jueves, 27 de octubre de 2016

27 de octubre de 2016


No sé muy bien por qué esa vez habíamos conseguido platea cubierta. Aviso que sé que esto parece el inicio de un cuento de Eduardo Sacheri narrado por Alejandro Apo pero no era mi intención. 

Era un River vs. Boca época Bianchi. River estaba en busca de su destino. Boca lo estaba viviendo. No recuerdo exactamente nada de ese partido, sólo que River perdía y en un momento un plateísta de la descubierta arrancó el respaldo de su asiento (o del asiento de otro hincha) y se lo tiró por la cabeza a Riquelme. Riquelme hizo ese típico gesto de cuando le tiraban algo. Se cubrió la cabeza con un brazo como si estuviera mirando el sol de frente.

Después de eso los hinchas de River decidieron prender fuego un puesto de choripanes. El partido mientras tanto seguía y nadie lo miraba, todos estábamos atentos al fuego, a dos o tres policías que corrían a unos tipos en cueros que se tomaban la entrepierna y saltaban hacia atrás. Yo tendría 16, 17 años. Y hacía poco había visto La naranja mecánica así que todo eso fue lo que denominaríamos un flash. Aunque a decir verdad más que de Kubrick parecía un sketch de Benny Hill.  

Entre los concurrentes de la platea cubierta estaba Jean Pierre Noher, actor, hacedor de bandas sonoras, conocido hincha de River. Y un tipo, un pelado de bigotes, le pedía que hiciera algo para detener la violencia en el fútbol ya que él era famoso. Y Jean Pierre Noher sólo podía responder: ¿Pero qué querés que haga? Y verdaderamente el tipo pelado de bigotes no sabía que podía hacer Jean Pierre Noher para erradicar la violencia en el fútbol.

Recordé esa escena esta semana cuando, en charlas con amigos y en el trabajo, sobrevolamos el hecho de que River iba a jugar en Mar del Plata y en ningún momento se me pasó por la cabeza ir a la cancha. Estoy pasando mi recurrente periodo anti futbolístico. A veces pienso si ese desinterés repentino por el fútbol puede eternizarse en el tiempo. Conozco tipos a los que les gustaba el fútbol y después, no sé sabe bien por qué, no les gustó más. Hay algo misterioso en esos tipos. Debería haber un libro como el Bartleby de Vila Matas pero que en vez de ser sobre los escritores que dejaron de escribir, sea sobre historias de tipos a los que les dejó de gustar el fútbol.

Visto a la distancia el fútbol se entiende como la trampa perfecta. Al jugador de fútbol se le pide literalmente lo imposible. Al técnico de una Selección se le reprocha como al Presidente. A los entretelones de la Asociación del fútbol se les imprime un sesgo dramático. El fútbol es como un Tlön (mucho menos idealista) que se fue colando en la realidad hasta transformarse en la realidad misma. ¿Hay algo más parecido a Truman Show que la vida de Maradona? Hoy me enteré que alguno de sus enemigos hacía contrabando de ropa.

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La última vez que fui a la cancha fue en el verano del 2015. Un partido malo contra Estudiantes, en una de esas noches calurosas y húmedas tan propias del último kirchnerismo, ese periodo post 2013, casi onírico. Había perdido la costumbre de ver un partido en la cancha. Requiere experiencia entenderlos bien. Sos tu propio director de cámara. Eso es raro para quienes solemos ver partidos desde la tele.

(Me pregunto también qué tipo de fanático del fútbol casi nunca va a la cancha. Tal vez yo no sea un fanático de fútbol. Tal vez sólo me guste tener algo para entretenerme).

Del partido contra Estudiantes me quedó la sensación de que el contexto de un partido de fútbol coincide con el de un gran atentado. Policías por todos lados, humo, la sensación de que de un momento a otro hay que correr, las luces del estadio irradiando desde la oscuridad, como si fuera el foco de un gran incendio. A los seis o siete años esto me generaba una sensación de adrenalina superior.

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Hoy hubo protestas en todo el país. Los representantes de la Ciencia expresaron su temor y su tristeza. El Gobierno de Macri les baja el presupuesto. Ayer en La Quinta Pata la entrevista a un par de científicos parecía un interrogatorio. “¿Y vos qué hacés que me sirva a mí?”. Ese era el tenor de las preguntas. Un ánimo inquisitorio. Después cambié de canal y Aldo Rico compartía la mesa de Animales Sueltos. Antes a Aldo Rico se lo ubicaba en la punta del estudio, sentado solo, con un vaso de agua caliente y una mosca zumbándole alrededor. Ahora el tipo pertenece a una virtual barra de amigotes y cuenta las veces que estuvo cerca de la muerte. En determinado momento abre un botón de su camisa a la altura del ombligo y saca una cruz plateada, a la que atribuye, en forma explícita, su existencia en el mundo.  


pd: Acaba de terminar el partido. River ganó tres a cero. En la Copa Argentina el ganador recibe un cheque por haber pasado de fase. En este caso el cheque lo entrega Arroyo quien, después de hacer lo propio, es tomado de atrás, por los hombros, para que no se vaya tan rápido de la escena. 

8 comentarios:

Heil Arroyo dijo...

Hace poco,cuando a Aldo Rico se lo ubicaba solo, en la punta del estudio, el que acaparaba las cámaras, y los comentarios babeantes de los periodistas militantes, era su condiscípulo Sergio Berni.
Cada uno escucha el zumbido de la mosca que puede.

Anónimo dijo...

cambio de època. hay motivos para sentir cosas feas.

saludos corvino.

Damian

Heil Ramón Angel dijo...

Sí, claro, con el proyecto X no daba sentir cosas feas...

Y ,tranqui, cuando le ganen al clásico a Boca y se encaminen al título, seguro que el futbol te vuelve a interesar.
Sea este año u otro, jajaj

Pedro dijo...

Muy bueno corvi, gracias. El fútbol es un animal extraño, no se entiende si muere o no. Con la política igual. A veces parece que se terminó, que está terminando, que está por terminar. Y a veces pasan cosas extrañas, como la carrera Messi, como el descenso/ascenso de river desde la B hasta la final del mundo. Como Kirchner presidente y desendudando al pais, o Macri siendo presidente y endeudando otra vez al país, y de vuelta al principio. No es trágico? No es cómico también?

Cine Braille dijo...

Está buena la idea del fútbol como Tlön. De hecho un antiguo presidente de Boca es hoy presidente de la Nación, y el actual presidente de Boca es el principal operador del gobierno en el Poder Judicial y los servicios secretos, nada menos. Los clubes de fútbol no se relacionan con el gobierno vía la Secretaría de Deportes, sino vía la AFIP y la Jefatura de Gabinete. Y una de las promesas de campaña era mantener el Fútbol Para Todos, que se lo terminaron de cargar ayer. Me temo que hoy no es aventurado afirmar que se trató de una mentira.
BTW creo que a los clubes no les convenía el FPT porque los ataba a un contrato que para ellos es poca plata, al menos poca plata para pulsear con clubes brasileños o mexicanos que revolean millones como si fueran monedas. Lo único que espero es no volver al esquema de 1991-2009, donde los clubes la vieron pasar de largo y el único beneficiado fue Clarín. Y Grondona, que ligaba unas migas para garantizar el afano.
Saludos

Juanchot dijo...

Creo que a casi todos nos pasa... de a poco el futbol te parece menos importante de lo que era.
En la TV se sienten las ausencias de Laura Alonso y Patricia Bullrich.....los suplentes son muy ignotos... y solo les queda recurrir a Barrionuevo o Rico.

Anónimo dijo...

Yo creo que por gente como Jean Pierre Noher el mundo le está por entregar la posesión del interruptor de la Gravedad a Donald Trump y ni la vestimenta de niña que se pone la ropa de la madre de Nora Veiras nos podrá salvar, saludos, Leotilde.

julianoduerme.wordpress.com

paparazzi dijo...

Jean Pierre Noher salió con Silvina Chediek. Es un mérito. (Que comparte con Lanata).
Y es hijo de un dirigente de River de la época de Aragón Cabrera.

Todo esto sin consultar Wikipedia, jajaja

Ah, el hijo se coge a una minita linda, creo que Celeste Cid.