Antes que Lady Gaga, diecinueve años antes para ser exactos,
Bob Dylan ganó un Oscar por la canción original de una película llamada Wonder Boys (2000), "Things have changed". Y también tocó en vivo en la ceremonia, pero sin Bradley Cooper y sin estar ahí. (A Jorge Drexler le dio el Oscar Prince. Y su canción fue interpretada por Antonio Banderas, aunque él, en los agradecimientos, cantó un poco a capela).
Wonder Boys parece muy deudora del drama
epifánico estilo Belleza americana,
que había ganado el Oscar un año atrás. Tal vez ahora no se recuerde tanto,
pero en su momento Belleza americana
sentó las bases de un tipo de película comercial con pretensiones artísticas (el objetivo era filtrar el universo de Cheever al cine).
Tanto es así que generó un personaje arquetípico, el del joven apático,
perverso y cautivador. ¿Qué es lo que pasa con los jóvenes después de la caída
del Muro de Berlín, de Nirvana, del prozac y MTV? Estos personajes son la respuesta según Hollywood.
Si en Belleza americana
es un consumidor de marihuana que filma cortometrajes de nuevo cine argentino, en
Wonder Boys es un escritor precoz (James Leer, así en
castellano, interpretado por Tobey Maguire, el de Spiderman) que asiste a las clases de escritura creativa de Grady
Tripp (un Michael Douglas que poco a poco se convierte en el Beto Alonso). Grady
es otro estereotipo del cine y la literatura yanqui: el escritor bloqueado, que
tuvo un éxito hace varios años y ahora se encuentra inmiscuido en la escritura
de una novela total que ya tiene 2611 páginas y no va ni para atrás ni para
adelante. Su novela exitosa se llama “La hija del incendiario”. No se dice si
también están involucradas las hijas del fletero y la lagrima. Wonder Boys, a su vez, está basada en
una novela de Michael Chabon. Todo
esto parece demasiado noventoso para ser cierto pero lo es.
“Things have changed” no es el único tema que suena de Dylan.
También está “Not dark yet”. (Por momentos la película parece una excusa para
que se escuchen esos temas).
Otro personaje es el editor de Grady, Terry, que
por supuesto es interpretado por Robert Downey Jr. A su vez la película
empieza cuando Grady es abandonado por su esposa. Pero igual Grady está
enamorado de la rectora de la universidad, Sara. ¿Quién hace de Sara? Frances McDormand.
Katie Holmes es Hanna, una Lolita que también asiste al taller de Grady, que
además de eso vive en una pieza de su casa (en The Squid and the Whale, una mejor película pero del 2005, pasa lo
mismo, incluyendo el divorcio reciente, la novela exitosa, el bloqueo).
La película registra la épica del escritor contemporáneo
yanqui, con David Foster Wallace como Jesucristo. Esos grandes problemas de los escritores norteamericanos: volverse demasiado multimillonarios, no saber qué hacer con tanta inteligencia. Uno se pregunta hasta qué punto alguien se puede sentir interpelado con ese pequeño
conflicto pequeño burgués. Da la sensación de que las películas sobre
escritores se hacen para los escritores. Y que a los escritores no les gustan un carajo las películas sobre escritores.
Al final de la película Grady pierde las 2611 páginas de su
novela y se lo muestra dándole los toques finales a un texto autobiográfico en
primera persona. El mundo ya no soporta las ideas de Morelli, se venían los
blogs.
Wonder Boys fue un
fracaso absoluto, es bastante forzada, cursi y al final puritana, pero de no existir no le hubieran dado el Oscar a Bob Dylan, cuya actuación, vía
satélite desde Sydney, tal vez sea mejor que la película y mejor que la idea de dar premios a películas. Al no estar ahí, Dylan es aura pura. En principio genera
un poco de morbo ver las reacciones de los actores ante su presencia. Se
los nota incómodos pero risueños, a la expectativa. Nadie sabe lo que va a
pasar en serio. El tema alude en forma irónica a “The Times They Are a-Changin'”, Dylan hace
caras raras y escupe las palabras como si realmente pensara todo lo que dice la
letra. La cámara alcanza a mostrar
cuando Ed Harris entiende todo en un momento.
“Al componer una canción, uno expresa una visión del mundo,
aunque a veces hay pocas probabilidades de que esa visión sea acertada. Y otras
veces uno dice cosas que nada tienen que ver con la verdad de lo que se quiere
expresar, o dice cosas que todos saben que son verdad. Por otro lado, al mismo
tiempo uno piensa que la única verdad sobre la tierra es que no hay ninguna.
Todo lo que uno dice, lo dice al voleo. Nunca hay tiempo para reflexionar. Uno
echa un remiendo, plancha, hace las maletas y se larga a toda prisa” dice en Crónicas.
13 comentarios:
Qué estilo Danny Devito!
Qué tema bárbaro. La letra es de lo mejor de Dylan, que es mucho decir.
De hecho, dice "estoy en la ciudad equivocada, debería estar en Hollywood", aunque no canta esa parte acá (omite dos estrofas enteras, tal vez por razones de tiempo). ¡Vio el futuro al escribir la letra, o se fue a Australia sólo para hacer verdad esa parte y no cantarla!
Saludos
"All the truth in the world adds up to one big lie", algo así como "toda la verdad del mundo hace una gran mentira".
y varios años antes de Dylan Elliott Smith generó más incomodidad y extrañeza tocando Miss Misery en vivo con un traje blanco y perdiendo con Celine Dion ante la estupefacción de Madonna
por ahí si escucharas a Elliott Smith (es decir, si escucharas música y no lugares comunes de pibe blanco intelectualoide pero básico. nada más básico y blanco-burgués que adorar a Dylan) dejarías de idealizar cualquier pelotudez que hacen tipos como Dylan o García...
Elliott Smith venció a Tiny Rick.
Elliott Smith vence a cualquiera. Elliott Smith es los 4 Beatles juntos en una persona
es muy gracioso ir a sus videos en YouTube y leer a cada rato "llegué acá por tiny Rick". la gente que le da un poco de esperanza al mundo es la que escucha una canción en un dibujo animado y la busca, con curiosidad, con pasión
Nunca escuché nada de dylan y nunca me gustó, además. Cada vez se parece más a calamaro, y menos mal que no a León Gieco.
A mí me gusta Zitarrosa.
Claro, porque a Elliott Smith lo escucha el proletariado. Las pelotudeces que hay que leer.
la lectura descerebrada que hacés, anónimo...
no tiene que ver con el proletariado, sino con la construcción blanca burguesa del ídolo que hace que se elogie cualquier pelotudez que haga cualquiera de estos dioses sobre la tierra. Dylan aparece en los Oscars, "ah, es un genio. mirá cómo incomoda a todxs. wow. genio! ídolo!". fuck that shit. Elliott Smith entra porque tocó antes que Dylan en los Oscars y su participación fue más creep, incómoda, perturbadora, o lo que quieras poner, que la de Dylan, pero no entra en la categoría dios mainstream de la música. no forma parte del relato. entrás a Spotify y tiene menos oyentes que Charly García, siendo uno yanqui y el otro argentino. tiene como 6 millones de oyentes menos que Dylan. muchos menos adoradores creadores de mitos vacíos. toda esa construcción horrible del ídolo genial que publicaciones como ésta apuntala es una cagada. se "escucha" por el mito y no por la música en sí. se construye verdades. espero que no seas el mismo anónimo que elogia la música compleja de García en el otro post, porque si no tendríamos que hablar seriamente de por qué Dylan tiene la adoración que tiene haciendo toda su carrera con 4 acordes, ninguna modulación, ningún contrapunto ni nada de esos fuegos artificiales que sí parece tener García... o sea, musicalmente está más cerca del Duki que de García. no sé cómo entra eso en la escala de belleza del anónimo del otro post que no sabemos si sos vos también...
y por los horarios de los comentarios es casi seguro que sos el mismo anónimos con dificultades de argumentación...
Bieeen Anonimo 15:43
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