"Perdone pero: radical, paradigma: ¿no es ése el tipo de palabras que usa la gente estúpida para parecer inteligente?...¿estoy despedido?"- Guionista de Tom y Daly a un ejecutivo de Tv en el capítulo de Los Simpsons, Tom y Daly y Puchi
Martinter Korvinova nació en Ulrechivit el 30 de octubre de 1920, una ciudad alemana ignorada olímpicamente por la historia. Hijo de un campesino de bigotes amplios y sucios que en los años 30 se volcaría con uñas y dientes a combatir el judaísmo y una madre judía incinerada en un Campo de Concentración, mamó desde chico de las tetas de la contradicción. "Desde siempre incubé la sensación física del despelote metafísico", diría a nadie en sus años de no-plenitud. Estudió en un Colegio vulgar, la Escuela Primaria del Irrisorio Vulgo, y más tarde, su autoritario y bigotón padre lo obligó a trabajar en los campos que araba. Así pasó varios años plantando hortalizas y ordeñando vacas, jugando con los cerdos, comiendo alimañas, matando duendes y desvirgando ovejas. "El problema esencial era", manifestó en una auto-entrevista, "que se me hacía imposible asir la idea de la zanahoria, de la papa, de la batata; me preguntaba ¿es esto una batata?, ¿puede una verdura inanimada provocarme escozor?, si planto una batata, ¿comeré?". Judío hasta ahí nomás, Martinter escapó del Holocausto alegando vacío existencial e incomprensión religiosa, declaración que extrañó a dos suboficiales nazis que quedaron rascándose la cabeza mientras Martinter, veloz como una liebre rasurada, escapaba por las alcantarillas de Berlín. En la oscuridad de las cañerías sobrevivió hasta la caída nazi, alimentándose de ratas, guanacos, flamencos perdidos, camellos y osos hormigueros. Mientras, escribió su primera obra: Asir la hortaliza, publicada en 1947 ante la impavidez general. En la Argentina, el libro suscitó polémica. En la revista Sur, Borges dijo: "Con Asir la hortaliza, obra baladí si las hay, Korvinova logra espantar al patíbulo". Sabato manifestó, aquejado por una gran contracción de dolor en su cara: "La Humanidad vuelve a angustiarnos con esta soberbia canallada: el mundo era menos atroz sin Asir la hortaliza". Como declarase Sartre, en Europa el desconcierto fue notorio: "Si, el desconcierto fue notorio", dijo el autor de La Náusea al Canal Encuentro... Sin poder asimilarse a ninguna corriente en particular –existencialismo, fenomenología, marxismo, psicoanálisis, menottismo, bielsismo, postbilardismo- Martinter debió sucumbir a la incomprensión general e, incluso, personal: ¿Qué habré querido decir?, su ensayo novelado, del año 1953, trata sobre la impensada lucha entre el conocimiento de un hombre y el hombre mismo. Así se suceden parrafadas ininteligibles –que pueden responder a variadas teorías a la vez- con interjecciones de horror y preguntas elocuentes que denotan una incomprensión total y, acaso, sincera. Tomado en broma por los círculos intelectuales del mundo, a Martinter se le atribuye una frase de antología: "Los círculos intelectuales tienen la particularidad de volverse cuadrados". Más directo fue en los 70’, cuando se le preguntó por Derrida y Deleuze: "De esos cabezas yo no hablo, se terminó la nota acá, puto". Por esa época, Martinter se hallaba en el que definió como su periodo de mayor no-plenitud: mientras todos los pensadores de su generación encontraban reconocimiento y alumnas dispuestas a hacer petes, Martinter se hundía en el desconocimiento más profundo. "Ni yo mismo me reconozco en el espejo, ¡qué mal que la estoy pasando!", gritó en 1973 mientras jugaba un partido de tenis con Guattari. Ya había escrito los libros esenciales: Ya asida la hortaliza, ahora me falta tu batata, de 1961, El dilema de no entender una mierda, de 1966, La región más incomprensible de mi cerebro, de 1971 y El impacto nulo, donde hacía un repaso sobre sus hallazgos teóricos hasta llegar a la conclusión de que el impacto de los mismos había sido: nulo. Denostado por la parcialidad siempre insufrible de Foucault, abusado sexualmente por la barra brava de Deleuze –Los Rizomas del Tablón-, obligado a comparecer ante un auditorio repleto de barthesianos irredentos que intentaron llevar a cabo, literalmente, el concepto de la muerte del autor, Martinter se abocó a un re-ostracismo de ribetes apoteóticos. Se dejó la barba, volvió al campo y comenzó a plantar hortalizas a granel. Hallado por uno de sus agraviadores recibió una paliza descomunal. Dijo estar ajustando cuentas con su propio cerebro, intentando adivinar qué disciplina teórica era a la que se había consagrado. "¿Y quién te preguntó algo a vos?", respondió el agraviador, que volvió a golpearlo fuertemente en la cabeza con su edición de tapa dura de Asir la hortaliza. En 1995, en el más completo de los silencios, Martinter publicó: Creo que ya me di cuenta, una serie de notas fragmentarias, difusas y mal redactadas que advertían al lector, una y otra vez, sobre la potencial adivinación de su corriente ideológica y estética hasta que en la última página, de modo abrupto, el autor señalaba haber sufrido una especie de regresión que lo imposibilitaba, incluso, de asir nuevamente la idea de zanahoria. El enojo cultural no se haría esperar: miles de estudiantes pálidos, con anteojos de carey y bolsos cruzados se congregaron en Berlín para ir a la casa de Martinter y hacer justicia por mano propia. Enfurecidos, con el apoyo del gobierno –a quien Martinter había negado una ración de sus cuantiosas hortalizas-, los estudiantes, provistos de libros gordos de Lacan y paraguas fálicos que provocarían la eclosión de Freud, llegaron a la guarida de Martinter y golpearon la puerta repetidas veces. Las peteras de Barthes amenazaban caparlo mientras mostraban sus afilados dientes a las cámaras de todo el mundo. Luego de reflexionar acerca del acto que estaban cometiendo, luego de cavilar pesada y concienzudamente sobre la obediencia ética y moral del ser, decidieron tirar la puerta abajo. Al entrar, la sorpresa. Sólo había un boleto de la línea de micros 25 de Mayutem que en su reverso decía, con una caligrafía casi inentendible: Los cagué. Algunos estudiantes sufrieron desmayos, otros, directamente, murieron en el acto. Varias peteras de Barthes murieron atragantadas. Es poco lo que se supo de Martinter Korvinova luego de este episodio. Algunos dicen que vende panchos en Sri Lanka, otros creyeron reconocerlo repartiendo volante de celulares usados en Otamendi. Lo más probable, dada su edad y su inmensa cantidad de detractores, es que Martinter haya muerto en algún lugar perdido del mundo sin saber a qué corriente pertenecieron sus intrincados y absurdos textos. Su obra, inconmensurable e insignificante, nos sigue preguntando aquello indecible: ¿hemos asido la hortaliza?
Como apostilla al homenaje a Martinter Korvinova, aquí va unos de sus textos más incomprensible: El panal como forma catalizadora
Si la velocidad conceptual microfísica se asemeja al estoicismo solapado, ésta es perpetuamente diametral a la conclusión cosificada de la típica oscilación mimética. O para-sintáctica. No en vano la estructura intelectual tiende a separar los panales oculares en cosmos, a depravar el todo –inmune, pro-supurativo, re-nuclear- hacia cápsulas binarias iconoclastas y beligerantemente sucedáneas –unas con las otras-. Ahora, muy bien, si el objeto encandilado por la masa porosa literaria, como todos sabemos, es independiente de la correlatividad intrínseca, podemos comprender en forma intermedia –y no menos oprobiosa- que la reacción-raíz es la misma génesis del hecho mencionado. No así con el esencial fenómeno permutado, convertido en proto-masivo a través de la ya referida consolidación de mapas cualitativos y paradigmas de raíz base cero-ochenta. Lo mismo para las raíz base cero-noventa pero no así para las base cero-ochenta y uno. Previendo la aniquilación, entonces, el sub-texto convierte el equilibrio dado en capas obligatorias de la sinécdoque perfomática, automática-residual. En cambio la multiplicación de instrumentos-panal, encumbrados en la lógica hegeliana de la cantidad acumulada, proviene del sesgo narcisista freudiano occidental. He aquí el centro capacitorio de la primer coordenada: la re-entronización de métodos adventicios provoca la ya clásica promoción indeliberada –y deliberada- de formosidad –exceso de la provincia de Formosa en un cuerpo- ocular. Claro: el péndulo retroalimenta partecillas iguales, no continuas. La elocuencia metodologística, el intercambio entre panales ultra e infra-semióticos produce la futura decodificación del envés. Sin embargo, es pertinente afirmar que la periódica condensación macrobiótica no termina siendo asimilada del todo por la forma perceptiva heterogénea, ora homogénea, ora heterogénea…ora homogénea. Así, con la consiguiente deconstrucción ejemplificada, se da el corte radical del signo de Saussure y la implementación traumática del símbolo congénito agenciado. En la comunicación yo-ellos, es claro, esta inoculación comprende tantas membranas utilitarias como intersticios ideales para la propagación de la gramaticalidad adecuada. O no, ya que el intenso cruce membrana-capa, membrana-capa, puede metamorfosear el régimen en valor, híbrido entre el dualismo más gutural y la reciente aceptación de jergas callejeras en el Diccionario de la Real Academia. No todo esto supondrá la reactivación verbal-asignificante, la constante línea de fuga, el implícito movimiento incorpóreo del púdico corregidor monolítico también harán lo suyo. Los grupos sistematizados, por su parte, desarrollarán inmanentes acciones que irán de la hermenéutica a la aviación virtual.
Como apostilla al homenaje a Martinter Korvinova, aquí va unos de sus textos más incomprensible: El panal como forma catalizadora
Si la velocidad conceptual microfísica se asemeja al estoicismo solapado, ésta es perpetuamente diametral a la conclusión cosificada de la típica oscilación mimética. O para-sintáctica. No en vano la estructura intelectual tiende a separar los panales oculares en cosmos, a depravar el todo –inmune, pro-supurativo, re-nuclear- hacia cápsulas binarias iconoclastas y beligerantemente sucedáneas –unas con las otras-. Ahora, muy bien, si el objeto encandilado por la masa porosa literaria, como todos sabemos, es independiente de la correlatividad intrínseca, podemos comprender en forma intermedia –y no menos oprobiosa- que la reacción-raíz es la misma génesis del hecho mencionado. No así con el esencial fenómeno permutado, convertido en proto-masivo a través de la ya referida consolidación de mapas cualitativos y paradigmas de raíz base cero-ochenta. Lo mismo para las raíz base cero-noventa pero no así para las base cero-ochenta y uno. Previendo la aniquilación, entonces, el sub-texto convierte el equilibrio dado en capas obligatorias de la sinécdoque perfomática, automática-residual. En cambio la multiplicación de instrumentos-panal, encumbrados en la lógica hegeliana de la cantidad acumulada, proviene del sesgo narcisista freudiano occidental. He aquí el centro capacitorio de la primer coordenada: la re-entronización de métodos adventicios provoca la ya clásica promoción indeliberada –y deliberada- de formosidad –exceso de la provincia de Formosa en un cuerpo- ocular. Claro: el péndulo retroalimenta partecillas iguales, no continuas. La elocuencia metodologística, el intercambio entre panales ultra e infra-semióticos produce la futura decodificación del envés. Sin embargo, es pertinente afirmar que la periódica condensación macrobiótica no termina siendo asimilada del todo por la forma perceptiva heterogénea, ora homogénea, ora heterogénea…ora homogénea. Así, con la consiguiente deconstrucción ejemplificada, se da el corte radical del signo de Saussure y la implementación traumática del símbolo congénito agenciado. En la comunicación yo-ellos, es claro, esta inoculación comprende tantas membranas utilitarias como intersticios ideales para la propagación de la gramaticalidad adecuada. O no, ya que el intenso cruce membrana-capa, membrana-capa, puede metamorfosear el régimen en valor, híbrido entre el dualismo más gutural y la reciente aceptación de jergas callejeras en el Diccionario de la Real Academia. No todo esto supondrá la reactivación verbal-asignificante, la constante línea de fuga, el implícito movimiento incorpóreo del púdico corregidor monolítico también harán lo suyo. Los grupos sistematizados, por su parte, desarrollarán inmanentes acciones que irán de la hermenéutica a la aviación virtual.
7 comentarios:
Jajaja "Ni yo mismo me reconozco en el espejo, ¡qué mal que la estoy pasando!"
Venías rápido, muy rápido y se te soltó un patín!
Debo decir que me causó mucha gracia y me hizo acordar al genial Luis Almirante Brown, de Peter Capusotto y sus videos (lo tuyo sería la versión literaria -y no musical- del asunto) Dejo link para que se entretengan hasta que vuelva LOST (hoy sale primer capítulo de la 4ta temporada y mañana ya estará disponible para bajar!!!!)
http://www.youtube.com/watch?v=wxOiaFDwn8U&feature=related
Muy bueno Martín, digno de un alfajor Havanna (?)
me encantó!! excelente!
te juro que imaginé varias peteras barthesianas..
lost ya está disponible y desde el 3 de marzo en AXN legal y para todo el mundo!!!
salute
pd: recordá: el bicho te mata.
Entre las hipotesis mas fuertes acerca del paradero de Korvinova esta la que sostiene que devino (es claro, que otra cosa podria hacer)en el gran pensador de moda, deleitador de doncellas y lacanianos, Slavoj Zizek. El texto del final no deja dudas...
Saludos y muerte a la facultad de humanidades...
Hace un par de horas vi el primer capítulo de la cuarta temporada. Sólo quiero manifestar mi excesiva disconformidad hacia el facho de Jack, mis condolencias hacia Claire y su pequeño Aroon y un más que merecido apoyo al gran John Locke. Y un abrazo para Hugo. Y ya que estamos para Kate también.
Dicho esto: gracias por comentar. Yo también pensé en LUIS ALMIRANTE BROWN. En realidad Korvinova es una derivación de Richard Wonderful, un ídolo de rock conocido a través de Ilcorvino (y anterior a Pomelo). Saludos NIÑA, MARIAN Y LIEBRES.
VIVA EL AMOR DE DESMOND Y PENNY!
fuck! soy tan nerd que no puedo agregar los subtítulos!!!
estoy desesperando.
porqué no sabré inglés
chau
Estimado Corvino, le escribo para felicitarlo por la biografía del señor Korvinova y para comentarle que cité su trabajo sobre Maradona en mi humilde página. Hasta luego.
Pulcinella: todo bien, gracias, es un honor que me citen (incluso cuando me critican...bueno, no tanto). Saludos!!
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