Promediando el segundo tiempo contra Quilmes, cuando River ya tenía
asegurado el Campeonato, Ramón Díaz comenzó a llorar desconsoladamente junto a
su hijo. La imagen, conmovedora hasta para quienes el fútbol no les interesa,
me remitió a esas películas de ciencia ficción en las que un robot, a través de
un viaje iniciático lleno de obstáculos y conflictos, va adquiriendo humanidad
hasta llegar a la explicitación absoluta de lo sensible: las lágrimas. Ramón,
que le había dicho a la 12 que él no se había ido a la B y se martirizó porque
le bajaron un par de millones a su contrato igualmente millonario, finalmente,
se mezclaba en el lodo con los hinchas.
Es que nadie lloraba por el campeonato (¿qué diferencia hay entre 34 y
35?), sino por el regreso de la B. River sólo podía festejar saliendo campeón,
ganándole a Boca en su cancha y goleando a un equipo, aunque sea uno dirigido
por Caruso Lombardi y que recién se salvaba del descenso. Los cinco goles se
festejaron en contraste con las tristezas del año en la B. Y durante ese lapso
en el que River todavía no era campeón porque faltaban algunos minutos para que
terminara el partido, el hincha sintió la nostalgia de Ulises al divisar Ítaca
después de veinte años de bardos con lotófagos y sirenas.
Ahora que Ramón renunció, las lágrimas más bien parecen el desahogo de
una venganza íntima contra la dirigencia que nunca lo quiso. Y aunque la
interpretación es incomprobable, no sería raro viniendo de alguien que se
construyó a sí mismo como personaje del fútbol argentino haciendo gala de un
insoportable culto de su propia personalidad. Mientras todos llorábamos por
River, tal vez por la absurda estupidez de conmovernos por algo llamado River, tal
vez por algo que ya no existe pero alguna vez fue River (y no me refiero al
Club sino a lo que significa River en la mente de cada uno), en fin, mientras todos
llorábamos por River, Ramón lloraba por Ramón.
Por la cantidad de títulos que ganó, su carisma y el fútbol ofensivo
que suele pregonar, Ramón Díaz estableció un feeling único con la mayor parte
de la hinchada (especialmente con Los
Borrachos del Tablón). Sin embargo, da la impresión que Ramón Díaz le puede
hacer bien a River a nivel deportivo (a veces), pero mal desde el punto de
vista metafísico: esa misma actitud canchera con la que muchos se identifican
es la peor característica del hincha de River y la que llevó al Club a la
debacle.
Se suele decir que el único Partido que puede gobernar la Argentina es
el peronismo. A pesar de sus errores consuetudinarios, las espaldas del aparato
y la experiencia de los compañeros aseguran
un mínimo de gobernabilidad que ninguno de los otros partidos pueden
garantizar. Algo así pasa con Ramón Díaz en River y esta renuncia, que todos
sienten como un baldazo de agua fría, tal vez sea la mejor decisión que haya
tomado desde que volvió lo bastante agrandado como para pretender no haberse
ido a la B y ganar millones en un Club arrasado. River no sólo necesitaba una
renovación dirigencial, sino también simbólica. Gracias Ramón.
20 comentarios:
El final cierra literariamente a la perfección pero me parece muy débil el argumento, no sé si no te traicionó ahí el escritor. (En realidad, y si fue así, hiciste bien. Quedó un texto bárbaro).
A River lo fundieron otras cosas, una realidad económica y futbolística argentina que pone límites muy estrechos a lo que se puede hacer en un club, y sobre todo la manga de delincuentes que manejó a River en los últimos años, para peor, delincuentes que no saben nada de fútbol, a diferencia de delincuentes que sí sabían de fútbol como Davicce, Traversone, Grosso y cía. (De hecho Aguilar era el secretario general del club con Davicce y Pintado. Y esa joya que es Mario Israel estuvo en todas las comisiones directivas desde 1983, con Chantilli, digo Santilli, otro que al menos sabía cuándo no se podía afanar porque el club no aguantaba). En ese marco, la soberbia de Ramón no pesa, además creo que todo el mundo sabe que es en joda y no se lo toma muy en serio.
Ramón se vio venir pocas compras, algunas ventas, un plantel más chico, una patada al tercer partido flojo, y se anticipó a la jugada. Nunca lo quisieron, se sabe desde hace un año, se sabe desde que se sabe que Enzo es asesor de Don Frío, como le dice El Contra de Olé. Ramón queda como sombra terrible permanente para Don Frío al menor tropezón futbolero.
Por lo pronto, me hace sospechar el raid televisivo de Crespo de la semana previa, para peor avisando que tenía ganas de dirigir. Llámenme conspiranoico si quieren.
Abrazo de gol de Funes Mori a Boca (ah cierto que no fue córner).
Vos estás dentro de los que no entienden el fútbol ¿no?
Coincido. Ramón y Bianchi (a éste último lo agrego yo) tienen egos patológicos.
Cuando Ramón habla del "ser riverplatense" (como categoría ontológica) ese ser o -esas características de ese ser- sólo pueden ser representadas por él mismo. Cuando River es dirigido por otros, Ramón (tan o más mala leche que Schelotto) desea lo peor para su club tan amado. Ya ha dado varias señales de esto. Yamón está antes del club que dice amar, constantemente. Incluso hay dos “riveres”. El que es dirigido por él y el otro.
Se me vienen frases del riojano a la cabeza que sólo describen este tipo de actitudes, casi todas cuando el campeonato pasado era un derrotero de derrotas: "hay jugadores que no entienden lo que es River" o "no tengo problema con que nos ganen, pero que nos ganen bien" o “con este equipo yo ya me hubiera cansado de meter goles”(?).
El día del partido contra Boca, cuando la gente le canta que es de la B, tuvo la oportunidad en esos metros hasta el tunel de quedar inmortalizado con otro tipo de gestos, quizás como vos indicas, de ese “cancherismo riverplatense”, yo agregaría “de clase alta pedante” que en otros tiempos inmortalizó Labruna: tapándose la naríz. Como sea y ante lo repudiable que pueda ser esa clase de gestos, identifica más a ese ser riverplatense. Pero Ramón eligió saltar del barco y separarse de su tan amado River. Máxime si a este gesto se lo refuerza con sus otras declaraciones sobre el descenso tan o más desgraciada que el gesto “si yo hubiese dirigido a River, nunca hubiera descendido”.
El común denominador del hincha lo vive ovacionando, porque al hincha (el de River, el de Boca y el que sea) le interesa ganar y salir campeón. No importa cómo sea. Esa es otra herencia que nos dejó paradójicamente Ramón (que se jacta de paladar negro): un River que festeje ganar como sea (sólo rememoren la triste clasificación a la segunda vuelta de la sudamericana cuando contra San Lorenzo armó dos líneas de 5.
La decisión más acertada de Ramón en este periodo fue al menos privarnos de su otro hijo, ese que se llama Michael. Jé.
Y ahora que se ve que estás contentisimo por esto, a quien traes? A tu idolo Almeyda? Gallardo? Sos medio pelotudo eh
Me contó mi asesor mengano que Ramón es todo, menos hincha de River. Una gota más en la lluvia de contradicciones que es el fulbo, pero apropiada para éste post.
Que insoportable que es Ramón; no entiendo a la gente que dice que es "buen declarante".
es buenisimo tu criterio de "le hace mal a River metafisicamente" POR FAVOR
sabés que esto solo es cuestión de guita, como el 99% de las cosas problemáticas de la vida...
River solo podrá festejar (bien) algo cuando Boca se vaya a la B... sino nunca más...
Qué carajo querés decir con esto:
"... ganándole a Boca en su cancha y goleando a un equipo, aunque sea uno dirigido por Caruso Lombardi y que recién se salvaba del descenso".
Con Caruso ustedes no se iban.
(Mentira: a ustedes los mandaron a la B a dedo, y en el camino caímos nosotros, con aquel penal no cobrado a Romeo)
La era Chapa Zapata promete mucho. Saludos, che.
No entiendo a los que leen al Corvino para putearlo. Con mala prosa, además. Sea cual fuere el tema. Hay tanta porquería escrita por ahí que deberían buscar por ese lado. En serio.
Corvino: grandes ideas, en este texto, como en otros, brillantemente expuestas. Saludos.
Alejandro Bútori
Estoy en parte de acuerdo y en desacuerdo con el espíritu del post. En agradecimiento a Ramón por el título y en la crítica que hacés cuando decís que llora no por River sino por Ramón. O quizás es lo que quiero leer y me equivoco...
¿Cómo leo la renuncia de Díaz? Como uno más de los habituales manejos del riojano más famoso hoy. Justo que estaba reconciliándome, viene y me recuerda por qué nunca me gustó, más allá de lo estrictamente futbolístico (que no creo que sea gran cosa) y por qué desde el blog argumenté siempre a favor de su renuncia.
Para empezar, Ramón es antes un motivador. Por lo tanto, eso se traslada afuera: es antes un hábil político que un gran DT. Esta decisión lo prueba: renuncia en la cúspide y se va para volver a ser, en realidad, el Ramón de los '90, el DT más ganador, la sombra eterna que pesa sobre la cabeza de cualquier otro técnico y cualquier Comisión Directiva.
Ramón como la medida de las cosas en River.
Hay un solo beneficiado en esta movida: el propio exDT. Y dos damnificados: la Comisión Directiva (falta de reflejos: yo hubiera salido a decir que el DT presentó la renuncia pero no se la aceraptamos, que vamos a hacer lo imposible por retenerlo y que sólo depende de él si quiere seguir en River), que ahora tiene toda la presión y no debe equivocarse en el nuevo DT, en el manejo del plantel, en refuerzos, etc. El club es así el principal damnificado. El otro es el plantel: ¿qué puede pensar después que dio lo que el DT les pedía para salir campeón? Que el tipo los abandonó, les falló. No creo que pueda hacerse otra lectura allí adentro... a menos que las voces cantantes las lleven Ferreyra y Menseguez, ja.
Bueh, se viene un inicio de semestre post Mundial complicado. Y el técnico será algún novato en el banco gallina (Gallardo, Cocca) porque alguien como Gallego no asumiría luego de Díaz, o algún técnico con experiencia no identificado con el club.
Veremos. Por lo pronto, gracias dobles, Ramón: por el campeonato y por recordarme por qué nunca fui tu fan.
Abrazo.
Todo bien, pero que feo ser gallina.
Muy de acuerdo con respecto a la falta de cintura política de Don Frío. Saludos.
Hola,
Antes que nada, compré tu libro. El fin de semana me voy a la costa y me lo leo.
Te cuento que soy cuervo y nosotros venimos de una traición: Pizzi declaraba desde una cosmovisión más bien filosófica (Cappista, si querés, incluso fue dirigido por él en el Tenerife) y recontracagó a todo el plantel y la gente por guita y fama. Eso es traición. Sostiene un discurso, hace lo contrario.
Como cuervo también tuvimos a Ramón. Pensé que no sabía nada y me calló la boca. Pero Ramón es Ramón. El quiere estrellas y hacer lo que se le cante. Muchas veces le sale no tan bien (en la segunda etapa en el ciclón hizo debutar a Emiliano y Michael; en cancha de River puso a Menzeguez de 8 -qué le pasa con Menzeguez??- para poner ex-rivers y perdimos mal, etc). Pero otras le sale muy bien (el campeonato 07 armó algo similar a este River, aunque mejor).
Este campeonato, 14, le había encontrado la vuelta. Si le respetaban el equipo y le traían a Cambiasso, estaban para ser temidos nuevamente. Ramón es esto, no sorprende, no caga. Si River no tiene un mango, Ramón no se te queda. No me parece un genio ni un ejemplo, pero si buenísimo en lo suyo y muy claro en su estilo.
Si quieren filosofía y alguien que venda otro discurso les digo que nunca se les ocurra llevar a Pizzi.
Saludos,
Matías-
JA, ja, ¿Pizzi?, ¡Pizzirucho!
viste ésta foto? es lo máximo!
http://www.ole.com.ar/river-plate/futbol/Quiero-ponerme-bien_0_1147685247.html
Los que dicen que Ramón se pone antes que el club no saben nada. Si hubiera querido cagar a River se hubiera ido el campeonato pasado, como hizo Simeone cuando salieron últimos, y no como se fue ahora, dejando al club campeón y clasificado a todas las copas
Che... al final Fabbro se tatuó la cancha de river en el gluteo?
Ah me olvidaba, Fabbro: otro aciert de Ramón, yo lo prefería a Michael, definitivamente. Al menos tiene nombre de exportación...
Feliz dia Martin; a vos y a todos los escritores que visitan este blog.
JP
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