Todo apasionamiento pasa por su etapa de intelectualización. Es decir:
el instante en que miramos a la persona que nos gusta y nos preguntamos por qué
nos gusta. Esta idea generalmente causa desastres, pero ésa es otra historia. Revolución en la mente, de Ian MacDonald, es la gran intelectualización de Los Beatles. Un trabajo monumental,
obsesivo y categórico, en el que se repasan cronológicamente cada una de las
grabaciones de la banda, desde "My Bonnie", en 1957 (con Tony
Sheridan) hasta las maquetas de Lennon retocadas en 1995 para el proyecto Anthology.
Hay un lugar común, tal vez algo anacrónico, para diferenciar un
cuento largo de una novela. En el cuento largo el protagonista permanece
inmutable de principio a fin. En la novela, el protagonista atraviesa experiencias
que lo modifican hasta que se convierte en otro. Esta dinámica, por ejemplo,
corresponde a las novelas de aprendizaje. O a ciertas distopías en las que el
protagonista comienza como un adherente del sistema opresivo y muta en un
rebelde activista.
Cada una de las entradas de Revolución
en la mente puede ser entendida como el capítulo de una novela pero los
protagonistas no son ni John ni Paul sino la canción beatle como una entidad
homogénea.
En ese sentido, el libro de Ian MacDonald puede ser ubicado en la
biblioteca junto a Piazzolla. El Mal
Entendido (de Fischerman y Gilbert) que, a pesar de contar con mucho texto
de recepción selecta (comentarios técnicos y teóricos), chino básico para el
fan amateur, compensa con una amplia variedad de información: desde
interpretación de líricas hasta datos biográficos sobre la situación personal
de cada uno de los compositores y posibles fuentes de inspiración. Sobre esto
último: por momentos parece que la mejor banda de la historia en realidad fue
un grupo de audaces epígonos de The Band, los Who, James Brown, Dylan,
Zappa,etc.
Aunque hay anécdotas y datos que ya conocíamos (tal vez muchas hayan
aparecido por primera vez en este libro) es muy interesante cierto manejo de
información que hace MacDonald, por ejemplo cuando se refiere a "Carnival
of light" (el tema inédito de 14 minutos que, según parece, Harrison no
quiso incluir en Anthology) o cuando
habla del armado de The White Album (George Martin, Lennon y McCartney se pasaron 24 horas seguidas en el estudio
trabajando el orden de los temas). También permite analizar más profundamente
cierto periodo de "estancamiento" conceptual (entre Beatles for Sale y Help) y la manera en que Lennon y McCartney evolucionan con obras maestras como Rubber Soul, Revolver y Sgt. Peppers's. Una de las cosas que impactan es que más allá de sus
declaraciones hirientes, a Lennon le seguía gustando la música de
McCartney y estaba enojado porque no lo había invitado a cantar "Why don't
we do it in the road" y "Oh Darling". Al igual que Geoff
Emerick, para MacDonald Magic Mystery
Tour y The White Album son obras
desparejas, casi menores.
El otro día Messi alcanzó a Raúl y con 71 goles se convirtió en el
máximo goleador de la Champions League. Hay un dato que me pareció asombroso:
Raúl hizo los 71 goles en 142 partidos, ¡Messi en 90! Comparar a Los Beatles
con cualquiera de las otras grandes bandas de rock de la historia es como
comparar a Messi con Raúl.
MacDonald adora a Los Beatles. Por ejemplo dice que "Tomorrow
Never Knows" "en términos de innovación de textura, es al pop lo que
la Sinfonía Fantástica de Berlioz fue
a la música orquestal del Siglo XX". Tampoco se ahorra elogios para
McCartney, a quien considera por lejos el músico más talentoso de Los Beatles,
el cerebro detrás de Sgt. Peppers's
y Abbey Road. Sin embargo, una cosa
no quita la otra. MacDonald no le perdona a Lennon el bajo desafinado de
"The long and wending road". Dice que "I'll follow the sun"
tiene "una estructura mal resuelta que pronto" llega "a cansar".
Critica "Run for your life" por sexista. Dice que "Norwegian
wood" se sostiene sólo por la letra. Considera que "Day Tripper"
es "poco inspirada para los parámetros de los Beatles". Califica de
"musicalmente un desastre" a "Bar Original", un
instrumental aparecido en el Anthology.
Entiende que el efecto general de "Here, there and everywhere" es
"ciertamente empalagoso". "Baby you're a rich man",
básicamente, no tiene música "bien trabajada". "Across the
universe" es un "conjuro lastimosamente infantil" que aburre.
Cuando comenta "Helter Skelter" afirma que los intentos de Los
Beatles por imitar "el estilo heavy fueron vergonzosos sin excepción"
y que el tema en particular es "ridículo", "una desastrosa
juerga alcohólica".
Por un lado, estas verdaderas herejías sirven para que el libro sea
todavía más atractivo. MacDonald se caga en el mito de que Los Beatles son
intocables y provoca al lector con su purismo musical y ciertos arrebatos
arbitrarios, capaces de dar a entender que por letras como "Glass
Onion" (donde se reía de las leyendas modernas que generaban las canciones
del grupo) el propio Lennon se buscó ser asesinado por un psicópata.
Por otro lado, y esto va más allá de MacDonald, mientras leía el
libro pensaba que el conocimiento es un arma de doble filo. En primer lugar
permite interpretar un cuadro abstracto, una novela de Joyce o una película de
Pasolini, es decir, piezas artísticas ante las que muchos quedamos impávidos, con el presentimiento de que somos más idiotas de lo que pensábamos. Pero a
veces, el conocimiento actúa como una barrera simbólica que se cierra ante cualquier defecto.
Por momentos pareciera que MacDonald no puede acceder a la sensibilidad y la
belleza genuina de ciertos temas por estar atrapado bajo las estrictas leyes de
su sabiduría formal. Es decir que parece desconocer cierta ley implícita que
podría ser explicada de la siguiente extraña manera: a veces escuchamos un
tema, vemos una película o leemos un libro y esperamos 10 o 5 o 0, pero en vez de eso el resultado es 147 o -88. La noticia es que en esa distancia errática entre lo que
tendría que haber sido y lo que es también se puede hallar cierto placer
estético. Muchas obras de arte explotan ese desfase. En el caso de Los Beatles:
yo creo que cuando querían sonar heavy y “no les salía”, ese híbrido de
laboratorio sonaba mejor que el heavy original.
Leer Revolución en la mente
mientras se escuchan por lo menos unos segundos de cada tema analizado produce
un placer indescriptible. Es casi como cuando George Costanza consigue tener
sexo y comer al mismo tiempo.
19 comentarios:
Es muy cierto lo del 147 o -88 y lo del conocimiento como forma de ceguera. Ayer escuchaba a Roger Ebert, el crítico de cine, hablaba de una de Woody Allen, pero lo más agradable de su forma de criticar es que parecía justamente que deformaba la forma, valga la redundancia, la forma tradicional de evaluar una obra de arte. Todas sus críticas parece que se manejaran en otros términos que los que suponemos que tiene que tener una crítica, es decir no linealmente sino siguiendo una especie de ecuación personal que es en definitiva la de la lógica matemática del alma. Ponele. Muy bueno el post corvi. "En fin".
Como siempre, nos arruina todo la ambición, la hubris: a George se le estropeó todo cuando quiso incluir en el menú (nunca mejor usada esa palabra) el escuchar un partido por radio. A los Beatles los arruinó el éxito: todo progreso implicaba una separación, siquiera momentánea, y después de 1980, sin arreglo.
PS: "la más sensual de todas las carnes curadas, el pastrón" es una de las mejores frases de Seinfeld, y las dice un personaje secundario. Seinfeld es los Beatles, no por nada son cuatro + George Martin / Larry David.
eso lo dijo, lo del pastrón, porque es judío.
“En primer lugar permite interpretar un cuadro abstracto, una novela de Joyce o una película de Pasolini, es decir, piezas artísticas ante las que muchos quedamos impávidos”
Siempre esa fascinación snob por el “gran arte” este blog…
Y se llama chorizo con mayonesa, porque es popular, entendés?
Muy bueno Corvino.
A veces la crítica sobre canciones puntuales se torna una falta de respeto al que hace. Que no piensa en el que lo critica cuando está creando música.
Es como si una persona opinara de vos mientras tenés sexo, sobre si lo hacés bien o mal según sus canones de placer visuales.
Al fin y al cabo son más interesantes los datos de contexto de cada disco, las decisiones que se toman en el estudio y las internas entre la banda. Strawberry me parece más bella que Dios y está en MMT que califica como obra despareja.
Viva.
Publicar un comentario