lo banco a full.
Saludos!

PD: Anónimo, la concha de tu madre.

Anónimo dijo...

Hola Desocupado mental, me lo crucé a Matías Martin y me dice que partis de una base conciliadora que después no respetas, despreciando al anónimo de enfrente.