El viernes, en Villa Victoria, se realizó el MardelPop 2012, un festival con varias bandas y solistas que en los 90' denominaríamos "alternativas" o "indies". Cerraba la jornada Daniel Melero. Si Ricardo Iorio es el pionero criollo del heavy metal, Melero lo es del underground local. Antes tocaron, entre otros, Gonzalo Aloras, AltoCamet, No lo Soporto, una ex Bandana y Déborah De Corral. Inmediatamente anterior a Melero fue el turno de Banda de Turistas, el típico grupo de nenes arrogantes a los que no les vendría mal que los cagaran a tiros. Ésa sensación reaccionaria es la que todo artista de rock debería conseguir en vivo: el deseo de matarlos. Banda de Turistas me gusta bastante. El recital contó con un repaso por sus dos primeros discos y algunos adelantos del tercero que, parece, será una evolución más valvular, rockera y setentosa.
Mientras esperaba el show de Melero me compré Ahora, antes y después, un librito genial de Gustavo Álvarez Nuñez. A modo de memorias o autobiografía o serie de máximas, recopila anécdotas y declaraciones de Melero sobre su vida, Spinetta, Charly García, Litto Nebbia, Seinfeld, la pornografía, la genética, internet, su discografía, la mitificación alrededor de su figura. Las conversaciones que posee el libro se llevaron a cabo entre fines de los 90 y principios de los 2000 pero mantienen total actualidad. Se trata de un material imprescindible: no sólo para quienes gustan de Melero, sino para los oyentes de rock argentino. Melero es un rockólogo tirabombas extraordinario, con una capacidad de articulación de pensamientos inédita en el panorama local. Mientras tocaba AltoCamet no pude evitar hojearlo y encontré un fragmento que justifica su adquisición. Se trata de un apartado en el que distintos músicos y periodistas opinan sobre Melero. Pappo es breve:
"Ése, cada día más vago." (Al mencionársele que Melero estaba trabajando con instrumentos bajados en internet y los tocaba sólo con el mouse.)
Se dice habitualmente que el público no está preparado para ver a Melero en vivo. Se trata del artista adelantado, el que vino del futuro, el extraterrestre, un caso para Los Expedientes X. Lo que nunca escuché decir es que Melero tampoco está preparado para tocar en público. Sólo en su caso esta observación no debe sonar peyorativa. Para que se cumpla la experiencia de ver a Melero en vivo, intuyo que hace falta sufrir la incomodidad de ver a un tipo que en realidad no debería estar arriba de un escenario. En Internet circulan muchos videos en los que está sentado y acompañado por una guitarra acústica. El resultado es más clásico. Cuando toma la forma de un crooner decadente con sintetizadores la cosa se pone inquietante. No hace falta saber nada de música para notar que es un cantante bastante discutible y que no sabe tocar ningún instrumento. Desde esa perspectiva, el show del Hombre Tecno es lo más punk que vi en mi vida después de un viejo recital de Mal de Parkinson en la Vinoteca Perrier.
A la edad en que todos se compran una guitarra, Melero elige adquirir dos grabadores y una consola. En Ahora, antes y después, se nota muy bien la estrategia de sostener el mito del no músico a través de la narración de experiencias ulteriores a su irrupción en el rock argentino que terminan por otorgarle un marco de coherencia a su trayectoria. Una escena bisagra sucede cuando sus amigos de la escuela le roban la mochila para ver qué tenía adentro: estaban seguros de que era de otro planeta. A su vez, el orgullo que manifiesta ante los 30 kilos de fruta que le arrojan los hippies agresivos del BARock 82, explicita que el éxito de su estética es el fracaso.
El programa Todo por dos pesos realiza un sketch que le rinde homenaje. Lo invitan a tocar con el objetivo de consumar una reparación histórica para quien ha sufrido tantas veces la intolerancia en los festivales de rock. Pero a poco de comenzar, el público lo abuchea, le tira objetos contundentes. Finalmente, alguien le pega un escopetazo. "Explotó Melero" es la frase histórica que formula Capusotto mientras el no-músico se levanta y sigue tocando moribundo.
Lo curioso es que 30 años después de BARock, es cierto, ya no hay frutas, pero sí estupefacción, sonrisas ante sus extraños pasos de baile, indiferencia. La sociedad ha reprimido sus instintos en pos de una supuesta tolerancia. El speech mítico diría que a Melero le agradaría más la violencia que esa falsa actitud contemplativa: apuesto que la mayoría de los presentes pensaban en cuánto faltaba para que termine "eso". En el libro, Melero explica que sus discos se terminan cuando se editan. Lo que vemos en vivo es el pasaje entre su último trabajo y el próximo.
Muchas bandas son mejores en vivo que en estudio. El distrito de Melero, claramente, es el segundo. Sus recitales no deberían llamarse de ese modo. Debería existir un vocabulario que invente un término que los defina. Si lo que sucede no es un fiasco es porque Melero, a pesar de sí mismo (sospecho que en su pasión por ser original le gustaría ser malo), es uno de los mejores compositores del rock argentino. Sólo hace falta escuchar Rocío (1996), Vaquero (2000), X (2009) o Travesti (1994) para comprobarlo. La fuerza de las canciones es tal que supera las limitaciones escénicas de su autor. Las letras de Melero dicen muchísimo en muy pocas palabras y tienen la solidez conceptual de un buen haikus. Su música, en una primera audición, puede parecer tan monótona como su voz, pero después descubrimos esa tenue melodía que la vuelve inmejorable. Esta asimilación paulatina hace que Melero, a diferencia de otras bestias pop, nunca canse ni empalague. Alguien comenta en YouTube que "Descansa en mis brazos" es una de las canciones más lindas del mundo. Lo mismo se puede decir de "Habitantes", "La sed", "La vida es caprichosa", "Nadie sabe amar", "Nena mía", "Tenés", "Cielo", "Por el río". Por otro lado, Melero siempre mantuvo la premisa rockera de cambiar. Desde la época de Los Encargados (Virus con mala onda) hasta Supernatural, no existe, no hay posibilidad de que un disco de Melero sea igual a otro.
Si la historia es una sucesión de hechos consecutivos, podríamos elucubrar que el público que asistió a Villa Victoria no existiría de no ser por Melero. Sin embargo, ni esa gente lookeada para resistir la propuesta más extravagante de la Tierra, pudo con la de Melero. Con su ausencia de demagogia (nada de "Tratame suavemente", "Quiero estar entre tus cosas", "No dejes que llueva"). Su mínimo registro del espectáculo. La brevedad del repertorio.
Cuando Melero y sus músicos empezaron a probar sonido sucedió un hecho casual, pero cargado de significado: de fondo se escuchaban los fuegos artificiales que marcaban el final del multitudinario recital de Vicentico en Playa Varese.
12 comentarios:
¿Alvarez Nuñez, "cabeza de vaca"?
Chiste fácil.
PD: hoy juega mi boquita contra tu River. Espero que pierda nuevamente. Te lo deseo de todo corazón (no es nada personal, el deporte es así).
Melero es un dulce.
Sólo por sus trabajos con Soda, Los Brujos y Cerati ya merecería el cielo. Y es un muy hábil declarante, además.
Será una evolución más valvular, rockera y setentosa.
Corvinooo
Me gustan las entrevistas a Melero, todo lo que suele decir en ellas. Su música no me la banco.
uuuh, comparto lo que dice Jacinto, buen conversador,lleno de ideas, pero bien: muchos de sus discos podrian curar definitivamente a insomniacos crónicos.
Ferdinand
El helado de limón no me gusta mucho sólo, pero sí con champagne. El melero sólo tampoco me agrada demasiado, lo prefiero con algo de Cerati.
Pero hoy quería hablar del triunfo de mi Boquita. Con un fútbol de ataque, de pelota al piso, de desborde y centro atrás. La belleza al servicio del resultado (??) Ok, no atacamos mucho.
¡¡Les hizo un gol Pablo Mush!!
Igual River si tienen paciencia (difícil) y mejoran algunas cosas, va a andar bien.
PD: ¿Qué opinan de Rogelio Fujimori, tiene posibilidades de ser vendido en millones de euros al fútbol europeo o ya llegó a su máximo ki?
De Coldplay a está parte tu gusto musical viene en permanente caída; cualquier Pija te viene bien. Pappo de resucitar te parte una guitarra por la capocha
De Coldplay a está parte tu gusto musical viene en permanente caída; cualquier Pija te viene bien. Pappo de resucitar te parte una guitarra por la capocha
De Coldplay a está parte tu gusto musical viene en permanente caída; cualquier Pija te viene bien. Pappo de resucitar te parte una guitarra por la capocha
lo terrible es que el público viejita de TODO POR DOS PESOS, del que orgullosamente fui parte, tranquilamente hubiera hecho algo parecido con melero sin necesidad de que sea parte del guión...
Solo era una reclamación a lo que su talento merece.
Publicar un comentario