El amargo 0-1 ante Cruzeiro actualiza el estado futbolístico de River después
del fiasco de la trilogía. La verdad es que River es un equipo en transición
desde fines del año pasado (cuando ganó la Sudamericana ya lo era). Pero si
hasta hace poco todavía hacía muchos goles y generaba circuitos de juego
(esporádicos pero existentes al fin) ahora llegar al arco contrario constituye
una proeza.
Después de la goleada aplastante contra Banfield (un espejismo a esta
altura) River jugó seis partidos de los que perdió tres, empató dos (uno por la
mitad) y ganó uno. La sequedad ofensiva es tan alarmante que en esos seis
partidos pudo marcar sólo un gol y de penal. Ante la ausencia de juego River se
acostumbró a imponerse a la fuerza, con iguales cuotas de fortaleza de espíritu
y brusquedad. La forma incómoda en que se definió la serie ante Boca parece
haber vaciado al equipo incluso de esa energía alternativa que le permitió
sobreponerse a situaciones similares. No hubo envión anímico ni revitalización
de algún tipo después del fallo de la Conmebol. La eliminación “de escritorio”
sufrida por Boca supone un atisbo de justicia poética luego de su polémico
ingreso a la Copa; podríamos suponer que el pase a cuartos de River, por las
mismas vías, hoy parece condenarlo de antemano. No sólo el equipo se mostró
apagado sino también el hincha, como se encargó de remarcar Niembro durante
toda la transmisión, casi con el detallismo con que James Ballard
describía accidentes de coches en Crash.
River eliminó a Boca en la cancha, pero lo hizo consciente de sus limitaciones,
concentrándose más en neutralizar al rival que en proponer juego.
Desde el principio Cruzeiro ubicó a sus centrales muy cerca de la
mitad de la cancha y dificultó la salida de River encarnando así una nueva
venganza del pressing. Desde su formación el equipo de Gallardo se asumió como
un equipo vertical sin pretensiones de poseer el balón: Mora y Teo arriba y
Vangioni y Mamanna (de excelente partido pese a la falla en el gol) sumándose a
los avances de Sánchez y Martínez. Para que ese planteo funcione debe haber una
efectividad y una resolución en velocidad que River está cada vez más lejos de
tener. Por algo se pasó la primera fase de milagro y contra Boca fue de
punto. Antes Sánchez otorgaba despliegue y gol. Ahora se dedica a embarullar
las jugadas, atascado en una posición intermedia que no le sirve ni a él ni al
equipo. Rojas, el corazón secreto del mediocampo, el eslabón perdido entre la sobriedad
de Ramón y la explosión de Gallardo, está en el banco pronto a tomarse el palo
al Santos de Brasil. Es cierto que River tuvo algunas chances de gol pero más
bien de atropellada, sin ninguna clase de claridad.
Si el primer tiempo aunque sea contó con algunos destellos que, con mucho
optimismo, permitían la esperanza, el segundo fue la confirmación de los peores
presagios. El partido se empantanó y la posibilidad de un gol a favor se fue
alejando cada vez más. De hecho lo más parecido a un gol fue una pelota que
Vangioni sacó en la línea.
Gallardo reaccionó e hizo algunos cambios que no cambiaron el panorama
en absoluto. El reemplazo de Pisculichi por Martínez, sin querer queriendo,
dice mucho de lo que es hoy River. Martínez le había ganado el puesto a
Pisculichi porque su desparpajo le otorgaba un poco de aquella “frescura”
perdida al equipo; pero desde que es titular sus actuaciones fueron involucionando tanto que
ahora da la impresión de que Pisculichi debe volver a ser titular aunque
todavía no recuperó ni el diez por ciento de su nivel. Cavenaghi (por Mora) y
Mayada (por Ponzio) tampoco dieron vuelta la tortilla. Cruzeiro, que parece
estar a años luz de los equipos brasileros que habitualmente nos aterrorizaban,
aprovechó el cuelgue de River y hasta pudo ganar por dos goles.
La vuelta en Brasil se percibe complicada. Un pase a semifinales, a
jugarse a fines de julio, pertenecería a otra dimensión. Ganar por dos goles
para un equipo con semejante imposibilidad ofensiva sería una hazaña. O sea: es
un partido que arrancamos a jugar desde la perspectiva de Los Pumas. Y Los
Pumas casi siempre pierden. Debe existir un progreso muy marcado para que eso
ocurra. Mientras tanto, las secuelas de la trilogía inconclusa sólo estimularon
el fanatismo bobo de las dos parcialidades. ¿Será el básquet tan apasionante
como dicen?
5 comentarios:
La verdad es que se les ve muy poco "poder de fuego"... Así da más bronca haber perdido con ustedes (más allá del bochorno del gas pimienta).
Mirá, yo vi Cruzeiro-Buracán, 0-0, y si Buracán apuraba un poquito lo ganaba.
Me sorprendió el pobre nivel de Cruzeiro (okey, lo vi solo un partido), y más me sorprende que haya pasado de fase.
El básquet fue apasionante, hasta que lo alcanzó la misma tara ideológica que tocó al fútbol en este tiempo.
En el fóbal no hubo descensos y subieron 10 equipos. En el básquet también se suprimieron los descensos.
Ascensos para todos, felicidad para todos.
Emparejando para abajo, como es el sino de este tiempo.
Y se hizo nomás la luz.
Y ocurrió en el día de la resurrección de boquita ante el imponente Huracán Las Heras, con un emocionante festejo de Sparrow & Chávez, con sacada de camiseta incluida.
Dos hazañas futbolísticas en un mismo día. De mi parte, mis sinceras felicitaciones a nuestros primos por su altamente merecido triunfo ante la escuadra más importante que ha dado el Departamento de Las Heras, Mendoza.
Y con respecto a River, evidentemente el efecto pimienta fue mucho más grave de lo pensado. Este Cruzeiro es una sombra de aquellos que tantas veces nos vacunaron.
Tenía razón el muñeco. En el Monumental no estuvimos. Y, ojo, Ponzio es más de medio equipo. Los únicos momentos en que la pasamos mal fue después de su salida.
Espero el post correspondiente. Nos quedan dos meses para festejar.
Cuando leí tu post sobre el partido de ida dije 'opino lo mismo que vos'. Por suerte ambos nos equivocamos jeje.
Me parece que ayer pasaron dos cosas. Por un lado el Cruzeiro no estuvo a la altura, y por el otro, a las figuras de River se le alinearon los planetas y tuvieron un desempeño sobresaliente. Ojo que esto también es un problema y habla de la irregularidad de estos jugadores (Teo, Mora, Sánchez, Ponzio me parecen geniales pero lamentablamente no tienen una performance estable).
Saludos Corveta.
Hincha del resultado. como te quedo la cola con la vuelta, pedazo de termo. El mas grande lejos.
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