Juzgamos a los libros por la
emoción que suscitan, por su belleza, no por razones de orden doctrinal o
política- Jorge Luis Borges
Recuerdo estar yendo en bondi, de Retiro a Liniers, para ver el
recital de Spinetta y las Bandas Eternas, y que, sobre la humedad y la
innumerable cantidad de pasajeros, mi amigo Matías Nicolaci sacara de su
mochila Espacios Libres. ¡Lo hizo de
la misma forma que un anticuario muestra un jarrón de una dinastía china!
Aunque la mayoría de los buenos e inteligentes escritores rioplatenses ya lo
consideraban un genio, todavía en el 2009 era muy complicado conseguir libros
de Mario Levrero. Espacios Libres nos
había roto la cabeza en una precaria versión PDF. Verlo materializado, como
dice Christine, era "too much".
Existe un género literario a mitad de camino entre el cuento largo y
la novela corta que los críticos denominan nouvelle. Los que crecimos en un
barrio sin asfalto y tenemos cierta discreción decimos "novelitas".
Todos los lectores recordamos novelitas prodigiosas. Nos hicieron felices sin
pedir nada a cambio. Las leímos en un día. A veces en una tarde o una noche de
insomnio:
-El túnel, de Sabato, que,
digan lo que digan, tiene mucho feeling.
-Crónica de una muerte anunciada,
una absoluta proeza narrativa de García Márquez.
-Desde el jardín, un best
seller genial de Jerzy Kosinski, que sale en las contratapas de sus libros con
cara de loco.
-Cuaderno del acostado, de
Jorge Asís, que está a 15 pesos en cualquier librería de saldo. Apúrense a
conseguirla porque los libros de Asís van a salir 90 pesos en cualquier
momento.
-Sobre el arte de la novela,
de Fogwill, que decididamente es más cuento que novela pero siempre viene bien
recordar.
-Risa en la oscuridad, de
Nabokov, que decididamente es más una novela que un cuento, sin dudas, nadie la
podría confundir, pero que cuando comparamos con Lolita (porque tiene una trama bastante parecida), llegamos a la
conclusión de que es una novelita, no tal vez en cantidad de páginas, pero sí
en calidad, lo que sólo se explica por la condición de obra maestra de Lolita, porque Risa en la oscuridad es una gran novela, perdón, una gran “novelita”,
y nadie podría cuestionar su calidad a no ser que estuviese completa y
absolutamente loco.
-Los cachorros, de Vargas
Llosa, novelita, ésta sí, hecha y derecha (bien derecha, diría, si no fuera
porque en ese momento Vargas Llosa era bien de izquierda), que el peruano
escribió a los 23 años, noticia perfecta para el suicidio de cualquier autor
joven.
-Bonsai, de Alejandro Zambra,
que es muy parecido a Bolaño, que incluso parece un lado B de bolaño, un
outtake, pero no lo es.
-Estrella Distante, del
mismo Bolaño, que es una extensión de la última biografía apócrifa de Literatura nazi en América, libro
hermoso, en la senda de Vidas Imaginarias
e Historia Universal de la Infamia,
otros dos y sendos libros hermosos.
-Clave para un amor, de Bioy
Casares, que es una novelita por la voluntad de los editores para calibrar el
tamaño de la letra y hacer que un cuentito que no pasaría las 20 páginas, tenga
94.
-Franny y Zooey y Levantad, carpinteros, la viga del tejado,
de Salinger, que son casi todo lo que a veces existe en la vida.
Repasando esta lista que acabo de elaborar de memoria y en forma
totalmente arbitraria (es decir, guiándome por mi gusto), me pregunto si no
serán éstos mis libros favoritos. Los libros que incluiría en una antología
personal. Los libros que le recomendaría a mi hijo. Los libros que me llevaría
a una isla desierta. Los libros que no prestaría a nadie. Los libros que puedo
abrir en una página cualquiera, al azar, y fluyen naturalmente como el amor o
los efectos de la marihuana. Las novelitas terminan y uno quisiera que
siguieran para siempre. Pero así ya no serían novelitas, claro. Y perderían,
además, el placer de lo que es efímero y perfecto. Algo que no entienden las
bandas que se vuelven a juntar ni los gobiernos que apuestan a la reelección
indefinida.
Otra cosa que se me ocurre sobre las novelitas (y es lo último que voy
a decir sobre las novelitas, puesto que no quería escribir sobre eso, pero ya
me ven) es que pareciera que el género excede a sus autores. No sé si Kosinski
habrá escrito otra genialidad de ese tipo. No sé si justifico otro libro de
Sabato. Incluso podría pensar que hasta de un escritor malo se puede esperar
una buena novelita. Y no estoy diciendo que Sabato y Kosinski sean escritores
malos. Tampoco que cualquiera puede escribir una novelita. Sin ir más lejos ni
usted ni yo podemos escribir novelitas. En caso contrario, lo haríamos: pocas
actividades superan a la de escribir una novelita. El que sí podía era Levrero.
Es más: era un maestro de ese género. Dejen
todo en mis manos, El discurso vacío
y El alma de Gardel, que fueron
reeditas en los últimos años, así lo demuestran. Ahora acaban de salir dos
novelitas en un solo volumen: Fauna y
Desplazamientos. Y quienes lo
seguimos a todos lados, como una barra brava originada en el amor y no en la
prebenda, somos indiscutiblemente felices.
Porque si hay algo muy claro de la obra de Levrero (además de su
sintaxis, que es clara como el agua) es que provoca felicidad. ¿Y de qué está
hecha esa felicidad? De las pequeñas cosas, darling. Eso también sucede en la
vida. Es uno de los pocos lugares comunes reales. La felicidad que provoca
Levrero sucede cuando el personaje que narra Fauna, tan parecido a él y a todos nosotros, le pone justamente
Fauna a una mujer porque conoce a su hermana y se llama Flora. La felicidad que
provoca Levrero sucede cuando describe el mecanismo de los flippers de modo tal
que parece un Saer Pop haciendo metafísica. La felicidad que provoca Levrero
sucede cuando adopta lugares comunes del relato policial (una carta de amenaza
con letras recortadas de diarios, un intento de atropello y un salto
providencial) y uno puede escuchar su risa a través del espacio infinito. La
felicidad que provoca Levrero sucede cuando el mismo personaje (con cierto
poderío parapsicológico) advierte algo azul que flota arriba de la cabeza de
Flora y se da cuenta que es un moño azul que ella usaba en la infancia.
Al que confunda a Levrero con realismo mágico, al que diga que Levrero
está de moda (como si eso fuese algo peyorativo per se), al que diga que bueno,
ya está con Levrero, ya se escribió mucho sobre Levrero: lo cago a tiros. He
dicho.
Desplazamientos, por su
parte, es una novela más experimental, onírica, por momentos sórdida. El relato
se detiene continuamente, ¡el relato es como un vidrio que se parte en varios
pedazos de cristal que siguen reflejando el mismo vidrio! Se narra una situación
que a la vez se bifurca en otras tantas que parten del mismo origen y terminan
en forma distinta.
Otro factor importante en la obra de Levrero es el componente erótico,
que aparece en todas sus novelas y en muchos de sus cuentos. El erotismo que maneja
Levrero es el de la vida cotidiana. Consiste en conocer a una mujer y fijarse
si tiene tetas. Esto Levrero lo cuenta a la perfección y hay que saber hacerlo.
Otros autores perciben el sexo atravesados por la moral. Creen que cualquier
cosa que aluda al sexo es ordinaria (en el sentido que le dan a ese término las
mujeres que cacerolean), entonces recargan las escenas eróticas de artificios
verbales, creyendo que a través de ese barroquismo impostado van a llegar a la
literatura. Pero no les sale. El sexo no es nada vulgar, vulgares son algunas
personas escribiendo sobre sexo. En Estados Unidos incluso existe un premio a
la peor escena de sexo del año.
No voy a contar exactamente de qué tratan Fauna y Desplazamientos
porque sospecho que en literatura es mejor andar a tientas y sorprenderse en el
camino. De los libros que más me gustaron hubiese preferido no saber nada para
disfrutarlos mejor. Pero lamentablemente a veces no podemos sustraernos a la
tentación de leer contratapas, prólogos, críticas o reseñas. En sus
conversaciones con Pablo Silva Olazábal, Levrero dice algo muy bello sobre el
vínculo del hombre con la lectura. Es una escena entrañable con la que me sentí
identificado, algo que le debe haber ocurrido a todos los que leyeron a Borges,
por ejemplo. Sirve para liquidar esta reseña y que, acto seguido, salgan
corriendo hasta la librería más próxima:
Con un texto
"literario" yo sólo me río, a veces, de admiración. Cuando no me cabe
en la mente la grandeza de lo que leo, me río a carcajadas y digo, incluso en
voz alta, "qué hijo de puta".
23 comentarios:
Y está la novelota luminosa, donde este hdp la rompe.
Está muy bien esto: 'Con un texto "literario" yo sólo me río, a veces, de admiración. Cuando no me cabe en la mente la grandeza de lo que leo, me río a carcajadas y digo, incluso en voz alta, "qué hijo de puta"'.
Me pasa con las jugadas de Maradona y ahora con Messi: sonrío y "qué hijo de puta!". Pero también depende de los escritores.. Kafka me parece un escritor de otro planeta, pero no me hace sonreír... me angustio y digo: "¡qué hijo de puta!".
Me cago de risa de admiración. Y perdón, pero te lo tengo que decir: "sos un hijo de puta".
Gracias. De nuevo.
No sabía que había salido Fauna y Desplazamientos, gracias. Ahora soy muy feliz!
Corvino, Gracias por la hijaputez!
Mr Gabi
Gracias, ustedes son los comentaristas que valen, no los otros que me critican y me insultan. No importa que sean tres ni que tal vez intelectualmente sean inferiores a los que me critican. Saludos.
Martín Troll, que tal vez seas el Alter-ego del corvino, para vos sólo vale el ceño fruncido o el comentario ácido-rebuscado?, sos de los que no pueden saludar simplemente, los que siempre tienen que añadir algo, "eeh, qué hace' puto, cara de verga, todo tranca?" nunca un "Hola, todo bien?" ...
Pero qué pasa acá, loco? Están leyendo el blog en una colonia de maricones? Cara verga.
Además quién carajo entra a un blog y dice: Hola, todo bien? Hay que estar totalmente loco. Esto es un blog, no una peluquería.
Me refería a la vida real, debes ser un troll en la vida real también, llamando la atención: nunca un "Feliz cumpleaños", siempre: " cuántos años?te pasó la vida por encima, loco!" o " Qué hacé' hijoeputa, hoy es tu cumple, garpate algo rata!"...
Bueno, si tenés que explicar es que no se entendió nada lo que dijiste. Además nunca en la puta vida saludé a alguien en un cumpleaños. Acá el troll sos vos además, yo soy el Ilcorvino. Saludos, todo bien?, cómo va?
Si tengo que explicar algo varias veces también puede ser que vos seas un poco corto, Trollazo!
Hey!!...pst, pst...me parece que es Ilcorvino en serio, eh!!
Ahh, es ilcorvino...pero si es un hijo de puta!!!!!!
Corvino, Corvino, Corvino corazón. Nosotras te bancamos la puta que lo parió. ♪ ♫
♫♫hi-jo de puta!, hi-jo de puta!, hi-jo...♫♫
Sr. Corvino, Se le informa que la A.C.E.M.(Asociación de colonias exclusivas para maricones) de Mar del plata ha radicado una denuncia por agravios discriminatorios de parte de su persona, cuando tenga un tiempito dirijase a la sucursal más proxima de la misma asociación para dirimir esta cuestión, ahorrese un tiempo y aceitese el culo de antemano.
Che Corvino, cheee Corviiiino, no te lo decimos más, si seguís con tu homofobia, que kilombo se va a armar ♫
Corvino: si andas por baires, llegate a la muestra del Flaco en la Biblioteca Nacional que está increíble. Te vas a encontrar con cosas como estás:
https://fbcdn-sphotos-h-a.akamaihd.net/hphotos-ak-prn1/564028_10151276433359439_1335542574_n.jpg
A mí la marihuana no pega fluidamente. :s
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=437561739612406&set=a.322250081143573.67677.321826314519283&type=1
a mí la muestra de Spinetta no me pareció tab buena. como muy chiquita quedó. pensé que iban a haber más manuscritos, más fotos...
igual que esté la guitarra con la que compuso Artaud ya justifica todo. además la clínica(?) de Mollo pinta muy bien.
Corvino, a esta lista de "novelitas" creo que habría q agregar "el día feliz de Charlie Feiling" de Bizzio y Guebel... no?
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