Para BC.
¿Cuál es la esquina de la música argentina en la que se unen Litto
Nebbia y Gilda, Moris y Madonna, Andrés Calamaro y Charly García, la cumbia y
la electrónica, la guitarra criolla y el sampler?
La esquina Leo García. Y si no te diste cuenta, leé mejor el título.
Si existiera la justicia, Leo García debería tocar en estadios. Pero
le toca hacerlo en Liverpool, no la ciudad beatle, sino un bar de Mar del
Plata, en una noche de sábado en la que hay un sorpresivo paro de taxis (y los
que salen se arriesgan a que los muchachos del sindicato les hagan mierda el
auto). Sin embargo, Leo García toca como si estuviera en la cancha de River. En
determinado momento se sube a un parlante y, para delirio de sus fans, empieza
a bailar, pero sin querer golpea su guitarra contra un ventilador de techo. El
ruidito seco de la guitarra contra el ventilador podría haber destruido el
pacto entre el público y el compositor, pero en un show de Leo García ese
ruidito seco se adapta al espectáculo naturalmente. Es más, ese ruidito es la
confirmación de tres cosas:
1) la solidez artística de Leo García;
2) la idea de que el estilo es la suma de los defectos;
3) la idea de que el techo es demasiado bajo para un ventilador de ese
tipo.
La música de Leo García es la combinación entre el pulso folk del
primer rock nacional con el beat de las raves noventosas. No cuesta mucho decir
que Leo García es Tanguito después de Pachá. Pero mientras Tanguito hizo dos o
tres buenas canciones y después es puro mito, Leo García es alguien que sacó
varios discos y compuso muchas canciones extraordinarias. Si me dan a elegir,
entre tú y la riqueza, me quedo contigo. Pero si me dan a elegir entre el Leo
folk y el electrónico, me quedo con el primero. Un tema como "Amor
vagabundo" activa esas perfectas resonancias sentimentales que todos
conocemos y la vida se convierte en una tarde de primavera con el cielo
despejado. La otra veta de Leo García es la de los temas bailables,
explícitamente cursis y al borde del mal gusto (un clásico del pop) como
"Reírme más". O "Mimos", que dice verdades inapelables
como: "Todo el mundo necesita lo mismo: amor, plata y dos o tres
amigos". La verdad es que Leo García no está realmente valorado porque es
contemporáneo. Tal vez también por su obsesión por ser el número uno. Presumo
que uno llega a la cima si no se lo propone.
Conozco bastantes personas que discuten a Leo García pero que
reconocen su capacidad ilimitada para realizar covers. Ayer tocó dos de Gilda, dos
de Cerati ("Lago en el cielo", "Amor amarillo"), uno de
Soda Stereo ("Fue"), "Desconfió de la vida", de Pappo y
"Canción para mi muerte", de Sui Generis. Leo García canta muy bien.
Posee un rango vocal muy alto y además le pone garra. Como debe ser, deja la
vida en lo que más le gusta.
Mientras suenan unas bases pregrabadas que mezclan "Sagrado
corazón" y "Creo que estamos bailando" (las dos de Daniel
Melero), entre las luces y el humo, Leo desaparece del escenario. De pronto lo
tenemos al lado, bailando y sacándose fotos con sus fans.
Al igual que Soda Stereo con Virus, Miranda recorrió el camino que
abrió Leo García (1). Pero mientras esos artistas se bancaron los prejuicios en
grupo, Leo García lo hizo solo con su guitarra. Diez años atrás, Pergolini
dedicaba buena parte de ¿Cuál es?, su
histórico programa en la Rock And Pop, a reírse de "Morrisey" en
particular y de Leo García en general. Un día Leo García apareció en el estudio
de la radio imprevistamente. Y cantó una versión punkie de "Escúchame
entre el ruido", aquel hermoso tema de Moris que dice "El hombre
tiene miedo de su sexo también/ Y niega a la mujer que lleva dentro de
él". Probablemente ahí empezó el kirchnerismo. Pergolini y De la Puente,
que hasta ese momento para mí eran algo así como próceres de la contracultura,
se convirtieron en dos nabos absolutos. No pudieron articular palabra. Percibí
el temor que sentían por ese "puto" que les había dado una lección
impecable adelante de su multitudinaria audiencia. Los que recordamos ese
programa, sabemos quién es Leo García.
(1): Daniel Melero nunca se abrió camino y ése es su mayor éxito.