En el último disco solista de John Lennon, Double Fantasy, de 1980, aquel que contiene media docena de hits y un par de abracadabrantes canciones ¿tecno-punks? de Yoko Ono, el ex beatle incluyó un tema dedicado a su hijo llamado “Beautiful Boy (Darling Boy)”. Allí, espetó para la posteridad una frase con destino de señalador: “La vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. A partir de la serie Lost, la frase se ha reformulado: “La vida es eso que pasa mientras estás ocupado bajándote Lost, mirando Lost y, luego, esperando que llegué la nueva temporada de Lost”. Una de las cosas que más me atrae de la serie es que todo intento de intelectualización de lo que allí sucede explota en mil pedazos, como sugiere Fabián Casas en el cuento “Casa con diez pinos” sobre la canción de Manal: “¡Toda la filosofía especulativa del mundo se hace trizas frente a la letra de esta canción! ¡Vayan a laburar Kant, Hegel, Lacan y demás enfermos mentales! ¡Ahora sí que funciona la martingala cerebral!”. Es así que ver Lost (especialmente el último capítulo de la temporada de Lost) se transformó en el equivalente a ver la final de la Copa Libertadores que “Aruba” Plate me niega desde hace años. Mi fascinación no tiene un límite preciso. Cuando alguno de mis personajes favoritos hace algo bien (Locke, Desmond), cuando Ben echa a rodar su malicia infinita, cuando Kate no se decide entre Jack y Sawyer, por poco, estoy a punto de gritar un gol. La razón por la cual las notas sobre Lost en los medios no agregan nada es porque lo único que se puede hacer ante la serie es verla: los que escuchan las características de la misma a través de terceros (humito negro dando vueltas, apariciones, milagros, desfasajes en el espacio temporal, Otros) no dudan en burlarse observando en esos atributos una mezcolanza desatinada entre Expedición Robinson, El Señor de las moscas y Náufrago. Lo peor de todo es que están en lo cierto... “but I like it” . Es sólo “ciencia ficción + drama + comedia + aventura + acción + telenovela + literatura” pero me gusta. Como era de esperar desde el primer episodio de esta corta temporada, la trama de la misma se centró, principalmente, en dos interrogantes básicos: por un lado, cómo y por qué salieron de la Isla los 6 de Oceanic y, por otro, quién es el cadáver que yace en el ataúd que Jack visita en el último capítulo de la tercera temporada. Fabulosamente, los escritores de la serie lograron mantener las incógnitas hasta esta una hora veinte final matizando la espera con una catarata de capítulos geniales, de los que quizás se destaque el número 5, “La constante”, aquel en el que Desmond queda atrapado en una encrucijada física para luego ser salvado por Penny y un teléfono rojo. A diferencia de la segunda y tercera temporada, la brevedad de la cuarta no permitió capítulos de relleno: se supo el paradero de Michael, se averiguó más sobre la vida de Ben, se constató que ciertos elementos sobrenaturales rondaran la serie para siempre eludiendo significados racionales, nos enteramos (ambiguamente) que la relación entre Locke y la Isla viene desde antes del accidente, etc. El capítulo 13/14, a su vez, puede ser entendido como un compendio en el que se conjugaron todos los tonos posibles de la serie: el toque siniestro y cómico del ajedrez que el loco Hurley mantiene con el Sr. Eko, la conversación metafísica entre Jack y Locke (un clásico a esta altura), el devaneo sentimental de Kate, el golpe bajo romántico (la muerte de Jin y el encuentro Desmond-Penny), la ciencia ficción místico-delirante en ese giro de tuerca de Ben para que la Isla se mueva y, finalmente, el cross a la mandíbula del último instante, con el rostro maquillado de Locke adornando el sobretodo de madera. Los fans del pelado con nombre de filósofo (ahora también de asistente de filósofo: Jeremy Betham), sin embargo, no deberíamos desesperar: ya sabemos que en la serie es habitual la pululación de cuarenta y ochos. Por lo pronto, nos espera un largo camino hasta el 18 de enero del 2009 (¡qué alejado parece!), cuando la vida comience a suceder nuevamente y se inicie la quinta temporada. Mientras tanto, sólo me quedan por decir tres cosas: sayonara, qué grande estás Walt y “nos veremos en la otra vida, hermano”.
6 comentarios:
Ver "La Finale" de Lost con Corvi y Andre fue genial. Me hizo acordar cuando todavía no había pasado por mi vida un ex novio estúpido que me sacó el gusto por el fútbol e iba con mi papá a un café a ver partidos o con mis compañeros de colegio a ver el mundial.
Amo a esos actores, ni me planteo si es fantástico o no. Los guionistas logran que por un ratito que todo tenga sentido, nada sea imposible y que el conflicto del campo sea más ficticio que poder mover la isla con una palanca.
Hola , Martin me podes dar la direccion de la libreria Horacio.
Gracias.gustavo_almagro@hotmail.com
sr. zariello: su incontinencia postiana hace que uno se pierda de post realmente imprescindibles, ineludibles y universales como el que antecede.
coincido con sus apreciaciones... y agrego aseveraciones que deambulan en mi cabeza:
-jin no murió.
-ben es la perversidad, lo ominoso y el horror hecho hombre.
- descubrir el mecanismo de la constante en simultaneo con desmond fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida.
y por último... despreocúpense que si hay alguien que aún no vio lost, pronto lo sumergiremos en la secta.
salute
Disculpe la intromisión, sobre todo por tratarse de un post viejo, pero dado que este año será recordado por mí como el año en que me pasé varios fines de semana viendo frenéticamente un capítulo tras otro de esta maldita serie (en una clara señal de que mi futuro va a ser mucho más patético de lo que esperaba) no puedo dejar de contaminar su blog con una de mis intervenciones. Y todo para decir esto:
DESMOND SOS LO MAS GROSO QUE HAY.
Al margen de eso, es tal vez una de las series mejor escritas (en mi dudosa opinión) que he visto en mucho tiempo. Y ya que estoy le recomiendo Weeds, o como hacer una serie sobre marihuana y pegarle a Bush todo el tiempo. GENIAL.
Como siempre, su blog es buenísimo.
Salute
Hace tiempo que vi este post.
Recién hoy pude ver el capítulo final y por eso recién ahora lo leí.
Sólo dos cosas:
- creo que la redención de Ben es posible. A pesar de que tiene momentos de maldad absoluta (ej: el magistral "¿Y qué?" cuando Locke lo confronta con las consecuencias de lo que ha hecho al acuchillar al mercenario), está también preocupado por salvar la isla. Veremos más adelante qué lo motiva.
- Se confirma que Jack es un simplón que nunca entiende nada y vive perseguido por o que debería haber hecho pero no hizo.
- Lleven a Locke de vuelta a la isla. Al tercer día, tendremos el milagro.
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