martes, 2 de diciembre de 2014

Aléjese usted tanto de sí mismo como de mí


Quienes ven a menudo películas de terror habrán notado que todas las que tratan sobre una casa embrujada o maldita en realidad no son películas de terror, sino películas sobre la convivencia. De una pareja, de un matrimonio, de una familia.

Woody Allen seguramente diría que el terror y la convivencia son la misma cosa.

Incluso a veces los protagonistas se mudan y después de un periodo de aparente calma, vuelven a suceder hechos sobrenaturales. Ni siquiera así los protagonistas se dan cuenta que el problema es de ellos.

Algo así sucede con Borges, el fabuloso mamotreto de Bioy Casares que supuestamente es sobre el autor de Otras inquisiciones pero que en realidad es sobre Manuel Peyrou. Las apariciones de Peyrou son las que terminan definiendo el carácter necesario del libro.

Nadie necesita que se recuerde a Borges. Borges es como el cielo o el mar, siempre está ahí. Sin embargo, para nosotros, Peyrou está ahí porque Bioy Casares escribió Borges.

Peyrou era un escritor de cuentos y novelas policiales. Aparentemente nadie vivo lo leyó. Yo no conozco a nadie que lo haya leído, pero tampoco es que conozco tantas personas así que tal vez este país, América Latina y por qué no el mundo esté lleno de lectores de Peyrou.

Varias veces quise leer a Peyrou pero nunca encontré sus libros. Bueno, dos o tres veces. Bueno, una vez. Bueno: recién se me ocurrió que quiero leer a Peyrou. Tal vez Peyrou sea uno de esos autores que son mejores sin leerlos, pero seguramente es mejor que Eduardo Mallea, del que encuentro libros en todos lados.

Todas las apariciones de Peyrou en Borges son inolvidables. Uno sigue leyendo Borges para que aparezca Peyrou de la misma manera que mira Seinfeld para que entre Kramer por la puerta y haga alguna pirueta graciosa.

Según cuenta Bioy Peyrou era extremadamente reservado. Es famosa la secuencia en la que Bioy y Borges se enteran de que se acaba de casar por la madre de Borges. En otro momento Borges viaja a la facultad de una provincia a dar una charla y cuando llega se da cuenta que el rector es Peyrou. El tipo no contaba nada aunque a veces me pregunto si no sería que Bioy y Borges no le prestaban atención. Le tenían afecto, pero no se tomaban muy en serio sus opiniones (literarias, políticas) y cuando se iban lo gastaban como más o menos hacían con todas las personas que conocían.

Según recuerdo Borges sólo habla bien de Cabrera Infante y John Dos Passos (Bioy no puede entender cómo Borges habla bien de alguien).  

Una de las escenas que más gracia me causó leyendo un libro (al punto de que a veces lo vuelvo a leer y largo carcajadas) es cuando Donald Yates, que se iba a México, le preguntó a Peyrou cuál era su mensaje para los jóvenes poetas mexicanos y Peyrou respondió “Dígales que se vayan a la puta que los parió”.

Más allá de la respuesta, me causa gracia que Donald Yates (traductor de Borges) le pidiera justamente a Peyrou un mensaje para los jóvenes poetas mexicanos. 

El otro día leí un libro que se llama Encuentros con Samuel Beckett. Lo escribió Charles Juliet y trata, por si hace falta aclararlo, sobre cuatro encuentros que, a lo largo de los años, tuvo Juliet con Becket. 

Es un libro muy lindo, muy pequeño (de tamaño y de extensión) y se lee de un tirón. Una respuesta de Beckett me hizo acordar a la de Peyrou.

En realidad no tiene mucho que ver. En realidad no tiene nada que ver, pero desde que lo leí pensé que me encantaría cerrar un texto con esa frase.  

En los encuentros Beckett, como si fuera uno de sus personajes, está callado y dice cosas por la mitad. Hablan casi siempre de un amigo que tienen en común al que Beckett dejó de ver hace muchos años. A veces se retira sin avisarle. En resumen, daría la impresión de que a Beckett los encuentros con Juliet le rompen mucho las pelotas.

Un día Juliet le mandó treinta poemas para que Becket le dijera qué le parecían. La respuesta que obtuvo fue tremendamente beckettiana:

“Aléjese usted tanto de sí mismo como de mí”. 

12 comentarios:

Emiliano dijo...

Muy bueno Corvino que volvimos a la literatura y espero que pronto vuelvas a la música ( y con ello a Charly).
El fútbol y el chavo nos cansaron un poco.

Me gustaría que opines sobre "la quinta columna" esa frase que Charly ha dicho varias veces.

Anónimo dijo...

Hola Emiliano: Tu comentario me ha resultado muy inspirador y es en honor a esa inspiración que quisiera que Corvino escriba una receta de tiramisú pero con ingredientes mas económicos, para deleite de los pobres de los países del tercer, y porque no, del cuarto mundo.
Muchas gracias desde ya
Williams of the sea brother

Emiliano dijo...

Gracias Williams of the sea brother, inspirar a la gente es algo que me hace feliz y un gran don que alguien divino me otorgó.

Bendecido seas Williams.

Pd: espero la receta de Tiramisú con ansias, aunque soy diabético.

made atom dijo...

Me llamo Damián y digo que se vayan a la puta que los parió. Me gusta mucho el tiramisú.

Emilia Gutiérrez dijo...

JA!!!! Genial el comentario anterior. Zariello, compré tu libro (en realidad quería hablar de otra cosa, éste es el título del libro y también una declaración de principios). Está muy bueno y eso que todavía no leí a Levrero. Saludos. Yo.

María Font dijo...

Levrero es un cra. Lean a Daniel Mella, Derretimiento, precisamente. No sé, se me ocurrió porque también es uruguayo.
Yo pido receta de Lemon pie para diabéticos.

Anónimo dijo...

Gracias Damian por clavar en el ángulo el centro que le tiré a Emiliano y que displicentemente dejó boyando en el área. Como esperaba ese "andate a la puta que te parió"...
Williams of the sea brother

Anónimo dijo...

Busquen "Varidio" de Peyrou.

Una adecuada ilustración del estado argentino a estos tiempos heroicos.

Chofer Fantasma

keki dijo...

Que bueno que exista ILCORVINO!!! Que estes acá.

Gaia dijo...

Deja de escribir cada.

Oración como si.

Fuera un párrafo

Cine Braille dijo...

Mi frase preferida de Peyrou es "estas albóndigas son totalitarias". Capusottiano.
En las discusiones de política está a la derecha de Borges y Bioy, demostrando que eso es posible. Deben ser los únicos tres civiles que apoyaron a los militares denominados colorados en las sublevaciones de 1962-63.
Saludos

Anónimo dijo...

me gustooo mucho.
vlt.