viernes, 1 de abril de 2011

Rubber Soul

Llega determinado punto en nuestra vida en que decidimos aceptarnos tal cual somos. No gastamos más tiempo en complicadas poses para parecer lindos en el perfil de Facebook. Dejamos de bajarnos los discos que le gustan a Pablo Schanton y empezamos a escuchar lo que verdaderamente nos conmueve. Compramos la ropa que nos hace sentir cómodos y no la que está de moda. Reconocemos ante nuestros amigos que miramos Gran Hermano e hinchamos por Solange. Y comprendemos que tal vez más que Herzog y Tarkovski, nos gusta ver películas fucking malas. Muy malas en serio. Películas que no pueden sostener su puto argumento más de tres minutos. Películas que provocan la indignación inmediata. Películas que exigen pedir la devolución del precio de la entrada. Películas que son la expresión acabada del sinsentido del mundo pero que, por alguna razón, nos gustan. Como el rock and roll a Mick Jagger: i like it, like it, yes, I do. Y cuando oímos hablar de Rubber, una película que trata sobre un neumático asesino, como el personaje de un cuento de Cortázar, pensamos seriamente que tal vez, entre ese humo y esa gente, se encuentren las puertas del cielo.


Entre paréntesis: no creo ser el único individuo en el mundo con una importante predisposición para ver películas sobre neumáticos asesinos. Incluso conozco gente que al leer esto, tendrá inocultables deseos de ver Rubber. Algo malo, extraño y sucio ocurrió en los últimos cincuenta años para que exista este tipo de sensibilidad.


Al instante de comenzar Rubber, un rubio vestido de sheriff sale del interior del baúl de un auto (que acaba de chocar un conjunto de sillas agrupadas en el medio de una calle cercana a una ruta) y explica, entre otras cosas, que no hay razón para que E.T sea de color marrón ni para que el aire que está a nuestro alrededor no se pueda ver. A continuación, el neumático toma vida y empieza a explotar objetos, animales y cabezas de seres humanos a través de sus poderes telequinéticos. A muy poca distancia del lugar en que sucede la acción aparece un grupo de espectadores que observan la película (de la que forman parte, claro). Ese grado de meta-ficción extrema hace pensar que Quentin Dupieux, además de ser un hijo de puta re canchero, puede ser algo así como la reencarnación cinematográfica de Macedonio Fernández. Durante el transcurso del film, tanto el sheriff (que lleva adelante la caza del neumático) como los espectadores, problematizan lo que ocurre: se preguntan si es realidad o ficción, aseguran no entender la trama, detienen el rodaje y proponen nuevas situaciones. Por otro lado, la película es tediosa (se pierde en extensas secuencias que siguen el itinerario del neumático por la ruta y los pastizales aledaños). Los gags y las actuaciones son malísimas. A pesar de durar una hora con dieciocho minutos se hace larga. El delirio tiene patas cortas. Hasta aquí, nada que no hubiésemos esperado, pero Rubber falla:


-En primer lugar, porque ninguna película con Roxane Mesquida puede ser mala. Roxane Mesquida es una francesa hermosa, demasiado para ser real y que además tiene la deferencia de presentarse ligera de ropas en cada película que hace.


-Y en segundo lugar, porque las películas malas lo son por una fatalidad, no porque sus respectivos directores quieren que lo sean. Si Dupieux hubiese explorado el abismo genuinamente, no habría recurrido a una explicación inicial (con aire de tesis sobre el absurdo de la vida) ni a la metaficción permanente (siempre valorada en los cráneos de la inteligentzia). Paradójicamente, este déficit ¡hace que la película sea aún más mala! Por lo tanto nos encontramos en el clásico círculo cíclico de ribetes absurdos del que es mejor escapar antes de morir.


Por último, propongo el sinceramiento de nuestros deseos, por más que quedemos en estruendoso off side. Puede que en el camino perdamos novias, amigos e imagen positiva, pero descansar tranquilos porque se dijo e hizo lo que uno siente, no se negocia, compañeros. Por favor, basta de caretearla, préstenle más atención a sus corazones.

12 comentarios:

Josue dijo...

"pero descansar tranquilos porque se dijo e hizo lo que uno siente, no se negocia, compañeros. Por favor, basta de caretearla, préstenle más atención a sus corazones. "

CLAP, CLAP, CLAP. Descomunal amigo.

Inmanente dijo...

Corvino, viste Freaks & Geeks? el pibito protagonista es igual a vos

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

NO NOMBRES A TARKOVSKI, NO LO HAGAS!!!!!!!

una película sobre..? no puede ser, tengo que leer sobre eso, adiós

Anónimo dijo...

...

Martín Zariello dijo...

Tarkovski:

http://ilcorvino.blogspot.com/2010/05/cada-vez-mas-solaris.html

G. Nombre dijo...

Entonces, ¿la peli es una suerte de "El ataque de los tomates asesinos" en clave pretenciosa?

http://www.youtube.com/watch?v=ebfLWAB8bY4

Martín Zariello dijo...

La actuación del neumático es más sólida que la de los tomates.

Anónimo dijo...

para pensar...

Hernan dijo...

dejá de dar vueltas y decí que te gusta la renga ;)

Anónimo dijo...

Hello there,

Thanks for sharing this link - but unfortunately it seems to be not working? Does anybody here at ilcorvino.blogspot.com have a mirror or another source?


Cheers,
John

cavernícola dijo...

A vos que, gracias a Levrero, vivís una especie de romance con lo uruguasho, te recomiendo fervientemente "El noctámbulo". Es una película hecha por un pibe que cobró una herencia y no tuvo mejor idea que hacerla (a la película) con esa, guita. El tipo escribió el guión, dirigió y encarnó al protagonista, con el pequeño inconveniente de que no sabía un carajo de cine. El resultado fue sublime.