¿Qué duda cabe? Mario Vargas Llosa es un autor extraordinario. Uno de esos autores que poco a poco van dejando de existir, una especie que desaparece, como Carlos Fuentes, como Gabriel García Márquez: escritores magníficos, polémicos, que en sus libros se atañen a desentrañar las grandes ideas a través de una prosa sofisticada, repleta de artilugios a la hora de armar y rearmar estructuras narrativas complejas. El cosmopolitismo, la política, el destino del latinoamericano, la lengua española, Borges, el tango. Nada es ajeno a los grandes autores y todo lo que dicen parece ser dicho para grabarse en una plaqueta de bronce. Leí poco del peruano, pero lo poco que leí fue mucho, alcanzó para deslumbrarme: Los cachorros, una nouvelle de fines de los años 60 cuenta la historia de Pichula Cuéllar, integrante de un grupo de amigos que sufre una amputación vital y debe enfrentarse a un mundo atroz. Además del ajustado tono coloquial en el que está narrado el texto (a pesar de ser una lengua singular, propia del pueblo peruano, Vargas Llosa se las arregla para que esa lengua se convierta en todas las lenguas de las calles suburbanas del continente), lo fascinante del mismo es que el narrador se desdobla en uno, dos y tres interlocutores que van contando la historia de Pichula interfiriéndose entre sí. El mismo contexto de Los cachorros, tiene el volumen de cuentos Los jefes, donde Vargas Llosa, ¡con 23 años!, logra construir un mundo propio y, por consecuencia, una cosmovisión particular, donde la amistad, los duelos y las mujeres cobran una dimensión ontológica. No son pocos los que dicen que Conversación en la Catedral es una novela insuperable. No son pocos los que dicen que sin Vargas Llosa no puede entenderse a otro grande: Roberto Bolaño. En fin, Vargas Llosa es un autor extraordinario y como todo autor extraordinario escribe columnas en El País de España que aquí reproduce La Nación. Este sábado 12 de abril publicó “Borges y los piqueteros”, a favor de lo que él cree es la tolerancia y el progreso.
Hace poco menos de 2 semanas, en pleno conflicto entre el campo y el gobierno, Vargas Llosa (conservador de esos que dicen defender la democracia y, en el camino, no duda en respaldar la invasión de Bush a Irak) visitó la Argentina para formar parte de una reunión de liberales de la Fundación Libertad, creada en 1988. El coloquio se llevó a cabo en Rosario y no faltaron figuras de las talla de Mauricio Macri (Jefe de Gobierno porteño que dijo que la homosexualidad es una enfermedad, que el siglo XX fue el de los derechos humanos y el XXI debe ser el de las obligaciones), Bernardo Neustadt (ingenioso periodista argentino con la virtud de apoyar y relacionarse con los gobiernos más detestables de la historia argentina, entre los que se cuentan, por supuesto, la última dictadura militar y el gobierno menemista) y Juan José Sebreli, filósofo del que Vargas Llosa dice que “Como muchos argentinos que he conocido, me da la impresión de haber leído todos los libros”. Hasta allí nada que pueda indignar a un individuo: ¿a quién pueden molestar unos tipos amables y brillantes que se juntan a defender la libertad, la tolerancia y la libertad de expresión? Sin embargo, desde las sombras de la más ominosa ignorancia, hace su aparición ella, Doña Bárbara. Resulta que el micro que llevaba a Vargas Llosa y otros paladines de la justicia al coloquio fue atacado por una agrupación de Izquierda (el escritor, un tanto confundido, cree que la Izquierda argentina es D’Elía y no duda en señalar al patotero oficialista como Jefe de todo movimiento “bárbaro” del país) que, con palos, ruido y furia, interceptó el transporte moderno, apto para llevar hombres probos del progreso humano, elocuentemente en contra de la idea de libertad, tolerancia y democracia que tienen nuestras agradables deidades. Desactivando el anodino matiz irónico de las últimas líneas, debo decir que cuando me enteré de tal situación, me pregunté para qué lo hacían: es verdad que Vargas Llosa y sus amigos apoyan decisiones y cierto orden mundial difícil de tolerar, pero ¿se gana algo aportando violencia física? Absolutamente no y, por otra parte, ¿no dijo Voltaire “detesto lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo”? Libertad, como dice Orwell evocando a Rosa Luxemburg en “Libertad de prensa”, es libertad para los demás. Es verdad, Vargas Llosa es de aquellos que celebraron el “¿Por qué no te callas?” sin prestar atención al tono autoritario y colonial de la frase, es de aquellos que, en su ceguera anti-Chávez, creen que fuera del venezolano, Castro y Evo Morales, los latinoamericanos son todos “discretos y esforzados gobiernos que (…) trabajan por sacar a sus pueblos de esa barbarie de subdesarrollo que representan los bajos índices de crecimientos”. ¿Es discreto y esforzado arrojar una bomba a un país vecino como lo hiciera hace tan poco tiempo Álvaro “Benjamin Linus” Uribe? Sin embargo, en mi ideario algo hippie y utópico, la violencia nunca está justificada y la agresión al micro de los “liberales” me pareció, al igual que el desalojo de la Plaza infame por parte de D’Elía, estúpida y contradictoria: la libertad, como ya se ha mencionado, difícilmente se defienda agarrándose a piñas o cortándole la posibilidad de indignarse al de la vereda de enfrente. De todos modos, sería correcto aclarar algunas cosas que Mario Vargas Llosa, en su fundamentalismo exasperado, dice en “Borges y los piqueteros”.
La columna comienza rememorando su visita a la Biblioteca Miguel Cané en la cual trabajó Borges de 1937 a 1946 hasta que los peronistas lo mudaron a un puesto que nunca tomó: Inspector municipal de aves y gallineros. De este modo, Vargas Llosa explica, con colosales omisiones, cómo la Argentina, antes del peronismo, era un palacio cuasi-europeo, repleto de agitación cultural, cosmopolitismo, es decir, un país al nivel de un escritor como Borges. Todo fue luminoso y bello hasta que llegó Juan Domingo. A partir de allí (y no antes con la Campaña del desierto, el golpe de Uriburu, los fraudes electorales, el autoritarismo, la exclusión femenina en las elecciones, el racismo y otras yerbas) Argentina entró en un “proceso de barbarización política” que “latinoamericanizó” (¡!) el país y lo llevó a obnubilarse con “el populismo, la demagogia, el autoritarismo, la dictadura y el deliro mesiánico”. Lo más sorprendente es que Vargas Llosa nos quiera hacer creer que está tan mal informado, que de verdad desconoce que “la democracia, la economía de mercado (…) las instituciones civiles, la cultura de brazos abiertos” con las que califica a la Argentina pre-peronista-piquetera-dictadora (evidentemente, el extraordinario autor mezcla todo) no escondía, por detrás, una fabulosa exclusión social que, por inercia, alguna vez debía explotar.
Según Vargas Llosa los piqueteros “en sus orígenes eran, al parecer,” (sólo “al parecer”) “desempleados y marginales que salían a reclamar atención y trabajo de un poder que los ignoraba, de un mundo oficial sin alma, que daba la espalda a los más necesitados”. Cierto sarcasmo en sus palabras (la rimbombante línea “mundo oficial sin alma”) enturbia aún más el texto del escritor. Sin saber que no todos los piqueteros son oficialistas y que éstos, aunque debilitados, también siguen coordenados en contra del gobierno (es el caso de Castells), Vargas Llosa, con cierta verdad, afirma que los piqueteros (sin distinciones) “son las fuerzas de choque del poder político” y que el 25 de marzo último entraron a la Plaza de Mayo para dispersar a palazos y patadas a los “simpatizantes de los agricultores” (¡!). Me es difícil encontrar una serie de maniqueísmos más degradantes porque, acto seguido, Vargas Llosa (otra vez confundiendo a D’Elía con un amplío sector de la población argentina) dice lo siguiente (es necesario citar todo el párrafo para que se entienda su garrafal desinformación):
“¿Cuál revolución? (se refiere a la que, supuestamente, llevan a cabo los piqueteros) La del odio. Lo explica muy bien el líder piquetero Luis D’Elía, afirmando que la culpa de esta movilización de agricultores contra el Gobierno la tienen “los blancos”. Añade que él odia a los blancos del Barrio Norte y quisiera “acabar” con todos ellos (…) Pregunto a mis amigos argentinos qué quiere decir el líder piquetero con aquello de “blancos”. Porque, por donde yo miro, en la Argentina, por más esfuerzos que hago, sólo veo blancos. ¿Quiere acabar, pues, el piquetero con cuarenta millones de sus compatriotas? No veo argentinos, negros, ni cholos, ni indios, ni mulatos, salvo turistas o inmigrantes. ¿Únicamente a ellos está dispuesto D’Elía a salvar de sus fantasías homicidas y racistas?”.
Ay, Vargas Llosa. En Argentina sí hay indios (mapuches, tobas) pero es claro por qué no los viste: éstos no suelen encontrarse cerca de los coloquios liberales ni de la Biblioteca Miguel Cané ni del célebre Café Tortoni sino más bien agrupados como animales en zonas periféricas, territorios que poco a poco les van robando empresas transnacionales en nombre del progreso, la democracia y la libertad, mientras mueren de hambre ante el mutismo de todo el país. En Argentina, puede que no haya muchos negros al estilo Carl Lewis o Michael Jordan (el único tipo de negro que reconocen los liberales: aquellos que en vez de hablar, corren a toda velocidad o pican pelotas) pero sí hay un gran segmento de la sociedad que es maltratada y, ¡oh casualidad!, suelen ser denominados con esa palabra: “negros”. Incluso una de las conversaciones más usuales en taxis, reuniones familiares y programas de televisión en Argentina es dedicarse a fantasear con que alguna vez se cumpla el gran sueño de los argentinos: “matar a todos los negros”. Es raro, en verdad muy raro que Vargas Llosa no sepa que también los bolivianos, los paraguayos y sus compatriotas, los peruanos, son denominados “negros” y sufren discriminación, escarmiento y xenofobia por parte de esos “blancos” tan agradables que somos nosotros, los argentinos (como ese policía que quiso matar a un boliviano y recibió, hace pocos días, 22 años de cárcel o el propio Fernando Peña, ese lúcido artista trasgresor, hoy cruelmente perseguido por las huestes bárbaras, quien antes de hacerle una nota a D’Elía no tuvo mejor idea que decir que iba realizar “una nota de color…de color negro”). Perdonen el sarcasmo, pero hay veces que es difícil aceptar que uno de los escritores más importantes de la historia de Latinoamérica opine del mismo modo que Susana Giménez.
Hace poco menos de 2 semanas, en pleno conflicto entre el campo y el gobierno, Vargas Llosa (conservador de esos que dicen defender la democracia y, en el camino, no duda en respaldar la invasión de Bush a Irak) visitó la Argentina para formar parte de una reunión de liberales de la Fundación Libertad, creada en 1988. El coloquio se llevó a cabo en Rosario y no faltaron figuras de las talla de Mauricio Macri (Jefe de Gobierno porteño que dijo que la homosexualidad es una enfermedad, que el siglo XX fue el de los derechos humanos y el XXI debe ser el de las obligaciones), Bernardo Neustadt (ingenioso periodista argentino con la virtud de apoyar y relacionarse con los gobiernos más detestables de la historia argentina, entre los que se cuentan, por supuesto, la última dictadura militar y el gobierno menemista) y Juan José Sebreli, filósofo del que Vargas Llosa dice que “Como muchos argentinos que he conocido, me da la impresión de haber leído todos los libros”. Hasta allí nada que pueda indignar a un individuo: ¿a quién pueden molestar unos tipos amables y brillantes que se juntan a defender la libertad, la tolerancia y la libertad de expresión? Sin embargo, desde las sombras de la más ominosa ignorancia, hace su aparición ella, Doña Bárbara. Resulta que el micro que llevaba a Vargas Llosa y otros paladines de la justicia al coloquio fue atacado por una agrupación de Izquierda (el escritor, un tanto confundido, cree que la Izquierda argentina es D’Elía y no duda en señalar al patotero oficialista como Jefe de todo movimiento “bárbaro” del país) que, con palos, ruido y furia, interceptó el transporte moderno, apto para llevar hombres probos del progreso humano, elocuentemente en contra de la idea de libertad, tolerancia y democracia que tienen nuestras agradables deidades. Desactivando el anodino matiz irónico de las últimas líneas, debo decir que cuando me enteré de tal situación, me pregunté para qué lo hacían: es verdad que Vargas Llosa y sus amigos apoyan decisiones y cierto orden mundial difícil de tolerar, pero ¿se gana algo aportando violencia física? Absolutamente no y, por otra parte, ¿no dijo Voltaire “detesto lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo”? Libertad, como dice Orwell evocando a Rosa Luxemburg en “Libertad de prensa”, es libertad para los demás. Es verdad, Vargas Llosa es de aquellos que celebraron el “¿Por qué no te callas?” sin prestar atención al tono autoritario y colonial de la frase, es de aquellos que, en su ceguera anti-Chávez, creen que fuera del venezolano, Castro y Evo Morales, los latinoamericanos son todos “discretos y esforzados gobiernos que (…) trabajan por sacar a sus pueblos de esa barbarie de subdesarrollo que representan los bajos índices de crecimientos”. ¿Es discreto y esforzado arrojar una bomba a un país vecino como lo hiciera hace tan poco tiempo Álvaro “Benjamin Linus” Uribe? Sin embargo, en mi ideario algo hippie y utópico, la violencia nunca está justificada y la agresión al micro de los “liberales” me pareció, al igual que el desalojo de la Plaza infame por parte de D’Elía, estúpida y contradictoria: la libertad, como ya se ha mencionado, difícilmente se defienda agarrándose a piñas o cortándole la posibilidad de indignarse al de la vereda de enfrente. De todos modos, sería correcto aclarar algunas cosas que Mario Vargas Llosa, en su fundamentalismo exasperado, dice en “Borges y los piqueteros”.
La columna comienza rememorando su visita a la Biblioteca Miguel Cané en la cual trabajó Borges de 1937 a 1946 hasta que los peronistas lo mudaron a un puesto que nunca tomó: Inspector municipal de aves y gallineros. De este modo, Vargas Llosa explica, con colosales omisiones, cómo la Argentina, antes del peronismo, era un palacio cuasi-europeo, repleto de agitación cultural, cosmopolitismo, es decir, un país al nivel de un escritor como Borges. Todo fue luminoso y bello hasta que llegó Juan Domingo. A partir de allí (y no antes con la Campaña del desierto, el golpe de Uriburu, los fraudes electorales, el autoritarismo, la exclusión femenina en las elecciones, el racismo y otras yerbas) Argentina entró en un “proceso de barbarización política” que “latinoamericanizó” (¡!) el país y lo llevó a obnubilarse con “el populismo, la demagogia, el autoritarismo, la dictadura y el deliro mesiánico”. Lo más sorprendente es que Vargas Llosa nos quiera hacer creer que está tan mal informado, que de verdad desconoce que “la democracia, la economía de mercado (…) las instituciones civiles, la cultura de brazos abiertos” con las que califica a la Argentina pre-peronista-piquetera-dictadora (evidentemente, el extraordinario autor mezcla todo) no escondía, por detrás, una fabulosa exclusión social que, por inercia, alguna vez debía explotar.
Según Vargas Llosa los piqueteros “en sus orígenes eran, al parecer,” (sólo “al parecer”) “desempleados y marginales que salían a reclamar atención y trabajo de un poder que los ignoraba, de un mundo oficial sin alma, que daba la espalda a los más necesitados”. Cierto sarcasmo en sus palabras (la rimbombante línea “mundo oficial sin alma”) enturbia aún más el texto del escritor. Sin saber que no todos los piqueteros son oficialistas y que éstos, aunque debilitados, también siguen coordenados en contra del gobierno (es el caso de Castells), Vargas Llosa, con cierta verdad, afirma que los piqueteros (sin distinciones) “son las fuerzas de choque del poder político” y que el 25 de marzo último entraron a la Plaza de Mayo para dispersar a palazos y patadas a los “simpatizantes de los agricultores” (¡!). Me es difícil encontrar una serie de maniqueísmos más degradantes porque, acto seguido, Vargas Llosa (otra vez confundiendo a D’Elía con un amplío sector de la población argentina) dice lo siguiente (es necesario citar todo el párrafo para que se entienda su garrafal desinformación):
“¿Cuál revolución? (se refiere a la que, supuestamente, llevan a cabo los piqueteros) La del odio. Lo explica muy bien el líder piquetero Luis D’Elía, afirmando que la culpa de esta movilización de agricultores contra el Gobierno la tienen “los blancos”. Añade que él odia a los blancos del Barrio Norte y quisiera “acabar” con todos ellos (…) Pregunto a mis amigos argentinos qué quiere decir el líder piquetero con aquello de “blancos”. Porque, por donde yo miro, en la Argentina, por más esfuerzos que hago, sólo veo blancos. ¿Quiere acabar, pues, el piquetero con cuarenta millones de sus compatriotas? No veo argentinos, negros, ni cholos, ni indios, ni mulatos, salvo turistas o inmigrantes. ¿Únicamente a ellos está dispuesto D’Elía a salvar de sus fantasías homicidas y racistas?”.
Ay, Vargas Llosa. En Argentina sí hay indios (mapuches, tobas) pero es claro por qué no los viste: éstos no suelen encontrarse cerca de los coloquios liberales ni de la Biblioteca Miguel Cané ni del célebre Café Tortoni sino más bien agrupados como animales en zonas periféricas, territorios que poco a poco les van robando empresas transnacionales en nombre del progreso, la democracia y la libertad, mientras mueren de hambre ante el mutismo de todo el país. En Argentina, puede que no haya muchos negros al estilo Carl Lewis o Michael Jordan (el único tipo de negro que reconocen los liberales: aquellos que en vez de hablar, corren a toda velocidad o pican pelotas) pero sí hay un gran segmento de la sociedad que es maltratada y, ¡oh casualidad!, suelen ser denominados con esa palabra: “negros”. Incluso una de las conversaciones más usuales en taxis, reuniones familiares y programas de televisión en Argentina es dedicarse a fantasear con que alguna vez se cumpla el gran sueño de los argentinos: “matar a todos los negros”. Es raro, en verdad muy raro que Vargas Llosa no sepa que también los bolivianos, los paraguayos y sus compatriotas, los peruanos, son denominados “negros” y sufren discriminación, escarmiento y xenofobia por parte de esos “blancos” tan agradables que somos nosotros, los argentinos (como ese policía que quiso matar a un boliviano y recibió, hace pocos días, 22 años de cárcel o el propio Fernando Peña, ese lúcido artista trasgresor, hoy cruelmente perseguido por las huestes bárbaras, quien antes de hacerle una nota a D’Elía no tuvo mejor idea que decir que iba realizar “una nota de color…de color negro”). Perdonen el sarcasmo, pero hay veces que es difícil aceptar que uno de los escritores más importantes de la historia de Latinoamérica opine del mismo modo que Susana Giménez.
Por último, Vargas Llosa vuelve a caer en un equívoco y como se entiende desde el título de su nota, se esperanza con que el espíritu de Borges despierte “a la Argentina de la pesadilla de los piqueteros”. Vargas Llosa, sin dudas, confunde las cosas: ese genio de las Letras que fue Borges no dudó en ser bárbaro cuando, por ejemplo, apoyó los bombardeos de la “Revolución Libertadora” o manifestó que Videla era una persona honorable. Georgie también era, a pesar suyo, a pesar de la visión idealizada de Vargas Llosa, “un consanguíneo del caos” (dixit “Nuestro pobre individualismo”), un argentino más. Como bien dice Fabián Casas “los caminos de los puristas conducen irremediablemente al fascismo”. Mario Vargas Llosa, lamentablemente, se ha convertido en un purista, un tipo que no puede ver más allá de su posición y que inmiscuido en sus ideas supuestamente “liberales”, no duda en escribir párrafos maniqueos, fatalmente desinformado, con grandes omisiones. Los que apedrearon su micro estaban convencidos de que haciéndolo subvertían alguna ley capitalista pero, claro está, en su estúpida agresión, son tan fundamentalistas como él y como D’Elía y como los chicos ricos de Barrio Norte que escriben en un cartel, “a favor de la democracia”, “Reteneme esta”. Pero regresemos al principio, lo único que importa en este mundo atroz: Mario Vargas Llosa es un autor extraordinario
33 comentarios:
En algún momento de la vida hay que ser fundamentalista. El mundo funciona gracias a las mayorías, pero cambia debido a las minorías. Y Vargas Llosa es un asqueroso facho liberal que desde su hermosa Londres dice estupideces una atrás de la otras. Pobre Perú, los tenían de candidatos a a Vargas LLosa (sí, quiso ser presidente!!!) y a Fujimori. La realidad es que odia todo lo indígena y popular, amén de haber nacido en una de las cunas de los aborígenes con su hermosa cultura y tradición. PEro no, la tradición es la Anglo-Saxon, esa es la que corresponde. Si es un gran autor, sí, lo es, pero escribió tres novelas: "La ciudad y los perros", "La casa verde", "Conversación en La Catedral"- Tres grandes libros. PEro ojo con meterlo en la bolsa con Fuentes y García Márquez. Esa burda amalgama que hizo el boom, no es más que eso, una faja en la portada dle libro. De los tres, Fuentes es lo más parecido a la dignidad, y Aura es genial. García Márques es una monstruo de la literatura. Después, creo yo, podríamos hablar de Vargas LLosa. Lo digo porque parece como ese cartelito: "Rock Latino" donde entra Vicentico, Chayanne, Juanes y Los Fabulosos. Y lo de apedrear el micro, muy bien hecho, basta de ser correctos con los asesores del odio y la discriminación, con los antisemitas y los fachos. Completamente en desacuerdo con que eso pibes son los mismos que lo de Barrio Norte o D´Elía. Eso es una mescolanza bárbara (con los dos sentidos del adjetivo). Dicen que le darán el premio Nobel a Vargas LLosas. No me sorprendería en lo absoluto. Y que desde los 80`s no escribe nada del otro mundo. Me es muy difícl hablar "neutro" de este tipejo insufrible. HSta su dicción me da asco. PEro Conversación en la Catedral es impresionante, no lo puedo negar. Y Bolaños, dejémoslos descanasr un poco.
Perdón por la vehemencia.
Un abrazo.
Saludos!
Y, alguien que elogia la "inteligencia" de Sebreli... pobre.
No se olviden de La Guerra del Fin del Mundo, que debe ser lo último que escribió antes de volverse derechista: creo que si uno quiere entender lo que es un movimiento popular latinoamericano, y cómo puede conjugar las desesperadas ansias de igualitarismo con la ñoñez más reaccionaria, debería empezar por ahí. La cantidad de voces que hay en la novela, la prosa... y lo bien que cuenta las escenas de sexo. Perdón pero la leí en mi adolescencia y fue casi lo primero que noté, por razones obvias.
Estimado Martín, personalmente la mirada, la actitud y el talante de Vargas Llosa me indignan. Considero (en mi al menos funciona de esa forma) que pautas como esta dejan la obra en un segundo plano. Cuando veo a Mario Vargas Llosa hoy, no veo más al autor extraordinario. Veo a un intolerante fascista, oportunista de la peor calaña.
A resumidas cuentas es ofensivo y esencialmente violento “que uno de los escritores más importantes de la historia de Latinoamérica opine del mismo modo que Susana Giménez.”.
Saludos y buona fortuna
Yo creo que hay que separar la paja del trigo (¿es así el dicho?): por un lado el facho y por el otro el autor extraordinario. Si no leyeramos a los escritores fascistas, reaccionarios o racistas por su condición ideológica nos perderíamos buena parte de la historia de la literatura con mayúscula. Es triste pero es así. Nunca habría apedrado un micro con Borges y tampoco apedrearía uno con Vargas Llosa, eso no me impide detestar declaraciones racistas, fascistas o reaccionarias de Vargas Llosa o Borges. ¿¿¿ES POCO ESCRIBIR 3 GRANDES LIBROS??? Yo creo que es demasiado. Ja, ja. Qué sé yo, son formas distintas de pensar. Saludos.
El comentario anterior fué suprimido por Desarmándonos. Suprimidor oficial de comentarios.
Corvino: Ya te dije, en un mail viejo, que los cachorros, hablando bien y pronto, era un relato de la concha de la lora. Eso de hacer que una voz sea una y múltiple a la vez, es el ideal de toda literatura. Lo hizo Vargas LLosa. A diferencia de Hernán, creo que es mejor escritor que García Márquez. Y eso que sólo leí este librito "Los cachorros y Los jefes". Pero ah, el estilo es mentir. Ser un buen escritor no te asegura la inteligencia ni la honestidad.
Eso de que la Argentina es un país de blancos pseudoeuropeos, qué tipo Dios, qué chiflete le agarró en el marulo. Borges también es un consanguíneo del caos. Creo que el verdadero título del facundo debería ser Barbarie y Barbarie. Ese librito lo dijo bien, hay una voz en el texto de Sarmiento, una voz que susurra, casi debajo del discurso visible, que te dice: todo es barbarie. Yo también soy barbarie. Uno podría leer nuestro pobre individualismo en correspondencia con eso.
Lo de los negros es mortal. ¿Por qué nunca había pensado lo del básquet?
Por lo demás, muy bueno todo, como nos tenés acostumbrados. A mí, a Fabián Casas, a todos los que te leemos.
Al fin se hizo justicia.
Primero fue Bolaño y ahora soy yo el que sale en la tapa.
Me dicen que este diario puede tener una visión distópica de la realidad, pero, cada tanto, pega un tiro frontal al cráneo, como si fuera un Buick con sus cromados relucientes que intercepta el paso de un Anton Chigurh atónito doblando su destino.
¿Será,como le hubiera gustado decir a vuestro compatriota Georgie, una ironía del destino que me comiencen a leer más justo cuando yo me estoy apagando?
Señor Corvino, si esta lectura aunque sea despierta a algunos pocos, levantaré mi dry martini en su honor mientras digo: ¡Que viva la ballardella!
Cortazar decía que Viaje al fin de la noche era la mejor novela francesa del siglo XX y Onetti decía que Celine con esa novela le había roto el espinazo al idioma francés. Y Celine, que con esa novela quedará para simepre en la historia de la literatura, era nazi. Y Cortazar y Onetti ya sabemos cómo pensaban. Lo que quiero decir es que se puede ser un gran escritor y ser un imbécil, por qué no? Supongo que es tan fácil criticar a Vargas Llosa, pero parece que lo estoy defendiendo y tampoco es esa mi intención. Pero lo de Cortazar me parece un ejemplo de honestidad intelectual; es eso lo que quería resaltar. Y aunque el tipo ya con sus cuentos se defiende solo (decir que Rayuela envejeció es casi un deporte), está esa maravillosa página de Casas,decirlo mejor que ahí no se puede. Y para terminar, confieso que cuando tengo dudas -soy un animal dudoso- o a mis neuronas no les da para elaborar un pesamiento propio - a veces no me da: estoy medio quemado- pienso en qué hubiera pensado Cortázar acerca de determinado asunto y sé que si voy por ahí no me voy a equivocar. Perdonen, me salió así, no me quería poner tan sentimental.
No es poco escribir 3 grandes libros, es verdad, pero sinceramente, si fuera al estilo de Salinger o Rulfo, ok, pero este sigue escribiendo porquerías y hablando sandeces. LO que qujiero decir es que mancha su obra, lamentablemente. Heiddeger y POund, por ejemplo, fachos y antesemitas y dueños de una gran obra. El punto es, si la ideología no entra en la obra, todo bien. Pero si compro un libro de Vargas LLosas, pienso que un poco de ese dinero va a él, y mmmm. Sí, me fui al carajo, pero l aonda sería que a ciertos autores hay que fotcopiarlos o comprarlos usados. Campaña de autores a los que no debemos comprarle un libro nuevo.
Che, por lo de Bioy me putearon muchos, pero sigo insistiendo (probablemente equivocado) que cae después de LA Inveción de Morel.
Saludos!!!!!
Creo que el mini debate Vargas Llosa no pasa ya por meritos artísticos sino por convicciones personales, hay una premisa de fondo que según sea tu respuesta vas a ubicarte de un lado u otro del mostrador: ¿Es tolerable la intolerancia?
Saludos a todos los que me conocen.
Che, perdón por el off topic, pero estoy muy caliente con la encuesta de Voligoma. Me juego todo, pero todo, porque se dice "LA" voligoma. Pero me puso tan mal el tema, que me fui a la página oficial del producto. http://www.voligoma.com.ar/
Los muy guachos no hablan de LA o de El, simplemente lo "desarticulizan" Habré que decir "Pasame Voligoma".
Acá tambén está "Volibarra", que es LA a muerte!!!!!
http://www.akapol.com.ar/
Saludos!!!
Hay que separar la paja del trigo, sí, como dice Martín, pero a veces es muy, muy dificil. Tengo Conversaciones... hace dos años, ahí está, lo miro, se posiciona en la mini biblioteca, se luce, pero no lo puedo agarrar. Porque ahí están los prejuicios y el odio al Vargas Llosa actual; quizá tenga que ver que esté vivo, ¿no? Porque con Borges jamás me pasó y a sabiendas de sus amiguismos dictatoriales, ¿no? Valga la redundancia a sabiendas y ojos ciegos de que Borges es Borges por más que VL sea un autor extraordinario. Pero ahí está y hay que darle lugar; quizá este escrito me impulse en algún momento a agarrarlo...
En rosario estuvieron reunidos cuarenta minutos Vargas llosa y fabian Casas, yo fui a cubrir todo para un diario y me quedé helado ¿casas es de derecha?
Ojalá llegues a tener mis años, entonces vas a tomar un libro y cuando lo comiences a leer vas a disfrutar de lo que estas leyendo, vas a ser el protagonista o el personaje que más te guste, y cuando termines, habras terminado de leer un libro, ahora parece que buscas otra cosa en todas partes, Si es por discriminar, creo que todos lo hacemos, en formas diferentes D´Elia discrimana al blanco, este hombre es un agitador bien pago para llamar la atención, sino como se justifica, seria tan fácil borrarlo, no es de importancia, Vargas LLosa no encuentra negros por ninguna parte, ¿ no los ve, los ignora, los detesta, o no discrimina? es un facho? ama a los milicos? y por qué no? la libertad es libre, seguramente tenga sus razones, si no aceptamos eso estamos discriminando, el aceptar no es compartir. Además de los tres libros que menciona hernán galli, escribió La guerra del fin del mundo (1981) y Historia de Mayta (1984).
¿?
Para entender el comentario de "la madre puta" hay que ver que en su perfil pone: "escribo, luego pienso". Si lo tomamos en el modo más literal nos queda todo clarísimo.
Bueh, directamente todo su blog se llama asi. Más claro echale agua.
La madre puta será por la madre patria?
Fabián Casas escribió que los escritores conciben sus mejores obras cuando son de derecha. Me pareció muy bueno, aunque no esté de acuerdo.
Ser de derecha y se Vargas Llosas son dos cosas diferentes, anónimo!
Repito, ¿la madre puta es po la madre patria?
Sum ergo cogito?
si con anónimo te referís a mi, no se qué oscuros mecanismos de tu mente te llevaron a pensar que yo estaba haciendo esa comparación...
Saludos, alto debate (casi tanto como La voligoma o El voligoma).
Manuel, con "anónimo", me refiero a "anónimo", Que posteó por ahí arriba. Si me refiriese a vos, te diría Manuel. Es más, estoy de acuerdo con vos y creí así ponerlo. Lo que es la palabra escrita!!!! jja Todo bien!
Saludos!!!
Ahh, ok, abrazo y tortas fritas!
Hernán Galli: yo admito que escribo y luego pienso, sería muy acertado que vos hicieras lo mismo. Cuál de las dos palabras te molesta más, puta o patria?
Te aclaro, mi cometario es con respecto al pensamiento de Il Corvino así que sanchez no te enganches, cuando tenga ganas de comentar algo tuyo te aviso.
Madre, qué bardo.
llego tarde, pero suena a que acá cayeron algunos que no coinciden con tu cita de voltaire, corvino, una lástima. añado que leer es más un acercarse al pensamiento del otro que aceptarlo y bancarle los vicios al que escribe.
sugiero la próxima encuesta (que era el propósito de mi firma):
el terma o la terma.
chauarma
Desde mis entrañas, mis más sinceras disculpas! No me engancharé. Pero no me llamo Sanchez, che!
O sea que según vos, madre puta, hay que leer libros y no reflexionar nada acerca de lo que nos dicen?
Pregunto porque me provoca curiosidad nomás, al igual que me la provoca ver que la mayor parte de la gente que es invitada a debatir lo que opina, y no sabe bien qué contestar, termina por sentirse atacada...
pero sanchez no te enganches, esa es muy de primaria eh... va con onda.
Listo, para la próxima me hago un blog.
Uh, no, pará pará, tengo mil preguntas para la madre puta, acá otra: mayor edad implica mayor sabiduría? en serio? por qué?
Vargas Llosa también escribo La Fiesta del Chivo. Y muchos más.
Grandes obras no exoneran a autores de toda crìtica por sus actitudes y acciones posteriores. De todas maneras, sin juzgar su ideología podemos estar de acuerdo en la falta de información y sus equivocaciones al hablar sobre la realidad argentina. Lo qué más me llamó la atención es que Vargas Llosa compartiría el coloquio con Neustad y Macri. Esto porque de inmediato se me ocurrió fantasear con la idea de ellos tres viajando en el mismo micro atacado por D´elia. Suponiendo que los pasajeros perderían la vida; ¿a cual de los tres salvarías?
epa epa epa, nada de eso, hay que leer, hay que reflexionar, precisamente, reflexionar. No veo que reflexionen, veo que cuestionan la posición política del autor en este caso de Vargas LLosa como si fuera el peor de los genocidas entre medio aparece D´Elia y es un sancocho al pedo, y además al leer me dió la sensación que él también era discriminado, como si alguno de nos. tuvieramos la verdad absoluta.
Manuel: si pasas por la vida al pedo, mayor edad no implica más sabiduría, de lo contrario si, o vos tenés dudas? vos sos de los que pensas que a los cuarenta te tenés que matar? no quisiera ser tu viejo.
Felpa: también se puede hacer un chiste con ellos tres en el avión y la pregunta obvia es :¿quién se tira primero? En caso de tener que salvar yo salvo a Vargas Llosa, sin dudas.
La Madre puta: nunca critiqué a Vargas Llosa como el peor de los genocidas, "na' que ver", incluso termino diciendo que más allá de que el tipo se encuentre en las antipodas de mi pensamiento (siempre quise decir esa frase) a mí me seguía pareciendo un autor extraordinario y que no justifico que le tiren piedras, etc. Él tipo está convencido de lo que dice, de eso no hay dudas, eso no significa que NO podamos criticar un cacho a un tipo desinformnado que dice que en Argentina no hay indios y pasa por alto incluso que sus compatriotas peruanos son discrminados en este país. Sabía de la posición de Vargas Llosa y sé que es fácil criticarlo, leí muchas columnas suyas pero ésta es la que me impresionó más, simplemente eso. Cuando pueda me voy a conseguir CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL y seguramente voy a ser muy feliz.
Saludos a todos. Gracias por leer!
Gracias a vos Corvino de verdad gracias, por tu capacidad, por tu manejo del lenguaje, por tus claras ideas y por defenderlas y por aguantar a esta invasora y un poquito agitadora madre puta.
La verdad, felicitaciones.
Tu articulo merece ir directo al buzon y ser publicado en fabuloso Diario el Pais (Sí, el mismo que jura conocer las ubicaciones de los campamentos de las FARC en Ecuador pero no se lo dice a nadie!!).
Es peligroso el purismo y autocomplacencia en que han caido ciertos autores y periodistas de culto, en su lucha ideologica.
Basta ver el caso de Jaime Baily, quien declaraba sentirse profundamente emocionado y orgulloso con la decision de Uribe de bombardear Ecuador. Como magno representante de lo liberal y del odio a Chavez, no cayo en cuenta que sus declaraciones eran una ofensa total y visceral hacia el ecuatoriano promedio. PEro obviamente no importa conocer a Ecuador y sus problemas. Lo que importa es encontrar escusas para seguir odiando a Chavez y subir el rating con las parodias hacia el. Y Ecuador? Y la gente en la mitad?? Y los que no sacan nada del juego de prestigio mediatico? Bien gracias. Son solo pobres sudacas que viven tropicalizados o latinoamericanizados en un regimen que a los ojos de muchos periodistas son solo una extensión del Chavismo, Castrismo o Bushismo. Que facil es ser un analista politico!! (Y bueno, no esperaba mas de Baily quien admira el talento de Wanda Nara...Como le mando fruta esa vez ah!!)
El anticastrismo que inicio como un espiritu colectivo en el reagrupamiento de gente exiliada ante la persecución, hoy tiene mucho mas de odio que de critica, y justo en una epoca en que el mundo necesita periodistas y criticos que vayan mas alla de su ego y cosmovision. Estos grandes difusores y autores deben tratar de entender las sociedades que procuran retratar retratar, para que sus cuadros transmitan la realidad a millones que no pueden hacerlo por sus propios medios.
LAmentablemente, en lugar de retratar las realidades, se retratan solo a si mismos.
La actitud tuya siempre es: el otro está mal. Cuando vamos a entender que todos pertenecemos a cierto contexto y desarrrollamos nuestro discurso a partir de este? Siempre siempre el otro está mal, como si diciendo esto te salvaras de cualquier injuria.
saludos.
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