Lunes 10 de noviembre. Una cola de 6 personas en el Ambassador al sacar entradas para Night Owis. Se busca el paradero del “Sr. Localidades Agotadas, Cartel de”. Cuando paso por los cines del Paseo ni siquiera hay gente. Lo mismo en el Teatro Colón. ¿Será redituable el Festival este año? Preguntas sin respuestas. Por un lado, festejo ostensivamente que no haya que hacer grandes colas y uno pueda elegir la película que quiera y verla, sin preocuparse por levantarse temprano o menesteres insanos (de tener los horarios disponibles, cualquiera puede ver todos los films de la competencia internacional). Por otro, extraño cierta efervescencia. A la tarde me fui a hacer un tratamiento de conductos y comprendí varias cosas. La tarea denominada suplicio que hasta el Siglo XVIII hacían los verdugos (“el arte de las sensaciones insoportables”) y durante el Siglo XX realizaron mercenarios de dictaduras latinoamericanas, hoy es llevada a cabo con inigualable garbo por los odontólogos. Nadie cuenta exactamente qué es lo que pasa en el interior de nuestras bocas cuando se visita a un dentista. ¡Claro, en nivel de obscenidad es como si una chica contara a sus padres en plena cena cómo le hace sexo oral a su novio! Nunca se describen las torturas en su total dimensión. Probablemente si todo el mundo lo supiera, el negocio desaparecería y la gente caminaría por la calle con la dentadura destrozada, pero con dignidad. Nadie me aviso que me iban a quemar con un hierro caliente e iba a poder observar el humo que despedían mis encías. Nadie me dijo que me iban a inyectar toda clase de líquidos. Nadie me dijo que me iban a clavar unos pequeños alfileres en pos de raspar mis muelas. Nadie me dijo que iba a tener que sostener una plancha de plástico sobre mi lengua para que me efectúen una radiografía. Al salir quise decirle algo al dentista, una reflexión sobre la ética y los límites del sadismo que se me había ocurrido mientras me carneaba con un gancho, pero tenía la boca tan dormida que esbocé un “Wajkdaklfkskak” y me fui a mi casa. Instantáneamente recordé tres cosas. Un capítulo de Ren y Stimpy, en el que, en lugar de dejar los dientes bajo la almohada, dejan las raíces de sus encías. El episodio de Seinfeld en que, absurdamente, se homologa a los negros, los judíos y los dentistas a través de una serie de chistes y malentendidos. Y, finalmente, “Oh Dios”, un relato de Leo Masliah. En éste, un sujeto es despojado de todos sus dientes por el odontólogo; luego se lo cruza en la calle y observa que el profesional posee “sesenta y cuatro dientes, todos amontonados unos contra otros, como vacas en el vagón de un tren de carga”. Sublime. En fin, la mención a cuestiones absolutamente ajenas a la grilla del Festival de Cine advertirá que, según mi estrecho entender, Night Owks, de la checa Michaela Pavlátova (que estaba en la sala y es igual a la niñera mala de la primera temporada de los Simpsons pero pelirroja), no fue de mi predilección. Para saber la calidad de una película extranjera del Festival y no caer en esnobidades (como gustar de un largometraje por el idioma), sólo hace falta trasladarla a un contexto argentino. La historia de (la insufrible) Ofka, una chica sin mayores ambiciones abandonada por su novia y pretendida por su mejor amigo, me sonó a comedia de Suar protagonizada por Natalia Oreiro. El que esté interesado puede esperar un tiempo y verla en Eurochannel, señal afecta a emitir películas sobre mujeres acomplejadas (y al mal timming de sus subtituladores). Después del feminismo “victimista” de Ofka (la insípida e desabrida Ofka), rebaso de machismo. Muchas gracias (no así a Ofka, la intratable y deprimente Ofka).
Martes 11 de noviembre. A pesar de la explicación racional que ofreció Niña Santa en el post anterior, practico mi mejor rostro de marplatense marplatense y sigo con mi alocada idea del boicot o auto-boicot. Mar del Plata no es Capital, de cualquier evento artístico importante (o meramente trascendental) lo único que se asegura con frecuencia es que: Tuvieron que abrir las puertas. ¡Viene Pink Floyd y en MDP tienen que abrir las puertas! A excepción de que haya gente de afuera. Por la noche vamos al Ambassador 1 (me gustaría ver un recital en esa sala) a ver Black Soon y el cine está tan repleto como las calles del centro. Huele a espíritu adolescente: en su mayoría son chicos (súper excitados) que vienen a los juegos Bonaerenses y no cesan de entonar cánticos autocalificativos (“Se la banca/ Ciudad X se la banca”) o amenazadores (había memorizado una sobre las bondades de matar un flogger pero la olvidé). Tal vez se trate de una nueva tribu: Los cantores. Imagino la voz de María Laura Santillán preguntándose: “¿Qué mensaje están expresando a los adultos los cantores? ¿Qué cambió en la Argentina? Los adolescentes nos preocupan”. Back Soon (inentendiblemente dentro de la competencia internacional) es una comedia sosa y muy poco lograda. Su protagonista es una poetisa, madre de dos hijos y dealer de marihuana decidida a dejar su ciudad. Para hacerlo, vende su teléfono celular (que vale una fortuna porque contiene la lista de todos sus clientes) al mejor postor. En el medio se cruza con una serie de personajes extravagantes estereotipados (una mujer boxeadora, un estudiante francés, una fanática religiosa) y vive situaciones pseudo graciosas, de muy poco brillo. La directora apuesta toda la sustancia del film a que la sola mención del término “marihuana” o “porro” es un factor de comicidad. Y (lamentablemente) lo logra: el público festejó con excesivo énfasis secuencias que propiciaban, a lo sumo y con mucha onda, una semi-sonrisa. Todos sabemos que es políticamente correcto reír con chistes referidos a la marihuana. Por momentos, tal sinfonía de carcajadas injustificadas se tornó insoportable. ¡Si, estaban “hablando del faso”, pero no era gracioso! A no ser que a uno le parezca muy cómico que un doctor fume marihuana (¡guau, qué irreverencia!) o que un pibe coma alimentos con cannabis y alucine (¡nunca se me hubiera ocurrido, qué originalidad!). Mi teoría es que la gente se exige reír cuando va a ver comedias. Inmiscuidos en una sociedad que entiende que el hecho de fumar marihuana asegura una apertura mental, tal vez tenían miedo de quedarse serios y parecer retrógrados. O aparentar no entender la película. Le puse un 4 porque me gustaron las tomas de las rutas y las montañas de Reykjavík (Islandia). Al final, la familia se va a vivir a Jamaica y una banda toca reaggae. Tampoco falta la cursilería más lisa y llana. En una escena, la poetiza observa a un cabrito recién nacido y le dice: “Debes caminar, nadie lo hará por ti”. Uf… Back Soon es la obviedad en su forma más acabada. Por distintas actividades, creo que se me terminó el Festival hasta el sábado. Sayonara.
Martes 11 de noviembre. A pesar de la explicación racional que ofreció Niña Santa en el post anterior, practico mi mejor rostro de marplatense marplatense y sigo con mi alocada idea del boicot o auto-boicot. Mar del Plata no es Capital, de cualquier evento artístico importante (o meramente trascendental) lo único que se asegura con frecuencia es que: Tuvieron que abrir las puertas. ¡Viene Pink Floyd y en MDP tienen que abrir las puertas! A excepción de que haya gente de afuera. Por la noche vamos al Ambassador 1 (me gustaría ver un recital en esa sala) a ver Black Soon y el cine está tan repleto como las calles del centro. Huele a espíritu adolescente: en su mayoría son chicos (súper excitados) que vienen a los juegos Bonaerenses y no cesan de entonar cánticos autocalificativos (“Se la banca/ Ciudad X se la banca”) o amenazadores (había memorizado una sobre las bondades de matar un flogger pero la olvidé). Tal vez se trate de una nueva tribu: Los cantores. Imagino la voz de María Laura Santillán preguntándose: “¿Qué mensaje están expresando a los adultos los cantores? ¿Qué cambió en la Argentina? Los adolescentes nos preocupan”. Back Soon (inentendiblemente dentro de la competencia internacional) es una comedia sosa y muy poco lograda. Su protagonista es una poetisa, madre de dos hijos y dealer de marihuana decidida a dejar su ciudad. Para hacerlo, vende su teléfono celular (que vale una fortuna porque contiene la lista de todos sus clientes) al mejor postor. En el medio se cruza con una serie de personajes extravagantes estereotipados (una mujer boxeadora, un estudiante francés, una fanática religiosa) y vive situaciones pseudo graciosas, de muy poco brillo. La directora apuesta toda la sustancia del film a que la sola mención del término “marihuana” o “porro” es un factor de comicidad. Y (lamentablemente) lo logra: el público festejó con excesivo énfasis secuencias que propiciaban, a lo sumo y con mucha onda, una semi-sonrisa. Todos sabemos que es políticamente correcto reír con chistes referidos a la marihuana. Por momentos, tal sinfonía de carcajadas injustificadas se tornó insoportable. ¡Si, estaban “hablando del faso”, pero no era gracioso! A no ser que a uno le parezca muy cómico que un doctor fume marihuana (¡guau, qué irreverencia!) o que un pibe coma alimentos con cannabis y alucine (¡nunca se me hubiera ocurrido, qué originalidad!). Mi teoría es que la gente se exige reír cuando va a ver comedias. Inmiscuidos en una sociedad que entiende que el hecho de fumar marihuana asegura una apertura mental, tal vez tenían miedo de quedarse serios y parecer retrógrados. O aparentar no entender la película. Le puse un 4 porque me gustaron las tomas de las rutas y las montañas de Reykjavík (Islandia). Al final, la familia se va a vivir a Jamaica y una banda toca reaggae. Tampoco falta la cursilería más lisa y llana. En una escena, la poetiza observa a un cabrito recién nacido y le dice: “Debes caminar, nadie lo hará por ti”. Uf… Back Soon es la obviedad en su forma más acabada. Por distintas actividades, creo que se me terminó el Festival hasta el sábado. Sayonara.
12 comentarios:
Lo menos atractivo, todos los años, es la competencia oficial. A mí me gustaba mucho la sección de cine asiático que arrancó hace unos años (con muy buenas películas como Breaking news, Exiled, la versión original hongkonguesa de Los infiltrados - trilogía de la cual vi primero ¡la tercera!) pero este año vino algo devaluada, con menos filmes y menos variedad de horarios. Entre eso y el buen tiempo... este año no vi nada. Sí quiero destacar que exhiban a una comedia de culto llena de buenos gags como (de pie) La mujeres son cosa de guapos. Ya está. Lo dije.
Hola... vine después de mucho tiempo porque me mandó Daniel con quien estaba charlando justamente al respecto. Ando corta de tiempo así que leí justa y necesariamente la parte de la peli en cuestión. Back soon [algo así como vuelvo enseguida y no "negro enseguida"]
No creo temer a parecer retrógrada ni obligarme a reírme al ver comedias, de hecho ni siquiera sabía que era una comedia cuando fui a verla [así me va, sin saber de qué se tratan las películas para las que saco entradas]... la cuestión es que me gustó. Me pareció entretenida. Y si bien tenía ciertas cuestiones obvias o predecibles, muchas otras pequeñas situaciones o escenas me gustaron: que aparezca una guitarra de la nada, que el celular este dentro de un pobre ganso, la relación del hijo con el padre, el trasfondo de los motivos de cada consumidor... lo bisarro del encuentro y la espera, etc.
No más y espero que mi comentario sea bien recibido ya que tengo muy abandonado su blog. Salute.
fe de errata: donde dice bisarro léase bizarro.
Gracias
Vos decís que es una porquería. A Marian le gustó. Yo no sé que pensar. En la facu no me enseñaron. Creo que en general es mala la película back soon o black sun (elija la que le parezca) pero tiene ciertos momentos rescatables. Igual es media bisarra, así queuno no sabe desde donde pararse para juzgarla.
Saludos.
fe de errata: donde dice bisarra léase mala.
fe de errata: donde dice daniel léase soyvivo.
Mientras escribía a las apuradas el post pensé que no tenía que escribir Black sino Back. De todos modos me equivoqué. Es probable que haya ido a ver la película con mala predisposición. Si a eso le sumamos mi habitual mala onda y antipatía ante la vida, se puede entender mi comentario. Pero no me gustó. Tampoco puedo decir que hice el esfuerzo. La relación del hijo y el padre, por ejemplo, me pareció muy tirada de los pelos, puesta ahí uno no sabe bien para qué. Qué sé yo. Saludos.
Evidantemente, los estudiantes de Letras tenemos un problema con la Z: acabo de darme cuenta que escribí poetiZa y uztedes 2 no me avizaron. Qué coza increíble.
Sobre la decadencia general del festival, la cosa viene jodida. Hay... cosas adentro de las que nadie se entera, que gustaría de ser el premiado con el astor de oro para sólo poder armarme un discurso de 40 segundos y borrar la falsedad e hipocresía de todo el mundo en/en torno / en relación con éste:
- su presidente marioneta y el sabor a hueco de todo,
- falta de GENTE, falta de películas, falta de GUITA puesta en cosas que hagan del festival algo que llegue a alguien -en vez de servir para traer dos películas que llaman la atención del cholulismo nacional- (desde becas y acreditaciones a estudiantes hasta modos de comunicar y publicitar foros, conferencias, proyecciones que no vas a ver en tu reputa vida nunca más, etc etc etc),
- el horrendo pacto con el berreta de Iglesias, que encima de embolsarse todo lo relacionado con el festival (hospedados, fiesta de cierre, coctels, publicidad, etc etc) CORTA LA FIESTA DE CLAUSURA A LA 1 DE LA MAÑANA. Sí, la fiesta del festival terminó a la 1 am, los propios empleados se cagaban de risa porque no podían creer lo ridículo que era todo y hubo una queja multitudinaria -es de notar también el miedo al palo que tienen los empleados del hotel ese, se huelen aires de cómo bajan las órdenes de arriba-.
-la lucha de los empleados del Auditorium. No se cuántas cámaras lo tomaron, pero al fondo del foyer hay una bandera que tiene inscripto un mensaje sobre el conflicto con el llegoga. Si bien es lateral al festival, la apropiación está en discusión y es magnífico el silencio en torno a el choque entre lo que se considera "cultura" por los tres centros (el aberrante ser del "hotel mas emblemático de la ciudad", el teatro auditorium -más por su trayectoria que por su gestión actual-, y el festival como institución que abarca manifestaciones culturales de la más diversa índole -que nadie puede negar que, en términos de cine, es un paso alejado de lo berreta y más tendiente a lo artístico, término difuso si los hay...-
El festival va a pauperizarse, provincializarse, municipalizarse, y de a poco, cosa que nadie cargue con ese peso, va a dejar de existir.
Todo el staff ha sido despedido y desde diciembre dejará de trabajar. Programadores, infraestructura, todo el mundo que, independientemente de quién sea la cabeza, hacía que todo marchara y, mas o menos plata, funcionara como lo hizo. La fecha se mantendrá pero vendrán cambios. No se de qué sirve decir todo esto, pero tampoco puedo no decirlo. Tengo un imborrable gusto a mierda en la boca, y una extraña nostalgia de saber que nada va a volver.
Perdon por todo esto, pero creo que es el mejor foro para decirlo, y va un poco en respuesta a el primer post festivalístico.
Saludos.
Che, finalmente no estaba tan loco. En algunos blogs que saben más que yo de cine (o sea, saben) y de los entretelones que hay por detrás, se corrió el rumor de que éste era el último festival. A mí también me pareció una mierda, un auto boicot, una cosa mal hecha y mal armada para nadie. Ni hablar de la "Re-Distribuidora" Christine con Aldrey Iglesias...
www.lotuyaesta.blogspot.com
me gustó lo que dijo aunque no coincide mucho con lo que pensás, corvino
saludos
hola. Yo quería comentar en la entrada de Favio pero no pude. Buen homenaje; se agradece. Entre Favio y Torre Nilsson, su maestro, hay cine argentino para revisitar.
En la frase "Carlitos se va a Buenos Aires a trabajar de artista" Favio parece hablar de si mismo,en su viaje desde Luján de Cuyo a Capital junto a su madre, autora de radioteatro, quien creía que su hijo podía ser actor.
Un solo ajuste: Soñar, soñar no fue su primer fracaso comercial. Fue su cuarto: para hacer Crónica de un niño solo hipotecó todo (inclusive María Vaner apostó guita ahí y perdió), El romance y El dependiente...también hicieron sapo de boletería. El alcance popular llegó en colores, con Juan Moreira y Nazareno.
abrazos. el gallo andrés
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