viernes, 8 de mayo de 2009

Apreciaciones sin mayor interés

¿Pedro Sarabia sigue jugando al fútbol? Cuando llegó a River hace una década ya era viejo, ahora se asemeja al Cholo Ciano. ¿Qué tiene?, ¿68 años?

Hay un programa en Canal 7 llamado “6 7 8”. Lo dan a las 20 hs. de lunes a viernes y repasa el tratamiento que los medios de comunicación le dan a las noticias. Al actuar por fuera de los grupos masmediáticos, es un programa en el cual muchos bloggers se pueden sentir identificados, que se permite decir cosas que otros no pueden o ni siquiera advierten. A pesar de cierto discursillo ingenuo circa socialismo pocket (como decirle “Alianza de derecha” a la confabulación De Narváez-Solá-Macri, no porque no lo sea, sino porque en realidad da a entender que Kirchner es de izquierda), el resultado de los envíos suele ser positivo. Por momentos parece ser el sustento ideológico del gobierno en su lucha por el Mágico Corazón Radiofónico, un TVR sin Nelson Castro ni generalizaciones peripatéticas sobre la política. Sin embargo hay espacio para la crítica oficialista, lo que los salvaguarda de cualquier invectiva. Por otro lado, la conductora se llama María Julía Oliván y me parece totalmente hermosa. Su belleza excede lo meramente estético (incluso desde esa perspectiva no se podría asegurar su belleza), es linda como sólo algunas chicas pueden serlo: desde sus modos (aunque sea frente a las cámaras), con una simpatía intrínseca a su ser y bastante inexplicable. Podrán entender esto las mujeres en general y los hombres con algún tipo de sensibilidad que exceda el rugir de un motor de un auto de Turismo Carretera.

Ayer Luis D’Elía realizó una marcha por conmemorarse el nacimiento de Evita. Ningún medio explicó tal cuestión: directamente se “informó” que la marcha era para pedirle a Kirchner lugar en las listas electorales.

¿30.000 personas de la zona céntrica de la ciudad son la mitad de Mar del Plata?

¿Alguien repara en la cantidad de comentarios bochornosos que se suceden cada vez que ciertos periodistas psicoanalizan al matrimonio presidencial en base a supuestos y hechos hipotéticos? Marcos Aguinis afirma que en Cristina “hay histeria expresada en su aspecto físico y en su ropa”. Esto es un mamarracho, vergonzoso: ¿se puede analizar a una persona que no se conoce personalmente?, ¿en base a qué lo dice?, ¿por qué se viste bien y se arregla mucho, como el 90 por ciento de las mujeres? En la nota del domingo pasado del diario Perfil Fontevecchia (imperdible sucesión de frases desatinadas) le pregunta si su disgusto personal con los Kirchner no lo llevará a perder la objetividad ya que en ¡Pobre patria mía! hay frases como la siguiente: “agresivo tonito de montonera soberbia” (¡!) a lo que Ah!guinis responde: “Ahí está el poeta que no solamente describe flores, sino también espinas”. Temeroso de hacer apología del delito, dejo a criterio del lector su conclusión sobre el contenido de tal contestación.

Macri no duda en calificar a los maestros que hacen paro de “vagos”. Lo hace sin ningún tipo de reparo, impunemente. No hay periodistas que lo salgan a confrontar ni clase media que se escandalice con tal afrenta al punto de cacerolear en su contra.

“Todo mío el otoño”, de Banda de Turistas, posee un estribillo-frase que puede hacer historia: “Yo creo que necesitás alguien que te aterrice el viaje”. Hacía mucho que no escuchaba un tema pop tan bueno. Suma a mi elogio el indescriptible prejuicio con el que escuché a la banda cool por excelencia: siempre tuve un rechazo conservador hacia la gente que se viste bien y tiene onda (tal vez porque yo no me visto bien y no tengo onda). La canción mencionada, dueña de un enloquecedor swing y una cadencia rítmica algo beat, se desdobla en un puente psicodélico al estilo “Elementales leches” y vuelve a recomenzar. El resto del disco, salvo algunos tracks de considerable invención (en especial el clima western de “Mágico Corazón Radiofónico”) hereda demasiadas contorsiones babasónicas.

Releyendo Franknestein recuerdo las impresiones que me produjo el libro la primera vez que lo leí, hace 5 años. En primer lugar, el monstruo nunca es llamado con el apellido de su trastornado creador: es la “criatura” o “el demonio”. En segundo lugar, no es torpe ni lento para caminar como se acostumbra a representarlo: es un rayo, un volante de ida y vuelta que no se cansa nunca de transitar el continente. Por otro lado, su actitud maligna (nótese que Frankie siempre termina asustando o matando a gente) se ve perfectamente justificada en los sucesos de su vida. Conclusión chota: las omisiones referenciales que a lo largo de los siglos se han hecho sobre el monstruo de Frankenstein se explican claramente desde un punto de vista ideológico. Si Frankenstein viviera, sería peronista: es el desclazado number one.

Cambiando canales me quedé unos segundos observando un programa (uno de los tantos) en que un par de mujeres maniobraban y mostraban diferentes tipos de vibradores y juguetes sexuales. Lo hacían con la certeza de que era subversivas, como si en verdad los estuviesen probando en sus conchas en vivo y en directo. Conclusión chota (o concha) II: en los medios de comunicación el avance de los derechos civiles de las mujeres se reduce a la teatralización más banal de lo “femenino”. No hay resquicio donde se cuele una idea o un concepto sobre algo. Tal teatralización (la afectación de las características más vulgares de la supuesta idiosincrasia femenina o masculina) sólo empareja a los dos sexos en la cosificación del otro.

Mientras leo La novela luminosa pienso en la posibilidad de que Mario Levrero sea el más grande escritor latinoamericano de los últimos 25 años: ¿alguien leyó algo malo de él? Todo roza la perfección. Tiene un gran sentido de la poesía. Sus observaciones poseen una densidad literaria magistral. Puede hacer reír a carcajadas y puede hacer llorar. Su punto de vista es lúcido, extraño, parece que nadie lo pensó así antes que él. Causa gran empatía en el lector. A su vez, es un escritor tradicional en la medida de que sus relatos cuentan con una inventiva argumental importante, no hay nada hecho al tuntún. Es un escritor serio, sin tiempo para boludeces. Qué grande es Mario Levrero.

Luego de negarme, debo confesar que Borges ya me está gustando como poeta en forma irrefrenable. En el que hasta ayer creía un flojo libro, Los conjurados, aparece el siguiente poema titulado “Ceniza”:

Una pieza de hotel, igual a todas.
La hora sin metáfora, la siesta
que nos disgrega y pierde. La frescura
del agua elemental en la garganta.
La niebla tenuemente luminosa
que circunda a los ciegos, noche y día.
La dirección de quien acaso ha muerto.
La dispersión del sueño y de los sueños.
Un malestar que ya se fue. Esas cosas
demasiado inconspicuas para el verso.


En este caso hasta la adjetivación recurrente e innecesaria (“agua elemental”) parece convergir a la perfección con la totalidad del poema. La enumeración es sencilla, el modo es lacónico y exento de brillos, pero así y todo prodiga una sensación de melancolía. Tal vez su riqueza esté en la ausencia de ornamentaciones, no lo sé. Me parece extraordinario.

La primera versión inglesa de Chuang Tzu apareció en 1889. Oscar Wilde la criticó en el Speaker. Alabó su mística y su nihilismo y dijo estas palabras: “Chuang Tzu, cuyo nombre debe cuidadosamente pronunciarse como no se escribe, es un autor peligrosísimo. La traducción inglesa de su libro, dos mil años después de su muerte, es notoriamente prematura”- Borges en Sur, "Three ways of thought in ancient China", Arthur Waley.

Permitidme, oh amado lector, transcribir algunos fragmentos de Jorge Luis Borges. Textos recobrados (1931-1955) que provocaron mi larga carcajada:

Sobre Oriente, de Jorge Max Rohde:

Anticuado pero no todavía enternecedor es Jorge Max Rohde. Es más bien una especie de arsenal de nociones tilingas (…) Cuando prefiere ser erudito, escribe Mahomet o sino Harun-al-Roschild (con una ele forastera el segundo, contaminada de Rachilde o de Rothschild). En la página 10, da una definición de realismo, que se pudo aplicar con precisión al nominalismo –que es la doctrina opuesta

Sobre la película King Kong:

Un mono de catorce metros (algunos entusiastas dicen que quince), es evidentemente encantador, pero tal vez no basta. No es un mono jugoso; es un reseco y polvoriento artificio de movimientos esquinados y torpes. Su única virtud –la estatura- parecen o haber impresionado mucho al fotógrafo, que se obstina en no retratarlo de abajo sino de arriba –enfoque a todas luces desacertado, que invalida y anula su elevación”.

Sobre Caracol Mariano, de Fransciso R. Villamil:

Este libro, curiosa antología del error, agota las maneras más diversas de eludir la poesía. El escritor (de algún modo hemos de llamarlo) exhuma los errores peculiares de Julio Herrera y Reissig, como si los actuales no le bastaran. Maneja con igual naturalidad la cursilería de pasado mañana y la de anteayer (…) De otros errores es espejo y norma el señor Villamil, pero no puedo transcribir todo el libro. Recomiendo su examen apasionado a los curiosos y “amateurs” del mal gusto, entre quienes me cuento. Casi descreo del placer de los buenos libros; prefiero el de los otros

“Infinita Perplejidad” (artículo de Borges sobre la auto postulación de Gálvez para el premio Nobel):

El doctor Gálvez –hombre de tan desdibujada y gaseosa personalidad que la sordera parecía agotar su definición y que los alacranes tenían que ensañarse estérilmente con una cornetita- se ha enriquecido de misterio hace poco. Parece que orientó, hacia una Academia hiperbórea, un documento de inusitada originalidad, que reclamaba el premio Nobel de literatura para su propio “colporteur” e inventor, el mismo doctor Gálvez.

Ese documento, en su lógico afán de ser colectivo, reclutó algunas firmas universitarias: ya tan desconocidas aquí que en Estocolmo las pueden ignorar hasta el punto de creer que son famosas. Además, el sensacionalismo geográfico es una de las tradiciones del premio Nobel (…)

Bástame confesar que en el temerario decurso de una vida lectora y borroneadora, he tenido ocasión de examinar los libros que se llaman “Nacha Regules”, “Historia del arrabal” (…) y que sé lo que todos saben. Ese “todos” incluye naturalmente a Gálvez, que sin dudas es el primero en reconocer el carácter no existente, pero sí prescindible y desabrido, de sus novelas. El misterio nos roza”.

Sobre la censura contra la obra teatral “Carina”:

La hombría argentina reside meramente en el ejercicio sexual y en la incesante articulación de malas palabras. La cultura argentina reside meramente en el elogio de las sanas costumbres y en vigilarse para no articular esas malas palabras”.

Bueno, que los glaciares del olvido me arrasen. Sayonara.

4 comentarios:

AB dijo...

Comentarios superficiales (otros no tengo):
"hombres con algún tipo de sensibilidad que exceda el rugir de un motor de un auto de Turismo Carretera." fantástico modo. Gracias.

"No hay resquicio donde se cuele una idea o un concepto sobre algo."
Yo a este punto ya no se si entiendo o no entiendo, pero estoy lejos de la sorpresa. La cultura mediática parece ofrecer en su mayoría productos para mujeres que a. se jactan de serlo, orgullosamente; b. no tratan más que de actividades que parecen ligadas a un prototipo femenino que parece haber diseñado el hombre, o que está anquilosado en una tradición cuyas jónicas o dóricas columnas se inscriben en... la tradición cultural occidental. No digo en círculos especializados, pero en lo masivo, ¿no hay intercambios que salgan de esa dinámica? ¿los contenidos para hombres en algún momento se recortan por ser no-femeninos? ¿No somos iguales, y si somos diferentes, porqué insistir tanto con la diferencia -y más con el contenido, por lo general superficial o manual, nunca, como decís, conceptual, que manifiesta esa diferencia-?
Saluss.

Cine Braille dijo...

Muy jugoso todo.
A la Oliván yo le declaré mi amor mandándole unos piropos que Lanata leyó en cámara en Día D (ella trabajaba con él en esa época). El problema de los que tenemos gustos clásicos en cuanto a mujeres es que casi todos ven lo mismo que nosotros y siempre alguno llegó antes.
Lo de D'Elía es cierto pero, Corvinoooo....
Agua en MDQ: buscá la lamentable tapa de Crítica del sábado y decime si no es para darles el mismo destino que al nabo de Aguinis. El domingo es el último día que leí ese diario impresentable.
Macri no puede acusar de vago a nadie, si vive de Franco...
¡Frankenstein peronista es un hallazgo! Parece un sketch de Capusotto...
Borges es como los laberintos: el problema no es entrar sino salir. La crónica del libro de Waley (y la historia china que relata) es una de las cosas más divertidas que he leído nunca. Una sola cosa: el protagonista enfrenta a un monstruo y éste se convierte en siete monstruos iguales y tremendos que lo van a hacer pelota. Entonces le dice: "multiplicarse es baladí, lo verdaderamente difícil es volver a juntarse". El monstruo se vuelve a convertir en uno y entonces lo mete en una jaula, o algo así... Y en ese libro creo que hay unt exto sobre el antisemitismo que es un deleite puro.
Salu2

Flavia Garione dijo...

Barone el canoso de “678”, es el de “diálogos” entre Borges y Sabato, fue el entrevistador y lo que sea y ahora trabaja en el 7. El programa es oficialista pero como hasta el moño, también le quiere imitar un poquitin el formato anterior a Pettinato. Y la conductora, la conductora, no empezó con Lanata de notera? Ah si si, pero debería dejar hablar un poco más a la gente que invita.

Martín Zariello dijo...

http://ilcorvino.blogspot.com/2008/05/ntese.html

Evidentemente en mayo me dan ganas de teorizar sobre el feminismo.