Apuntes para una rebolución re bárbara

Me dieron un gorro de telgopor/ Que cubre a mi cabeza del calor/ Y tenía pegado el escudo de un insecticida- "Bailando en la Sociedad Rural", Alfredo Casero.

Ayer, mientras escuchaba el repiqueteo de aluminios lujosos de Colón y Corrientes, pensé seriamente en meter mi cabeza en el inodoro cuando me di cuenta de que coincidía con unas declaraciones de Samid.

Indudablemente hay que desconfiar de cualquier aglomeración de personas que se junta con banderas argentinas a cantar el himno.

Algo es claro para cualquiera que intente ser objetivo: este exagerado cacerolazo a Christine fue tan injusto como la retención a los pequeños productores –los muy pequeños e ínfimos, no los clásicos conservadores que desde tiempos inmemoriales aplauden carrozas de dictadores-.

Muy patética, como siempre, Elisa Carrió intentado apropiarse de la manifestación de los hombres con pantalones caqui y los muchachos con remera de rugby. Lo lograste Lilita: ¡Impulsaste una Rebolución!

No sé si soy el único que lo piensa o si estoy loco o si esto me hace un fan de Christine, pero el discurso de ayer fue el único que escuché de su boca que no me pareció actuado ni afectado, sino más bien verdadero con una pizca de horno para calentar los campos.

¿Los rebolucionarios de ayer no reflexionan un segundo que mientras se enarbola la bandera del paro los Sufridos hombres de campo siguen exportando a troche y moche por millones, qué si las retenciones no aumentan los precios se van al carajo? No, no reflexionan.

Los medios (TN, Pergolini en Telefé), indignados porque Christine habló de camionetas 4x4 y ellos también tienen 4x4, afirmaron que la gente de clase media-alta argentina también es el pueblo: por supuesto, ¿quién lo duda? Son el pueblo argentino, esos tipos que apoyan la dictadura militar, llenan la Plaza de Galtieri, votan a Menem, salen a cacerolear cuando les tocan el bolsillo, van a las Marchas de Blumberg y, finalmente, en un sinsentido extraordinario, cantan, a coro: “No se toca/ El campo no se toca”. ¿Y por qué no cantan una canción de amor a la suba de precios? ¿Ustedes no serán los mismos que salieron a protestar porque el kilo de tomate estaba a 15 pesos? Claro, durante 50 años en este país se tocó todo: la educación, la justicia, los derechos humanos, la salud, pero cuando te tocan el puto campo (o lo que vos pensás que es el campo) saltás a cantar con tu chomba Lacoste. Como diría Alfredo Casero, murmurando en el final de su histórica canción: "Metete la Sociedad Rural en el culo". Si ellos son la Patria/ Yo soy extranjero.

El rebolucionario K, D’Elia, salido de un cuento de Osvaldo Lamborghini, declaraba a un medio que había ido a tomar la Plaza porque ésta es, como cantó León Gieco, de las Madres, de los Hijos, de los 30.000 desaparecidos. Seguramente D’Elia no sabe que las manifestaciones más concurridas de los últimos años fueron justamente aquellas que tuvieron a la derecha más retrógrada como protagonista: las marchas de la Inseguridad de Blumberg. La Izquierda se deberá preguntar algún día por qué tipos siniestros que ruegan por mano dura logran convocar más gente que ellos, que, supuestamente piden trabajo, salud y educación. Tal vez la Izquierda también esté compuesta de tipos siniestros, como el mismo D’Elia, que confundió el día de ayer con la Libertadora de 1955, explicitando lo que los dos bandos –campo/gobierno- creían que estaban haciendo: historia. Y seguramente entran, porque la Historia Argentina está hecha de estupideces enormes como las de ayer.

Los muchachos peronistas tienen un problema: creen que todos los que están en desacuerdo con Christine son gorilas. Sin embargo, ayer, en medio de quienes gritaban a cámara que la mujer del Pingüino abandone la presidencia (¿no será mucho?, además de no-pensantes, golpistas) un pibe paseaba un retrato de Evita. Es obvio que gran parte de esta gente es la misma que salió el 20 de diciembre a reclamar por sus ahorros y a pedir que se vayan todos. De esta forma, la teoría del gorilismo queda suprimida, a no ser que también los gorilas se dediquen a voltear gobiernos radicales. No son ni peronistas ni radicales ni gorilas, amigos: son boludos, son argentinos, son los que se emocionan con el Mundial de Rugby, los que aman a Ginobilli aunque se sospecha que roba tierras a los mapuches, los que creen que los choques empezaron hace un mes, es decir, cuando los canales de televisión se encargaron, cual cazadores, de reflejar cualquier accidente de tránsito, los que votan a De la Rúa y después lo echan por boludo, ¡eximiéndose de la propia boludez de haber votado a un boludo! Cuando toda esta gente piense se va a escuchar un ruido muy grande en el país: el de sus cabezas chocando contra la pared.

Que sea la última vez que estoy a punto de coincidir con Christine. Propongo, para olvidar la grandiosa revolución boluda de ayer, un suicidio colectivo: los que participaron de ella tienen que morir y los que la vimos indignados, sin hacer nada, también. De esta forma, todo el pueblo argentino quedará, en efecto, sin vida. Es un chiste… ¿es un chiste?

PD: Debo dejar de terminar posts preguntándome si es un chiste. Es un chiste… ¿es un chiste? Ya se convirtió en un vicio. En realidad es un vicio… ¿es un vicio?