Estrella distante

Tal vez nunca se pensó que el rock iba a durar tanto. Sus grandes estrellas morían a los 27 años de sobredosis, los receptores ideales del género eran los jóvenes y nada pasa más rápido que una moda. Pero el rock, contra todos los pronósticos, dejó el "roll" de lado, se transformó en una cultura y siguió de largo. Su imaginario incluye tópicos conocidos por todos: el sexo desenfrenado, el consumo de drogas, el egocentrismo como religión, la inmadurez como forma de vida. Pero no existe un manual que explique cómo se debe comportar un rockero cuando las nieves del tiempo hacen su trabajo. Entonces vemos súper drogadictos que se internan para salvarse la vida. Héroes de la contracultura con patrimonios multimillonarios. Artistas que, lejos de atragantarse con su propio vómito, mueren de viejos. Ninguna de estas circunstancias es cuestionable pero explotan definitivamente (y por fin) la burbuja mítica del movimiento.

This Must Be The Place (del director italiano Pablo Sorrentino), en un principio, muestra qué hace un rockero cuando se termina el rock. El rockero en cuestión se llama Chayanne, se retiró hace 20 años y es interpretado por Sean Penn. Remite a Ozzy Osbourne: vive en una mansión y, producto del consumo de drogas, quedó más cerca del arpa que de la Fender. Su look le debe demasiado a Robert Smith. Y la temática de sus letras también parece tener ese influjo dark: se lamenta porque dos de sus fans se suicidaron escuchando sus canciones (algo que le sucedió a Charly García con "Viernes 3am"). Al principio, la película parece centrarse en las vicisitudes que debe atravesar una estrella de rock a la que se le pasó el cuarto de hora. Por momentos parece una versión de Perdidos en Tokio. O el reality de Ozzy desde una perspectiva indie. Es decir: parece cosas bastante espantosas. Tal vez el gran problema de la película, como el del rock, es que siguió más allá de los 15 minutos iniciales.

Pero de repente, lo que parecía una comedia dramática malograda, se transforma en una historia digna del peor Campanella, lo que demuestra que siempre se puede caer más bajo. El padre de Chayanne muere y resulta que era un sobreviviente de Auschwitz obsesionado con uno de sus captores. Tanto es así que lo persiguió durante toda su vida. Entonces Chayanne sale a buscar al nazi en una camioneta prestada. Que se le quema. A partir de allí, como no podía ser de otro modo, todo lo que sucede es peligroso. No para los personajes de la película, sino para la carrera de Sean Penn, para el porvenir del promisorio director italiano y, finalmente, para los temerarios espectadores que se arriesgan a seguir mirando semejante fiasco.

Chayanne empieza a hablar con epigramas morales que no se vinculan en nada con el personaje que interpreta. Además, por momentos, Sean se confunde y no sabemos si estamos viendo a Chayenne o al retrasado de I'm Sam. Escenas dignas de Pomelo y reacciones naturales del Emo de Capusotto son tratadas con un nivel de dramatismo que llama la atención. Nunca se sabe si el tono de la película es serio, cómico, onírico. El objetivo tal vez sea que esa ambigüedad genere una propuesta polisémica capaz de articular todo tipo de géneros. Pero para que eso suceda la película debería ser buena. Todo queda, entonces, en la desmedida pretensión de Sorrentino, quien intentó dar cuenta del Holocausto desde un punto de vista original y sólo alcanzó a contratar a un excelente encargado de fotografía.

Cuando Chayanne finalmente encuentra al nazi, la cosa se pone más fulera. El tipo vive en una casilla rodante y se manda un monólogo totalmente desconectado de todo lo que hemos visto. Luego Chayanne lo obliga a caminar desnudo en la nieve. La imagen quiere ser poética; en realidad es una apología del "ojo por ojo" bastante abyecta e innecesaria. Estrella Distante alude a la condición de Chayanne, pero también es el título de una novela de Roberto Bolaño. Casualmente trata sobre Carlos Wieder, un represor-poeta que poco antes de la dictadura militar chilena se infiltra en talles literarios para llevar a cabo crímenes horrendos (en caso de que haya crímenes que no lo son). Veinte años después, el narrador de la novela (Belano, alter ego del autor), junto a un detective, busca a Wieder. Al revés de lo que sucede en la película de Sorrentino, Estrella distante es una novela extraordinaria y muy corta, tal vez la mejor opción para empezar a leer a Bolaño.