La semana pasada fui a Buenos Aires y en una librería (creo que por
Avenida de Mayo) me compré, a un precio irrisorio, los siete volúmenes de La Familia Fortuna, una novela publicada
por la editorial Lengua de Trapo a
comienzos de los 2000. El autor se llama Tulio Stella. Hasta hace poco creía
que había inventado la existencia de este libro (películas como El maquinista, Memento y Una mente brillante
han dañado mi cerebro). Las historias de los libros (con unas tapas amarillas muy
atractivas que incluyen una caja para guardarlos) transcurren en lugares de Mar
del Plata como la confitería Topsy. Uno de los libros, llamado El país del fugu, parece una premonición
de la grieta: la ciudad está en guerra, dividida en dos bandos. ¿De dónde
recordaba yo esa extraña y olvidada novela? De cuando trabajé en el depósito en
una librería.
Todos trabajamos alguna vez en una librería. Si te gusta leer, te
animás a escribir y acumulás libros en departamentos de uno o dos ambientes, en
determinado momento, no importa si lo quisiste o no, te das cuenta de que
trabajás en una librería.
Duré muy poco. Fue un trabajo tardío de temporada. Por esa época yo
sólo laburaba en el verano. Y ese verano había pasado diciembre y enero y no
había conseguido nada. La depresión total. No tener trabajo durante el verano
en Mar del Plata es como que te lean las cartas y te digan que vas a morir.
Sé que el trabajo de librero tiene cierta mística. Sé que casi todos
los trabajos tienen cierta mística. Yo no le encuentro mística al trabajo: me
sigue pareciendo una trampa.
***
En fin, estábamos a principios de febrero y conseguir trabajo me hizo feliz
pero al mismo tiempo me sacó de un ocio improductivo que empezaba a
disfrutar. Ni siquiera recordaba cuándo había dejado ese curriculum. Me
llamaban como refuerzo porque se venía el comienzo de clases.
Había reglas estrictas que ahora no recuerdo pero en el salón de la
librería reinaba el silencio. Te daban una lapicera, una goma y una regla. Y
una riñonera o una pechera para guardar las herramientas (nadie las usaba). No
recuerdo para qué era la regla. Había una mujer de unos cincuenta años que era
la jefa. Nunca la vi cagar a pedos a nadie pero todos se esforzaban para que
eso no suceda. Había logrado un grupo sin camaradería. Una genia del mal.
Antes de que llegara el tsunami de madres en marzo me mandaron al
depósito. Mi tarea consistía en ordenar alfabéticamente los libros para que los
vendedores no perdieran tiempo buscándolos. Me aboqué a la tarea con un
compromiso absurdo, el mismo compromiso con el que se deben sobrellevar la
mayoría de los trabajos. Una de las cosas que deberían decirnos antes de
ingresar a nuestro primer trabajo es que hacer tiempo es lo peor que podemos hacer. Obliga a estar pendientes del reloj. Pendientes de si pasa el jefe y se da
cuenta que estás boludeando. Trabajar es una mierda pero es más difícil hacer
tiempo que trabajar. Lo mejor es hacer todo el tiempo algo. O algo todo el
tiempo. Tal vez sólo los trabajos que me tocaron a mí requerían
esta dinámica. ¿Pero aclarar que cada cosa que se opina corresponde a un
criterio personal es lo que está arruinando esta época, no?
El problema es cuando no hay nada que hacer. Recuerdo otro trabajo en
el que cuando no había nada que hacer, el encargado, temeroso de que el jefe
nos viera, imploraba: "hagan que están haciendo
algo". Era un caso laboral heterodoxo, como esa película de Lars Von
Trier, una de las pocas en la que los personajes no se amputan extremidades ni
se hacen pasar por retrasados mentales. En esa película, un tipo no soporta ser
el jefe de una oficina y contrata a un actor para que desempeñe ese rol. Y
después el actor contrata a otro, porque tampoco lo soporta.
***
Todavía me asombra no haber robado libros. Creo que casi me llevo uno
de Caicedo y lo pagué antes de irme (tenía descuento). En el depósito pasé mis
mejores momentos en la librería. Aunque llamarlos "mejores"
modificaría el concepto del término. Decir que en el depósito me sentí cómodo
sería más correcto. La caja del libro de Tulio Stella me parecía lo más. Me la
quedaba mirando, como cuando era chiquito y miraba el caleidoscopio de la tapa amarilla
de Bestiario. Creo que no lo compré
porque sospechaba que en realidad ese libro no existía. No puedo explicarlo
mejor.
Después me cambiaron de sucursal y me pusieron a atender personas.
Nunca me pude lucir. Era algo que yo suponía pero no esperé que el fracaso fuese tan enorme. Nunca encontré un libro
inhallable. Nunca recomendé algo y tuve éxito. Nunca me pidieron cosas bizarras
que con el paso de los años se convirtieron en anécdotas grandiosas. Para
simplificar: como librero fui una mierda. Ni siquiera tuve un gran amor. Ni
siquiera renuncié después de una discusión épica con la jefa autoritaria. Ni
siquiera me quedó alguien como amigo. Recuerdo a un compañero en especial. Su
mamá confeccionaba hermosas camperas a pedido. Nos llevábamos relativamente
bien. Cuando uno no ama, compra, dijo Cerati. Es verdad. También es verdad que
cuando uno no paga alquiler, gasta plata en camperas. Un día le pregunté a mi
compañero si me podía encargar una campera. Su única respuesta fue:
-No.
12 comentarios:
Genial el texto, pero me hubiera gustado que expliques algo más sobre el autor que mencionas. Un saludo.
El balance de tu etapa como librero es bastante parecido al mío, solo que yo estuve casi 8 años en el rubro. Creo que eso no habla bien de mi. Igual es un oficio bastante sobrevalorado.
Que lindo animalito sos Corvino.
Muy bueno
Muy bueno, sobre todo el final!
Buenisimo!!!!!....
A quien habras votado, mi estimado gallinaceo...
8 años en un supermercado, la cabeza, la rodilla y la espalda arruinadas por igual. ¿me sirvió de algo?
Ni siquiera para sacar una idea para una película de terror de Cine Z. Pero había que comer y no siempre se puede elegir de qué trabajar.
Saludos,
J.
Corvino:
La Mar del Plata de Jorge Cedrón:
http://www.hacerselacritica.com/informe-cedron-3-la-mar-del-plata-de-jorge-cedron-por-luis-franc/
Pelicula "El habilitado" (Jorge Cedrón, 1971) Filmada en Mar Del Plata sobre su etapa como trabajador en la tienda Los Gallegos:
https://www.youtube.com/watch?v=5ut73yJfY1A
Saludos!!!
Sos un crack, Corvino. Salute!
Una de bandoneón, corvi
Una del 0,21, Corvi (?)
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